No hubo astillas
sino un paisaje infinito
de (...) y orillas
No hubo una frase
ni un perdón
ni un alivio
sino la larga cuesta
de la sangre
No hubo un sueño
ni la redención de los pecados
se nos declaró interpuesta
tras cometerlos
como falsa profecía que se aprovechara
de acontecimientos ya pasados
No hubo encuentro y desencuentro
ni nos miró el mar
ni nos ignoró el río
Sólo recuerdo una tortuga
lenta como la luna
y una duna blanda como tu hablar.
No hubo espera
No hubo anhelo
ni la arena se puso a bailar
al son de tus pies y tus caderas
al son de mis manos y mis ideas
con compás de viejo sabio griego
con melodía de París
y armonía de esferas
No nos vinimos
ni nos quedamos
en el beso de las cuatro y media
¿recuerdas el brillo de la telaraña?
¿las ocho patas?
¿el abdomén negro de la viuda negra?
Y el acantilado ¿lo recuerdas?
El túnel submarino,
y el ara de piedra,
y la respiración sujeta a su incontinencia
y la levísima rozadura de mi uña en tu talón ¿lo recuerdas?
No lo recuerdas
Ni yo tampoco sé, a memoria cierta,
si todo aquello ocurrió
si de ti me queda
la vesícula
o la curación
si de ti recuerdo
un ánfora etrusca
una estrella de David
o una runa verde
quizá sea tu recuerdo cola de faisán
o espejismo de tu cara pegada a mi pecho
No hubo "mañana tu espalda..."
ni la secuenciación de la especie
anidó en tu vientre
Tampoco sentimos la desesperación
cuando todo se desvaneció
Llegó la lejanía
y se acercó la ausencia
No te quise volver
No me quisiste llegar
Desconocidos de nuevo
tras tanta muerte juntos
y aún así
has de saber que te sentí
has de saber que me tocaste
hemos de saber
aunque no duela.
sino un paisaje infinito
de (...) y orillas
No hubo una frase
ni un perdón
ni un alivio
sino la larga cuesta
de la sangre
No hubo un sueño
ni la redención de los pecados
se nos declaró interpuesta
tras cometerlos
como falsa profecía que se aprovechara
de acontecimientos ya pasados
No hubo encuentro y desencuentro
ni nos miró el mar
ni nos ignoró el río
Sólo recuerdo una tortuga
lenta como la luna
y una duna blanda como tu hablar.
No hubo espera
No hubo anhelo
ni la arena se puso a bailar
al son de tus pies y tus caderas
al son de mis manos y mis ideas
con compás de viejo sabio griego
con melodía de París
y armonía de esferas
No nos vinimos
ni nos quedamos
en el beso de las cuatro y media
¿recuerdas el brillo de la telaraña?
¿las ocho patas?
¿el abdomén negro de la viuda negra?
Y el acantilado ¿lo recuerdas?
El túnel submarino,
y el ara de piedra,
y la respiración sujeta a su incontinencia
y la levísima rozadura de mi uña en tu talón ¿lo recuerdas?
No lo recuerdas
Ni yo tampoco sé, a memoria cierta,
si todo aquello ocurrió
si de ti me queda
la vesícula
o la curación
si de ti recuerdo
un ánfora etrusca
una estrella de David
o una runa verde
quizá sea tu recuerdo cola de faisán
o espejismo de tu cara pegada a mi pecho
No hubo "mañana tu espalda..."
ni la secuenciación de la especie
anidó en tu vientre
Tampoco sentimos la desesperación
cuando todo se desvaneció
Llegó la lejanía
y se acercó la ausencia
No te quise volver
No me quisiste llegar
Desconocidos de nuevo
tras tanta muerte juntos
y aún así
has de saber que te sentí
has de saber que me tocaste
hemos de saber
aunque no duela.
Boga
no fuerces
la sal
se empeña
en secar
la espalda
del pez
Boga
eleva
la proa
encara
la ola
y cae
Boga
sin límite
coge el timón
y no obligues
el rumbo
Boga
Deja la mano
sumergida
en la mar
Bogue ella
también
Boga
hacia el horizonte
el que nunca llega
el que siempre se alcanza
el que se desplaza
el que se oscurece y aclara
Boga
con la sonrisa del ser
y el amparo del dios
Boga
hasta la noche
Boga
hasta la bóveda
Boga
Boga
no fuerces
la sal
se empeña
en secar
la espalda
del pez
Boga
eleva
la proa
encara
la ola
y cae
Boga
sin límite
coge el timón
y no obligues
el rumbo
Boga
Deja la mano
sumergida
en la mar
Bogue ella
también
Boga
hacia el horizonte
el que nunca llega
el que siempre se alcanza
el que se desplaza
el que se oscurece y aclara
Boga
con la sonrisa del ser
y el amparo del dios
Boga
hasta la noche
Boga
hasta la bóveda
Boga
Boga
La sonata se quema
Los dedos
Los dedos
Déjame cantar
y más tarde
cuando seas muy noche
sonríe
Hay en la balada
un mecenazgo
y en el altar
han quedado
como migas
los testigos
Quiéreme
sin volver tu rostro hacia la tarde
Arda la colina
y vuelen sus cenizas
hasta más allá de esta orilla
No hay juego infantil
en estos versos
a ti escritos
ni predominio del deseo
ni afán
Hay vuelo
y señal
como boya en la mar
que delimita la baja de la alta
Tus abrazos
la risa en la esquina
el fardo de los pecados
el lugar preciso
donde el viento gira
La nostalgia
peregrina hasta ti
y se aquieta
Dedos
en tus cabellos
Palabras
que como arrieros
caminan por tus hombros
hasta detenerse
en el alero
del instante
en que supiste
Te ronroneo
este once de junio
Ha dejado de soplar el frío
La chaqueta molesta un poco
y abro la ventana
que no da al horizonte
Querida
cuánto de hermoso hubiera sido
haber desaprendido
esta herida
en los días que pasamos juntos
¿Sabes?
He visto el canal
y la ausencia del mal
He visto
el aroma
y he tomado, entre mis manos,
el velo que nos ocultaba la belleza
y no he tenido pereza
y no he deseado llamarte
y aunque estés muerta
(si lo estuvieras)
¡cuánto late tu corazón en el mío!
Los dedos
Los dedos
Déjame cantar
y más tarde
cuando seas muy noche
sonríe
Hay en la balada
un mecenazgo
y en el altar
han quedado
como migas
los testigos
Quiéreme
sin volver tu rostro hacia la tarde
Arda la colina
y vuelen sus cenizas
hasta más allá de esta orilla
No hay juego infantil
en estos versos
a ti escritos
ni predominio del deseo
ni afán
Hay vuelo
y señal
como boya en la mar
que delimita la baja de la alta
Tus abrazos
la risa en la esquina
el fardo de los pecados
el lugar preciso
donde el viento gira
La nostalgia
peregrina hasta ti
y se aquieta
Dedos
en tus cabellos
Palabras
que como arrieros
caminan por tus hombros
hasta detenerse
en el alero
del instante
en que supiste
Te ronroneo
este once de junio
Ha dejado de soplar el frío
La chaqueta molesta un poco
y abro la ventana
que no da al horizonte
Querida
cuánto de hermoso hubiera sido
haber desaprendido
esta herida
en los días que pasamos juntos
¿Sabes?
He visto el canal
y la ausencia del mal
He visto
el aroma
y he tomado, entre mis manos,
el velo que nos ocultaba la belleza
y no he tenido pereza
y no he deseado llamarte
y aunque estés muerta
(si lo estuvieras)
¡cuánto late tu corazón en el mío!
A Violeta
Bebí la sangre del ciervo
y surgió, luz de la noche,
el ala negra del cuervo.
y surgió, luz de la noche,
el ala negra del cuervo.
A Lidia en mayo de 2001 y corregido en este mayo de 2011
Con los años.
Luego. Mansos.
Con los años. Y unas risas. Porque las risas.
Con los años. Aquel monte con ermita. Pero.
Cazaban besos como se pescaban soles.
Los árboles con los años. Ni aún maquillados. En ese calor que haría innecesario el tajamar.
Con los bultos a cuestas. Tan cargada. Siempre.
Con los años. Nunca a partir de con los años se podrá decir nunca a partir de con los años se podrá decir.
El viento tenía aires de gandul.
Con los años se descubren esas cosas.
El análisis de la esfera.
La quietud del alba en el verano ártico.
Los años desaparecen el infierno.
Y el cielo. Y el limbo.
Sólo queda Babieca piafando.
Hasta la espada atiza la mañana.
Luego. Mansos.
Con los años. Y unas risas. Porque las risas.
Con los años. Aquel monte con ermita. Pero.
Cazaban besos como se pescaban soles.
Los árboles con los años. Ni aún maquillados. En ese calor que haría innecesario el tajamar.
Con los bultos a cuestas. Tan cargada. Siempre.
Con los años. Nunca a partir de con los años se podrá decir nunca a partir de con los años se podrá decir.
El viento tenía aires de gandul.
Con los años se descubren esas cosas.
El análisis de la esfera.
La quietud del alba en el verano ártico.
Los años desaparecen el infierno.
Y el cielo. Y el limbo.
Sólo queda Babieca piafando.
Hasta la espada atiza la mañana.
Ventanas
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Archivo 2009
Escritos de Isaac Alexander
Fantasmagorías
Meditación sobre las formas de interpretar
Cuentecillos
¿De Isaac Alexander?
Libro de las soledades
Colección
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La Solución
Aforismos
Haiku
Reflexiones para antes de morir
Recuerdos
Reflexiones que Olmo Z. le escribe a su mujer en plena crisis
Sobre las creencias
Olmo Dos Mil Veintidós
Listas
El mes de noviembre
Jardines en el bolsillo
Olmo Z. ¿2024?
Saturnales
Agosto 2013
Citas del mes de mayo
Marea
Sincerada
Reflexiones
Mosquita muerta
El viaje
Sobre la verdad
Sinonimias
El Brillante
No fabularé
Perdido en la mudanza (lost in translation?)
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Velocidad de escape
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Carta a una desconocida
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Poesía
Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 06/08/2011 a las 12:44 |