Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri

Apógrafo del Decálogo -atribuido a Isaac Alexander- del Máster titulado Ideas y Negocio una cuestión de talante


1.- Cuido con las ideas.

2.- Si se te ocurrera ello se puede recurrir a las duchas de agua fría, a los golpes contra una pared o a lo en la vulva según género). Si aún así no logras olvidarla cuéntasela a un empresario.

3.- Las ideas son un gorro si no tiero.

4.- Adel éter.
l alcance de todos.

5.- Regde lo que desea y t rás siendo lo mismo que deseas porque está claro que tú -que has tenido el morro de decir que has s haga feliz a la masa y la eretenga despus deber sido jia unas buenas horas al día en su puho a n poder).

6.- No te hagas mala san el dueño del que bueno, si no hay más remedio, a lo majas enecto delariado, sin tener porcente permro de los derechos si una idea en sí misma no es nada, si lo verdaderamente importante es el de

7.- Dúcae. Aftate svaró. Ponte algúoma moesto y ve a abeza baja y la rgüeen la mirada por haber cogi partio daicios. Primero hay que invertir, ¿Y tú qumbre? Todos los qutos ladrones).

8.- Humildad. Sumisnimo- un imán para las ideas que flotan en el o).

9.- Sonríe. Da la mano con Escucha.

10.- Bonjour, tristesse!

Ensayo

Tags : ¿De Isaac Alexander? Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 26/02/2010 a las 09:06 | Comentarios {0}


No sé qué tiene el día de hoy que siento la gana de aclarar. Esta vez es con respecto al artículo titulado Herida. Dos personas (dos mujeres creo, de una lo sé seguro, de la otra tan sólo sé el nombre que aparece cuando hace comentarios) se apiadaron, se compadecieron (en el mejor sentido de las palabras) de lo que en Herida contaba. Yo quiero aclarar lo siguiente (que de alguna forma emparenta con mi matización de la Aclaración anterior): en mi niñez el trato era mucho menos delicado con las personas y menos aún con los niños. Este cuidado excesivo a la infancia imagino que tendrá como una de sus causas la escasez actual de niños en los países ricos. En mi época éramos muchos, se había producido el baby-boom de la década de los sesenta. Por eso cuando a mí se me trataba de esa manera tan ruda, yo no me sentía especialmente maltratado, yo sentía que ése era el trato general a todos los niños. No había, para que nos entendamos, un zona de cuidados paliativos en los hospitales. Aguantar el dolor era máxima católica por excelencia. Y se aguantaba. Y por supuesto los hombres no lloraban y yo me sentí orgulloso cuando no lloré y mi padre me miró como diciéndome: ¡Has sido un valiente! La autoridad estaba muy por encima de la atención. El castigo corporal era norma habitual en el colegio El Sagrado Corazón de la calle Juan Bravo al que asistí durante siete años (a los doce años hice que me expulsaran. Esa ha sido la mayor proeza de mi vida), no sólo en mí sino en todos los que cometieran cualquier torpeza con respecto a la conducta y la aplicación. Y no sólo en ese maldito colegio sino en la mayoría de ellos. Fueron tiempos duros. Las cosas se hacían así porque así se hacían las cosas no por una especial predisposición al sadismo por parte de médicos y educadores. Ese es el rebaño humano. A veces las modas se convierten en modos... sólo a veces.

Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 24/02/2010 a las 16:13 | Comentarios {1}


Escribía en el comentario titulado Intuitiva Desde la razón el mundo se vuelve frío y eso es bueno para el alma de los burgueses como yo (o yo tengo una parte de burgués que no evito) porque permite meditar sobre las cosas desde, digámoslo así, cierta altura, con cierta ironía.Leo los acontecimientos de los hombres desde el futuro de esos hombres y siento penilla como cuando un niño pequeño suelta una ingenuidad que provoca hasta compasión.. Y a continuación enumeraba una serie de nombres. Al releer el artículo sentí cierta altivez en el comentario como si yo me pusiera por encima de esos hombres y su ingenuidad me condujera a la compasión.
Quiero matizar este párrafo: este sentimiento me viene provocado por la lectura que hago de los historiadores, por la sensación de que lo que hoy consideramos incuestionable, habrá sido cuestionado dentro de dos mil años (si antes las tormentas solares que se avecinan en 2012 no acaban con nosotros), inevitablemente. Mi sentimiento es de ingenuidad del presente, de ignorancia del presente. Como los historiadores hacen ver lo equivocado de las creencias de Ptolomeo el geógrafo y su concepción del mundo. O cuando yo mismo leo, directamente en las fuentes, La Historia Natural de Plinio y ciertas anécdotas me sorprenden por lo descabelladas que son. Como es ya descabellado lo que hoy pensamos... dirán dentro de 2000 años.

Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 24/02/2010 a las 12:42 | Comentarios {0}


Intuitiva
Desde la razón (que es, valga la tautología, lo más razonable para explicarse los asuntos que nos acontecen) puede no tener el más mínimo interés. Mirar hacia atrás, darse cuenta desde una particular perspectiva de los motivos de los comportamientos humanos, es francamente relajante. Desde la razón el mundo se vuelve frío y eso es bueno para el alma de los burgueses como yo (o yo tengo una parte de burgués que no evito) porque permite meditar sobre las cosas desde, digámoslo así, cierta altura, con cierta ironía. Leo los acontecimientos de los hombres desde el futuro de esos hombres y siento penilla como cuando un niño pequeño suelta una ingenuidad que provoca hasta compasión. Figuras capitales como Arquímedes o Tales de Mileto o Ptolomeo III Evergetes o Zaratustra o el Hombre Anónimo que dejó, sobre la piedra de una gruta, inscrita su mano en rojo o la Autora de una parte de la Biblia, la cual vivió en el siglo X a.C., que escribió la denominada escritura yahvista (en oposición a la eloista) porque nombraba como Yahvé al Dios del Antiguo Testamento en vez de los anteriores que lo llamaban Eloi (aunque de nuevo haya ideas opuestas como la del historiador Harold Bloom que asegura que la escritura yahvista es anterior a la eloista. Bloom es también el que asegura que fue la mano de una mujer la que escribió este Antiguo Testamento).
Todos estos seres, tantos, tan lejanos. Con sus ideas. Con sus circunstancias. Desde ahí, digo, la curiosidad de que el otro día quedara con César y con Tere en la calle de Serrano, lugar por donde pasa -y pasaba- el autobús en el que iba al Instituto Santamarca: que luego César me llevara a casa de mi madre y que para ir atravesáramos primero la calle donde vivía Andrés, casa en la que transcurrió tanto y tanto de nuestra adolescencia y juventud, luego la calle donde viví con mi primera mujer, Naya, luego la calle donde vivieron los padres de César y él, y donde también pasamos muchas tardes, a continuación la casa donde vive mi hija y mi segunda mujer, y donde yo viví once años, y llegáramos, claro, a la casa donde nací y viví diez y ocho años de mi vida y me dejara luego en la casa de Pedro, donde vivo actualmente y que este recorrido no hubiera sido premeditado en absoluto y que, para más inri, al día siguiente, fuera a hacer la mudanza de las cosas que me quedaban en casa de mi última pareja, todo este recorrido involuntario, insisto, puede que no tenga interés desde la razón pero desde la intuición (esa otra gran forma de pensamiento humano) es rico, volcánico y atractivo. Desde la intuición el mundo se vuelve vigoroso y excitante. A veces pienso que el Arte no es más que la Historia del Pensamiento Intuitivo.
Todo ocurrió en veinticuatro horas. Todo se dio por una serie de casualidades curiosas: César y Tere no iban a estar en su casa al día siguiente (algo excepcional. Suelen estar casi todos los sábados del año) y me tenían que dar unas llaves para que pudiera entrar . Es a su casa a donde he trasladado todas mis cosas a la espera de tener casa propia. Al mismo tiempo tenía que ir a recoger el seguro del coche a casa de mi madre porque justo al día siguiente vencía el anterior y yo tenía que conducir. Llevamos a Tere a su coche que lo tenía en el aparcamiento del Auditorio Nacional. Y César y yo elegimos el camino más corto desde donde estábamos hasta donde teníamos que ir. Y de repente ambos nos dimos cuenta de que intuitivamente estábamos recorriendo una gran parte de los lugares donde ocurrieron hechos importantes de mi vida ( y de la suya, claro, somos amigos desde hace 32 años) justo el día anterior al que, definitivamente, abandonaba la casa que fue mi hogar durante cinco años.

Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 22/02/2010 a las 20:23 | Comentarios {0}


Texto extraído de la nota 2 del capítulo 5 del libro Ideas escrito por Peter Watson. La nota pertenece a un extracto de un texto de Mircea Eliade titulado, Patterns in comparative religion.


Sobre las Creencias (9)
Los khonds, una tribu dravídica de Bengala, ofrecían sacrificios a las diosas de la tierra. La víctima, a la que se denominaba meriah, era comprada a los padres o podía ser hija de anteriores víctimas. Los meriahs vivían felices durante años y eran considerados seres consagrados; contraían matrimonio con otras "víctimas" y se les entregaba un terreno como dote. Unas dos semanas antes del sacrificio, se cortaba el pelo de la víctima en una ceremonia a la que asistía todo el pueblo. A ello seguía una orgía y el meriah era conducido a una parte del bosque cercano aún no profanada por el hacha. Se le ungía con mantequilla derretida y otros aceites y flores, y luego se le drogaba con opio. Se le mataba ya fuera golpeándolo, estrangulándolo o asándolo lentamente en una pira. Luego se le cortaba en pedazos. Los restos se llevaban de vuelta a las aldeas cercanas, donde se los enterraba para garantizar una buena cosecha.

Ensayo

Tags : Sobre las creencias Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 17/02/2010 a las 19:04 | Comentarios {0}


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