Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri
¿Quién es el conductor que verá a Lucía en el arcén de la carretera, a la salida de una curva muy cerrada a izquierdas, sentada en una silla de tijera, y junto a un coche destrozado en un campo a sus espaldas?
¿Por qué no para pero sí llama kilómetros más tarde (se puede medir el tiempo en kilómetros)? Llama porque para a repostar gasolina. O se detiene no porque tenga que repostar sino porque ha decidido llamar. ¿Por qué ha meditado esa decisión?
El conductor ¿es hombre? (quizá sea un anciano).
¿Qué le ha dado tiempo a ver de Lucía? Una visión fugaz de un hilo de sangre corriendo por su mejilla izquierda. Quizá la sangre ya esté seca. Una mirada perdida en el vacío. La quietud en el frío del amanecer.
Ocurre en invierno.
El conductor, en todo caso, no tiene relación ninguna con Lucía.
Quizá vuelva. ¿Por qué? Si vuelve: ¿se encontraría con los servicios de emergencia haciéndose cargo de Lucía? o si vuelve: ¿aún no han llegado los servicios de emergencia y es él el primero que se acerca a Lucía? Y si así fuera, ¿qué ocurriría?

Imágenes:
El vaho sale de la boca de Lucía.
La niebla se está levantando.
Un paisaje llano, de tierras en barbecho.
Sobre el asfalto una flecha en el carril contrario a Lucía que indica que los coches deben volver a su carril.
Un silo.
El coche ha dado varias vueltas de campana, ha entrado en el campo en barbecho, ha volcado.
El sol mortecino.
Una bandada de grullas se dirige al sur.

A partir de aquí...

Narrativa

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 29/12/2012 a las 10:57 | Comentarios {0}


¿Quién es Lucía? La imagino con menos de cuarenta años. Tiene el cabello pelirrojo, largo y ondulado (muy parecido a la Venus de Boticelli en cuanto a ondulación); es una mujer con rasgos amables y con un rictus (por las arrugas) de sufrimiento antiguo. Veo su nariz recta. Sus labios más bien finos. Mejillas. Orejas grandes. Cuello largo. Piel muy blanca. Color de los ojos verdes.Tamaño más bien pequeño (quizá cuando niña le dijeran que tenía una mirada pícara). Es atractiva. No guapa. Su brazos largos. Sus piernas marcando los tres huecos de las piernas bien torneadas. Cintura y caderas en justa proporción. Pecho maduro. Manos largas y rojas (lo que denotaría una mala circulación de la sangre). Viste con un estilo hipster. Apenas se maquilla (línea oscura en el párpado inferior. Leve coloración en los labios). Usa sombrero. Le gusta las botas camperas.
Muy probablemente se dedique a un oficio relacionado con las manos.

A partir de aquí...

Narrativa

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 28/12/2012 a las 13:34 | Comentarios {0}


Situación inicial
No estaba preparada. Dijo llamarse Lucía. Estaba envuelta en una manta. Nada más producirse, lo primero que hizo fue abrir el maletero y sacar una silla de tijera, para la playa, la había abierto en el arcén y se había sentado. No a esperar. No a calmarse. Sencillamente se había sentado.

Posibilidades
La llamada horas antes.
In media res (como le gusta decir a V.)
Es mejor relacionarse con las emociones que con las ideas (las ideas separan/las emociones aclaran)
Una policía se acerca a ella. Está amaneciendo. Lucía lleva toda la noche allí. No ha llamado a la guardia civil. No han pasado muchos coches. Seguramente un conductor habrá llamado ante la escena que se ha encontrado al salir de la curva tan cerrada a izquierdas.
Nos vamos con el conductor. La decisión de pararse. Marcar el número de la policía. Dar la localización aproximada del lugar del suceso. (¿Por qué le cuesta a este conductor llamar a la policía)
¿Contar los motivos por los que varios conductores pasan de largo y no llaman a la Guardia Civil?
Al abrir el cuadro de Lucía sentada en una silla de playa en el arcén de una carretera en plena madrugada, ¿qué se ve?

A partir de aquí...

Narrativa

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 21/12/2012 a las 11:12 | Comentarios {0}


... y con las manos amarillas nos untaremos los rostros y velaremos hasta el amanecer. Entonces, desnudos, tú a mí y yo a ti, nos adornaremos los tobillos con el color de la diosa e iniciaremos el camino; atravesaremos primero la planicie y si el ave nos saluda por nuestra izquierda, nosotros derrotaremos hacia la derecha y si es a la derecha por donde el ave nos saluda, derrotaremos a la izquierda y si el ave aún duerme cuando nosotros pasemos, seguiremos rectos hacia lo profundo del bosque; allí, en la linde, nos daremos nuestro primer abrazo: tu pecho en mi pecho, tu vientre en mi vientre, tu hendidura en mi saliente, tus muslos en mis muslos, tus rodillas en mis rodillas, la punta de los dedos de tus pies en la punta de los dedos de mis pies, tus brazos rodearán mi cintura, los míos rodearán la tuya, tus dedos se enlazarán a la altura de mi coxis, mis dedos se enlazarán a la altura del tuyo; nuestras bocas aún no se juntarán; apoyarás tu mejilla derecha en mi mejilla izquierda y así nos mantendremos hasta que el sol nazca. Nos internaremos en el bosque y nos tomaremos de las manos; caminaremos en silencio cien pasos, nos detendremos y nos daremos un golpe de puño en el pecho, tú en el mío, yo en el tuyo, y exclamaremos un gemido por el aire; caminaremos otros cien pasos, nos detendremos y nos daremos un golpe de puño en el vientre, tú en el mío, yo en el tuyo, y exclamaremos un gemido por el agua; caminaremos otros cien pasos, nos detendremos y nos daremos un golpe de puño en la cabeza, tú en la mía, yo en la tuya, y exclamaremos un gemido por el fuego; caminaremos otros cien pasos, nos detendremos, y nos daremos un golpe de puño en los pies, tú en los míos, yo en los tuyos, y exclamaremos un gemido por la tierra; caminaremos otros cien pasos y habremos llegado al soto; tú entrarás delante; yo te seguiré; me guiarás entonces hasta la gran higuera y, sobre la hierba que sugiere el sendero de la luna, te tumbarás y me abrirás tu hendidura y la llenarás de flujos; yo haré que mi saliente sobresalga más y se vuelva rígido y cuando la luna corone el primer mechón de tu cabello entraré en ti y en ti derramaré la leche cósmica coronada de oro; tú gemirás; yo jadearé; tu dormirás; yo oraré por ti y la fecundidad. Entonces me levantaré. Te dejaré sola y pasadas las nueve lunas volveré; tú me dirás si pariste; tú me dirás si me aceptas y si lo hicieras te vestiré el vestido que traeré conmigo y en brazos llevaré el fruto de nuestro instinto; y si no pariste, tú me dirás si me aceptas y si lo hicieras me quedaré contigo para empezar de nuevo el ciclo de los ciclos.

Narrativa

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 24/11/2012 a las 13:17 | Comentarios {0}


Estela
Me ha dicho Claire, ¡El jabón, mira, el jabón se acaba!
Luego fumaba desnuda apoyada en la baranda del balcón en lo alto del edificio donde vivimos en la rue Cujas de la ciudad de Paris.
Me ha dicho Claire, ¡Mira, Philippo, la bruma viene!
Se ha quedado desnuda hasta que la bruma ha llegado y la ha envuelto. Yo no le he dicho, Mi nombre no es Philippo.
Me ha dicho Claire, ¡Tengo frío! Déjame. Tengo frío. No me toques. Tengo frío. Déjame.
La bruma tiritaba en su piel. Yo me he sentado en una vieja chaîse-longue y he encendido una vela.
Me ha dicho Claire, ¿Llegará la pleamar al Sena? Dime, James ¿Llegará a cubrirme?
He sonreído y le he dicho, No, no creo que la pleamar llegue al Sena. Pero no le he dicho que mi nombre no es James.
Me ha dicho Claire, Franchesco, abrázame. Voy a morir si no me abrazas ¿qué será de mí si no me abrazas? Abrázame Franchesco, abrázame.
He abrazado a Claire sin decirle, jamás se lo diría, que yo no soy Franchesco ni Philippo ni James.
Me ha dicho Claire, Vamos a la cama, amor mío.
Y junto a ella me he tendido y con mi verdadero nombre, Amor mío, me he dormido.

Narrativa

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 19/10/2012 a las 18:58 | Comentarios {2}


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