Háblame.
Acaríciame.
Luego
un pedazo de mirada.
Háblame,
dime si aún
sobre nosotros
sobre nosotros...
Dijo.
Se dijo
o alguien comentó
no existe el impersonal.
Háblame.
Pensó entonces
que le estaba hablando
siempre, siempre.
Háblame
por la alameda
entre las aguas
junto al lago
en el sueño.
Y así
siempre
como si supiera
siempre
qué hablar.
Háblame, dijo,
entre sábanas
también en la llanura
seca y amarilla y muerta.
Háblame,
se lo dijo al oído
cuando aún la cercanía
estaba presente.
Y así él
habló
como un torrente
que surge del deshielo
en lo alto de un gran monte
por donde el invierno
pasó sin saberlo.
Háblame, háblame, háblame.
Acaríciame.
Luego
un pedazo de mirada.
Háblame,
dime si aún
sobre nosotros
sobre nosotros...
Dijo.
Se dijo
o alguien comentó
no existe el impersonal.
Háblame.
Pensó entonces
que le estaba hablando
siempre, siempre.
Háblame
por la alameda
entre las aguas
junto al lago
en el sueño.
Y así
siempre
como si supiera
siempre
qué hablar.
Háblame, dijo,
entre sábanas
también en la llanura
seca y amarilla y muerta.
Háblame,
se lo dijo al oído
cuando aún la cercanía
estaba presente.
Y así él
habló
como un torrente
que surge del deshielo
en lo alto de un gran monte
por donde el invierno
pasó sin saberlo.
Háblame, háblame, háblame.
Traducción de Poema al francés y versión de Caroline Lahougue
Je sais écrire à l'encre verte
Et m'arrêter devant ton corps
Pour contempler la fin de l'été.
Je suis venu pour rester
Et je frôle ta taille
tandis que sur nous vagabondent
Les pales d'un ventilateur.
Je me suis promené sous un soleil torride
A la recherche d'une résidence
où nous rafraîchir un peu
Et prendre conscience.
J'ai acquis dans ta bouche ouverte
Des habitudes lentes.
Et m'arrêter devant ton corps
Pour contempler la fin de l'été.
Je suis venu pour rester
Et je frôle ta taille
tandis que sur nous vagabondent
Les pales d'un ventilateur.
Je me suis promené sous un soleil torride
A la recherche d'une résidence
où nous rafraîchir un peu
Et prendre conscience.
J'ai acquis dans ta bouche ouverte
Des habitudes lentes.
Sé escribir en tinta verde
y detenerme en tu cuerpo
a contemplar el verano
He venido para quedarme en tu cintura
mientras sobre nosotros las aspas
de un ventilador vaguean
Hemos paseado bajo un tórrido sol
en busca de una residencia
donde refrescarnos algo
y tomar conciencia
He adquirido el hábito lento en tu boca lenta
y detenerme en tu cuerpo
a contemplar el verano
He venido para quedarme en tu cintura
mientras sobre nosotros las aspas
de un ventilador vaguean
Hemos paseado bajo un tórrido sol
en busca de una residencia
donde refrescarnos algo
y tomar conciencia
He adquirido el hábito lento en tu boca lenta
A Rufus un cachorro de labrador
Tengo la marca de tu frenesí en mi pecho
De la colección de poemas En Tercera Persona
VIII
Thomas Man,
sometido a la sugestión de su herencia,
dijo: “La enfermedad y el dolor
son fuentes de vida espiritual”.
No,
la vida espiritual sólo es posible
en el cuerpo alegre de sí mismo
por donde el tiempo pasa ciego
y el mundo transpira en cada poro.
El espíritu entonces
se aligera, desnuda las acciones de destino,
se eleva, se emociona y ya cansino
descansa en el campo de los sueños.
Porque sintió el dolor y estuvo enfermo
quiso creer a Man y propagarlo
pero al fin los años se acercaron,
le obligaron a vivir la frase dicha
y entonces supo, sólo entonces,
que aquella frase era una solemne desdicha
IX
Alegría, sugestión, belleza plena,
norte del día y de la noche sur,
caricia del alma y siempre al albur
del canto perverso de la sirena;
drogas, éxtasis, la noche, serena
memoria de una anciana augur
que echa el destino como buena tahur
sobre una mesa de azucenas llena.
Thomas Man,
sometido a la sugestión de su herencia,
dijo: “La enfermedad y el dolor
son fuentes de vida espiritual”.
No,
la vida espiritual sólo es posible
en el cuerpo alegre de sí mismo
por donde el tiempo pasa ciego
y el mundo transpira en cada poro.
El espíritu entonces
se aligera, desnuda las acciones de destino,
se eleva, se emociona y ya cansino
descansa en el campo de los sueños.
Porque sintió el dolor y estuvo enfermo
quiso creer a Man y propagarlo
pero al fin los años se acercaron,
le obligaron a vivir la frase dicha
y entonces supo, sólo entonces,
que aquella frase era una solemne desdicha
IX
Alegría, sugestión, belleza plena,
norte del día y de la noche sur,
caricia del alma y siempre al albur
del canto perverso de la sirena;
drogas, éxtasis, la noche, serena
memoria de una anciana augur
que echa el destino como buena tahur
sobre una mesa de azucenas llena.
Ventanas
Seriales
Archivo 2009
Escritos de Isaac Alexander
Fantasmagorías
Meditación sobre las formas de interpretar
Cuentecillos
¿De Isaac Alexander?
Libro de las soledades
Colección
Apuntes
Archivo 2008
La Solución
Aforismos
Haiku
Reflexiones para antes de morir
Recuerdos
Reflexiones que Olmo Z. le escribe a su mujer en plena crisis
Sobre las creencias
Olmo Dos Mil Veintidós
Listas
El mes de noviembre
Jardines en el bolsillo
Olmo Z. ¿2024?
Saturnales
Agosto 2013
Citas del mes de mayo
Marea
Sincerada
Reflexiones
Mosquita muerta
El viaje
Sobre la verdad
Sinonimias
El Brillante
No fabularé
Perdido en la mudanza (lost in translation?)
Desenlace
El espejo
Velocidad de escape
Derivas
Carta a una desconocida
Sobre la música
Biopolítica
Asturias
La mujer de las areolas doradas
La Clerc
Las manos
Tasador de bibliotecas
Ensayo sobre La Conspiración
Las homilías de un orate bancario
Las putas de Storyville
Archives
Últimas Entradas
Enlaces
© 2008, 2009, 2010, 2011, 2012, 2013, 2014, 2015, 2016, 2017, 2018, 2019, 2020, 2021, 2022, 2023, 2024 y 2025 de Fernando García-Loygorri, salvo las citas, que son propiedad de sus autores
Poesía
Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 14/09/2009 a las 10:01 |