Desnudo no sabría expresar la última nota
¿Cómo se pregunta?
¿Cómo se afirma?
El órgano no es la función
La vida se dilata y se contrae como la madera en el árbol bajo las inclemencias del tiempo
Navegó, afirma
¿Navegó? se pregunta
La duda mientras tanto merodea en las pulsaciones
y queda al caer la madrugada un último aliento, el límite piensa de la escapada
Esas manos, ha recordado
¿Ha recordado esas manos?
Por el camino
En las pérdidas
En el llano
Es cierto, el universo es tan inmenso
Apenas nada quedará en semejantes magnitudes
de este afán, mínimo como la geometría de la nieve,
en que se debate el hombre en quien ahora pienso
El aire también es nimio
Y qué decir de la tempestad, del filo de la roca, del color del ámbar, de la momia que en su interior pervive, del instrumento de tortura, de la caída de unos párpados, del gran edificio idiota, de la sonrisa de un anciano al borde de una carretera, de la bebida fermentada, del tósigo y su antídoto o del libro de tapas azules donde se esconde la posibilidad de un ser humano
Porque ya es octubre y lleva el pañuelo al cuello
y no sabe si la generosidad tiene siempre la misma cara
Porque es hijo de su tiempo y no contiene instrucciones al dorso
Porque no ha cogido palabras al albur de un dedo
siente que no sabría expresar desnudo la última nota
la que le llevaría a la octava esfera
aquélla que confirmaría las tensiones pitagóricas (con sus ecos de martillo)
Y como niño que pide siempre el mismo cuento porque aún no ha exprimido del todo la enseñanza que encierra dentro
este hombre en el que pienso necesita ver de nuevo una historia de sincronías en la que las linealidades del tiempo se rompieron y la posibilidad de los encuentros se dilataron tanto que casi, casi alcanzaron la magnitud inconcebible del cosmos
¿Qué pensará la avutarda de todo esto?
¿Cómo transmitírselo a la hoja lanceolada del quejigo?
¿Cómo hacerle saber a la carpa del pantano que las aguas son vestigios antiquísimos de un tiempo infinito?
O a sí mismo, se pregunta, o a sí mismo
¿Cómo se pregunta?
¿Cómo se afirma?
El órgano no es la función
La vida se dilata y se contrae como la madera en el árbol bajo las inclemencias del tiempo
Navegó, afirma
¿Navegó? se pregunta
La duda mientras tanto merodea en las pulsaciones
y queda al caer la madrugada un último aliento, el límite piensa de la escapada
Esas manos, ha recordado
¿Ha recordado esas manos?
Por el camino
En las pérdidas
En el llano
Es cierto, el universo es tan inmenso
Apenas nada quedará en semejantes magnitudes
de este afán, mínimo como la geometría de la nieve,
en que se debate el hombre en quien ahora pienso
El aire también es nimio
Y qué decir de la tempestad, del filo de la roca, del color del ámbar, de la momia que en su interior pervive, del instrumento de tortura, de la caída de unos párpados, del gran edificio idiota, de la sonrisa de un anciano al borde de una carretera, de la bebida fermentada, del tósigo y su antídoto o del libro de tapas azules donde se esconde la posibilidad de un ser humano
Porque ya es octubre y lleva el pañuelo al cuello
y no sabe si la generosidad tiene siempre la misma cara
Porque es hijo de su tiempo y no contiene instrucciones al dorso
Porque no ha cogido palabras al albur de un dedo
siente que no sabría expresar desnudo la última nota
la que le llevaría a la octava esfera
aquélla que confirmaría las tensiones pitagóricas (con sus ecos de martillo)
Y como niño que pide siempre el mismo cuento porque aún no ha exprimido del todo la enseñanza que encierra dentro
este hombre en el que pienso necesita ver de nuevo una historia de sincronías en la que las linealidades del tiempo se rompieron y la posibilidad de los encuentros se dilataron tanto que casi, casi alcanzaron la magnitud inconcebible del cosmos
¿Qué pensará la avutarda de todo esto?
¿Cómo transmitírselo a la hoja lanceolada del quejigo?
¿Cómo hacerle saber a la carpa del pantano que las aguas son vestigios antiquísimos de un tiempo infinito?
O a sí mismo, se pregunta, o a sí mismo
Diría con la boca abierta en grito mudo, Abrázame No llueve Abrázame fuerte
Diría desde el filo donde me alojo
Desde el lugar donde se asienta el amor que nos tuvimos
Diría, decididamente nací en las grandes ciudades y así nunca podré saber otra vez tu aroma
o como el aliento sucumbía al rocío y navegábamos por la última arcadia
que se encontraba en el paréntesis que formaban nuestras axilas
Diría Date la vuelta
Diría La clave está en los dientes
Diría Me duele el sábado por la tarde
Diría Volveré a verte
Sólo que la lluvia ha venido a visitarme
y está algo resfriada
Parece además que los cuartos se han mudado
y han dejado al aire las ventanas
Y hay más: un dolor de primavera pasada, un decidido olor a menta y la suerte desigual entre los cisnes
Diría si no estuviese muriendo
Diría si la saliva no me supiera amarga
Diría si la grúa se fuera para siempre
Quisiera no haber nacido en las grandes ciudades de occidente
Quisiera no tener un afán soteriológico
Quisiera quedarme en la cama un poco más
antes de lanzarme por el final del bosque en ese lugar donde brillan las moras y hay un alimento para serpientes que llama tanto mi atención; antes de lanzarme por tu boca; antes de lanzarme por tu vientre; antes de amargarme entre tus muslos como la hiel... como la hiel... como la hiel
Estoy mudo
La tarde tiene la textura del papel -delgada y frágil-
Suena un piano que evoca la locura de una mujer
Si hubiera nacido en una aldea
quizá supiera acercarme
Si hubiera nacido algodón sería hilo de Holanda
urdido en sábana
Me voy
Son la seis
Gravemente son las seis
porque nací en una ciudad de occidente un mes de noviembre mucho antes de ti
Diría desde el filo donde me alojo
Desde el lugar donde se asienta el amor que nos tuvimos
Diría, decididamente nací en las grandes ciudades y así nunca podré saber otra vez tu aroma
o como el aliento sucumbía al rocío y navegábamos por la última arcadia
que se encontraba en el paréntesis que formaban nuestras axilas
Diría Date la vuelta
Diría La clave está en los dientes
Diría Me duele el sábado por la tarde
Diría Volveré a verte
Sólo que la lluvia ha venido a visitarme
y está algo resfriada
Parece además que los cuartos se han mudado
y han dejado al aire las ventanas
Y hay más: un dolor de primavera pasada, un decidido olor a menta y la suerte desigual entre los cisnes
Diría si no estuviese muriendo
Diría si la saliva no me supiera amarga
Diría si la grúa se fuera para siempre
Quisiera no haber nacido en las grandes ciudades de occidente
Quisiera no tener un afán soteriológico
Quisiera quedarme en la cama un poco más
antes de lanzarme por el final del bosque en ese lugar donde brillan las moras y hay un alimento para serpientes que llama tanto mi atención; antes de lanzarme por tu boca; antes de lanzarme por tu vientre; antes de amargarme entre tus muslos como la hiel... como la hiel... como la hiel
Estoy mudo
La tarde tiene la textura del papel -delgada y frágil-
Suena un piano que evoca la locura de una mujer
Si hubiera nacido en una aldea
quizá supiera acercarme
Si hubiera nacido algodón sería hilo de Holanda
urdido en sábana
Me voy
Son la seis
Gravemente son las seis
porque nací en una ciudad de occidente un mes de noviembre mucho antes de ti
Reflexión que Olmo Z. se hace a partir de los Libros II y III de la Historia Natural de Plinio el Viejo
¡Podría, sí, podría hacerlo en esta noche
quedarme desmembrado, agostarme en mi visión del mundo
desfallecer quédamente como Miguel de Molinos
y argumentar la furia con sólo cinco vocales!
También, con dulzura, puedo escribir hoy
sobre si el mundo es finito y si es uno
y deslizarme luego por su forma, por su movimiento y explicar de forma bella
por qué se dice mundo
No tendría que gritar cuando dejara caer algo de los cuatro elementos
de los siete planetas
de Dios
Y podría también alegre
deambular por la naturaleza de la luna
los motivos de los eclipses
acuñar una moneda que conmemorara la grandeza de las estrellas
explicar, en un canto, su música
delinear en un pizarrón sus geometrías
y llegar a la mañana con las estrellas repentinas
Porque hay algo que me lleva a no rajarme la cara en esta noche
y que no es sólo mi nacimiento en una de las grandes ciudades
sino haberme quedado prendado un día
de los colores del cielo
de las llamas
de las coronas celestes
de los círculos repentinos
de los muchos soles
de las muchas lunas
de la luz diurna que aparece de noche
de los escudos ardientes
de los prodigios del cosmos
del discurso de las estrellas
de las estrellas castores
del aire
de la mudanza natural de los tiempos
de la fuerza de la canícula
de las causas de las lluvias, vientos y nubes
de los truenos y relámpagos
o de la causa del eco
¡Podría desprenderme de mí mismo
podría dejar de ensimismarme
y rasgar con mi grito la cadencia muda de occidente
mientras un hombre se pregunta
dónde y cuándo no hay sombras
qué ciudades ha sorbido el mar
qué tierras tiemblan siempre
de qué manera se han de considerar los días
qué sea la fuerza del Sol!
y podría preguntarme yo, antes de partir,
si la suma de las islas del mar Jonio y el Adriático
más la suma de los ríos notables
más la suma de los montes famosos
más la suma de todas las ínsulas
más la suma de todos los pueblos y gentes que perecieron
más la suma de todas las cosas e historias y observaciones
igualan el dolor de ser consciente, finito y contingente
Porque nací en las grandes ciudades de occidente
me cuesta desnudarme ante ti
Yo me acercaría y expondría con vehemencia la inocencia en tu perro
desviaría mis ojos de los tuyos (aunque previamente los hubiera mantenido en ti)
y haría -al modo de los bluesman- un baile con mis hombros
un baile si quieres sincopado
incluso te concedería un baile de borracho lento
Porque nací en las grandes ciudades
me observo de vez en cuando en el espejo
y espero en el balcón el alarde de tus pechos sin sostén
como si renegaras, con ese vaivén, del rito de las primates humanas y sus blufs de seducción
Porque nací en las grandes ciudades
recelo del que habla mucho
me fijo en las uñas pintadas
acierto con las normas de circulación
sé que los ancianos son esclavos de la ciencia y su miedo a morir
Porque nací en las grandes ciudades
ensueño ferocidades con tus nalgas
y riego con mi orina el recodo último cuando sé que no hay nadie y el chorro a nadie alterará (ni tan siquiera a mí)
Porque nací en las grandes ciudades de occidente
mi mente divaga, la loca de la casa,
y he de dejarla hasta que se agote
como ayer que se agotó justo cuando contemplé
la luna haciéndose señora de mis humores
y supimos que debíamos atravesar el plenilunio una vez más
me cuesta desnudarme ante ti
Yo me acercaría y expondría con vehemencia la inocencia en tu perro
desviaría mis ojos de los tuyos (aunque previamente los hubiera mantenido en ti)
y haría -al modo de los bluesman- un baile con mis hombros
un baile si quieres sincopado
incluso te concedería un baile de borracho lento
Porque nací en las grandes ciudades
me observo de vez en cuando en el espejo
y espero en el balcón el alarde de tus pechos sin sostén
como si renegaras, con ese vaivén, del rito de las primates humanas y sus blufs de seducción
Porque nací en las grandes ciudades
recelo del que habla mucho
me fijo en las uñas pintadas
acierto con las normas de circulación
sé que los ancianos son esclavos de la ciencia y su miedo a morir
Porque nací en las grandes ciudades
ensueño ferocidades con tus nalgas
y riego con mi orina el recodo último cuando sé que no hay nadie y el chorro a nadie alterará (ni tan siquiera a mí)
Porque nací en las grandes ciudades de occidente
mi mente divaga, la loca de la casa,
y he de dejarla hasta que se agote
como ayer que se agotó justo cuando contemplé
la luna haciéndose señora de mis humores
y supimos que debíamos atravesar el plenilunio una vez más
Narrativa
Tags : Reflexiones que Olmo Z. le escribe a su mujer en plena crisis Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 25/09/2015 a las 11:07 | {0}
Si tan solo fuéramos y de nosotros mismos apenas supiéramos nada
Si hubiera habido personas que lucharon a brazo partido por darnos una razón de ser
Si tan sólo fuéramos máquinas donde habitan genes
Será la nostalgia
o esa idea sin palabras que en realidad es una imagen
(dos cuerpos abrazados)
y la escasez
Si hubiera un día
Cogería unos diccionarios
Me mantendría estático muy atento a la respiración en la punta de la nariz
Quedarme quieto en la contemplación del último sol sobre las hojas de las encinas
Respirar de nuevo
Respirar hondamente
Recuperar la esencia primera cuando caminé hasta el final
Y decirme, en un aparte, Sólo mamíferos
Pensar es un aborto de la naturaleza
Dar un paso más
Cae la noche y alguien, muy cerca, se ha roto una cadera
Me causa ternura
También la doctora joven que crea proximidad entre mi cita con el reumatólogo y su aniversario de boda
Buscar, me digo
Genes, me digo. Busco su raíz indoeuropea y dejo que las lágrimas caigan sin peso
Dejo que las moscas se arremolinen y me ataquen los ojos
Sé que en el descenso hay que tener un gran cuidado
No importa cuándo
No importa dónde
Llegará el sueño (al final siempre llega el sueño)
Un día, no muy lejos, vislumbraré la isla
y la casa donde moriré hasta vivir
Si hubiera habido personas que lucharon a brazo partido por darnos una razón de ser
Si tan sólo fuéramos máquinas donde habitan genes
Será la nostalgia
o esa idea sin palabras que en realidad es una imagen
(dos cuerpos abrazados)
y la escasez
Si hubiera un día
Cogería unos diccionarios
Me mantendría estático muy atento a la respiración en la punta de la nariz
Quedarme quieto en la contemplación del último sol sobre las hojas de las encinas
Respirar de nuevo
Respirar hondamente
Recuperar la esencia primera cuando caminé hasta el final
Y decirme, en un aparte, Sólo mamíferos
Pensar es un aborto de la naturaleza
Dar un paso más
Cae la noche y alguien, muy cerca, se ha roto una cadera
Me causa ternura
También la doctora joven que crea proximidad entre mi cita con el reumatólogo y su aniversario de boda
Buscar, me digo
Genes, me digo. Busco su raíz indoeuropea y dejo que las lágrimas caigan sin peso
Dejo que las moscas se arremolinen y me ataquen los ojos
Sé que en el descenso hay que tener un gran cuidado
No importa cuándo
No importa dónde
Llegará el sueño (al final siempre llega el sueño)
Un día, no muy lejos, vislumbraré la isla
y la casa donde moriré hasta vivir
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Narrativa
Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 03/10/2015 a las 10:54 | {0}