El ajedrez es una fuente de placer. Ahora mismo en pestaña a parte tengo una posición que espera su solución. El rey blanco está algo aislado. El enroque parece que no le va a poder salvar del ataque con mi dama y mi caballo. Pero hay que detenerse. El ajedrez tiene una fascinante característica: toda posición encierra un misterio.
Los paseos por el campo son una fuente de placer. Caminar la tierra. Sentir la luz. Escuchar el trino de los pájaros. Mirar el aleteo de las ánades. Observar cómo se sumergen en las aguas del embalse y surgen treinta metros más allá con un pescado en la boca. Incluso el temor de que aparezca un jabalí tiene algo de misterioso -como el ajedrez- por lo atávico. El cuerpo -sobre todo el oído- está alerta. Un crujido en un arbusto, un movimiento anormal del aire, un cambio de temperatura. Y ese sentirse animal en tierra de animales; ese saber -como me ha ocurrido varias veces- que puede aparecer frente a ti un animal salvaje, hace que sienta el extraño placer del riesgo, del viejísimo riesgo que los hombres siempre hemos tenido en la naturaleza.
He fallado el problema. No he descubierto el misterio de la posición. Por engreimiento. Por soberbia. Voy a intentarlo de nuevo y antes de atacar la posición voy a decirme lo que siempre debería decirme: tranquilo. Es muy difícil y muy sencillo y porque es muy sencillo es muy difícil. Como vivir.
Han pasado tres horas. He fallado demasiados problemas ¡qué placer!
Los paseos por el campo son una fuente de placer. Caminar la tierra. Sentir la luz. Escuchar el trino de los pájaros. Mirar el aleteo de las ánades. Observar cómo se sumergen en las aguas del embalse y surgen treinta metros más allá con un pescado en la boca. Incluso el temor de que aparezca un jabalí tiene algo de misterioso -como el ajedrez- por lo atávico. El cuerpo -sobre todo el oído- está alerta. Un crujido en un arbusto, un movimiento anormal del aire, un cambio de temperatura. Y ese sentirse animal en tierra de animales; ese saber -como me ha ocurrido varias veces- que puede aparecer frente a ti un animal salvaje, hace que sienta el extraño placer del riesgo, del viejísimo riesgo que los hombres siempre hemos tenido en la naturaleza.
He fallado el problema. No he descubierto el misterio de la posición. Por engreimiento. Por soberbia. Voy a intentarlo de nuevo y antes de atacar la posición voy a decirme lo que siempre debería decirme: tranquilo. Es muy difícil y muy sencillo y porque es muy sencillo es muy difícil. Como vivir.
Han pasado tres horas. He fallado demasiados problemas ¡qué placer!
La letra en redonda corresponde al diccionario Crítico etimológico castellano e hispánico de J. Corominas y J.A. Pascual
Las Glosas en letra cursiva corresponden a Loygorri
Palabra propia del castellano y el portugués, procedente de un tipo *LAUCU de origen incierto; quizá del árabe ɭɑ́ʋ̰qɑ, ɭɑ́ʋ̰q, femenino y plural del adjetivo ɑ́ɭwɑq 'tonto', 'loco'. 1ª doc.: orígenes del idioma (Berceo); y locura figura ya en El Cid.
Loco es palabra de uso general en todos los períodos literarios de la Edad Media. Desde el principio se halla en sus dos acs. de 'el que ha perdido la razón' [...] y es sumamente frecuente en las Cantigas en el sentido de 'necio', 'imprudente' pero también 'insano' [...]. La naturaleza de los textos medievales hace que la 2ª ac. se encuentre con mayor frecuencia -inexperimentado, boquirrubio en acs. dialectales modernas-.
El vocablo es ajeno a los demás romances aunque ha penetrado como castellanismo en el catalán de Valencia y de algunas otras partes (lloco), y en algunos dialectos de Oc. Las etimologías propuestas presentan todas inverosimilitudes graves.
Glosa primera
Díez identificaba con el italiano a(l)locco, it. dialectal locco, que significa propiamente 'mochuelo', pero también, a veces, 'torpe', 'estúpido', y aún en algún punto 'imbécil', y procede de la onomatopeya del latín tardío Uluccus 'mochuelo o lechuza'; como reconoce Wagner, el cambio semántico se explica por los movimientos torpes y la inmovilidad del mochuelo, más que por el grito del búho, comparable al de un loco que se burla de la gente, según quisiera Rohlfs, o por el grito estridente y de mal agüero del mochuelo; sea como quiera, desde una voz de tal significado es fácil llegar a 'torpe', pero no directamente a 'insano';
Glosa segunda
sin embargo de 'torpe' se puede pasar a 'tonto', y el tránsito de 'tonto' a 'demente' es muy común, de suerte que no hay objeciones semánticas decisivas contra esta etimología. Pero a la forma latina y a las formas italianas correspondería *lôco en portugués y no louco, que según hemos visto es la forma general desde el principio; esta objeción ya da mucho que pensar, aunque es verdad que, siendo voz imitativa, existiría la posibilidad de una variante en la base onomatopéyica. Pero la dificultad más grave, y a mi entender dirimente, es que loco en el sentido de 'mochuelo', 'lechuza' o 'búho', no ha existido nunca en el Península Ibérica.
Glosa tercera
E. Muret propuso partir del nombre del héroe homérico Glaucos que, enloquecido por Zeus, trocó sus armas de oro por las de bronce de Diomedes, diez veces menos costosas; aunque no habría dificultad fonética, la idea ha encontrado muy poca aceptación, pues no se ve por qué camino el nombre de un personaje de la Ilíada, y tan poco conspicuo, pudo popularizarse hasta tal punto en la Península.
Glosa Cuarta
Loco es palabra de uso general en todos los períodos literarios de la Edad Media. Desde el principio se halla en sus dos acs. de 'el que ha perdido la razón' [...] y es sumamente frecuente en las Cantigas en el sentido de 'necio', 'imprudente' pero también 'insano' [...]. La naturaleza de los textos medievales hace que la 2ª ac. se encuentre con mayor frecuencia -inexperimentado, boquirrubio en acs. dialectales modernas-.
El vocablo es ajeno a los demás romances aunque ha penetrado como castellanismo en el catalán de Valencia y de algunas otras partes (lloco), y en algunos dialectos de Oc. Las etimologías propuestas presentan todas inverosimilitudes graves.
Glosa primera
Bulle en este sábado precristiano el cocimiento de la melancolía (bilis negra, inundadora de cerebros, masturbadora de obsesiones, mala madre). La salvación es un flujo enrevesado y aunque sienta -el Hombre loco también tres siglos atrás- en sus manos su poder, roe el centro el no saber, hasta ayer, que la palabra 'ilación' es sin h.
Rueda la fortuna en su rueda carnal. Canta un viejo payaso canciones nuevas. La mano hace acordes y desacuerdos. Ha dejado de ser, en este sábado precristiano, un aguacero el mundo. No puede pedir. No puede.
Rueda la fortuna en su rueda carnal. Canta un viejo payaso canciones nuevas. La mano hace acordes y desacuerdos. Ha dejado de ser, en este sábado precristiano, un aguacero el mundo. No puede pedir. No puede.
Fin glosa primera
Díez identificaba con el italiano a(l)locco, it. dialectal locco, que significa propiamente 'mochuelo', pero también, a veces, 'torpe', 'estúpido', y aún en algún punto 'imbécil', y procede de la onomatopeya del latín tardío Uluccus 'mochuelo o lechuza'; como reconoce Wagner, el cambio semántico se explica por los movimientos torpes y la inmovilidad del mochuelo, más que por el grito del búho, comparable al de un loco que se burla de la gente, según quisiera Rohlfs, o por el grito estridente y de mal agüero del mochuelo; sea como quiera, desde una voz de tal significado es fácil llegar a 'torpe', pero no directamente a 'insano';
Glosa segunda
Cada mochuelo a su olivo. Aún hoy la niña canta en la plaza y salta a la comba. Vertiginosos han llegado a ser los siglos. Ahora debieras entender que la ausencia no es una perversión sino un destino. Has de mantener el grito enloquecido y asustar a los que te rodean con tu fidelidad.
Porque querías el alba sobrevino la oscuridad. Porque tienes una voz negra surgida de la sombra de donde proviene también el diablo y sus cohortes. Nada has de desandar. Es historia que quedara preñada de lagunas.
Porque querías el alba sobrevino la oscuridad. Porque tienes una voz negra surgida de la sombra de donde proviene también el diablo y sus cohortes. Nada has de desandar. Es historia que quedara preñada de lagunas.
Fin glosa segunda
sin embargo de 'torpe' se puede pasar a 'tonto', y el tránsito de 'tonto' a 'demente' es muy común, de suerte que no hay objeciones semánticas decisivas contra esta etimología. Pero a la forma latina y a las formas italianas correspondería *lôco en portugués y no louco, que según hemos visto es la forma general desde el principio; esta objeción ya da mucho que pensar, aunque es verdad que, siendo voz imitativa, existiría la posibilidad de una variante en la base onomatopéyica. Pero la dificultad más grave, y a mi entender dirimente, es que loco en el sentido de 'mochuelo', 'lechuza' o 'búho', no ha existido nunca en el Península Ibérica.
Glosa tercera
Cuando cojas la esponja, disuelve toda esperanza. No hallarás en la blancura la huella. No hallarás en la energía oscura la atracción. No hay gravedad en tu anhelo. Has desistido de ti sin tener la posibilidad de girar el cuello 360º. La noche no es tu aliada. La comida te alimenta, bien lo sabes. Si hubieras pertenecido al latín vulgar quizás en algún pueblo de muy al Norte te hubieran recibido con la hoguera ya lista. Tienes que ser tú quien prepare la pira y hazlo como ordenó Calvino la hoguera para Miguel Servet: con leños húmedos para que el sufrimiento fuera mayor y en vez de asarse, Servet se cociera (como así ocurrió).
Fin glosa tercera
E. Muret propuso partir del nombre del héroe homérico Glaucos que, enloquecido por Zeus, trocó sus armas de oro por las de bronce de Diomedes, diez veces menos costosas; aunque no habría dificultad fonética, la idea ha encontrado muy poca aceptación, pues no se ve por qué camino el nombre de un personaje de la Ilíada, y tan poco conspicuo, pudo popularizarse hasta tal punto en la Península.
Glosa Cuarta
Mazorca y mazurca pudieran encontrar su asiento entre tus pertenencias. Vuela una tonalidad triste por tu columna (columna de tu ánimo; columna vertebral; columna de tu templo; columna sin especificación estilística). Sabes que la tarde vendrá pronto y en tu corazón (o en tu rodilla, o en el tendón que sugiere la articulación del tobillo o en la arteria que lleva sangre oxigenada a tu alma, donde sea que tú sientas) se ha levantado la montaña de Moriah donde habrás de sacrificar lo que más amas. Déjate larga las barbas. Calza las sandalias y lánzate al camino de la izquierda por donde llegarás al túmulo último donde los guerreros -casi héroes- amontonaron las armas de los que quedaron atrás.
Fin glosa cuarta
La letra en redonda del texto corresponde a la entrada de Covarrubias
Las Glosas en cursiva corresponden a Loygorri
TESORO DE LA LENGUA CASTELLANA
Sebastián de Covarrubias Orozco
El hombre que ha perdido su juicio; latine insanus, vaesanus, amens, demens, furiosus. La etimología deste vocablo tornará loco a cualquier hombre cuerdo, porque no hay cosa que hinche su vacío.
Glosa Primera
Volverse loco es quedarse vacío, perder la tierra, no hallar centro, no hallar suelo. Hasta la propia palabra huye de su rastro.
Fin glosa primera
Y sea su primera interpretación de la palabra locus, loci, por el lugar, atento que al loco solemos llamar vacío, sin seso; y así aquel lugar parece que queda sin llenarse. En lengua vizcaína loco vale tanto como no firme, y tal es el que no está en su juicio. Otros le dan origen a luco porque en la gentilidad algunos demonios quisieron ser reverenciados fuera de poblado en algunos bosques, cuyo territorio no debía ser violado de ninguno, atreviéndose a cortar dél carrasca, encina, ni otro árbol, so pena de quedar locos y agitados de las furias.
Glosa segunda
Agitado, sin bosque, como si la noche se hubiera ido adueñando del hombre que enloquece, del hombre que se queda sin lugar, sin lecho. Locura empeñarse en encontrar el lugar que es vacío. En el vacío no hay lugar. Ya no hay lugar. Habrás entonces de limpiarte el hígado, purificar la sangre, delimitar el vacío de tu locura. ¡Oh, siempre aprendiz aunque ya casi calavera! Apura tu locura. Apura tu no estar en ninguna parte. Ya no tienes sitio.
Fin glosa segunda
O puédese haber dicho de lucus, a luce, per contrarium sesum, por habérsele ofuscado y entenebrecido el entendimiento. O se dijo a loquendo porque los tales suelen, con la sequedad del celebro, hablar mucho y dar muchas voces; y si bien lo consideramos al hombre que está en su juicio, si es muy hablador, decimos comúnmente ser un loco. Entre loco, tonto y bobo hay mucha diferencia, por causarse estas enfermedades de distintos principios y calidades. La una de la cólera adusta, y la otra de la abundancia de flema.
Glosa tercera
Déjate llevar como el buey -que de ahí la palabra bobo proviene-; de la flema del tonto no te acobardes. Hay en la tontería algo de ligereza como la tristeza del sauce llorón induce al clown; de la cólera adusta del loco no hay más que resignarse. El lugar está vacío por más que tú, viejo bobo, quieras imaginarlo lleno. No hay nada. No puede haber nada. Sólo que aparte de loco tienes un carácter melancólico que te lleva de la exaltación al abatimiento como quien se deja vencer por la tempestad en el mar. A la deriva de ti mismo siendo tú un espacio ya vacío.
Fin glosa tercera
Vide verbo bobo, y en esto me remito a los médicos. Loco atreguado, el que tiene dilucidos intervalos, haciendo treguas con él la locura. Loco perenal, el que perpetuamente persevera en su locura. Proverbio: "El loco por la pena es cuerdo"; este proverbio se verifica algunas veces en los mismos locos de las gavias, a los cuales castigan los que curan dellos, y entonces no temen como hombres, sino como animales, de la manera y forma que el caballo y el perro y otro cualquier bruto se sujeta a la disciplina temiendo el castigo. "Más sabe el loco en su casa que el cuerdo en la ajena".
Glosa cuarta
A veces paseas y lo ves todo tan claro como cuando la niebla en el valle abjura del otoño. Inspiras fuertemene un aire que te daña y clavas la mirada en un lugar lejano. La noche te atormenta. La calmas con el vino y dejas que tus dedos manejen utensilios: un cuchillo, un estropajo, la cinta que un día anudó su cabello o el broche que prendió una tarde de diciembre en su jersey. A veces lo sabes todo y ese conocimiento te deja aún más vacío y quisieras ser caballo castigado por la amazona o perro condenado a la cadena. No gritas. No maldices. Sabes que el tiempo no es (quizá sí esté) y que el presente sólo es el punto que une un pasado que se fue y un futuro que no existe. Te enloquece el punto que no crea recta y que dura menos que el intervalo en que se piensa.
Fin glosa cuarta
2. aquí se toma loco por el hombre arrojado y inconsiderado en las cosas graves y públicas, pero en cuanto al gobierno particular de su casa están advertidos de lo que les conviene, evitando los inconvenientes que el defuera della no alcanza. Un loco hace ciento, ordinaria cosa es, especialmente entre mozos, si uno dellos da en alguna impertinencia, o sea en traje, o en otra cosa, luego tiene muchos que le sigan, y en las conversaciones si da uno en 3. loquear y travesear, todos los demás le siguen y se descomponen, pareciéndoles que esto es urbanidad y cordura. [Vse. Alocado].
Glosa quinta
Demúdate, no te sonrojes por ello. Ríndete y estrecha la mano y luego, a salvo, como un caballero, como reza tu escudo, sin deshonra, déjate en tu vacío. Hueco por dentro. Asolado. Desterrado. Quizá no llegue el día de estar cuerdo de nuevo. Quizá nunca más sepas que la locura no es gracia que es dada por un daimon griego, ni turbación brutal de las Erinias, ni falta de litio, ni ausencia de sueño. Quizá no quieras saber la etimología de tu condición. Loco. Tonto. Bobo. Dale ese trago al vino. Busca otro diccionario. Quizás en él encuentres las razones de tu corazón que la Razón no entiende.
Fin glosa quinta
Me puedo permitir el lujo de echarte de menos
y levantarme una mañana con cierto desdén hacia mí;
Me puedo atar con desgana los zapatos
y sentir la fatiga de volver a hacer el camino;
Me puedo reír de los que apoyan al Cerdo
y sentarme muy recto para escribir esto;
Me puedo acostar con tedio burgués
y ensoñar un lazo rojo en el pespunte de tus bragas;
Me puedo quedar meditando una posición de ajedrez
y sentir la satisfacción si resuelvo el problema;
Me puedo poner a escribir las frases más líricas
y verter dos lágrimas en la funda de la almohada;
Me puedo cagar en los muertos de los vivos
y salivar ante el olor de un solomillo;
Me puedo herir con mis propios apetitos
y sentir que la vida no tiene sentido;
Me puedo dedicar a masturbarme a las tres
y tras correrme echar un sueñecito;
Me puedo distraer mañana domingo
y acudir a un espectáculo como un feligrés;
Me puedo mecer en los brazos de un dios
y acudir a su perdón por mis torpezas;
Me puedo entregar al gnosticismo
y encontrar en el ocho la razón de los suicidios;
Me puedo permitir el lujo de añorarte
(no tengo un agujero en el estómago);
Me puedo permitir leer el diario
(mi hija no ha muerto inane a mis espaldas);
Me puedo permitir ver cuerpos hermosísimos
(cuerpos llenos de proteínas, glúcidos y lípidos);
Me puedo permitir pensar en el mañana
(mi cuerpo no se está comiendo a sí mismo);
Me puedo permitir quejarme de mi suerte
(mi tribu está saciada: tenemos carnes, pescados, verduras, cereales y lácteos);
Me voy a permitir ir a la cocina
para cortar un trozo de panetone;
Me voy a permitir mirar el teléfono móvil
para ver si me ha llegado algún mensaje;
Me voy a permitir matar el tiempo
porque no tengo hambre
porque no sufro hambre
porque el hambre
y levantarme una mañana con cierto desdén hacia mí;
Me puedo atar con desgana los zapatos
y sentir la fatiga de volver a hacer el camino;
Me puedo reír de los que apoyan al Cerdo
y sentarme muy recto para escribir esto;
Me puedo acostar con tedio burgués
y ensoñar un lazo rojo en el pespunte de tus bragas;
Me puedo quedar meditando una posición de ajedrez
y sentir la satisfacción si resuelvo el problema;
Me puedo poner a escribir las frases más líricas
y verter dos lágrimas en la funda de la almohada;
Me puedo cagar en los muertos de los vivos
y salivar ante el olor de un solomillo;
Me puedo herir con mis propios apetitos
y sentir que la vida no tiene sentido;
Me puedo dedicar a masturbarme a las tres
y tras correrme echar un sueñecito;
Me puedo distraer mañana domingo
y acudir a un espectáculo como un feligrés;
Me puedo mecer en los brazos de un dios
y acudir a su perdón por mis torpezas;
Me puedo entregar al gnosticismo
y encontrar en el ocho la razón de los suicidios;
Me puedo permitir el lujo de añorarte
(no tengo un agujero en el estómago);
Me puedo permitir leer el diario
(mi hija no ha muerto inane a mis espaldas);
Me puedo permitir ver cuerpos hermosísimos
(cuerpos llenos de proteínas, glúcidos y lípidos);
Me puedo permitir pensar en el mañana
(mi cuerpo no se está comiendo a sí mismo);
Me puedo permitir quejarme de mi suerte
(mi tribu está saciada: tenemos carnes, pescados, verduras, cereales y lácteos);
Me voy a permitir ir a la cocina
para cortar un trozo de panetone;
Me voy a permitir mirar el teléfono móvil
para ver si me ha llegado algún mensaje;
Me voy a permitir matar el tiempo
porque no tengo hambre
porque no sufro hambre
porque el hambre
1.- Últimamente en el mundo editorial español se están publicando novelas cuya base argumental es ETA, el mundo de ETA, el País Vasco en los tiempos de ETA. Ahora los escritores vascos se atreven a fabular sobre ETA. ETA se está convirtiendo en un negocio editorial. ¿Quién ha perdido el miedo a ETA: los escritores o los editores?
Me pregunto si cuando las víctimas de aquella guerra eran ninguneados por sus vecinos, si cuando el terror hacía más grises los días grises de Euskadi, no hubiera sido el momento para que se escribieran estas historias que ahora se publican. ¡Callados como putas estuvieron los escritores! Cosa que no es de extrañar porque los escritores somos putas. Ni más ni menos.
2.- Soy espectador de tertulias políticas. Siempre espero de los tertulianos (no escribo analistas porque la televisión o la radio no permiten el análisis. El análisis necesita un desarrollo y estos medios de comunicación exigen el titular, el comentario rápido) llamados de izquierdas críticas al voto de los ciudadanos. Hay como un laico respeto sagrado a la decisión mayoritaria de la ciudadanía y ese silencio, esa no crítica, creo que tiene que ver mucho más con la política de los medios y con el miedo del tertuliano a ser expulsado del sanedrín que con la verdadera crítica. Porque habría que criticar que en España, por ejemplo, un partido acusado de organización criminal en los tribunales como el Partido Popular vuelve a ganar unas elecciones por mandato del pueblo.
3.- Antes de las elecciones norteamericanas todos estos tertulianos, incluidos los de derechas, echaban pestes del candidato Donald Trump pero tras su victoria no paro de escuchar ahora que bueno, que ya veréis como tampoco es para tanto, una cosa es la campaña electoral y otra el ejercicio del poder. A mí no me llevan los demonios porque ya no creo en los demonios, lo que me enciende y me deja estupefacto es el mundo en el que vivimos; lo que me subleva es ver cómo uno de los países supuestamente más avanzados del mundo vota por mayoría -mayoría de los que votan. Porque el porcentaje de votantes ha sido, creo, un 53% de los norteamericanos y el voto popular lo ha ganado Hillary Clinton, no así el de los electores. Lo que en resumidas cuentas viene a decir que con menos del 25% de los votos este tipo es presidente- a un personaje que le gusta mostrarse como un energúmeno inculto, zafio y peligroso.
4.- Dada mi ignorancia, no me atrevo a desdecir a los muchos sabios que por el mundo pululan los cuales suelen hacer una loa a los hombres y se muestran optimistas para con nuestra especie. Muchos de ellos dicen que el pesimismo no es más que una floritura intelectual para hacerse el interesante. Yo sólo espero que tengan razón -o cuando menos que tengan sus razones- pero también espero que visceralmente tengan cuajo para argumentar, instintivamente, su optimismo.
5.- La ley del péndulo me azota. En ocasiones hago un repaso por los dirigentes de este mundo y me invade la melancolía y una desesperanza que apenas logro cortar con el arte o un amigo.
6.- Yo no sé si hubiera tenido la audacia -de habérseme ocurrido- para escribir una novela en los años de plomo sobre la intrahistoria de una familia de etarras y una familia de constitucionalistas que vivieran en el mismo pueblo. Ni tampoco sé si de haberla escrito, hubiera habido una editorial con la valentía de publicarla. Entre el miedo y el conservadurismo hay una muy delgada línea. Entre la cobardía y la cautela también.
7.- El mundo contiene el aliento demasiadas veces y cuando al fin se expulsa, hiede.
Me pregunto si cuando las víctimas de aquella guerra eran ninguneados por sus vecinos, si cuando el terror hacía más grises los días grises de Euskadi, no hubiera sido el momento para que se escribieran estas historias que ahora se publican. ¡Callados como putas estuvieron los escritores! Cosa que no es de extrañar porque los escritores somos putas. Ni más ni menos.
2.- Soy espectador de tertulias políticas. Siempre espero de los tertulianos (no escribo analistas porque la televisión o la radio no permiten el análisis. El análisis necesita un desarrollo y estos medios de comunicación exigen el titular, el comentario rápido) llamados de izquierdas críticas al voto de los ciudadanos. Hay como un laico respeto sagrado a la decisión mayoritaria de la ciudadanía y ese silencio, esa no crítica, creo que tiene que ver mucho más con la política de los medios y con el miedo del tertuliano a ser expulsado del sanedrín que con la verdadera crítica. Porque habría que criticar que en España, por ejemplo, un partido acusado de organización criminal en los tribunales como el Partido Popular vuelve a ganar unas elecciones por mandato del pueblo.
3.- Antes de las elecciones norteamericanas todos estos tertulianos, incluidos los de derechas, echaban pestes del candidato Donald Trump pero tras su victoria no paro de escuchar ahora que bueno, que ya veréis como tampoco es para tanto, una cosa es la campaña electoral y otra el ejercicio del poder. A mí no me llevan los demonios porque ya no creo en los demonios, lo que me enciende y me deja estupefacto es el mundo en el que vivimos; lo que me subleva es ver cómo uno de los países supuestamente más avanzados del mundo vota por mayoría -mayoría de los que votan. Porque el porcentaje de votantes ha sido, creo, un 53% de los norteamericanos y el voto popular lo ha ganado Hillary Clinton, no así el de los electores. Lo que en resumidas cuentas viene a decir que con menos del 25% de los votos este tipo es presidente- a un personaje que le gusta mostrarse como un energúmeno inculto, zafio y peligroso.
4.- Dada mi ignorancia, no me atrevo a desdecir a los muchos sabios que por el mundo pululan los cuales suelen hacer una loa a los hombres y se muestran optimistas para con nuestra especie. Muchos de ellos dicen que el pesimismo no es más que una floritura intelectual para hacerse el interesante. Yo sólo espero que tengan razón -o cuando menos que tengan sus razones- pero también espero que visceralmente tengan cuajo para argumentar, instintivamente, su optimismo.
5.- La ley del péndulo me azota. En ocasiones hago un repaso por los dirigentes de este mundo y me invade la melancolía y una desesperanza que apenas logro cortar con el arte o un amigo.
6.- Yo no sé si hubiera tenido la audacia -de habérseme ocurrido- para escribir una novela en los años de plomo sobre la intrahistoria de una familia de etarras y una familia de constitucionalistas que vivieran en el mismo pueblo. Ni tampoco sé si de haberla escrito, hubiera habido una editorial con la valentía de publicarla. Entre el miedo y el conservadurismo hay una muy delgada línea. Entre la cobardía y la cautela también.
7.- El mundo contiene el aliento demasiadas veces y cuando al fin se expulsa, hiede.
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Ensayo
Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 31/12/2016 a las 21:52 | {0}