AVISO: no es poesía
El pie izquierdo obrero
El derecho elegante como amante tísica
La oscuridad sin fondo
¡Bailad, bailad niños!
La pasarela de los ejercicios ( circa 1962-1970)
marcadas las huellas del pie izquierdo en verde
y en blanco las del derecho sobre un fondo negro.
¡Bailad, bailad niños!
El patio de la escuela
los suspensos en el cuaderno de notas
el miedo a los viernes
¡Bailad, bailad niños!
La soledad no era eso
una tarde frente a un libro
el reposo o la escayola
¡Bailad, bailad niños!
Cuánto me habéis dado piernas
asimétricas
¡os amo como a la torpeza del primer amar!
¡Bailad, bailad niños!
Mis musas
mis buscadoras de ideas
mis remos para el Otro Mundo
¡Bailad, bailad niños!
Piernas y pies míos
¡cuánto nos hemos caído!
Y seguimos vivos
¡Bailad, bailad niños!
El derecho elegante como amante tísica
La oscuridad sin fondo
¡Bailad, bailad niños!
La pasarela de los ejercicios ( circa 1962-1970)
marcadas las huellas del pie izquierdo en verde
y en blanco las del derecho sobre un fondo negro.
¡Bailad, bailad niños!
El patio de la escuela
los suspensos en el cuaderno de notas
el miedo a los viernes
¡Bailad, bailad niños!
La soledad no era eso
una tarde frente a un libro
el reposo o la escayola
¡Bailad, bailad niños!
Cuánto me habéis dado piernas
asimétricas
¡os amo como a la torpeza del primer amar!
¡Bailad, bailad niños!
Mis musas
mis buscadoras de ideas
mis remos para el Otro Mundo
¡Bailad, bailad niños!
Piernas y pies míos
¡cuánto nos hemos caído!
Y seguimos vivos
¡Bailad, bailad niños!
Escucho en la radio que se ha erigido un monumento en el Parque Juan Carlos I de la ciudad de Madrid en homenaje a los muertos en el Vuelo JK5022 que ocurrió en agosto de 2008 en el aeropuerto de Barajas. Al acto ha asistido el alcalde de la ciudad Alberto Ruiz Gallardón.
¿Por qué se erige un monumento a unos muertos en un accidente de aviación? ¿Por qué asiste una autoridad política al hecho? ¿Por qué en un parque público? ¿Nos hemos vuelto locos?
¿Qué se homenajea? ¿La mala suerte de 151 personas? ¿La falibilidad de la técnica? ¿Por qué no se erige un monumento a los muertos en accidente de tráfico? ¿Y otro a los que mueren cuando se le cae el alero de un tejado al pasar por una calle poco transitada en un día ventoso?
En el discurso se dice que es para que no se olvide la tragedia. ¿Y por qué no voy a olvidar la tragedia? Entiendo que no la olviden -aunque tampoco lo entienda mucho- los deudos de los muertos pero un señor que pasea por el parque por la mañana ¿por qué no puede olvidarse de lo que ocurrió en un accidente?
O quizá los motivos sean otros. ¿Atraerá votos al señor Gallardón la escultura? Más claramente: hoy se homanajea hasta al gato siempre y cuando se obtenga un rédito político.
Monumentos espúreos, diría. Monumentos que no tienen sentido ninguno (si es que algún sentido tienen los monumentos a parte del legítimo derecho de los escultores a vivir de su trabajo). Porque, ya puestos, tan sólo tendría sentido levantar un monumento cuando un hecho cuya trascendencia social es decisiva, se preserva del olvido mediante la memoria monolítica de la piedra. ¿Qué trascendencia tiene un accidente? Si el propio término habla por sí solo de su fatum. ¿Desde cuándo se monumentaliza lo inexorable?
Ya digo, perplejo me tiene porque además, en el fondo, subyace -en mí- una suerte de parangón con otros monumentos que sí tienen sentido desde la perspectiva descrita un poco más arriba, como por ejemplo el monumento a los muertos en el atentado del 11-M. Porque aquéllos no murieron en un accidente, murieron en un acto de guerra y la guerra, ya se sabe, nunca es accidental. No deberían compararse muertes pero puestos a ello, desde luego que algunas sí merecen ser recordadas y otras, la mayoría, sencillamente y por el bien de todos, han de ser olvidadas.
¿Por qué se erige un monumento a unos muertos en un accidente de aviación? ¿Por qué asiste una autoridad política al hecho? ¿Por qué en un parque público? ¿Nos hemos vuelto locos?
¿Qué se homenajea? ¿La mala suerte de 151 personas? ¿La falibilidad de la técnica? ¿Por qué no se erige un monumento a los muertos en accidente de tráfico? ¿Y otro a los que mueren cuando se le cae el alero de un tejado al pasar por una calle poco transitada en un día ventoso?
En el discurso se dice que es para que no se olvide la tragedia. ¿Y por qué no voy a olvidar la tragedia? Entiendo que no la olviden -aunque tampoco lo entienda mucho- los deudos de los muertos pero un señor que pasea por el parque por la mañana ¿por qué no puede olvidarse de lo que ocurrió en un accidente?
O quizá los motivos sean otros. ¿Atraerá votos al señor Gallardón la escultura? Más claramente: hoy se homanajea hasta al gato siempre y cuando se obtenga un rédito político.
Monumentos espúreos, diría. Monumentos que no tienen sentido ninguno (si es que algún sentido tienen los monumentos a parte del legítimo derecho de los escultores a vivir de su trabajo). Porque, ya puestos, tan sólo tendría sentido levantar un monumento cuando un hecho cuya trascendencia social es decisiva, se preserva del olvido mediante la memoria monolítica de la piedra. ¿Qué trascendencia tiene un accidente? Si el propio término habla por sí solo de su fatum. ¿Desde cuándo se monumentaliza lo inexorable?
Ya digo, perplejo me tiene porque además, en el fondo, subyace -en mí- una suerte de parangón con otros monumentos que sí tienen sentido desde la perspectiva descrita un poco más arriba, como por ejemplo el monumento a los muertos en el atentado del 11-M. Porque aquéllos no murieron en un accidente, murieron en un acto de guerra y la guerra, ya se sabe, nunca es accidental. No deberían compararse muertes pero puestos a ello, desde luego que algunas sí merecen ser recordadas y otras, la mayoría, sencillamente y por el bien de todos, han de ser olvidadas.
Detalle de la fuente de la Place Igor Stravinsky en Paris
¿Cuando el agujero negro se come la estrella, digiere fuego?
¿Besaste la orilla del mundo?
¿Ves lo que es?
Ese susurro, esa lenta caricia, ese desdoblarse en espuma, ¿muestra la huella y la arena?
¿Los monosílabos se dividen?
¿Volveremos a pensar el Mundo?
¿La caída libre se sumergió en el estanque y nos devolvió un geiser?
¿Cogerás mis manos?
¿Vino desde tan lejos el aroma que apenas entendimos su significado?
¿Mesa es mesa?
¿Pendientes de los pendientes derivamos por las pendientes?
¿Por qué reconstruiste la ceniza?
¿Cumpleaños?
¿Porque los senos tienden a la esfera, la felicidad se tiende redonda?
¿Fue?
¿...?
Eran los altos días mayo. Nadaba en el aire la resurrección de los muertos. Los aromas podridos de un mar sin placton parecían evaporarse en la amalgama de gentes y lonas y mensajes. Era un miedo que huía. Era una ilusión de millones. Era la espada sin filo que se alza. Sobre los relojes y los campanarios; ante los hombres armados; frente a los furgones enrejados; sin atender a la indiferencia, se fueron afianzando en las plazas.
Los voceros, empeñados en sus rotativas, ciegos de espanto, avaros de sus avaricias, insensatos y oscuros, llenos de pústulas dialécticas -no quiso ni pronunciar un sólo nombre de infame-, riendo la valentia de muchos, sordos ante el murmullo pacífico -semejante en todo al vuelo de las abejas alrededor de los pétalos de las flores; legendarias en su quehacer práctico- de millones de voces, fluctuando entre una mirada paternalista y un discurso de burgués idiotizado, quisieron convertir el proceso en suceso (algo que ocurre y que no deja esencias de nada. Un suelto un año más tarde en un diario. Una broma sucia. Una risa de conmiseración).
Transcurrían las horas. Transcurrían las naciones. Nada se subvertía. No había una toma del Palacio del Invierno (sólo ellos sabían que ese no asalto, era el asalto). Se escuchaba una guitarra. Se fumaba un peta -sí, señores, se fumaba un peta-. Se ensoñaba un triunfo. Se comisionaban comisiones. Se asambleaban asambleas. Se escuchaban unos a otros. Paseaban. Se comprometían. Y en mitad de todo ese jaleo político y ciudadano, ella se comió una manzana.
No podían estar lejos los disturbios. Todos lo sabían. No podía ser que una mujer comiera una manzana entre comisiones sin que ese acto nutricional no fuera tomado como una subversión al orden establecido. Sabían que la policía andaba cerca; la olían como las gacelas huelen a la leona y saben que han de esperar el ataque pues ellas no pueden atacar. El cielo se cubrió varios días de nubes. El agua puso en duda las infraestructuras. Y las fuerzas del orden establecido atacaron. Los que eran libres se sentaron y sentados fueron aporreados. La sangre enturbió las plazas. Los gemidos se escucharon. Al caer la tarde se redoblaron los ciudadanos y se sentaron de nuevo y volvieron a sus comisiones y se alzaron cantos contra la fuerza. La mujer masticaba la manzana.
Fue junio la epifanía de las verdades como puños. Fue junio un clamor que se extiende -alfombra voladora por la imaginación de los justos-. Fue junio una salva y los que debían hablar -los llamados parlamentarios- se encerraron donde no se habla -el llamado Parlamento- y los que hablan llegaron hasta sus puertas protegidas por fieles cancerberos con cascos de batalla, vallas y silencio. Las noches se hicieron blancas. Los niños querían cuentos y bailes y palmas. La mujer que come una manzana preguntó: ¿Por qué nuestros representantes no vienen en comisión a parlamentar con nosotros? ¿Cómo no ha ocurrido ya este hecho?
Corrió la noticia de que Grecia se hundía y las ruinas de su Partenón eran símbolo de su economía; se dijeron unos a otros que la lucha nunca sería fratricida y exploraron de nuevo -reunidos en asamblea- las razones por las que los parlamentos y los banqueros no escuchan a quienes sobrellevan el peso de la Historia.
Mediado junio, la mujer que come manzana pensó: La semilla ha sido plantada. Es hora de volver a casa y cuidar con mimo la gestación de la hazaña. A su tiempo nacerá el hijo de los que no batallan.
Los voceros, empeñados en sus rotativas, ciegos de espanto, avaros de sus avaricias, insensatos y oscuros, llenos de pústulas dialécticas -no quiso ni pronunciar un sólo nombre de infame-, riendo la valentia de muchos, sordos ante el murmullo pacífico -semejante en todo al vuelo de las abejas alrededor de los pétalos de las flores; legendarias en su quehacer práctico- de millones de voces, fluctuando entre una mirada paternalista y un discurso de burgués idiotizado, quisieron convertir el proceso en suceso (algo que ocurre y que no deja esencias de nada. Un suelto un año más tarde en un diario. Una broma sucia. Una risa de conmiseración).
Transcurrían las horas. Transcurrían las naciones. Nada se subvertía. No había una toma del Palacio del Invierno (sólo ellos sabían que ese no asalto, era el asalto). Se escuchaba una guitarra. Se fumaba un peta -sí, señores, se fumaba un peta-. Se ensoñaba un triunfo. Se comisionaban comisiones. Se asambleaban asambleas. Se escuchaban unos a otros. Paseaban. Se comprometían. Y en mitad de todo ese jaleo político y ciudadano, ella se comió una manzana.
No podían estar lejos los disturbios. Todos lo sabían. No podía ser que una mujer comiera una manzana entre comisiones sin que ese acto nutricional no fuera tomado como una subversión al orden establecido. Sabían que la policía andaba cerca; la olían como las gacelas huelen a la leona y saben que han de esperar el ataque pues ellas no pueden atacar. El cielo se cubrió varios días de nubes. El agua puso en duda las infraestructuras. Y las fuerzas del orden establecido atacaron. Los que eran libres se sentaron y sentados fueron aporreados. La sangre enturbió las plazas. Los gemidos se escucharon. Al caer la tarde se redoblaron los ciudadanos y se sentaron de nuevo y volvieron a sus comisiones y se alzaron cantos contra la fuerza. La mujer masticaba la manzana.
Fue junio la epifanía de las verdades como puños. Fue junio un clamor que se extiende -alfombra voladora por la imaginación de los justos-. Fue junio una salva y los que debían hablar -los llamados parlamentarios- se encerraron donde no se habla -el llamado Parlamento- y los que hablan llegaron hasta sus puertas protegidas por fieles cancerberos con cascos de batalla, vallas y silencio. Las noches se hicieron blancas. Los niños querían cuentos y bailes y palmas. La mujer que come una manzana preguntó: ¿Por qué nuestros representantes no vienen en comisión a parlamentar con nosotros? ¿Cómo no ha ocurrido ya este hecho?
Corrió la noticia de que Grecia se hundía y las ruinas de su Partenón eran símbolo de su economía; se dijeron unos a otros que la lucha nunca sería fratricida y exploraron de nuevo -reunidos en asamblea- las razones por las que los parlamentos y los banqueros no escuchan a quienes sobrellevan el peso de la Historia.
Mediado junio, la mujer que come manzana pensó: La semilla ha sido plantada. Es hora de volver a casa y cuidar con mimo la gestación de la hazaña. A su tiempo nacerá el hijo de los que no batallan.
Mompó
Lista extraída de Ideas escrito por Peter Watson y editado por Crítica
Sigmund Freud, Max Planck, Ernst Mach, Hermann Helmholtz, Marx, Weber, Nietzsche, Ibsen, Strindberg, Von Hofmannsthal, Rudolph Clausius, Wilhelm Röntgen, Eduard von Hartmann, Johannes Brahms, Richard Wagner, Anton Bruckner, Franz Liszt, Franz Schubert, Robert Schumann, Gustav Mahler, Arnold Schönberg, Johann Strauss, Richard Strauss, Alban Berg, Anton Weber, Wilheln Furtwängler, Bruno Walter, Fritz Kreisler, Arthur Honegger, Paul Hindemith, Kurt Weill, Franz Lehár. Alfred Adler, Carl Jung, Otto Rank, Wilhem Wundt, Hermann Rorschach, Emil Kraepelin, Wilhem Reich, Karen Horney, Melanie Klein, Ernst Kretschmer, Géza Roheim, Jacob Breuer, Richard Krafft-Ebing, Paul Erlich, Robert Koch, Wagner von Jauregg, August von Wassermann, Gregor Mendel, Erich Tschermak, Paul Corremans, Max Liebermann, Paul Klee, Max Pechstein, Max Klinger, Gustav Klimt, Franz Marc, Lovis Corinth, Hans Arp, Georg Grosz, Otto Dix, Max Slevogt, Max Ernst, Leon Feininger, Max Beckmann, Alex Jawlensky; Wassily Kandinsky, Martin Heidegger, Edmund Husserl, Franz Brentano, Ernst Cassirer, Ernst Haeckel, Gottlob Frege, Ludwig Wittgenstein, Rudolph Carnap, Ferdinand Tönnies, Martin Buber, Theodore Herzl, Karl Liebknecht, Moritz Schlink, Julius Meier-Graefe, Leopold von Ranke, Theodor Mommsen, Ludwig Pastor, Wilhem Bode, Jacob Burckhardt, Heinrich Mann, Thomas Mann, Rainer María Rilke, Hermann Hesse, Stefan Zweig, Gerhard Hauptmann, Gottfried Keller, Theodor Fontane, Walter Hasenclever, Franz Werfel, Franz Wedekind, Arthur Schnitzler, Stefan George, Bertold Brecht, Karl Kraus, Wilhelm Dilthey, Max Brod, Franz Kafka, Arnold Zweig, Erich Maria Remarque, Carl Zuckmayer, Werner Sombart, Georg Simmel, Karl Mannheim, Joseph Schumpeter, Karl Popper, D.F. Strauss, Heinrich Schliemann, Ernst Curtius, Peter Horchhammer, Georg Grotefend, Karl Richard Lepsius, Bruno Meissner, Albert Einstein, Erwin Schrödinger, Heinrich Hertz, Rudolph Diesel, Wilhem Röntgen, Karl von Linde, Ferdinand Kers, George Cantor, Richard Courant, Arthur Sommerfeld, Otto Hahn, Lise Meitner, Wolfgang Pauli, David Hilbert, Walther Heisenberg, Ludwig von Bertalanffy y Alfred Wegenner.
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Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 27/06/2011 a las 17:40 | {0}