Texto enviado por la amante de Isaac Alexander con la siguiente nota: Delirios.
Consiste sólo en extender la mano pero tiene que tener mérito, es decir:
1.- Abundante como la escatología
2.- Destacado como ocurre cuando el sol deja su último rayo en la montaña (la que se diría que está cerca pero ponte a caminar y ahí te quiero ver)
3.- Escaso es la base de la necesidad. Da poco y te necesitarán más. No te recomiendo lo exiguo porque entonces se llega a la inanición y ahí ya cruzas el umbral entre el juego y la crueldad (sí, sí, la crueldad como juego etc...)
4.- Extraordinario sería una de las claves pero no por elevación. Lo esencialmente extraordinario tiene la delicada exactitud del término sencillez.
5.- Indiscutible es el confín de lo que se puede decir. La última frontera. A partir de ahí no hay nada que articular tan sólo contemplación y ausencia, Buda bajo la higuera o un caldero hirviendo.
6.- Indudable la lágrima en el entierro por el hijo que estuvo enfermo y la gracia de la bailarina justo antes de envejecer y la mano que se va quedando atrás. Brisa también y ósculo obsceno.
7.- Innumerable la elegancia. Lo que no se puede decir (o lo que se debe callar). Ser, en ese sentido, inatacable y por lo tanto y por encima de todo, elegante. La elegancia tiene como flor la innumerabilidad porque no se puede contar, se tiene, se es. No hay número para ella, ni siquiera pitagórico.
8.- Insigne en el sentido de que no te deje señal. Es importante que no te deje señal por eso el tatuaje es un atentado contra el mérito; también el olor a lavanda y la clara fuerza del que no hiere con ganas (aquí se admite el que hiere a destiempo o el que disfraza la cara o el que se va abocado a la herida; también se acepta el sonambulismo a la hora de herir de forma insigne).
9.- Insuficiente sin que haya que buscar la relación con escaso. Queremos decir con esto que insuficiente tiene como aval el acaso, no es un término absoluto como sí lo es escaso. Insuficiente sería el manantial de azufre. Insuficiente la respiración sin aire. Insuficiente la enfermedad a medias. Insuficiente el alza que no llega. Entiéndenos, no hagamos una cisma de esto. La llaga se ve siempre. Y la escara duele.
10.- Notable siempre será lo prohibido, por ejemplo, en ese término tan vulgar como es amar. Por eso hacemos especial hincapié en esta palabra porque su cercanía con noble puede y suele llevar a engaño porque lo notable siempre será mediocre, es lo que queda entre lo sucinto y lo excelso y nada quiere, en el fondo, eso para sí. Sobresal o sal pero no te hagas simplemente de notar.
11.- Numeroso es lo que acaece al que espera (en este caso pocas palabras bastan).
12.- Probado y así la ira se apacigua. No temas a la ira. No la esquives. Sólo te diremos que no la dirijas. Mira, cuando los mongoles invadieron Wei al mando de Kublai Khan, el teatro se enseñoreó de los pueblos y quedó claro que la ira se fue yendo entre pinturas y sonrojos (también, es posible, tras un forillo o en un estercolero donde la ira suele abandonar sus besos).
13.- Reconocido el terror has de espantarlo con la risa. No hay otro camino y además has de saber que al final del mismo nadie te espera. Reconocer es vivir porque vivir es volver a ver.
14.- Relevante. No haré (es que en este item he de hablar yo solo) un trabajo etimológico. Hazlo tú. Descubrirás el por qué del ardor en el vientre y la sensación que al final se confirma no tiene más importancia que la de saber estar con los ojos abiertos. Recuerda en todo caso que estar con los ojos abiertos no quiere decir (no deviene en) ser astuto o estar preparado. Estar con los ojos abiertos es estar con los ojos abiertos. Relevante es cuando a ese hecho le añades la brazada, el surco, el año, la mies, la palabra, la decisión, la espalda, el agua, el abrazo, la despedida, la mordaza, la Ciudad-Fortaleza, el cabo, la playa, la escarcha, el hielo o la mudez.
15.- Sobrado de hastío. No te mortifiques. Está todo en ti. Recuérdalo. Nadie puede. Nadie.
16.- Sobresaliente si te bebieras el vino y dejaras para más tarde las últimas noticias. Sabes que al caer la noche, cuando atravesabas el último bosquecillo, el que da a la pequeña subida y la curva a la izquierda y tu perro había saltado una vez más el muro, te dijiste estas palabras: si no vuelve mañana estaré aquí.
17.- Suficiente
1.- Abundante como la escatología
2.- Destacado como ocurre cuando el sol deja su último rayo en la montaña (la que se diría que está cerca pero ponte a caminar y ahí te quiero ver)
3.- Escaso es la base de la necesidad. Da poco y te necesitarán más. No te recomiendo lo exiguo porque entonces se llega a la inanición y ahí ya cruzas el umbral entre el juego y la crueldad (sí, sí, la crueldad como juego etc...)
4.- Extraordinario sería una de las claves pero no por elevación. Lo esencialmente extraordinario tiene la delicada exactitud del término sencillez.
5.- Indiscutible es el confín de lo que se puede decir. La última frontera. A partir de ahí no hay nada que articular tan sólo contemplación y ausencia, Buda bajo la higuera o un caldero hirviendo.
6.- Indudable la lágrima en el entierro por el hijo que estuvo enfermo y la gracia de la bailarina justo antes de envejecer y la mano que se va quedando atrás. Brisa también y ósculo obsceno.
7.- Innumerable la elegancia. Lo que no se puede decir (o lo que se debe callar). Ser, en ese sentido, inatacable y por lo tanto y por encima de todo, elegante. La elegancia tiene como flor la innumerabilidad porque no se puede contar, se tiene, se es. No hay número para ella, ni siquiera pitagórico.
8.- Insigne en el sentido de que no te deje señal. Es importante que no te deje señal por eso el tatuaje es un atentado contra el mérito; también el olor a lavanda y la clara fuerza del que no hiere con ganas (aquí se admite el que hiere a destiempo o el que disfraza la cara o el que se va abocado a la herida; también se acepta el sonambulismo a la hora de herir de forma insigne).
9.- Insuficiente sin que haya que buscar la relación con escaso. Queremos decir con esto que insuficiente tiene como aval el acaso, no es un término absoluto como sí lo es escaso. Insuficiente sería el manantial de azufre. Insuficiente la respiración sin aire. Insuficiente la enfermedad a medias. Insuficiente el alza que no llega. Entiéndenos, no hagamos una cisma de esto. La llaga se ve siempre. Y la escara duele.
10.- Notable siempre será lo prohibido, por ejemplo, en ese término tan vulgar como es amar. Por eso hacemos especial hincapié en esta palabra porque su cercanía con noble puede y suele llevar a engaño porque lo notable siempre será mediocre, es lo que queda entre lo sucinto y lo excelso y nada quiere, en el fondo, eso para sí. Sobresal o sal pero no te hagas simplemente de notar.
11.- Numeroso es lo que acaece al que espera (en este caso pocas palabras bastan).
12.- Probado y así la ira se apacigua. No temas a la ira. No la esquives. Sólo te diremos que no la dirijas. Mira, cuando los mongoles invadieron Wei al mando de Kublai Khan, el teatro se enseñoreó de los pueblos y quedó claro que la ira se fue yendo entre pinturas y sonrojos (también, es posible, tras un forillo o en un estercolero donde la ira suele abandonar sus besos).
13.- Reconocido el terror has de espantarlo con la risa. No hay otro camino y además has de saber que al final del mismo nadie te espera. Reconocer es vivir porque vivir es volver a ver.
14.- Relevante. No haré (es que en este item he de hablar yo solo) un trabajo etimológico. Hazlo tú. Descubrirás el por qué del ardor en el vientre y la sensación que al final se confirma no tiene más importancia que la de saber estar con los ojos abiertos. Recuerda en todo caso que estar con los ojos abiertos no quiere decir (no deviene en) ser astuto o estar preparado. Estar con los ojos abiertos es estar con los ojos abiertos. Relevante es cuando a ese hecho le añades la brazada, el surco, el año, la mies, la palabra, la decisión, la espalda, el agua, el abrazo, la despedida, la mordaza, la Ciudad-Fortaleza, el cabo, la playa, la escarcha, el hielo o la mudez.
15.- Sobrado de hastío. No te mortifiques. Está todo en ti. Recuérdalo. Nadie puede. Nadie.
16.- Sobresaliente si te bebieras el vino y dejaras para más tarde las últimas noticias. Sabes que al caer la noche, cuando atravesabas el último bosquecillo, el que da a la pequeña subida y la curva a la izquierda y tu perro había saltado una vez más el muro, te dijiste estas palabras: si no vuelve mañana estaré aquí.
17.- Suficiente
Querido Fernando:
Parece que por fin la continuidad de la vida me está llamando, me muero. No sé si tendré tiempo de enviarte alguno que otro de mis ensayos -siempre la palabra ensayo en el sentido de intento (como tú decidiste utilizarlo también en tus escritos)- porque hay días en que me falta el aire y siento un dolor muy intenso en el abdomen que me hace retorcerme en unos dolores deliciosos y terribles que me provocan vómitos y largas convalecencias; es cierto que en ocasiones tengo apego a los colores de este mundo y a la música que provoca el viento cuando entra desde el mar y se retuerce entre los pinos y que el tacto que tantos placeres me ha causado intuyo que no tendrá desarrollo en el próximo mundo hacia el que me dirijo y menos aún los olores y sabores que este planeta enfermo nos ofrece aún entre estertores de monóxidos, amoniacos, azufres y vertidos innobles. Sí, amigo mío, en ocasiones tengo miedo y sollozo en las madrugadas por no tener ya fuerzas, ni ganas, de amar otro cuerpo y sentir en mi espalda su calor y sin embargo entre este marasmo de tisanas, asfixias, vómitos y punzadas mezclado con las alucinaciones propias de los cerebros que se pudren y que debido a los fallos en sus redes neuronales confunden un higo con la idea del año nuevo o al ver a un niño creen estar viendo un tejado de varias aguas, hay algo que me alegra y es la curiosidad que tengo por morir, estar ya cerca, saber que muero, saber que podría ser en este mismo instante cuando le estoy dictando a mi última amante que además es una vieja amiga, estas palabras, el momento en el que el corazón se detenga y el cerebro deje de divagar por fin y se relaje y pueda estar en disposición de meditar eternamente. Si así ocurriera y no tuviera tiempo para transmitirte mis últimas palabras, sabe que siempre te he tenido en alta estima aunque no haya podido evitar pensar en ti -en muchas ocasiones- como en un ser en mucho estúpido.
Deja que te explique:
Vivir no tiene fundamento. Tú por mucho que lo escribas y por mucho que lo pienses jamás llegarás a conclusión válida alguna. Hay algo en tu escritura que peca aún de victimismo y sé que estás luchando contra ello cosa que de alguna forma te honraría si luchar sirviera para algo. De nada sirve luchar, amigo mío y yo sé que tú ya has vislumbrado que tu victimismo es constructo de una mente creada hace ya demasiado tiempo sólo que aún no lo has interiorizado, no lo has hecho tuyo y eso no se consigue luchando sino más bien al contrario, has de quedarte en paz contigo mismo.
Adoleces de soledad, te leo a veces. Deja de quejarte porque tu soledad es tu castillo y en tu castillo -como Montaigne en el suyo- eres dueño absoluto de tus actos y a nadie has de rendir cuentas. Acepta que eres un cobarde porque salir al mundo todos los días, enfrentarse a los otros hasta tarde y volver a la noche a la casa eso sólo lo hacen los valientes o los desesperados. Eres feliz alejado de los errores mundanos. Te aterra errar y eso también es constructo que tú no forjaste. Así es que, querido amigo, déjate ser, no es ni mejor ni peor ser aceptado por los otros, ni hay que llegar a ningún sitio porque como mucho podemos decir de nosotros mismos que somos entes que albergan a nuestros verdaderos dueños que son los genes y éstos son pura química, sustancias que no piensan, compuestos sin arrogancia y con una única misión: que tú desees juntarte a otro de tu especie para generar otro ente que los albergue a ellos.
Ama y sé paciente. Ama cuanto puedas y sé paciente siempre. La mujer a la que deseas se merecerá siempre tu paciencia y si algún día ella vuelve a ti -aunque sea una tarde, con prisas y en silencio- ámala como si fuera la vez primera, trátala con la dulzura y la fuerza del océano y luego deja que se vaya y vuelve a someterte a la paciencia. Amar es dejar ser lo que uno quiera y el ser está en el tiempo y el tiempo -tú lo sabes- siempre espera.
¡Cómo anhelo el recuerdo del vino! Ahora ya no puedo sentirlo. Y me fatigo.
Mi amante y vieja amiga me dice que lo deje, que mañana -si quiero- podré seguir un rato; me lo dice con la boca pequeña y la miel en los labios como escuchan los niños que tienen una madre buena sus últimas palabras de buenas noches antes del beso en la frente. Por si no llego a mañana quisiera agradecerte el espacio que has dejado para mí en tu vida y en tus notas y las muchas veces que nos hemos reído, que reír es la sal de la vida, lo más cercano al abrazo. Y para que no quede todo en crítica o en pequeña advocación, sentir de viejo, mantén vivo ese don que tu camino te ha dado y que es saber escuchar cuando hay que hacerlo.
Estoy llorando. Me duele el bazo. Ya estoy llegando.
Parece que por fin la continuidad de la vida me está llamando, me muero. No sé si tendré tiempo de enviarte alguno que otro de mis ensayos -siempre la palabra ensayo en el sentido de intento (como tú decidiste utilizarlo también en tus escritos)- porque hay días en que me falta el aire y siento un dolor muy intenso en el abdomen que me hace retorcerme en unos dolores deliciosos y terribles que me provocan vómitos y largas convalecencias; es cierto que en ocasiones tengo apego a los colores de este mundo y a la música que provoca el viento cuando entra desde el mar y se retuerce entre los pinos y que el tacto que tantos placeres me ha causado intuyo que no tendrá desarrollo en el próximo mundo hacia el que me dirijo y menos aún los olores y sabores que este planeta enfermo nos ofrece aún entre estertores de monóxidos, amoniacos, azufres y vertidos innobles. Sí, amigo mío, en ocasiones tengo miedo y sollozo en las madrugadas por no tener ya fuerzas, ni ganas, de amar otro cuerpo y sentir en mi espalda su calor y sin embargo entre este marasmo de tisanas, asfixias, vómitos y punzadas mezclado con las alucinaciones propias de los cerebros que se pudren y que debido a los fallos en sus redes neuronales confunden un higo con la idea del año nuevo o al ver a un niño creen estar viendo un tejado de varias aguas, hay algo que me alegra y es la curiosidad que tengo por morir, estar ya cerca, saber que muero, saber que podría ser en este mismo instante cuando le estoy dictando a mi última amante que además es una vieja amiga, estas palabras, el momento en el que el corazón se detenga y el cerebro deje de divagar por fin y se relaje y pueda estar en disposición de meditar eternamente. Si así ocurriera y no tuviera tiempo para transmitirte mis últimas palabras, sabe que siempre te he tenido en alta estima aunque no haya podido evitar pensar en ti -en muchas ocasiones- como en un ser en mucho estúpido.
Deja que te explique:
Vivir no tiene fundamento. Tú por mucho que lo escribas y por mucho que lo pienses jamás llegarás a conclusión válida alguna. Hay algo en tu escritura que peca aún de victimismo y sé que estás luchando contra ello cosa que de alguna forma te honraría si luchar sirviera para algo. De nada sirve luchar, amigo mío y yo sé que tú ya has vislumbrado que tu victimismo es constructo de una mente creada hace ya demasiado tiempo sólo que aún no lo has interiorizado, no lo has hecho tuyo y eso no se consigue luchando sino más bien al contrario, has de quedarte en paz contigo mismo.
Adoleces de soledad, te leo a veces. Deja de quejarte porque tu soledad es tu castillo y en tu castillo -como Montaigne en el suyo- eres dueño absoluto de tus actos y a nadie has de rendir cuentas. Acepta que eres un cobarde porque salir al mundo todos los días, enfrentarse a los otros hasta tarde y volver a la noche a la casa eso sólo lo hacen los valientes o los desesperados. Eres feliz alejado de los errores mundanos. Te aterra errar y eso también es constructo que tú no forjaste. Así es que, querido amigo, déjate ser, no es ni mejor ni peor ser aceptado por los otros, ni hay que llegar a ningún sitio porque como mucho podemos decir de nosotros mismos que somos entes que albergan a nuestros verdaderos dueños que son los genes y éstos son pura química, sustancias que no piensan, compuestos sin arrogancia y con una única misión: que tú desees juntarte a otro de tu especie para generar otro ente que los albergue a ellos.
Ama y sé paciente. Ama cuanto puedas y sé paciente siempre. La mujer a la que deseas se merecerá siempre tu paciencia y si algún día ella vuelve a ti -aunque sea una tarde, con prisas y en silencio- ámala como si fuera la vez primera, trátala con la dulzura y la fuerza del océano y luego deja que se vaya y vuelve a someterte a la paciencia. Amar es dejar ser lo que uno quiera y el ser está en el tiempo y el tiempo -tú lo sabes- siempre espera.
¡Cómo anhelo el recuerdo del vino! Ahora ya no puedo sentirlo. Y me fatigo.
Mi amante y vieja amiga me dice que lo deje, que mañana -si quiero- podré seguir un rato; me lo dice con la boca pequeña y la miel en los labios como escuchan los niños que tienen una madre buena sus últimas palabras de buenas noches antes del beso en la frente. Por si no llego a mañana quisiera agradecerte el espacio que has dejado para mí en tu vida y en tus notas y las muchas veces que nos hemos reído, que reír es la sal de la vida, lo más cercano al abrazo. Y para que no quede todo en crítica o en pequeña advocación, sentir de viejo, mantén vivo ese don que tu camino te ha dado y que es saber escuchar cuando hay que hacerlo.
Estoy llorando. Me duele el bazo. Ya estoy llegando.
Tuyo siempre
Isaac Alexander
Isaac Alexander
Ensayo
Tags : ¿De Isaac Alexander? Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 08/11/2015 a las 01:28 | {0}
Yo nací en las grandes ciudades de Europa
Sé mi estirpe
Sé muchos de sus momentos, desde siglos, desde muchos siglos, desde antes del castellano
Y porque nací en las grandes ciudades de Europa
soy incapaz de saber cómo se muere asfixiado en un camión frigorífico en una autopista austriaca habiendo sido un refugiado del Sur; soy incapaz de saber cómo mirarían mis ojos de refugiado del Sur a mi hija que ya ha muerto asfixiada en un camión frigorífico en una autopista austriaca
Porque soy de las grandes ciudades de Europa
no consigo alcanzar la germinación del mijo
nunca conseguiré entender el crecimiento del roble, la altura del cedro, la carrera de la liebre, el reptar de la víbora ni la esponjosidad del musgo
Porque soy del Norte –aunque sureño del Norte- jamás alcanzaré a sentir el dolor del padre del Sur que se mete con su hijo en un camión frigorífico para que unos miserables –tan miserables como él mismo- les transporten a Europa, a Europa, a Europa
¿Cómo se muere asfixiado en un camión frigorífico siendo un refugiado del Sur?
¿Cuánto dura la agonía en un camión frigorífico siendo un huido del Sur?
¿no pudieron setenta cuerpos volcar el camión? ¿no pudieron setenta personas llamar la atención de alguna manera? ¿No pueden setenta personas abrir las puertas de un camión frigorífico?
Porque yo nací en las grandes ciudades de Europa me hago estas preguntas y son ellas las que me muestran mi ignorancia de todo; el cálculo de la nieve; la previsión de las estrellas; la muerte de una galaxia; la espantosa vida que te lleva a subirte junto con otras setenta personas a un camión frigorífico e iniciar un trayecto fiando tu vida a un hombre al que tu vida no le importa lo más mínimo
Porque nací en las grandes ciudades
no sé mirar el mar
Porque nací en las grandes ciudades
no sé indignarme
Porque nací en las grandes ciudades del Norte
no me atrevo ni a entrever la vida diaria en Rasaféh
no sabré –a no ser que ocurra la debacle y entonces lo aprenderé muy rápido- lo que es el hambre que corroe el estómago; no sabré la noche en la que como hombre tomo la decisión de iniciar un viaje cuya papeleta para morir está servida; no sabré cómo se mira a los que están a tu cargo y a los que vas a embarcar en ese mismo viaje; no sé cómo se dan los primeros pasos; no sé cuánto miedo debe anidar en ese corazón
Porque nací en las grandes ciudades del Norte
el grifo me surte de agua potable cada día
cago en un retrete cuyo funcionamiento desconozco
tengo la energía que deseo y me conecto con el mundo como si fuera un dios
y cuando el hambre acucia me voy a unos lugares donde alimentos y bebidas fluyen como maná, iluminados con los más vivos colores, colocados para que mi vista se extasíe y yo sólo alargue el brazo y con mi mano prensil coja el producto
Porque nací en las grandes ciudades del Norte
me indigno cuando unos asesinos asesinan a unos artistas y me uno al coro de voces que claman por la libertad de pensar y porque nací en las ciudades del Norte no puedo dejar de sorprenderme porque no se produzca la misma indignación ante un camión frigorífico con setenta muertos dentro que luchaban por mucho menos que la libertad de pensar. Luchaban por la posibilidad de vivir.
Porque nací en las urbes
jamás entenderé la corteza del árbol
y seguiré sintiendo grima de los insectos y moriré sin haber tomado entre mis manos a una lagartija y teclearé un día y otro y hablaré de mis amores perdidos, de mis dolores de polla, de cierto spleen que me aburre
Porque nací en las grandes ciudades del Norte
no consigo aceptar que setenta refugiados del Sur muertos en un camión frigorífico que fue abandonado en un autopista del Norte es la prueba palpable de la selección natural
Sé mi estirpe
Sé muchos de sus momentos, desde siglos, desde muchos siglos, desde antes del castellano
Y porque nací en las grandes ciudades de Europa
soy incapaz de saber cómo se muere asfixiado en un camión frigorífico en una autopista austriaca habiendo sido un refugiado del Sur; soy incapaz de saber cómo mirarían mis ojos de refugiado del Sur a mi hija que ya ha muerto asfixiada en un camión frigorífico en una autopista austriaca
Porque soy de las grandes ciudades de Europa
no consigo alcanzar la germinación del mijo
nunca conseguiré entender el crecimiento del roble, la altura del cedro, la carrera de la liebre, el reptar de la víbora ni la esponjosidad del musgo
Porque soy del Norte –aunque sureño del Norte- jamás alcanzaré a sentir el dolor del padre del Sur que se mete con su hijo en un camión frigorífico para que unos miserables –tan miserables como él mismo- les transporten a Europa, a Europa, a Europa
¿Cómo se muere asfixiado en un camión frigorífico siendo un refugiado del Sur?
¿Cuánto dura la agonía en un camión frigorífico siendo un huido del Sur?
¿no pudieron setenta cuerpos volcar el camión? ¿no pudieron setenta personas llamar la atención de alguna manera? ¿No pueden setenta personas abrir las puertas de un camión frigorífico?
Porque yo nací en las grandes ciudades de Europa me hago estas preguntas y son ellas las que me muestran mi ignorancia de todo; el cálculo de la nieve; la previsión de las estrellas; la muerte de una galaxia; la espantosa vida que te lleva a subirte junto con otras setenta personas a un camión frigorífico e iniciar un trayecto fiando tu vida a un hombre al que tu vida no le importa lo más mínimo
Porque nací en las grandes ciudades
no sé mirar el mar
Porque nací en las grandes ciudades
no sé indignarme
Porque nací en las grandes ciudades del Norte
no me atrevo ni a entrever la vida diaria en Rasaféh
no sabré –a no ser que ocurra la debacle y entonces lo aprenderé muy rápido- lo que es el hambre que corroe el estómago; no sabré la noche en la que como hombre tomo la decisión de iniciar un viaje cuya papeleta para morir está servida; no sabré cómo se mira a los que están a tu cargo y a los que vas a embarcar en ese mismo viaje; no sé cómo se dan los primeros pasos; no sé cuánto miedo debe anidar en ese corazón
Porque nací en las grandes ciudades del Norte
el grifo me surte de agua potable cada día
cago en un retrete cuyo funcionamiento desconozco
tengo la energía que deseo y me conecto con el mundo como si fuera un dios
y cuando el hambre acucia me voy a unos lugares donde alimentos y bebidas fluyen como maná, iluminados con los más vivos colores, colocados para que mi vista se extasíe y yo sólo alargue el brazo y con mi mano prensil coja el producto
Porque nací en las grandes ciudades del Norte
me indigno cuando unos asesinos asesinan a unos artistas y me uno al coro de voces que claman por la libertad de pensar y porque nací en las ciudades del Norte no puedo dejar de sorprenderme porque no se produzca la misma indignación ante un camión frigorífico con setenta muertos dentro que luchaban por mucho menos que la libertad de pensar. Luchaban por la posibilidad de vivir.
Porque nací en las urbes
jamás entenderé la corteza del árbol
y seguiré sintiendo grima de los insectos y moriré sin haber tomado entre mis manos a una lagartija y teclearé un día y otro y hablaré de mis amores perdidos, de mis dolores de polla, de cierto spleen que me aburre
Porque nací en las grandes ciudades del Norte
no consigo aceptar que setenta refugiados del Sur muertos en un camión frigorífico que fue abandonado en un autopista del Norte es la prueba palpable de la selección natural
Ensayo
Tags : Reflexiones que Olmo Z. le escribe a su mujer en plena crisis Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 29/08/2015 a las 01:48 | {2}Consideraciones que Isaac Alexander realiza con respecto a las reflexiones de Olmo Z. aparecidas en este blog a lo largo de la primera mitad del mes de agosto.
Estimado Olmo Z.:
Proemio
He leído las reflexiones que ha venido haciendo a lo largo de los últimos días en este cajón desastre de Fernando Loygorri. Y si lo llamo desastre -al cajón- es porque nos permita con su extraña generosidad que expongamos nuestras cuitas en sus páginas, como si éstas tuvieran interés para otras personas que no seamos usted o yo -y curiosamente el propio Loygorri-. En todo caso y suponiendo que el autor de este espacio para la reflexión, la literatura y el arte tenga razón y haya otros en el anchuroso mundo que nos presten atención, quisiera hacer unas consideraciones acerca de su estado de desamor.
Consideraciones
1.- Colijo de lo leído que la mujer que compartía con usted ese territorio tan ambiguo llamado amor, le ha dejado o -ya que hablamos de territorios- lo ha abandonado. Y a partir de ese momento usted se ha dedicado a lo largo de doce reflexiones a poner en el asador de sus palabras el fuego que parece que le abrasa por dentro con respecto a esa mujer.
2.- Si mi diagnóstico no es erróneo querría hacerle ver a usted una curiosa condición de los seres humanos. Por supuesto que esta generalización aún teniendo una base empírica necesita sus matizaciones pero déjeme hablarle en un primer momento grosso modo.
Los seres humanos se podrían dividir en dos categorías -por supuesto existen muchas otras formas de categorización, por ejemplo los que evacúan con regularidad y los que lo hacen con dificultad- : los que aman cuando se les ama y los que aman cuando no se les ama. Aunque parezca contradictorio, le afirmo solemnemente que la segunda categoría, es decir, los que aman cuando no se les ama, es mayoritaria en las llamadas sociedades avanzadas, es decir aquellas sociedades que viven apiñadas en grandes núcleos de población y que por lo tanto han de vivir en un medio impersonal -nadie conoce a nadie- cuando el ser humano tiene como premisa de supervivencia el conocimiento del vecino. Por ponerlo en palabras modernas: esta tendencia -amar cuando/porque no te aman- es un claro síntoma de neurosis en un medio urbano formado por una supertribu.
3.- Por lo tanto y sin querer ofenderle, es usted un neurótico.
4.- Si una mujer le dice a usted una tarde de julio (como nos cuenta en sus reflexiones que se produjo el deceso amatorio) que quiere estar sola (y vale que sea un eufemismo para decirle a usted: Ya no quiero amarte más. Ya no quiero compartir el territorio del amor contigo) ¿por qué no le agradece usted los servicios que se prestaron el uno al otro y da rienda suelta a su recién estrenada soltería y se lanza por los anchos campos de Castilla o la agreste serranía de Guadarrama en busca de una nueva hembra a la que amar y que le ame? ¿Por qué desenfunda el arsenal de las lamentaciones y con cierta melancolía -y es de agradecer- cierto cuidado y su poquito de erotismo -¡Alabado sea el orgasmo!-, nos castiga cada día con su desvalimiento y su añoranza? ¿Qué busca usted con estas reflexiones Olmo Z.? ¿Que ella vuelva al territorio compartido del amor? Pues ha de saber, desvalido amante, que ella volverá sólo si usted ama que le amen y si ella no pertenece también al grupo de los que aman que nos les amen.
5.- Porque amar, querido Olmo, es territorio de los que aman.
6.- Porque amar, querido Olmo, es una llama que se lleva dentro y que tiene como energía el entusiasmo. Si no hay entusiasmo, es imposible que haya amor.
Conclusión
Yo amaba a Gradiva y Gradiva me amaba a mí. Nuestro territorio fue el del amor. Sólo con ella lo compartí y porque por una vez viví en ese estado, me atrevo ahora a realizar estas consideraciones y a rogarle que deje a esa mujer que se vaya, que no la someta a la presión de sus lamentaciones y sus requiebros de desamor porque amar es ante todo dejar ser libre. Y si ella quiere volver a compartir con usted el territorio común del amarse, ¡ámense! ¡quieran ser amados! Ese pequeño paso será sin duda uno de los más grandes que haya dado en su vida.
Post Data
Tras Gradiva anduve un tiempo haciéndome pajas a su memoria, me parecía el mejor homenaje que podía ofrecerle. Hoy, hechas las novenas pajeras, me dedico al arte del galanteo y cuando alguna vez una muchacha se deja seducir por mis palabras y acabamos retozando como dos corderillos en la era de mi cama, hay un momento en el que respiro y pienso, ¡Que te amen aunque tan sólo sea la piel!
Proemio
He leído las reflexiones que ha venido haciendo a lo largo de los últimos días en este cajón desastre de Fernando Loygorri. Y si lo llamo desastre -al cajón- es porque nos permita con su extraña generosidad que expongamos nuestras cuitas en sus páginas, como si éstas tuvieran interés para otras personas que no seamos usted o yo -y curiosamente el propio Loygorri-. En todo caso y suponiendo que el autor de este espacio para la reflexión, la literatura y el arte tenga razón y haya otros en el anchuroso mundo que nos presten atención, quisiera hacer unas consideraciones acerca de su estado de desamor.
Consideraciones
1.- Colijo de lo leído que la mujer que compartía con usted ese territorio tan ambiguo llamado amor, le ha dejado o -ya que hablamos de territorios- lo ha abandonado. Y a partir de ese momento usted se ha dedicado a lo largo de doce reflexiones a poner en el asador de sus palabras el fuego que parece que le abrasa por dentro con respecto a esa mujer.
2.- Si mi diagnóstico no es erróneo querría hacerle ver a usted una curiosa condición de los seres humanos. Por supuesto que esta generalización aún teniendo una base empírica necesita sus matizaciones pero déjeme hablarle en un primer momento grosso modo.
Los seres humanos se podrían dividir en dos categorías -por supuesto existen muchas otras formas de categorización, por ejemplo los que evacúan con regularidad y los que lo hacen con dificultad- : los que aman cuando se les ama y los que aman cuando no se les ama. Aunque parezca contradictorio, le afirmo solemnemente que la segunda categoría, es decir, los que aman cuando no se les ama, es mayoritaria en las llamadas sociedades avanzadas, es decir aquellas sociedades que viven apiñadas en grandes núcleos de población y que por lo tanto han de vivir en un medio impersonal -nadie conoce a nadie- cuando el ser humano tiene como premisa de supervivencia el conocimiento del vecino. Por ponerlo en palabras modernas: esta tendencia -amar cuando/porque no te aman- es un claro síntoma de neurosis en un medio urbano formado por una supertribu.
3.- Por lo tanto y sin querer ofenderle, es usted un neurótico.
4.- Si una mujer le dice a usted una tarde de julio (como nos cuenta en sus reflexiones que se produjo el deceso amatorio) que quiere estar sola (y vale que sea un eufemismo para decirle a usted: Ya no quiero amarte más. Ya no quiero compartir el territorio del amor contigo) ¿por qué no le agradece usted los servicios que se prestaron el uno al otro y da rienda suelta a su recién estrenada soltería y se lanza por los anchos campos de Castilla o la agreste serranía de Guadarrama en busca de una nueva hembra a la que amar y que le ame? ¿Por qué desenfunda el arsenal de las lamentaciones y con cierta melancolía -y es de agradecer- cierto cuidado y su poquito de erotismo -¡Alabado sea el orgasmo!-, nos castiga cada día con su desvalimiento y su añoranza? ¿Qué busca usted con estas reflexiones Olmo Z.? ¿Que ella vuelva al territorio compartido del amor? Pues ha de saber, desvalido amante, que ella volverá sólo si usted ama que le amen y si ella no pertenece también al grupo de los que aman que nos les amen.
5.- Porque amar, querido Olmo, es territorio de los que aman.
6.- Porque amar, querido Olmo, es una llama que se lleva dentro y que tiene como energía el entusiasmo. Si no hay entusiasmo, es imposible que haya amor.
Conclusión
Yo amaba a Gradiva y Gradiva me amaba a mí. Nuestro territorio fue el del amor. Sólo con ella lo compartí y porque por una vez viví en ese estado, me atrevo ahora a realizar estas consideraciones y a rogarle que deje a esa mujer que se vaya, que no la someta a la presión de sus lamentaciones y sus requiebros de desamor porque amar es ante todo dejar ser libre. Y si ella quiere volver a compartir con usted el territorio común del amarse, ¡ámense! ¡quieran ser amados! Ese pequeño paso será sin duda uno de los más grandes que haya dado en su vida.
Post Data
Tras Gradiva anduve un tiempo haciéndome pajas a su memoria, me parecía el mejor homenaje que podía ofrecerle. Hoy, hechas las novenas pajeras, me dedico al arte del galanteo y cuando alguna vez una muchacha se deja seducir por mis palabras y acabamos retozando como dos corderillos en la era de mi cama, hay un momento en el que respiro y pienso, ¡Que te amen aunque tan sólo sea la piel!
Ensayo
Tags : Reflexiones que Olmo Z. le escribe a su mujer en plena crisis ¿De Isaac Alexander? Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 18/08/2015 a las 11:48 | {0}
Mira lo que se queda
Fue un salto prodigioso
La tierra misma se volcó
Hay en la ardilla algo de la gracilidad del primer encuentro
Mira la astucia
Mira, la loba gruñe
No sé cómo (esto es un secreto entre tú y yo) quitarme la capa de autocrítica que me impongo
Mira (te)
Será una cuestión de pensamiento
Mira la ausencia
Mírala de frente
Las horas son una pasión más
que tiene su tiempo de desintoxicación
Mira la furia
Mira las estrellas imposibles
Mira a la mujer inteligente cómo se llena de piedras los bolsillos y erguida se encamina al centro de la corriente del río
¡Oh. Ofelia!
Mira la pérdida
El amuleto tiene una constancia de totem
La plenitud se asemeja tanto al negro
Un laud
Una música arábigo-andaluza corretea por mí ahora
La duna se mueve
La espada reposa en su panoplia
El diablo se divierte en Moscú
Muy lejos unas tropas toman al asalto una fortaleza dos mil años antes de ti
Será la curva
El regato seco desde hace un par de meses
O el recuerdo que es materia aún no descubierta
Mira el horizontre que se ha disuelto
Toca el violín
Déjate llevar
Enzarcé un par de palabras eróticas
y las dejé dentro de mí
Eran musgo con un poco de bergamota (aroma de bergamota)
No luches
No te fatigues
Esa visión es un alero (sólo eso)
Camina y si tropiezas...
Túmbate y si cierras las piernas...
Sueña la boca abierta
Mira, no hay pecado
Nada merece la absolución
Vivimos entre hombres
eso es todo
Mañana mira
La mujer inteligente se ahoga con los bolsillos ahítos de piedras
Ha dejado escritos varios monumentos
también (puede ser) una confesión
No te arrepientas
Valga la redundancia: no te confieses
Un hombre vestido no entiende la luz
Mira
¡qué mal respiro!
Mira
¡qué bien respiro!
Mira
la cadencia de la nadadora
¿sabes que bajo su gorro de baño existe una cabellera castaña y larga?
¿sabes que sus brazos, tras el nado, no se sentirán cansados?
¿has visto lo bien que nada?
¿has visto la patada?
Mira
Mira
No juzgues
Mira
Es un día nuevo e igual
El caracol está húmedo
El escarabajo ha sido salvado por una muchacha de morir aplastado bajo la suela de un caminante
Y las hormigas (también entre tú y yo) son unas locas. No veas su trajín. Su trajín en fila de a una. Atravesando el camino. Sin importarles un ardite la forma del orden. Siendo orden en sí. Las hormigas son el orden. Las hormigas no son el beso. Son el orden
Mira el favor que te hago:
yo me escondo y nunca más salgo
Fue un salto prodigioso
La tierra misma se volcó
Hay en la ardilla algo de la gracilidad del primer encuentro
Mira la astucia
Mira, la loba gruñe
No sé cómo (esto es un secreto entre tú y yo) quitarme la capa de autocrítica que me impongo
Mira (te)
Será una cuestión de pensamiento
Mira la ausencia
Mírala de frente
Las horas son una pasión más
que tiene su tiempo de desintoxicación
Mira la furia
Mira las estrellas imposibles
Mira a la mujer inteligente cómo se llena de piedras los bolsillos y erguida se encamina al centro de la corriente del río
¡Oh. Ofelia!
Mira la pérdida
El amuleto tiene una constancia de totem
La plenitud se asemeja tanto al negro
Un laud
Una música arábigo-andaluza corretea por mí ahora
La duna se mueve
La espada reposa en su panoplia
El diablo se divierte en Moscú
Muy lejos unas tropas toman al asalto una fortaleza dos mil años antes de ti
Será la curva
El regato seco desde hace un par de meses
O el recuerdo que es materia aún no descubierta
Mira el horizontre que se ha disuelto
Toca el violín
Déjate llevar
Enzarcé un par de palabras eróticas
y las dejé dentro de mí
Eran musgo con un poco de bergamota (aroma de bergamota)
No luches
No te fatigues
Esa visión es un alero (sólo eso)
Camina y si tropiezas...
Túmbate y si cierras las piernas...
Sueña la boca abierta
Mira, no hay pecado
Nada merece la absolución
Vivimos entre hombres
eso es todo
Mañana mira
La mujer inteligente se ahoga con los bolsillos ahítos de piedras
Ha dejado escritos varios monumentos
también (puede ser) una confesión
No te arrepientas
Valga la redundancia: no te confieses
Un hombre vestido no entiende la luz
Mira
¡qué mal respiro!
Mira
¡qué bien respiro!
Mira
la cadencia de la nadadora
¿sabes que bajo su gorro de baño existe una cabellera castaña y larga?
¿sabes que sus brazos, tras el nado, no se sentirán cansados?
¿has visto lo bien que nada?
¿has visto la patada?
Mira
Mira
No juzgues
Mira
Es un día nuevo e igual
El caracol está húmedo
El escarabajo ha sido salvado por una muchacha de morir aplastado bajo la suela de un caminante
Y las hormigas (también entre tú y yo) son unas locas. No veas su trajín. Su trajín en fila de a una. Atravesando el camino. Sin importarles un ardite la forma del orden. Siendo orden en sí. Las hormigas son el orden. Las hormigas no son el beso. Son el orden
Mira el favor que te hago:
yo me escondo y nunca más salgo
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Tags : ¿De Isaac Alexander? Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 12/11/2015 a las 21:27 | {0}