Pablo Neruda
me visitó hará una semana
tenía la tez blanca
cuando desde Isla Negra
miraba su océano
y sus palabras.
Con su acento chileno
que hace al español más chiquito
declamaba:
Oh, Maligna, ya habrás hallado la carta, ya habrás llorado de furia,
y habrás insultado el recuerdo de mi madre
llamándola perra podrida y madre de perros,
ya habrás bebido sola, solitaria, el té del atardecer
mirando mis viejos zapatos vacíos para siempre,
y ya no podrás recordar mis enfermedades, mis sueños nocturnos, mis comidas
sin maldecirme en voz alta como si estuviera allí aún,
quejándome del trópico, de los coolies coringhis,
de las venenosas fiebres que me hicieron tanto daño
y de los espantosos ingleses que odio todavía.
Dos lágrimas suyas
han salinizado el mar
y ha sentido -Neruda- el lento vacío
de una apuesta perdida
mientras argüía:
atraviesa hasta el fondo mis separaciones,
apaga mi poder y propaga mi duelo.
me visitó hará una semana
tenía la tez blanca
cuando desde Isla Negra
miraba su océano
y sus palabras.
Con su acento chileno
que hace al español más chiquito
declamaba:
Oh, Maligna, ya habrás hallado la carta, ya habrás llorado de furia,
y habrás insultado el recuerdo de mi madre
llamándola perra podrida y madre de perros,
ya habrás bebido sola, solitaria, el té del atardecer
mirando mis viejos zapatos vacíos para siempre,
y ya no podrás recordar mis enfermedades, mis sueños nocturnos, mis comidas
sin maldecirme en voz alta como si estuviera allí aún,
quejándome del trópico, de los coolies coringhis,
de las venenosas fiebres que me hicieron tanto daño
y de los espantosos ingleses que odio todavía.
Dos lágrimas suyas
han salinizado el mar
y ha sentido -Neruda- el lento vacío
de una apuesta perdida
mientras argüía:
atraviesa hasta el fondo mis separaciones,
apaga mi poder y propaga mi duelo.
Hoy he pensado
¡Qué callado
está el Perú!
A Violeta en el invierno de 2000
Mira el día y juega
con un astro de la noche
y no esperes encontrar
en cada regla una confirmación
de tus temores;
sueña y camina y luego
vaga soñolienta por la tarde
mientras pateas la ciudad
a la búsqueda de un cuerpo que te aguante.
Y cuando el atardecer llegue
no pares los semáforos
ni alteres el particular pestañeo de las ventanas
ni atosigues con tu ira al vencido
ni parezcas alterada en lo más mínimo.
Con sencillez
acoge en tu seno la gran noche
y expulsa de ella a los fantasmas.
Así podrás dormir, amor,
un alma sin heridas.
Solaz de ser si al mirar el día
juegas con un astro de la noche.
con un astro de la noche
y no esperes encontrar
en cada regla una confirmación
de tus temores;
sueña y camina y luego
vaga soñolienta por la tarde
mientras pateas la ciudad
a la búsqueda de un cuerpo que te aguante.
Y cuando el atardecer llegue
no pares los semáforos
ni alteres el particular pestañeo de las ventanas
ni atosigues con tu ira al vencido
ni parezcas alterada en lo más mínimo.
Con sencillez
acoge en tu seno la gran noche
y expulsa de ella a los fantasmas.
Así podrás dormir, amor,
un alma sin heridas.
Solaz de ser si al mirar el día
juegas con un astro de la noche.
Mi ser en ti
así recuerdo
la autopista gris
camino del colegio
habías hecho sus trenzas
Mi ser en ti
fue tan gozoso
Hubo un día que sentí
al verme en ti
que todo beso cabía en mi boca
y que mi abrazo te envolvía
y tú sentías los brazos
del mundo protegiéndote
Sumérgeme y desde la humedad
idea
una singladura en el desierto,
la figurilla de una diosa
brazos elevados
torso desnudo
amplia falda
o
la absenta
fin de siècle
la acera brilla
y -sutil- una ardilla
canta, canta, canta
o
el páncreas
devorando azúcar
sin saber por qué
o
ven, le dijo
y al correr se evaporó
o
el mechero, el cargador del móvil,
el hada de alas verdes,
los diccionarios,
las tapas chinas
de un cuaderno escrito en español.
idea
una singladura en el desierto,
la figurilla de una diosa
brazos elevados
torso desnudo
amplia falda
o
la absenta
fin de siècle
la acera brilla
y -sutil- una ardilla
canta, canta, canta
o
el páncreas
devorando azúcar
sin saber por qué
o
ven, le dijo
y al correr se evaporó
o
el mechero, el cargador del móvil,
el hada de alas verdes,
los diccionarios,
las tapas chinas
de un cuaderno escrito en español.
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Poesía
Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 16/03/2010 a las 20:05 | {0}