Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri
Un fantasma recorre... el mundo
Como una fuerza invisible, como un grito mundo, así se levanta la mañana de este sábado. Cometida la atrocidad por orden del premio Nobel de la Paz y presidente de los Estados Unidos, leo, en un artículo de Manuel Rivas, una cita de Mark Twain: Las guerras se inventaron para que los norteamericanos aprendiesen geografía.
Al mismo tiempo dos nonagenarios Stéphane Hessel y José Luis Sampedro, el primero escribiendo y el segundo prologando la edición en español, lanzan al mundo el panfleto Indignaos. Un poco más allá, o más acá, Federico Mayor Zaragoza y el juez Baltasar Garzón lanzan el suyo propio de titulo, Reacciona.
Como un reguero de denuncia, como la savia que vuelve a imprimir vida al viejo roble decaído, un fantasma de denuncia recorre el mundo. Hartos de tanta retórica vacía (desmantelaré Guantánamo en un año, el Premio Nobel de la Paz lo dijo hace tres); hartos de tanto ladrón de guante parlamentario y coche oficial y VISA oro; hartos de tanto concejal cacique que ni se digna escuchar la propuesta de un ciudadano para crear riqueza en su pueblo; hartos de tanta miseria; hartos de tan poca altura moral, ¡sí, sí altura moral!, voces antiguas y nuevas reclamamos el derecho al Derecho; reclamamos la Justicia Universal; reclamamos que cárceles como Guantánamo desaparezcan de una puta vez y para siempre y una vez conseguido y como dijo Chomsky exigimos que los presidentes de los Estados Unidos vivos sean juzgados por Crímenes contra la Humanidad en un Tribunal Internacional y que los líderes chinos se sienten también en los banquillos y cualquier otro grupo de poder que aplaste con la bota del Terror el derecho a la felicidad de las personas. Y que en nuestro pequeño país llamado España, se vuele por los aires el monumento del Valle de los Caídos y su Basílica Inmunda en donde en vez de a incienso huele a venganza (a parte de que estropea una barbaridad el paisaje).
No tengamos miedo, vienen a decirnos, lo peor ya está pasando. Lo peor es esta Nada. Lo peor es mirar para otro lado cuando los ricos son más ricos, los pobres son más pobres, la silicona se vende a precio de oro y los calzoncillos con rellenos para el culo se ponen de moda. Nunca como ahora vino a colación la frase que un Pirata le soltó al emperador Alejandro el Magno antes de ser ajusticiado: A mí me llaman pirata porque tengo un barco y a ti te llaman Emperador porque tienes mil.
Exijamos que el voto en blanco tenga la utilidad que se merece.
Exijamos que los especuladores tengan prohibida la entrada en los Mercados de Valores (valores humanos también).
Exijamos tener derecho al voto de los cinco poderes del mundo: Económico, Politico, Judicial, Periodístico y Religioso.
Exijamos las listas abiertas.
Y porque es un fantasma el que recorre el mundo, yo quiero que se materialice y desde esta humilde tribuna hacerlo de carne, sangre e ideas aunque tan sólo sea para conformar la luna de la uña de su meñique.

Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 07/05/2011 a las 07:59 | Comentarios {0}


Guantánamo
Guantánamo
Hay un debate por la noche, en una televisión española, donde se discuten y analizan los temas del día. Uno de esos temas, claro, era la muerte de Bin Laden y otro, derivado de éste, la bondad de la tortura como método para conseguir información.
Como me siento arropado por muchos "moralistas de mierda" como yo, voy a seguir oponiéndome a semejante sarta de fariseos (lo siento por los fariseos, fueron siempre muy socorridos para calificar a los hipócritas, como nosotros los cojos somos siempre muy socorridos como metáfora de lo imperfecto).
En el día de ayer, cuatro de los seis periodistas que debatían, apoyaban sin fisuras la acción emprendida por los EEUU para asesinar a un hombre. Les importaba un ardite que para hacerlo invadieran el espacio de un país extranjero (para los que no lo vean claro: si Bin Laden hubiera estado en Suecia, los americanos habrían entrado allí, sin permiso ninguno, y habrían realizado la escabechina dejando como regalito para las autoridades suecas un largo reguero de sangre); ¡ah, perdón, que ese país es Pakistán y por lo tanto Pakistán -que tiene armas nucleares- no merece el respeto que pueda merecer Suecia o China o, qué decir, Mónaco; Pakistán, como todo sabemos, no tiene derecho a nada, ni siquiera a que se respete la legalidad internacional! Uno de los periodistas de ayer, mirando muy fijamente y cargado de razón, respondería a esta cuestión (lo hizo de hecho exactamente con estas palabras): Las cosas son como son. Ese fue todo el argumentario. Superado este primer escollo moral y legal con semejante argumento, se pasó al segundo: el asesinato de un hombre. Aquí sólo uno -al que todos los demás acallaban con gestos compasivos o desdeñosos- siguió defendiendo la injusticia de semejante acción y cuando osó comparar a Bin Laden con Pinochet, el jefe de opinión del diario ABC, saltó como un tigre con la siguiente respuesta, ¿Cómo te atreves a comparar a Bin laden con Pinochet? Reconozco que ahí me puse a pegar gritos y respondí, desde la distancia imposible de un hombre sentado en el salón de su casa, que por supuesto que se puede comparar a Pinochet con Bin Laden pues ambos asesinaron, torturaron y decidieron sobre la vida de otros en base a un planteamiento ideológico totalitario y excluyente. ¡De qué cojones estamos hablando! ¿Qué pasa que por ser jefe de un estado, se deja de ser un asesino, un violador de la vida humana, un torturador y un canalla? Ya en el colmo de la idiotez supina, como planteamiento que no admitiía discusión, uno de los periodistas, con los ojos enrojecidos, no sé si por el alcohol o su afán sanguinario, arguyó: Si en la Segunda Guerra Mundial un comando inglés hubiera podido entrar en Alemania y llegar hasta Hitler y allí mismo lo hubieran matado, ¿habríamos puesto el grito en el cielo? En ese momento se me cayeron los palos del sombrajo, no sé decirlo mejor. Recuerdo la época en la que dicen que éramos más bárbaros, en el siglo XVI, cuando el rey de Francia Francisco I fue apresado por Carlos V y luego, tras pagos y negociaciones fue liberado. Aunque la razón fundamental por la que me parece más repugnante esta defensa a ultranza del ojo por ojo, es por lo que escribí en Pobres peces: porque el haber juzgado a Bin Laden en el Tribunal de Justicia competente, habría sido una prueba de que el Imperio de Ley es la quintaesencia de la libertad y el derecho a la defensa de todo ser humano, de TODO ser humano, por muy cabrón y despiadado que sea.
Luego se entró en el tercer debate: la utilidad de la tortura. Aquí ya no lo pude soportar. No me podía creer que se estuviera debatiendo el 4 de mayo de 2011, en un país supuestamente democrático, (como en muchos otros países a esa misma hora y ese mismo día), semejante tema. Porque ante la tortura yo creía que sólo había una respuesta: no y nunca.

Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 05/05/2011 a las 08:58 | Comentarios {0}


Pobres peces
En la madrugada de ayer, Osama Bin Laden ha sido asesinado por un grupo (imagino que de élite) de las fuerzas armadas de los Estados Unidos.
Poco tiempo después de ejecutado, el presidente de los Estados Unidos y premio Nobel de la Paz, Barak Obama, anunciaba por televisión, a la nación, el ajusticiamiento del terrorista más buscado del mundo. Poco minutos después las calles de las principales ciudades de los Estados Unidos se llenaban de ciudadanos ebrios de felicidad por la muerte de un hombre. El mundo entero, según crónicas leídas en periódicos de varios países, sentía un inmenso alivio y muchos gobiernos felicitaban al de los Estados Unidos por el final del monstruo. Según relata la prensa, el cadáver del muerto fue arrojado al mar, en un lugar no precisado para que no se pueda convertir en centro de peregrinación, tras haberlo tenido el Ejército americano en su poder con la idea de mostrar y demostrar al mundo que el hecho es cierto.
La venganza se celebra y yo recuerdo las frases que encabezan el prólogo del Informe de la Comisión sobre Personas Desaparecidas Nunca Más, dirigido por Ernesto Sabato, sobre la represión cometida por la Junta Militar Argentina en las terribles décadas de los 70 y los 80. Dicen así: Durante la década del 70 la Argentina fue convulsionada por un terror que provenía tanto desde la extrema derecha como de la extrema izquierda, fenómeno que ha ocurrido en muchos otros países. Así aconteció en Italia, que durante largos años debió sufrir la despiadada acción de las formaciones fascistas, de las Brigadas Rojas y de grupos similares. Pero esa nación no abandonó en ningún momento los principios del derecho para combatirlo, y lo hizo con absoluta eficacia, mediante los tribunales ordinarios, ofreciendo a los acusados todas las garantías de la defensa en juicio; y en ocasión del secuestro de Aldo Moro, cuando un miembro de los servicios de seguridad le propuso al General Della Chiesa torturar a un detenido que parecía saber mucho, le respondió con palabras memorables: «Italia puede permitirse perder a Aldo Moro. No, en cambio, implantar la tortura » .
El final memorable de este terrorista cruel y despiadado, habría debido ser que en vez de abatido, hubiera sido apresado, conducido a los Estados Unidos y juzgado -con todas las garantías legales- por los tribunales de justicia americanos. Creo además que hubiera supuesto un espaldarazo a la democracia americana y una verdadera razón -llena de peso y de justicia- para considerar a Obama digno merecedor del premio Nobel de la paz; el final de este asesino de masas en manos de la Justicia, habría mostrado al mundo de los dictadores y a aquellos que utilizan la Violencia, que el Imperio de la Ley basta para acabar con quienes quieren imponer el Terror como forma de conviviencia.
¿Por qué -pensarán los peces- infectan los humanos nuestras aguas con semejantes restos del horror? ¿No tienen bastante con lanzarnos sus residuos orgánicos, sus fugas de petróleo, su contaminación radioactiva como para enviarnos como alimento el cuerpo del hombre que destrozó con sus soflamas las vidas de miles y miles de seres humanos, desde Nueva York hasta Madrid, desde Nueva Dehli hasta Londres?
La noticia de hoy no es buena.

Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 02/05/2011 a las 13:31 | Comentarios {1}


Negar la evidencia tiene sus dificultades. Por ejemplo: espero y dejo pasar estos minutos en los que espero. Lo sé y aún así pasa. Es una evidencia.
Es tedioso negar las corrientes mayoritarias de pensamiento. Porque son mayoritarias. Aún así, de vez en cuando, me surge la gana de discutir principios axiomáticos. En el mundo de las masas -porque en nosotros habita a un mismo tiempo el individuo y la masa- lo importante es la repetición del mensaje. Y cuanto más acorde con la corriente general del pensamiento, mejor.
En un programa de televisión apareció un científico que ha creado una colección de libros que se llama Vaya Timo, en la cual -desde el punto de vista científico- pone en solfa desde los ovnis, la homeopatía, las brujas, los espíritus, la astrología, en fin, todo aquello que escapa del mundo de la lógica. Y es tan evidente que desde un método se puede negar cualquier otro que no cumpla sus reglas que es casi de catón.
La corriente general de pensamiento actual es el método científico (véase si no todos los productos que se venden en base a la sacrosanta idea de que está demostrado científicamente).
Fumar es malo. Y nadie puede desdecir este principio, excepto cuando se puede desdecir. Caso ejemplar es el que, con la nueva ley antitabaco en España, se nos ofrece: la prohibición de fumar no se aplicará en dos recintos: los manicomios y las cárceles. En los manicomios y en las cárceles se puede fumar.
Si yo esgrimiera una razón (a lo mejor esgrimo más) diría que el tabaco es un calmante (y anda que no venden ansiolíticos en las farmacias que te pueden fastidiar hígados, riñones y lactancias, a la par que muchas veces no sirven para nada). Fumar aligera de la vida porque la escenifica en humo y el humo es leve y se eleva y fluye y desaparece y esa sucesión de estados del humo provoca en quien la provoca una suerte de levedad que puede evitar, por ejemplo, el cáncer de gónadas. Cuál no será la potencia del fumeque que se permite ejercerla en las cárceles so riesgo de un motín. Las autoridades saben esto y saben que si lo prohibieran en el lugar por excelencia de la prohibición, los que arderían no serían los cigarrillos sino los muros de la prisión.
Fumar muestra la fugacidad de la vida. Y además -en cuanto a estética- tiene la suavidad de la veladura, la memoria de la succión de la teta (tanto para mujeres como para hombres. Ambos sexos nos nutrimos del mismo pecho y a ambos el destete nos fastidia una barbaridad), el guiño de los ojos y el movimiento suave de los labios.
La prohibición de fumar no tiene por principio la salud de los individuos -hasta ahí podíamos llegar: que el poder se inmiscuya en lo quiera hacer cada uno con su cuerpo- sino el saneamiento de sus cuentas públicas. Porque es cierto que en algunos individuos el fumar provoca efectos nada deseables (sobre todo en aquellos que llevan el placer a la adicción) que le cuestan unos cuantos quirófanos a la sanidad pública. Pero si por cuestión de humos tóxicos fuera, los próceres de la higiene y la salubridad han empezado desde luego con los humos más chiquitos.
Se podría rastrear el uso del tabaco en las culturas precolombinas como se puede rastrear la huella que nos dice que todo tipo de religión proviene de la embriaguez pero claro, ¡va de retro, Satanás!, en un mundo tan mojigato -a la mojigatería se le llama ahora lo políticamente correcto que no es más que un eufemismo- no se puede decir que Dios venga de la ebriedad primera de Adán y Eva con la consiguiente orgía. Se podría rastrear, decía, el consumo de lo que se convierte en humo y descubriríamos que esa actividad humana tiene como fin la paz del alma. Vamos que el Dalai Lama podría aconsejar el uso del tabaco.
Cuando el trasplante total de pulmones y sistema vascular se pueda llevar a cabo -no se tardará mucho- los poderes públicos se quedarán sin argumentos. Por eso están atacando ahora con todas sus fuerzas el uso y disfrute del tabaco, para que cuando llegue el momento sólo unos cuantos acérrimos enamorados de las metáforas sigan convirtiendo el tiempo en volutas de humo que se elevan y suavemente desaparecen en el anchuroso universo... como el vivir. Vale (que en la época de Miguel de Cervantes significaba: Fin).
Fumar

Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 22/04/2011 a las 18:41 | Comentarios {0}


Saber leer
Dice Raúl: Lo que se llama escepticismo es una prueba de desconfianza.
Dice Raúl: Todo lo que ocurre es necesario.
Hay un propósito en vivir. No es una cuestión de dioses o héroes. Existe en la conformación del Mundo una suerte de continuidad de los asuntos. Cada vida se vive con propósito.

Propósito: ("Con; Hacer; Tener; Abandonar, Desistir, Renunciar; de"). 1. "Intención". Hecho de pensar hacer cierta cosa: "Tiene el propósito de marcharse al extranjero". 2. (en pl.) Voluntad de seguir cierta conducta, calificada de alguna manera: "Tiene buenos propósitos". 3. "Objetivo". Cosa a que se aspira. (Diccionario de uso del español. María Moliner. Ed. Gredos).

Una energía oscura (la misma que existe en el Universo conocido. Lo que a continuación escribo es pura física) impele al hombre a ocultar el dolor. El dolor se enquista. Creamos de inmediato murallas defensivas contra el dolor. Por decirlo de alguna forma: encriptamos nuestra experiencia dolorosa. Y perdemos una parte esencial de nuestra experiencia vital y con ella perdemos también muchas letras de nuestro alfabeto. Y ocurre entonces que el libro de nuestra vida se vuelve ilegible y así dejamos de conocernos.

Al dejar de conocernos -por haber perdido las claves completas de nuestro ser- fiamos nuestra existencia al albur de los acontecimientos: desde la naturaleza de nuestros padres hasta el lugar de nuestra tumba. El mundo se convierte en un ser extraordinariamente poderoso que nos golpea una y otra vez en el mismo costado (el cual siempre tenemos descubierto porque no sabemos que existe) haciendo que el dolor -de no sabemos qué- nos venga una vez y otra pero al no reconocerlo, huimos de él como en la noche un sonido imprevisto empuja nuestro cuerpo hacia atrás.

Ha de producirse el milagro -porque los milagros existen- de que un día, tras el primer impulso de huir, nos quedemos parados, aunque sea tan sólo un segundo, y enfrentemos nuestra mirada a eso que nos daña y el milagro consistirá en que ese mirar de frente al dolor nos proporcionará una de las letras que desaparecieron de nuestro libro. Y si somos conscientes de que ese movimiento voluntario de ir hacia el dolor nos ha permitido empezar a leernos, empezaremos a enfrentarnos al dolor, no con afán de héroe, sino con afán de sabio y poco a poco, sin esfuerzo alguno, las letras se irán colocando en su lugar correspondiente y un día, cualquier día, en cualquier mundo, en cualquier dimensión, seremos conscientes de que sabemos leer. Y al saber leer comprendemos. Y al comprender aceptamos nuestro propósito. Y al aceptar nuestro propósito ya no nos hace falta saber. Sencillamente lo llevamos a cabo.

Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 16/04/2011 a las 11:12 | Comentarios {0}


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