Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri

Poesía de Wislawa Szymborska de su libro Instante. Traducido por Gerardo Beltrán. Ediciones Igitur


De cada cien personas,

las que todo lo saben mejor:
cincuenta y dos,

las inseguras de cada paso:
casi todo el resto,

las prontas a ayudar,
siempre que no dure mucho:
hasta cuarenta y nueve,

las buenas siempre,
porque no pueden de otra forma:
cuatro, o quizá cinco,

las dispuestas a admirar sin envidia:
dieciocho,

las que viven continuamente angustiadas
por algo o por alguien:
setenta y siete,

las capaces de ser felices:
como mucho veintitantas,

las inofensivas de una en una
pero salvajes en grupo:
más de la mitad seguro,

las crueles
cuando las circunstancias obligan:
es mejor no saberlo
ni siquiera aproximadamente,

las sabias a posteriori:
no muchas más
que las sabias a priori,

las que de la vida no quieren nada más que cosas:
cuarenta
aunque quisiera equivocarme,

las encorvadas, doloridas
y sin linterna en lo oscuro:
ochenta y tres,
tarde o temprano,

las dignas de compasión:
noventa y nueve,

las mortales
cien de cien.
Cifra que por ahora no sufre ningún cambio.

Invitados

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 21/10/2013 a las 17:02 | Comentarios {0}


Meditaciones de Marco Aureilio. Traducción Ramón Bach Pellicer. Editorial Gredos. Colección Biblioteca Clásica. Año: 1977


2.- Conviene también estar a la expectativa de hechos como éstos, que incluso las modificaciones accesorias de las cosas naturales tienen algún encanto y atractivo. Así, por ejemplo, un trozo de pan al cocerse se agrieta en ciertas partes; esas grietas que así se forman y que, en cierto modo, son contrarias a la promesa del arte del panadero, son, en cierto modo, adecuadas, y excitan singularmente el apetito. Asimismo, los higos, cuando están muy maduros, se entreabren. Y en las aceitunas que quedan maduras en los árboles, su proximidad a la prodedumbre añade al fruto una belleza singular. Igualmente las espigas que se inclinan hacia abajo, la melena del león y la espuma que brota de la boca de los jabalíes y muchas otras cosas, examinadas en particular, están lejos de ser bellas; y, sin embargo, al ser consecuencia de ciertos procesos naturales, cobran una aspecto bello y son atractivas. De manera que, si una persona tiene sensibilidad e inteligencia suficientemente profunda para captar lo que sucede en el conjunto, casi nada le parecerá, incluso entre las cosas que acontecen por efectos secundarios, no comportar algún encanto singular. Y esa persona verá las fauces reales de las fieras con no menor agrado que todas sus reproducciones realizadas por pintores y escultores; incluso podrá ver con sus sagaces ojos cierta plenitud y madurez en la anciana y el anciano y también, en los niños, su amable encanto. Muchas cosas semejantes se encontrarán no al alcance de cualquiera, sino, exclusivamente, para el que de verdad esté familiarizado con la naturaleza y sus obras.

Invitados

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 03/09/2013 a las 10:08 | Comentarios {0}


Chesterton citado por Borges en el texto El idioma analítico de John Wilkins. Otras Inquisiciones 1952


Esperanzas y utopías aparte, acaso lo más lúcido que sobre el lenguaje se ha escrito son estas palabras de Chesterton: "El hombre sabe que hay en el alma tintes más deconcertantes, más innumerables y más anónimos que los colores de una selva otoñal... cree, sin embargo, que esos tintes, en todas sus fusiones y conversiones, son representables con precisión por un mecanismo arbitrario de gruñidos y de chillidos. Cree que del interior de una bolsita salen realmente ruidos que significan todos los misterios de la memoria y todas las agonías del anhelo" (G. F. Watts, pag. 88, 1904).

Invitados

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 02/07/2013 a las 11:06 | Comentarios {1}


El mundo como voluntad y representación. Arthur Schopenhauer. Libro 4º. Del mundo como voluntad. Segunda consideración. Afirmación y negación de la voluntad de vivir una vez alcanzado el autoconocimiento. Traducción Rafael José Díaz Fernández y Mª Montserrat Armas Concepción. Editorial Akal.



§ 54
pag. 303
[...] Que la generación y la muerte han de considerarse como algo perteneciente a la vida y esencial a este fenómeno de la voluntad, se desprende también del hecho de que ambas se nos presentan como expresiones altamente potenciadas de aquello en que consiste la entera vida restante. Ésta no es ni más ni menos que un constante cambio  de la materia bajo la firme permanencia de la forma; y algo semejante es la imperdurabilidad de los individuos bajo la perdurabilidad de la especie. La alimentación y la reproducción incesantes no se diferencian sino en algún grado de la procreación, y la excreción incesante sólo en algún grado de la muerte. Lo primero se muestra de la manera más clara y sencilla en la planta. Ésta no es otra cosa que la constante repetición  de un mismo impulso, de sus fibras más sencillas, que se agrupan en hojas y ramas; es un agregado sistemático de plantas semejantes que se sostienen las unas a las otras, y cuyo único impulso es reproducirse sin fin; para satisfacerlo completamente, la planta asciende, por la escala de la metamorfosis, hasta la flor y el fruto, que son el compendio de su existencia y esfuerzo, pues de este modo alcanza, por el camino más corto, su único objetivo, y a partir de este momento conseguirá mil veces de una sola vez lo que hasta entonces había conseguido individualmente: la repetición de sí misma. Su inclinación al fruto se parece a la del escrito por la imprenta. Evidentemente, en los animales sucede lo mismo. El proceso alimenticio es una generación incesante, y el proceso generador es una alimentación altamente potenciada; el placer del acto generador es el bienestar altamente potenciado del sentimiento vital.
Por otra parte, la excreción, la constante eliminación y expulsión de materia, es lo mismo que la muerte, lo opuesto a la generación, sólo que en un grado menor. E igual que estamos siempre contentos de que la excreción nos permita conservar la forma sin tener que lamentar la materia expulsada, la misma actitud tenemos que adoptar cuando la muerte venga a cumplir, en una potencia mayor y en conjunto, lo mismo que sucede cada día y a cada hora en particular con la excreción. Igual que lo primero nos deja indifirentes, lo segundo no tendría que hacernos estremecer. Así pues, desde este punto de vista parece tan erróneo pretender la continuidad de nuestra propia individualidad, que es sustitutida por otros individuos, como pretender la permanencia de la materia de nuestro cuerpo, que constantemente es sustituida por nueva materia. Parece tan insensato embalsamar cadáveres como conservar cuidadosamente las propias heces.

La generación y la muerte (alimentación, reproducción y excreción). Duodécima cita del mes de mayo

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Tags : Citas del mes de mayo Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 27/05/2013 a las 10:23 | Comentarios {1}


Cuaderno amarillo. Salvador Pániker. Editorial Areté. 1ª Edición 2000


Constantin Brancusi, Sleeping Muse I, 1909-10
Constantin Brancusi, Sleeping Muse I, 1909-10


Pags. 105-106
10 de agosto de 1993


Cuando se me pasan las ganas de agradar a todo el mundo recupero la libertad, descubro que tengo una columna vertebral. Cuando dejo de autojustificarme me convierto en el ser adulto que aparentemente soy.
Asumir serenamente el perfil propio.
Lo que antes se llamaba ser un hombre de principios, uno lo convierte, más modesta y concretamente, en tener una columna vertebral. Necesitamos una columna vertebral para nuestra finitud bamboleante. De lo contrario, uno quiere "ir a por todas", pierde el sentido de la contención y el límite, cae en la desmesura, la vieja hybris griega, y acaba en la autodestrucción.
Columna vertebral. Pero también agilidad, ausencia de principios absolutos. No hay valores absolutos. Todo lo cual enlaza con aquella nueva magia de la cual hablaba hace unos días, la conciliación entre razón y mística. Ya he dicho repetidamente que la mística es esa seguridad previa que te permite vivir dudando. Una seguridad, claro está, paradójica: porque consiste, precisamente, en no necesitar ya de seguridad alguna. En cuyo caso, la mística es la otra faz del pluralismo. El místico es alguien capaz de vivir tranquilamente sin ideas: por esto puede correr el riesgo de tenerlas. Porque no se le van a absolutizar. Porque no las necesita para dar un sentido a la vida. Porque sabe que la vida no tiene sentido.
Lamentablemente, las gentes todavía se matan las unas a las otras por cuestiones de sentido. El siglo XX - que comenzó en 1914 y terminó en 1989- ha sido un siglo de absolutismos intramundanos. Dos guerras mundiales y varias exterminaciones en masa son el resultado del furor ideológico, la falsa mística. Hoy procede vivir sin creencias absolutas, en permanente provisionalidad. Para lo cual hace falta segregar un plus de creatividad retroprogresiva que antaño no era menester. Quiere decirse que la democracia, la secularización y el laicismo, esas conquistas de la modernidad, sólo se mantendrán si se descubre y se vive ese trasfondo -que yo llamo místico- que le permite a uno mantenerse en la provisionalidad, el relativismo, la incertidumbre y la increencia.
Es la paradoja retroprogresiva.

Es también el meollo de la mal comprendida postmodernidad. Secularizada la religión del progreso, vuelve a abrirse el espacio de lo genuinamente místico. Lo místico que ya no tiene por referencia a Dios, la Ciencia o la Clase Obrera. Lo místico que es el acceso al presente.
Lo cual no anula los proyectos de futuro, ni conduce a una sociedad ahistórica donde se confundan lo real y lo imaginario. Baudrillard sólo ha captado la mitad de la cuestión. Lo que ocurre es que el viejo Relato Único de la modernidad se ha quebrado en mil minúsculos relatos. Ocurre que cada cual ha de inventar su propia leyenda.

Creatividad y mística son así -insisto- nociones inseparables. Y una fenomenología de los estados creativos podría confirmarlo. Una vez más citaré a Brancusi: "Ce qui est difficile ce n'est pas de faire, mais de se mettre dans l'état de faire". Ponerse en el estado de hacer es entrar en el estado de gracia donde no hay disociación entre los medios y los fines, el fondo y la forma: la obra de arte surge entonces espontáneamente y por sí misma. Un gran artista es, ante todo, un gran médium. A fuerza de despejar mecanismos de defensa y otros condicionamientos, se computan mil mensajes que antes pasaban de largo, se pone uno dans l'état de faire, se consigue que la gracia fluya. "Algo en mí, crea" decía Mozart. Y Paul Klee escribe: "Libérate de la pretensión de ser el autor de tus actos; entonces serás libre, atento, expandido, y lo que deba ser hecho se hará."

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Tags : Citas del mes de mayo Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 19/05/2013 a las 13:11 | Comentarios {0}


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