Documento 18 de los Archivos Póstumos de Isaac Alexander
Marzo 1954
Lac de Serre-Ponçon.
Lac de Serre-Ponçon.
Desleído en café como si siempre, siempre, estuviera leyendo a Voltaire, si alguna vez, en algún mundo, cupiera la posibilidad de que yo estuviera toda una vida leyendo a Voltaire y lo que ello podría significar. Como vengo de descubrir que antes que Borges estuvo Richard Garnett y ese descubrimiento apenas me inquieta y no sé ni siquiera si es adánico lo que digo, si ya se hicieron concienzudos estudios sobre la relación entre estos dos escritores que de alguna forma buscan poner de manifiesto lo imaginado de lo real.
Entonces ¿Eróstrato quemó el Templo de Ártemis en Éfeso tan sólo por afán de notoriedad? El techo era de ébano y ciprés. ¡Qué bien debió arder! Han pasado siglos y siglos y siglos. Hubo incluso entre aquel tiempo y éste una ligera glaciación el siglo XVII tras el Cristo. Aquel hombre del que no se conocía el padre. Aquel hombre que según Schwob se creyó Dios. ¿Los que quieren ser famosos quieren ser Dios?
Los colores son la paleta de la luz.
Entonces aparecieron los cuentos policiacos, los ensayos de literatura, los ataques de Nabokov a Cervantes (hasta aquí llegan los constantes ataques a Cervantes), el libro de pintura sobre los siglos XIX-XXI, La desgracia también y las tentaciones de San Antonio y llegó una piedra lunar y surgió, de nuevo, siempre surge, siempre acaba surgiendo Cuchulaín. La noche se viene encima. Los Alpes han dejado de ser imponentes para mí.
Ráfagas. Fragmentos. Los últimos lamentos. Los primeros también.
Prius mori quam foedari
Documento 17 de los Archivos póstumos de Isaac Alexander.
Sin fecha ni lugar.
Para contar bien una historia sólo hay un camino: empezar por la primera frase.
La primera frase, te dirás... la primera palabra de la primera frase.
La primavera es cruel, por ejemplo
o Me digo: he de intentarlo de nuevo. Inténtalo de nuevo como cuando eras chico
(una mesa verde de oficina. Una mesa verde que trajo mi padre de la oficina en la que trabajaba, en la que no trabajaba de abogado que era lo que ponía cuando me obligaban a que pusiera la profesión de mi padre. Una mesa verde de oficina, metálica, con un cristal encima. No era cómoda aquella mesa para escribir. Fue mi primera mesa. Frente a la pared. De espaldas a la puerta del cuarto. Un cuarto que compartía con mis dos hermanos). Me hacía distinto. Seguro que pensaba que me hacía distinto. Era la único distinto. No tenía máquina de escribir. Tampoco sé si en esta historia se habrán inventado las máquinas de escribir. Ahora he sido cobarde. Porque iba por otro sitio. Estaba recordando, realmente, hechos que pudieron haber ocurrido. La noche se ha hecho grande. Eso es lo que tiene. He echado una ojeada a unas hojas. Uno ya sabe cuándo está empezando a poner paja.
Para contar bien una historia hay que poner toda la paja que se necesaria y luego hay que tener los arrestos para primero llamarlo paja y después quitarla, arrasar con ella.
Suficiente por hoy.
La primera frase, te dirás... la primera palabra de la primera frase.
La primavera es cruel, por ejemplo
o Me digo: he de intentarlo de nuevo. Inténtalo de nuevo como cuando eras chico
(una mesa verde de oficina. Una mesa verde que trajo mi padre de la oficina en la que trabajaba, en la que no trabajaba de abogado que era lo que ponía cuando me obligaban a que pusiera la profesión de mi padre. Una mesa verde de oficina, metálica, con un cristal encima. No era cómoda aquella mesa para escribir. Fue mi primera mesa. Frente a la pared. De espaldas a la puerta del cuarto. Un cuarto que compartía con mis dos hermanos). Me hacía distinto. Seguro que pensaba que me hacía distinto. Era la único distinto. No tenía máquina de escribir. Tampoco sé si en esta historia se habrán inventado las máquinas de escribir. Ahora he sido cobarde. Porque iba por otro sitio. Estaba recordando, realmente, hechos que pudieron haber ocurrido. La noche se ha hecho grande. Eso es lo que tiene. He echado una ojeada a unas hojas. Uno ya sabe cuándo está empezando a poner paja.
Para contar bien una historia hay que poner toda la paja que se necesaria y luego hay que tener los arrestos para primero llamarlo paja y después quitarla, arrasar con ella.
Suficiente por hoy.
Ensayo
Tags : Escritos de Isaac Alexander Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 22/01/2018 a las 00:40 | {0}
A partir del affaire Weinstein y su continuación con el hastag #metoo y ese punto y seguido de las mujeres vestidas de negro en la entrega de los Globos de Oro, un grupo de artistas e intelectuales francesas publicó en el diario Le Monde del 8 de enero de 2018 el artículo titulado Nous défendons une liberté d’importuner, indispensable à la liberté sexuelle.Traducido al castellano: Defendemos la libertad para importunar, indispensable para la libertad sexual.
Llevo ya tiempo pensando que desde el punto de vista del feminismo radical de la actualidad yo soy machista por más que a lo largo de toda mi vida jamás se me haya ocurrido pensar que un ser humano por el hecho de ser de uno u otro sexo tenga más o menos derechos o que yo por ser macho tenga más libertad que una hembra o que una persona por ser mujer tenga que cobrar menos o que por el hecho de ser yo hombre sea más inteligente. Es más siempre he pensado que casi todas las mujeres que he conocido tienen una inteligencia que a mí me falta y jamás se me ha ocurrido despreciar a un artista por el hecho de ser mujer. En fin, que yo pensaba que era una persona que amaba o detestaba a otras personas por el hecho de ser personas no por ser macho o hembra. Y también pensaba que en el terreno de las relaciones sexuales me comportaba de una manera correcta y que dentro de esa corrección justamente uno de los mayores valores era la incorrección.
Empieza el artículo de Le Monde afirmando: La violación es un crimen. Pero el flirteo insistente o incómodo no es un delito ni la galantería una agresión machista. Es tan grave lo que está pasando que aún a riesgo de exponerme al escarnio tengo que adherirme a la reflexión de estas mujeres que es mi propia reflexión porque en el fondo -y lo volvemos a ver una y otra vez- todo es una cuestión de lenguaje. La diferencia estriba en llamar a un hombre Pesado o llamarle Agresor cuando lo que está haciendo es -por ejemplo- poner una mano en el muslo de la mujer con la que se quiere acostar.
Esa autocensura -que no es tal porque las censuras son siempre asuntos sociales- que cada vez se impone más; ese miedo a parecer lo que no se es, es el sempiterno comienzo de la enésima caza de brujas -en este caso caza de brujos hombres y cerdos- . Si además le añadimos a este mejunje la muy acertada reflexión de Juan Soto Ivars en el diario El Confidencial en su artículo titulado La izquierda facha, en el cual razona que los progresistas tienen tanto miedo a parecer fachas que antes que eso prefieren no decir nada que sea incorrecto políticamente mientras que a los fachas todas esas cuestiones de la correcta ideología se la trae al pairo y así les va de bien, tenemos el caldo de cultivo perfecto para que una nueva época victoriana campee a sus anchas por el mundo y como siempre venga importada de los países anglosajones tan duchos en estas hipocresías.
Por lo tanto en esta primera entrega de mi machismo -machista desde el punto de vista de esas señoras vestidas de negro- firmo los presupuestos de las mujeres francesas y abogo por insistir si se desea a una mujer, dando por sentado que cuando la mujer esté harta sabrá alejarme de ella (normalmente basta una mirada fría) y que este importunar a otro es parte del sempiterno juego de la seducción. Por cierto también hay mujeres que atosigan a hombres.
Como todo es cuestión de lenguaje he utilizado los términos: Importunar, Insistir e incluso Atosigar.
Llevo ya tiempo pensando que desde el punto de vista del feminismo radical de la actualidad yo soy machista por más que a lo largo de toda mi vida jamás se me haya ocurrido pensar que un ser humano por el hecho de ser de uno u otro sexo tenga más o menos derechos o que yo por ser macho tenga más libertad que una hembra o que una persona por ser mujer tenga que cobrar menos o que por el hecho de ser yo hombre sea más inteligente. Es más siempre he pensado que casi todas las mujeres que he conocido tienen una inteligencia que a mí me falta y jamás se me ha ocurrido despreciar a un artista por el hecho de ser mujer. En fin, que yo pensaba que era una persona que amaba o detestaba a otras personas por el hecho de ser personas no por ser macho o hembra. Y también pensaba que en el terreno de las relaciones sexuales me comportaba de una manera correcta y que dentro de esa corrección justamente uno de los mayores valores era la incorrección.
Empieza el artículo de Le Monde afirmando: La violación es un crimen. Pero el flirteo insistente o incómodo no es un delito ni la galantería una agresión machista. Es tan grave lo que está pasando que aún a riesgo de exponerme al escarnio tengo que adherirme a la reflexión de estas mujeres que es mi propia reflexión porque en el fondo -y lo volvemos a ver una y otra vez- todo es una cuestión de lenguaje. La diferencia estriba en llamar a un hombre Pesado o llamarle Agresor cuando lo que está haciendo es -por ejemplo- poner una mano en el muslo de la mujer con la que se quiere acostar.
Esa autocensura -que no es tal porque las censuras son siempre asuntos sociales- que cada vez se impone más; ese miedo a parecer lo que no se es, es el sempiterno comienzo de la enésima caza de brujas -en este caso caza de brujos hombres y cerdos- . Si además le añadimos a este mejunje la muy acertada reflexión de Juan Soto Ivars en el diario El Confidencial en su artículo titulado La izquierda facha, en el cual razona que los progresistas tienen tanto miedo a parecer fachas que antes que eso prefieren no decir nada que sea incorrecto políticamente mientras que a los fachas todas esas cuestiones de la correcta ideología se la trae al pairo y así les va de bien, tenemos el caldo de cultivo perfecto para que una nueva época victoriana campee a sus anchas por el mundo y como siempre venga importada de los países anglosajones tan duchos en estas hipocresías.
Por lo tanto en esta primera entrega de mi machismo -machista desde el punto de vista de esas señoras vestidas de negro- firmo los presupuestos de las mujeres francesas y abogo por insistir si se desea a una mujer, dando por sentado que cuando la mujer esté harta sabrá alejarme de ella (normalmente basta una mirada fría) y que este importunar a otro es parte del sempiterno juego de la seducción. Por cierto también hay mujeres que atosigan a hombres.
Como todo es cuestión de lenguaje he utilizado los términos: Importunar, Insistir e incluso Atosigar.
Ensayo
Tags : Meditación sobre las formas de interpretar Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 12/01/2018 a las 17:30 | {0}Interpretación de la interpretación que Darío Sztajnszrajber hace del primer libro de la Torá o del Pentateuco o de la Biblia*
Desde la empalizada veo el desfile de los muertos (tan sólo los muertos de hoy)
No quiero angustiarme con la probabilidad de la arena que se contiene en los cientos de libros que asumo cada día (porque somos por nuestra cultura judeocristiana fundamentalmente libros y como libros somos relatos y como relatos somos interpretaciones de los escritos. Nunca lo escrito. La Verdad no existe. O la Verdad está vedada a nuestro intelecto).
¿Qué es más importante -o más terrible- que Abraham no dudara en sacrificar a Isaac por la orden de una voz en su cerebro (y de ahí Temor y Temblor de Sören Kierkegaard) o que ante semejante orden Abraham callara y se convirtiera en un secreto (y de ahí Dar la muerte de Jacques Derrida) que ni siquiera dudó en contárselo a Sara?
Una parte de nuestro ser occidental se levanta sobre los cimientos judeocristianos y éstos a su vez se basan en una historia que nada más empezar se inicia con un desacato al Dios, un asesinato entre hermanos, la sodomización por parte de Noé de su hijo (no hablemos de las hijas de Lot etc...) y por supuesto el sacrificio del hijo si la Voz lo exige como prueba. Tampoco olvidemos la otra pata de esta mesa occidental: los griegos y su desprecio de la mujer y de los bárbaros (que no todos los griegos eran de izquierdas). Relatos somos. Secuelas de esos días. Emulación de las interpretaciones que se hicieron de aquellos textos, de aquellos libros... que como nosotros -libros también, lo repito- somos interpretados por los otros y por nosotros mismos. Porque uno a sí mismo también se lee pero no lee lo que está escrito sino lo que interpreta de lo escrito.
Quizás el día en el que dejemos de ser relato y la base de nuestro conocimiento sea por ejemplo la imagen en movimiento, quizás ese día, digo, sea el inicio del fin de la civilización occidental. Y si seguimos los hitos que se nos están presentando ese hecho ya está ocurriendo. Occidente está dejando de ser un relato, una escritura para convertirse en un icono lo que nos llevaría -ciclos de la Historia- a una nueva versión de la civilización Egipcia o quizá de la civilización Maya o -parece lo más plausible- de la civilización China con sus ideogramas.
Y así el fin de la Historia que se anuncia desde hace unos cuarenta años, es realmente el fin de una historia (en inglés se diferencia mejor la idea. Ellos llaman History al estudio de los aconteceres humanos y Story al argumento de un relato de ficción).
Esta idea del hombre como relato me lleva, en mi experiencia vital, a una curiosa metáfora que es la siguiente: me apasionan los libros porque me apasionan las personas pero mi pasión por los libros es mayor que mi pasión por las personas o sencillamente es menos peligrosa.
* Si os interesa la conferencia de Darío Sztajnszrajber podéis cllicar en este enlace https://www.youtube.com/watch?v=pRwAyZQIDKs
No quiero angustiarme con la probabilidad de la arena que se contiene en los cientos de libros que asumo cada día (porque somos por nuestra cultura judeocristiana fundamentalmente libros y como libros somos relatos y como relatos somos interpretaciones de los escritos. Nunca lo escrito. La Verdad no existe. O la Verdad está vedada a nuestro intelecto).
¿Qué es más importante -o más terrible- que Abraham no dudara en sacrificar a Isaac por la orden de una voz en su cerebro (y de ahí Temor y Temblor de Sören Kierkegaard) o que ante semejante orden Abraham callara y se convirtiera en un secreto (y de ahí Dar la muerte de Jacques Derrida) que ni siquiera dudó en contárselo a Sara?
Una parte de nuestro ser occidental se levanta sobre los cimientos judeocristianos y éstos a su vez se basan en una historia que nada más empezar se inicia con un desacato al Dios, un asesinato entre hermanos, la sodomización por parte de Noé de su hijo (no hablemos de las hijas de Lot etc...) y por supuesto el sacrificio del hijo si la Voz lo exige como prueba. Tampoco olvidemos la otra pata de esta mesa occidental: los griegos y su desprecio de la mujer y de los bárbaros (que no todos los griegos eran de izquierdas). Relatos somos. Secuelas de esos días. Emulación de las interpretaciones que se hicieron de aquellos textos, de aquellos libros... que como nosotros -libros también, lo repito- somos interpretados por los otros y por nosotros mismos. Porque uno a sí mismo también se lee pero no lee lo que está escrito sino lo que interpreta de lo escrito.
Quizás el día en el que dejemos de ser relato y la base de nuestro conocimiento sea por ejemplo la imagen en movimiento, quizás ese día, digo, sea el inicio del fin de la civilización occidental. Y si seguimos los hitos que se nos están presentando ese hecho ya está ocurriendo. Occidente está dejando de ser un relato, una escritura para convertirse en un icono lo que nos llevaría -ciclos de la Historia- a una nueva versión de la civilización Egipcia o quizá de la civilización Maya o -parece lo más plausible- de la civilización China con sus ideogramas.
Y así el fin de la Historia que se anuncia desde hace unos cuarenta años, es realmente el fin de una historia (en inglés se diferencia mejor la idea. Ellos llaman History al estudio de los aconteceres humanos y Story al argumento de un relato de ficción).
Esta idea del hombre como relato me lleva, en mi experiencia vital, a una curiosa metáfora que es la siguiente: me apasionan los libros porque me apasionan las personas pero mi pasión por los libros es mayor que mi pasión por las personas o sencillamente es menos peligrosa.
* Si os interesa la conferencia de Darío Sztajnszrajber podéis cllicar en este enlace https://www.youtube.com/watch?v=pRwAyZQIDKs
Primero fue Dumbo. Los 101 primeros números. Luego debió de llegar Flash Gordon aunque seguramente no fue así. Demasiado pronto, pienso. Seguro que sí fueron seguidos primero Los cinco y después Los tres investigadores y aparecieron Tintín y Asterix. Yo creo que primero me gustó más Asterix luego el gusto cambió y hoy, a mis casi sesenta años, sigo leyendo Tintín. Debía de tener unos doce años cuando me rompió la cabeza la primera novela y aún recuerdo -y evoco- la sensación de no poder dejar de leer, de sentir un nudo terrible en el estómago, de sufrir con los personajes hasta el extremo de llorar como si fuera uno más de entre ellos. La novela era La vida sale al encuentro. Aunque antes y también muy vívidos estuvieron todos los libros de Sandokan. Nunca estuvieron en mi infancia las novelas de Julio Verne. Luego empecé a leer las novelas que mi madre tenía en su biblioteca y recuerdo Papillon y Chacal, best-sellers de entonces. En esa época estaban muy de moda las novelas de espionaje tras el telón de acero. Fue a los dieciséis años cuando se produjo la transformación. El cristianismo y la lucha de clases en la edición de bolsillo de Austral de tapas amarillas y ahí ya empezaron los grandes libros, las grandes pasiones. A los diecisiete Rayuela y Cronopios y Famas y El Libro de Lucas y Los Relatos, La señorita Cora y 62 modelo para armar y antes o durante, porque empezó entonces la costumbre de leer varios libros a la vez, Ligeia, La caída de la casa Usher, Berenice, El Pozo y el péndulo. Grandes orgías, constantes orgías entonces de libros y más libros. La fiebre latinoamericana Cien años de soledad, La Catedral, La consagración de la primavera, Paradiso y una caída en textos fundamentales La Biblia, el Bahavad Gita, El Corán y torrentes novelescos Manhattan Transfer y el encuentro fatal con el teatro Macbeth que me llevó de la mano a la poesía y de la poesía, como si fuera una sucesión natural, me di de bruces con el ensayo y de ahí derivé durante un tiempo en la filosofía a la que, por fin, pude tratar como lo que es: un género literario más. Hasta que vinieron, como si nunca se hubieran ido, los clásicos Poema de Gilgamesh, Illiada, Odisea, La Eneida que me pareció una de las lecturas más maravillosas que jamás he tenido gracias a la magnífica traducción de Javier de Echave-Sustaeta, Geografía o la más increíble enciclopedia que había leído hasta entonces La Historia natural y por supuesto la lectura de los diccionarios, dos resalto entre muchos, El Diccionario de Uso del Español y El Diccionario Ideológico cuyas lecturas probablemente me ayudaron para seguir las largas enumeraciones de las sagas mitológicas hasta llegar a esos libros mayores de la imaginación del hombre como son La Diosa Blanca, Las máscaras de Dios o Herreros y Alquimistas lecturas que me permitieron aventurarme en los mundos de la física y de la vida orgánica en cuyos textos descubrí el placer de no entender casi nada y también, gracias a la revista Investigación y Ciencia que la perseverancia tiene el premio del conocimiento.
Ojalá en esta prórroga de mi vida la pasión por la lectura siga siendo la emperatriz de mis pasiones. Ahora Kant y el ornitorrinco, Tertulia de Boticas y escuela de curanderos, Historia de las drogas, Sobre el amor, Lolita, Kafka, Eichman en Jerusalén, Nuestro Pueblo, Hedda Gabler, Tres sombreros de copa, Lenguaje y silencio...
Ojalá en esta prórroga de mi vida la pasión por la lectura siga siendo la emperatriz de mis pasiones. Ahora Kant y el ornitorrinco, Tertulia de Boticas y escuela de curanderos, Historia de las drogas, Sobre el amor, Lolita, Kafka, Eichman en Jerusalén, Nuestro Pueblo, Hedda Gabler, Tres sombreros de copa, Lenguaje y silencio...
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Ensayo
Tags : Escritos de Isaac Alexander Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 31/03/2018 a las 20:48 | {0}