Apuntes a partir del texto de Ramón Andrés El mundo en el oído; de la edición de Joscelyn Godwin Armonía de las Esferas; de la música de Spotify; del texto de Donald J. Grout y Claude V. Palisca, Historia de la música occidental.
Mucho antes de que Platón en el diálogo Timeo hablara de la armonía de las esferas la música trascendía el propio sonido. Pitágoras, mago de los números, señor de sus misterios, establecía proporciones entre distancias y sonidos.
En muchas culturas la misma metáfora se extiende: El Cosmos es una creación divina que conmina al espacio y al tiempo a ceñirse a los límites de la armonía musical (o sonora).
La clave del pensamiento sonoro de la Grecia antigua proviene de su creencia en que el esqueleto del Universo era de madera y por lo tanto su vibración debía de producir inevitablemente un sonido.
El birimbau de Nana Vasconçelos
Una canción a dúo entre Caetano Veloso y Cesarea Evora.
Alberga la música un largo aliento de epopeya.
Leyendo el artículo Energía oscura de la revista Investigación y Ciencia del mes de junio de 2009, se me ocurre pensar si esta energía oscura no será la armonía universal.
Habla Ramiro de Andrés de la relación entre Orfeo y Cristo y comenta un pasaje de San Clemente de Alejandría en el que dice, La lira es el madero de la cruz en la cual murió Cristo.
En uno de los mitos de Orfeo, Las Ménades descuartizan su cuerpo. Su cabeza llega a las aguas del río Hebrón y mientras flota en ellas canta.
En su viaje con los argonautas referido en las Argonaúticas órficas, Orfeo acude a sus cantos para sortear los temibles obstáculos. En ella se puede leer:
Yo, entonces, le saqué un don divino a mi lira,
y de la última cuerda obtuve un matiz grave,
mientras de mis labios salía, quedamente,
un cántico imperceptible. Alabé al Sueño,
de los dioses soberano y de los hombres,
para que apaciguara el ánimo violento del dragón.
La música es el corazón de las cosas (Nietzsche)
Comenta Joscelyn Godwin acerca del Arqueómetro (Paris, 1909) de Saint Yves-d'Alveydre: El arqueómetro es un diagrama que relaciona tonos con colores, números y las letras de varios alfabetos, y que supuestamente proporciona las claves de todas las ciencias y las artes; es una de las grandes síntesis herméticas del fin-de-siècle
En muchas culturas la misma metáfora se extiende: El Cosmos es una creación divina que conmina al espacio y al tiempo a ceñirse a los límites de la armonía musical (o sonora).
La clave del pensamiento sonoro de la Grecia antigua proviene de su creencia en que el esqueleto del Universo era de madera y por lo tanto su vibración debía de producir inevitablemente un sonido.
El birimbau de Nana Vasconçelos
Una canción a dúo entre Caetano Veloso y Cesarea Evora.
Alberga la música un largo aliento de epopeya.
Leyendo el artículo Energía oscura de la revista Investigación y Ciencia del mes de junio de 2009, se me ocurre pensar si esta energía oscura no será la armonía universal.
Habla Ramiro de Andrés de la relación entre Orfeo y Cristo y comenta un pasaje de San Clemente de Alejandría en el que dice, La lira es el madero de la cruz en la cual murió Cristo.
En uno de los mitos de Orfeo, Las Ménades descuartizan su cuerpo. Su cabeza llega a las aguas del río Hebrón y mientras flota en ellas canta.
En su viaje con los argonautas referido en las Argonaúticas órficas, Orfeo acude a sus cantos para sortear los temibles obstáculos. En ella se puede leer:
Yo, entonces, le saqué un don divino a mi lira,
y de la última cuerda obtuve un matiz grave,
mientras de mis labios salía, quedamente,
un cántico imperceptible. Alabé al Sueño,
de los dioses soberano y de los hombres,
para que apaciguara el ánimo violento del dragón.
La música es el corazón de las cosas (Nietzsche)
Comenta Joscelyn Godwin acerca del Arqueómetro (Paris, 1909) de Saint Yves-d'Alveydre: El arqueómetro es un diagrama que relaciona tonos con colores, números y las letras de varios alfabetos, y que supuestamente proporciona las claves de todas las ciencias y las artes; es una de las grandes síntesis herméticas del fin-de-siècle
Arqueómetro de Saint Yves-d'Alveydre
En las tierras sur-occidentales de Europa, en las actuales Portugal y España, convivieron hace muchos siglos tres civilizaciones: la árabe, la judía y la cristiana entre guerras y paces, entre tolerancias y razzias, entre acuerdos y traiciones. Durante cientos de años estas tres culturas mantuvieron ciertos equilibrios que obligaron a la relación. Entrado ya el siglo XV una de las civilizaciones había alcanzado una supremacía estable sobre las demás, la cristiana. Entre los siglos XVI y XVII las otras dos culturas fueron expulsadas de España. La judía llevaba en la península desde antes del diluvio universal, la árabe estuvo desde el siglo VII d.c.
No tengo ahora los libros para su consulta con lo cual será más un placer de artificio que una verdad histórica (o documental) lo que narre.
A veces uno mismo es su propio inquisidor. Mi inquisidor pone como límite la verosimilitud (que etimológicamente es símil de verdad lo que encierra al mismo tiempo una curiosísima paradoja. Lo similar no es lo auténtico) y así quisiera esbozar una historia de las historias que a mí me quedan en la memoria. Cuando empiezo a escribir me vienen a la cabeza nombres de autores, Llorente, Caro Baroja, Henry C. Lea, Marcelino Menéndez Pelayo y entre todos Américo Castro uno de los historiadores y filólogos más bellos que yo he leído, un hombre que en su forma de narrar deja correr al mismo tiempo toda la pasión y toda la ciencia que posee y que además tiene una idea de la Historia porque al fin y al cabo no se tiene más que ideas o interpretaciones de cualquier historia. Américo Castro no la esconde amparándose en una supuesta objetividad documental (lo documentos también se interpretan) sino que la muestra audaz y consciente.
Algo así quisiera, desde la literatura, inventar sobre lo recordado. La inquisición entonces... seguiré en ella.
España en su historia: Cristianos, Moros y Judíos. Américo Castro. Editado por Mondadori.
No tengo ahora los libros para su consulta con lo cual será más un placer de artificio que una verdad histórica (o documental) lo que narre.
A veces uno mismo es su propio inquisidor. Mi inquisidor pone como límite la verosimilitud (que etimológicamente es símil de verdad lo que encierra al mismo tiempo una curiosísima paradoja. Lo similar no es lo auténtico) y así quisiera esbozar una historia de las historias que a mí me quedan en la memoria. Cuando empiezo a escribir me vienen a la cabeza nombres de autores, Llorente, Caro Baroja, Henry C. Lea, Marcelino Menéndez Pelayo y entre todos Américo Castro uno de los historiadores y filólogos más bellos que yo he leído, un hombre que en su forma de narrar deja correr al mismo tiempo toda la pasión y toda la ciencia que posee y que además tiene una idea de la Historia porque al fin y al cabo no se tiene más que ideas o interpretaciones de cualquier historia. Américo Castro no la esconde amparándose en una supuesta objetividad documental (lo documentos también se interpretan) sino que la muestra audaz y consciente.
Algo así quisiera, desde la literatura, inventar sobre lo recordado. La inquisición entonces... seguiré en ella.
España en su historia: Cristianos, Moros y Judíos. Américo Castro. Editado por Mondadori.
Ensayo
Tags : Archivo 2009 Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 01/05/2009 a las 19:34 | {0}
San Agustín en su tratado sobre la música le pregunta a su discípulo, ¿Qué es la música? Y el discípulo le contesta, No me atrevo a responder.
En la Tablilla VIII del Poema de Gilgamesh, el héroe, al perder a su amigo Enkidu quiere ofrecerle una flauta coralina mientras se lamenta de que su amigo ya no le pueda oír.
¡Amigo mío, mulo errante,
onagro montaraz, pantera de la estepa;
Enkidu, amigo mío, mulo errante,
onagro montaraz, pantera de la estepa!
¡Fuimos a una y escalamos [la montaña];
capturamos el Toro del Cielo [y lo matamos];
abatimos a Humbaba,
[que vivía] en el Bosque de los Cedros!
Y ahora, ¿qué sueño te ha arrebatado
para que en ti te hayas perdido
y ya no me oigas?
Libro tibetano de los muertos: en el momento de la muerte, cuando todavía la conciencia del fallecido deambula por el canal central del sistema nervioso, se deberá repetir una oración al recaudo de su oído con la finalidad de implantarla en su mente.
Según Ramón Andrés en su libro El Mundo en el Oído, editado por Acantilado, el que conocemos como Libro Tibetano de los Muertos, cuya denominación le fue dada por su primer editor W.Y. Evans-Wentz en 1927, tiene, sin embargo, un título original muy revelador: Bardo Todol (bar.do' i.thos.grol), esto es, Liberación por audición en el estado intermedio
El sonido es un espacio. La música propone un orden a ese espacio.
En la Tablilla VIII del Poema de Gilgamesh, el héroe, al perder a su amigo Enkidu quiere ofrecerle una flauta coralina mientras se lamenta de que su amigo ya no le pueda oír.
¡Amigo mío, mulo errante,
onagro montaraz, pantera de la estepa;
Enkidu, amigo mío, mulo errante,
onagro montaraz, pantera de la estepa!
¡Fuimos a una y escalamos [la montaña];
capturamos el Toro del Cielo [y lo matamos];
abatimos a Humbaba,
[que vivía] en el Bosque de los Cedros!
Y ahora, ¿qué sueño te ha arrebatado
para que en ti te hayas perdido
y ya no me oigas?
Libro tibetano de los muertos: en el momento de la muerte, cuando todavía la conciencia del fallecido deambula por el canal central del sistema nervioso, se deberá repetir una oración al recaudo de su oído con la finalidad de implantarla en su mente.
Según Ramón Andrés en su libro El Mundo en el Oído, editado por Acantilado, el que conocemos como Libro Tibetano de los Muertos, cuya denominación le fue dada por su primer editor W.Y. Evans-Wentz en 1927, tiene, sin embargo, un título original muy revelador: Bardo Todol (bar.do' i.thos.grol), esto es, Liberación por audición en el estado intermedio
El sonido es un espacio. La música propone un orden a ese espacio.
Ensayo
Tags : Sobre la música Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 23/04/2009 a las 09:39 | {0}
Ha amanecido raro.
Con un dolor de espalda antiguo.
Tengo temor.
Uno de esos días.
Veré si lo puedo superar.
Si hago algún esfuerzo.
O si no hago nada y dejo que el día transcurra.
Aguantando.
Queda tiempo.
Queda mucho tiempo.
Ahora le toca a Violeta asumirlo.
Le será difícil.
Ya lo es.
Por eso, fundamentalmente, ha amanecido raro.
Es miércoles y me siento culpable
de todo lo que cree que ha perdido.
Y es muy complicado explicar que nada se pierde
porque nada se tiene (también me es complicado entenderlo. También me esfuerzo en entenderlo).
A lo mejor alguna filosofía oriental
tan falsa como cualquiera occidental no hay más que ver cómo se enfrentan en Tailandia.
O cómo se matan en la India.
O cómo ajustician en la China.
No conozco lugar en la tierra donde no exista la barbarie.
Luego está la literatura y los hombres que saben escribir el sentido común. Otra cosa es practicarlo.
Esta mañana del quince de abril
me hace temer.
El día gris tras los cristales sucios. La lejanía. El no canto de los pájaros. El movimiento de la gran ciudad. Las horas que van pasando y se acerca ya el momento de irla a buscar. Un poco vagabundos sin la gracia melancólica de Charlot.
Había construido algo hermoso.
Reconozco la dificultad para aceptar que ya no existe.
A mí también me cuesta.
Con un dolor de espalda antiguo.
Tengo temor.
Uno de esos días.
Veré si lo puedo superar.
Si hago algún esfuerzo.
O si no hago nada y dejo que el día transcurra.
Aguantando.
Queda tiempo.
Queda mucho tiempo.
Ahora le toca a Violeta asumirlo.
Le será difícil.
Ya lo es.
Por eso, fundamentalmente, ha amanecido raro.
Es miércoles y me siento culpable
de todo lo que cree que ha perdido.
Y es muy complicado explicar que nada se pierde
porque nada se tiene (también me es complicado entenderlo. También me esfuerzo en entenderlo).
A lo mejor alguna filosofía oriental
tan falsa como cualquiera occidental no hay más que ver cómo se enfrentan en Tailandia.
O cómo se matan en la India.
O cómo ajustician en la China.
No conozco lugar en la tierra donde no exista la barbarie.
Luego está la literatura y los hombres que saben escribir el sentido común. Otra cosa es practicarlo.
Esta mañana del quince de abril
me hace temer.
El día gris tras los cristales sucios. La lejanía. El no canto de los pájaros. El movimiento de la gran ciudad. Las horas que van pasando y se acerca ya el momento de irla a buscar. Un poco vagabundos sin la gracia melancólica de Charlot.
Había construido algo hermoso.
Reconozco la dificultad para aceptar que ya no existe.
A mí también me cuesta.
Ensayo
Tags : Archivo 2009 Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 15/04/2009 a las 10:12 | {0}Apócrifo atribuido a Isaac Alexander
No estará de más sencillamente deleitarse con las definiciones. Quizá se pueda atribuir al inconsciente la elección de la palabras o incluso el tomo elegido para encontrarlas.
Paladear: Poner al recién nacido miel u otra cosa suave en el paladar, para que con aquel dulce o sabor se aficione al pecho, y mame sin repugnancia ni dificultad. Parece que no me diste leche sino vinagre y que no me paladeaste con miel, como suelen a los otros niños, sino con hiel y con acíbar. (Fray Cristóbal de Fonseca, Vida de Cristo).
Palillo: Figuradamente se llama la conversación, especialmente la que se tiene después de comer. Es tomado de que se quedan con el palillo mondándose los dientes.
Palomo (Tipos de ): Argentado, azafranado, azul, bayo, botafogo, filacotón, gabino tostado, gabino vero, mongín, pelo de canes, pelo de ratón, overo, royo, tenado, xalandrino.
Palpar la ropa: Frase con que se explica que algún enfermo está en los últimos términos de la vida porque esta acción , hecha entonces sin deliberación, es señal mortal.
Pan de perro: Metafóricamente vale daño o castigo que se hace o da a alguno. Es tomada la alusión de que en el pan suelen darse a los perros lo que llaman zarazas, para matarlos.
Panetela: Especie de sopa, con papas, que se hace con caldo, pan rallado y azúcar, que mantiene mucho, y es muy útil para los que padecen del pecho y personas delicadas. Hácese también de otras maneras, aunque comúnmente siempre entra el pan rallado, por lo que se le dio este nombre. Todo el toque de esta panetela está en que ha de salir muy blanca. (Francisco Martínez Montiño, Arte de Cocina).
Paparrasolla: Nombre inventado para poner miedo a los niños, para que callen cuando lloran. Covarrubias en su Tesoro de la Lengua Castellana dice Paparesolla y que se formó del nombre Papo y el verbo resollar; porque resollando con él les amedrentan.
Papialbillo: Especie de comadreja. Tiene el color entre azafranado y negro, que inclina a castaño oscuro. El cuello por debajo del tragadero es blanco, por lo cual le dieron este nombre. El pellejo es oloroso y parece que tiene almizcle. Se domestican fácilmente, si no los enojan, y cuando viven en los campos tienen el estiércol algo oloroso. Algunos le llaman patialbillo. Fuera de éstas hay otras especies de comadrejas a las cuales llamamos en Castilla Papialbillos. (Gerónimo de Huerta, Traducción de la Historia Natural de Plinio lib. 8 cap. 55)
Paladear: Poner al recién nacido miel u otra cosa suave en el paladar, para que con aquel dulce o sabor se aficione al pecho, y mame sin repugnancia ni dificultad. Parece que no me diste leche sino vinagre y que no me paladeaste con miel, como suelen a los otros niños, sino con hiel y con acíbar. (Fray Cristóbal de Fonseca, Vida de Cristo).
Palillo: Figuradamente se llama la conversación, especialmente la que se tiene después de comer. Es tomado de que se quedan con el palillo mondándose los dientes.
Palomo (Tipos de ): Argentado, azafranado, azul, bayo, botafogo, filacotón, gabino tostado, gabino vero, mongín, pelo de canes, pelo de ratón, overo, royo, tenado, xalandrino.
Palpar la ropa: Frase con que se explica que algún enfermo está en los últimos términos de la vida porque esta acción , hecha entonces sin deliberación, es señal mortal.
Pan de perro: Metafóricamente vale daño o castigo que se hace o da a alguno. Es tomada la alusión de que en el pan suelen darse a los perros lo que llaman zarazas, para matarlos.
Panetela: Especie de sopa, con papas, que se hace con caldo, pan rallado y azúcar, que mantiene mucho, y es muy útil para los que padecen del pecho y personas delicadas. Hácese también de otras maneras, aunque comúnmente siempre entra el pan rallado, por lo que se le dio este nombre. Todo el toque de esta panetela está en que ha de salir muy blanca. (Francisco Martínez Montiño, Arte de Cocina).
Paparrasolla: Nombre inventado para poner miedo a los niños, para que callen cuando lloran. Covarrubias en su Tesoro de la Lengua Castellana dice Paparesolla y que se formó del nombre Papo y el verbo resollar; porque resollando con él les amedrentan.
Papialbillo: Especie de comadreja. Tiene el color entre azafranado y negro, que inclina a castaño oscuro. El cuello por debajo del tragadero es blanco, por lo cual le dieron este nombre. El pellejo es oloroso y parece que tiene almizcle. Se domestican fácilmente, si no los enojan, y cuando viven en los campos tienen el estiércol algo oloroso. Algunos le llaman patialbillo. Fuera de éstas hay otras especies de comadrejas a las cuales llamamos en Castilla Papialbillos. (Gerónimo de Huerta, Traducción de la Historia Natural de Plinio lib. 8 cap. 55)
Ensayo
Tags : ¿De Isaac Alexander? Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 08/04/2009 a las 16:35 | {0}
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Ensayo
Tags : Sobre la música Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 06/06/2009 a las 14:52 | {0}