A Lidia en mayo de 2001 y corregido en este mayo de 2011
Con los años.
Luego. Mansos.
Con los años. Y unas risas. Porque las risas.
Con los años. Aquel monte con ermita. Pero.
Cazaban besos como se pescaban soles.
Los árboles con los años. Ni aún maquillados. En ese calor que haría innecesario el tajamar.
Con los bultos a cuestas. Tan cargada. Siempre.
Con los años. Nunca a partir de con los años se podrá decir nunca a partir de con los años se podrá decir.
El viento tenía aires de gandul.
Con los años se descubren esas cosas.
El análisis de la esfera.
La quietud del alba en el verano ártico.
Los años desaparecen el infierno.
Y el cielo. Y el limbo.
Sólo queda Babieca piafando.
Hasta la espada atiza la mañana.
Luego. Mansos.
Con los años. Y unas risas. Porque las risas.
Con los años. Aquel monte con ermita. Pero.
Cazaban besos como se pescaban soles.
Los árboles con los años. Ni aún maquillados. En ese calor que haría innecesario el tajamar.
Con los bultos a cuestas. Tan cargada. Siempre.
Con los años. Nunca a partir de con los años se podrá decir nunca a partir de con los años se podrá decir.
El viento tenía aires de gandul.
Con los años se descubren esas cosas.
El análisis de la esfera.
La quietud del alba en el verano ártico.
Los años desaparecen el infierno.
Y el cielo. Y el limbo.
Sólo queda Babieca piafando.
Hasta la espada atiza la mañana.
Escrito en diciembre de 1987 en la colección: Poemas en papel satinado.
Corrección de febrero de 2011
¡Viento, viento del norte
amaina en las antenas!
Perdidos en agujeros y en mármol
se ayudan o se queman;
prisioneros y libres cosechan
brazos y recogen
campanas.
Madrugada en el páramo.
Huellas en el barro
señalan la dirección
hacia las hojas rojas,
las que cubren la Tierra.
Dibujos infantiles conviven
con restos y fósiles;
hiela la cueva, calienta el aire.
Vuelan y nadan y corren.
Manadas de bestiarios
esperan en sus limbos;
bailan un vals dos duendes;
la mar es cortada por la quilla,
las cosquillas de la madera le provocan
remolinos de risa y espuma.
La muerta enamorada revive muerta.
Amantes
pequeños
inventan
deseos.
amaina en las antenas!
Perdidos en agujeros y en mármol
se ayudan o se queman;
prisioneros y libres cosechan
brazos y recogen
campanas.
Madrugada en el páramo.
Huellas en el barro
señalan la dirección
hacia las hojas rojas,
las que cubren la Tierra.
Dibujos infantiles conviven
con restos y fósiles;
hiela la cueva, calienta el aire.
Vuelan y nadan y corren.
Manadas de bestiarios
esperan en sus limbos;
bailan un vals dos duendes;
la mar es cortada por la quilla,
las cosquillas de la madera le provocan
remolinos de risa y espuma.
La muerta enamorada revive muerta.
Amantes
pequeños
inventan
deseos.
Acudid a las calles de Jericó!
Suenen las alabanzas
de las bellas muchachas
con sus danzas
y sobre el pretil del puente
haz que los dientes sentencien
su condición de jazmín.
Canta, oh Diosa, la cólera de Aquiles
y venga a mí la flor de ti
-viejo romance
que como una perfomance
se revuelva en abril-.
Sea sueño la penumbra
o la penumbra sea sueño,
yo quisiera ser el dueño
de mi propio corazón
para cantar la canción
de las océanas ubres
con sus marineros ebrios
y sus putas de salón
y su viejo acordeón
y el acordeonista cojo
y el muchacho pelirrojo
que embarca por vez primera
en la nave Septentrión.
Canta, oh Diosa,
las tierras de ultramar
y muéstrame el caftán
y la sombra de la higuera
y el asombro en la ribera
por donde juntos pasean
dos lilas con almohadón.
Boga vaga la boa
bossa nova en mi loa.
Suenen las alabanzas
de las bellas muchachas
con sus danzas
y sobre el pretil del puente
haz que los dientes sentencien
su condición de jazmín.
Canta, oh Diosa, la cólera de Aquiles
y venga a mí la flor de ti
-viejo romance
que como una perfomance
se revuelva en abril-.
Sea sueño la penumbra
o la penumbra sea sueño,
yo quisiera ser el dueño
de mi propio corazón
para cantar la canción
de las océanas ubres
con sus marineros ebrios
y sus putas de salón
y su viejo acordeón
y el acordeonista cojo
y el muchacho pelirrojo
que embarca por vez primera
en la nave Septentrión.
Canta, oh Diosa,
las tierras de ultramar
y muéstrame el caftán
y la sombra de la higuera
y el asombro en la ribera
por donde juntos pasean
dos lilas con almohadón.
Boga vaga la boa
bossa nova en mi loa.
No aferrarse. No, no aferrarse.
Equivocarse. Una vez y otra.
Perdón por mis errores.
El rostro que se aleja.
Los silencios. Los...
Siento haber querido alterar...
Siento haber estado huido tantos años.
Tan escondido. Tan escindido.
La calma cuando llega se asemeja a la nieve.
No volveré a insistir.
Me callaré.
Ya estoy callado.
Y decirlo todo,
vaciarme entero
y quedarme tan sólo apariencia de cuerpo
sin venas ni nervios
ni gametos ni pulso.
No desear nada
ser piedra de río
brincando sobre el agua
para al fin, sin impulso,
hundirse hasta el lecho.
Como recuerdo
las ondas que se propagaron
y se hicieron anchas, más...
hasta ser nada.
Equivocarse. Una vez y otra.
Perdón por mis errores.
El rostro que se aleja.
Los silencios. Los...
Siento haber querido alterar...
Siento haber estado huido tantos años.
Tan escondido. Tan escindido.
La calma cuando llega se asemeja a la nieve.
No volveré a insistir.
Me callaré.
Ya estoy callado.
Y decirlo todo,
vaciarme entero
y quedarme tan sólo apariencia de cuerpo
sin venas ni nervios
ni gametos ni pulso.
No desear nada
ser piedra de río
brincando sobre el agua
para al fin, sin impulso,
hundirse hasta el lecho.
Como recuerdo
las ondas que se propagaron
y se hicieron anchas, más...
hasta ser nada.
Era octubre
Lo escribiré de nuevo: era octubre
luchamos
en la tienda
y lo vimos
Era octubre
como un lazo pardo
así lo sentimos
(existía en aquel entonces la primera persona del plural)
lo escribiré de nuevo: nosotros
No fue un otoño lluvioso
El aire condensaba el diesel
nuestros pulmones tenían poco repris
casi ahogados lo vimos
era octubre
las niñas salían airosas de la escuela
los niños tiznados de peleas y balones
donde la vida gira
lo escribiré de nuevo: donde la vida gira
Cogidos de las manos
cuando se cogen las manos
por vez primera
desnudas
sin anillos
de nuevo lo escribo: era octubre
y el cielo fue estrellado
y el cometa pasó a su tiempo
y comimos perdices con chocolate
y nos auguramos eternidad
(existía en aquel tiempo la primera persona del plural)
Leonard Cohen dijo
Albert Cohen dije
y reímos
de nuevo lo escribo
Lo escribiré de nuevo: era octubre
luchamos
en la tienda
y lo vimos
Era octubre
como un lazo pardo
así lo sentimos
(existía en aquel entonces la primera persona del plural)
lo escribiré de nuevo: nosotros
No fue un otoño lluvioso
El aire condensaba el diesel
nuestros pulmones tenían poco repris
casi ahogados lo vimos
era octubre
las niñas salían airosas de la escuela
los niños tiznados de peleas y balones
donde la vida gira
lo escribiré de nuevo: donde la vida gira
Cogidos de las manos
cuando se cogen las manos
por vez primera
desnudas
sin anillos
de nuevo lo escribo: era octubre
y el cielo fue estrellado
y el cometa pasó a su tiempo
y comimos perdices con chocolate
y nos auguramos eternidad
(existía en aquel tiempo la primera persona del plural)
Leonard Cohen dijo
Albert Cohen dije
y reímos
de nuevo lo escribo
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Poesía
Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 17/05/2011 a las 17:23 | {0}