Hablan del miedo como si fuera un concepto tan concreto como mesa o almohadón.
Como expertas hablan. Ser experta en miedo es ser experta en cosa.
Miedo es cosa. Cosa es nada. Miedo es nada.
No se debería hablar de miedo como no se debería hablar de cosa.
Mientras escribo sobre la petulancia de hablar del miedo, siento Hiroshima mon amour
No permitas que te hablen de tu miedo. Responde: Hablar de mi miedo es hablar de mi cosa.
¿Es el miedo una perturbación del ánimo por un mal que realmente amenaza o que se finge en la imaginación?
Definamos Perturbación
Mal: ¿qué es?
Amenaza: ¿cuándo?
Fingimiento: ¿cuál?
Imaginación...
El miedo de los otros. Las cosas de los otros.
Me duele el hueso frontal.
Rememoro los diálogos en francés de Hiroshima mon amour. Los sonidos de una tetera. Oui, ce soir je m'en souviens...
El miedo es un cajón de-sastre. También cosa.
He tomado un libro y he visto un abrazo en una estación de tren.
Cuando se me rompió el discurso... hace años... ya no me importa.
¿Es imagen del miedo un viejo sobre una piedra mirando el devenir con cenizas del río Ota?
¿Es miedo no pronunciar los nombres?
Habría de callar. No hablar nunca más. No preguntar los nombres de las cosas, de los miedos. Ni quejarse de nada. Y también, también no acudir al miedo de los otros. No pronunciar ni una sola palabra del miedo de los otros. Sea miedo el nombre de Nevers. O el miedo a la mujer con la que compartiste vuestros miedos (vuestras cosas vuestras nadas).
Miedo es una invocación. Una palabra/contenedor cuya mezcla de elementos heterogéneos convierte el todo en residuo, ruina, basura, desecho. Un trozo de carne junto a una goma, la hebra de un hilo rojo, una aguja roma, un resto de caja, un condón con lefa y una uña de gata, deja de ser alimento para los delicados estómagos burgueses. Y nos crea repulsión (¿o nos provoca?).
Miedo. Aprensión. Hipocondria. Pavor. Pánico. Terror.
Peur. Crainte. Terreur. Panique. Épouvante. Frayeur. Effroi.
Hiroshima, mon amour...
Como expertas hablan. Ser experta en miedo es ser experta en cosa.
Miedo es cosa. Cosa es nada. Miedo es nada.
No se debería hablar de miedo como no se debería hablar de cosa.
Mientras escribo sobre la petulancia de hablar del miedo, siento Hiroshima mon amour
No permitas que te hablen de tu miedo. Responde: Hablar de mi miedo es hablar de mi cosa.
¿Es el miedo una perturbación del ánimo por un mal que realmente amenaza o que se finge en la imaginación?
Definamos Perturbación
Mal: ¿qué es?
Amenaza: ¿cuándo?
Fingimiento: ¿cuál?
Imaginación...
El miedo de los otros. Las cosas de los otros.
Me duele el hueso frontal.
Rememoro los diálogos en francés de Hiroshima mon amour. Los sonidos de una tetera. Oui, ce soir je m'en souviens...
El miedo es un cajón de-sastre. También cosa.
He tomado un libro y he visto un abrazo en una estación de tren.
Cuando se me rompió el discurso... hace años... ya no me importa.
¿Es imagen del miedo un viejo sobre una piedra mirando el devenir con cenizas del río Ota?
¿Es miedo no pronunciar los nombres?
Habría de callar. No hablar nunca más. No preguntar los nombres de las cosas, de los miedos. Ni quejarse de nada. Y también, también no acudir al miedo de los otros. No pronunciar ni una sola palabra del miedo de los otros. Sea miedo el nombre de Nevers. O el miedo a la mujer con la que compartiste vuestros miedos (vuestras cosas vuestras nadas).
Miedo es una invocación. Una palabra/contenedor cuya mezcla de elementos heterogéneos convierte el todo en residuo, ruina, basura, desecho. Un trozo de carne junto a una goma, la hebra de un hilo rojo, una aguja roma, un resto de caja, un condón con lefa y una uña de gata, deja de ser alimento para los delicados estómagos burgueses. Y nos crea repulsión (¿o nos provoca?).
Miedo. Aprensión. Hipocondria. Pavor. Pánico. Terror.
Peur. Crainte. Terreur. Panique. Épouvante. Frayeur. Effroi.
Hiroshima, mon amour...
Hazlo
No pasó nada que impida esas palabras
que tanto,
que tanto.
¿No sientes el silencio como un largo, constante, trueno?
¿No sientes el silencio violencia?
Hazlo
Será, si quieres, un simple acto cortés
¿Sabías que la cortesía, en última instancia (o en primera, ¿quién conoce la ubicación de las pasiones?)
proviene del término latino Höatus -recinto, huerto-?
Tu cortesía sería entonces alimento verde para mi feble espíritu.
¿No sabes?
Mira, escribe, "Querido (o menos, Estimado. O menos aún, Hola), no sabes cuánto me alegra. Espero que te vaya bien. Un saludo (no beso, no abrazo, sólo saludo)".
Y así, yo, sentiré
que el trueno se aleja
y el silencio es la suspensión callada del olvido.
Ciao, ciao... (se me saltan las lágrimas)
No pasó nada que impida esas palabras
que tanto,
que tanto.
¿No sientes el silencio como un largo, constante, trueno?
¿No sientes el silencio violencia?
Hazlo
Será, si quieres, un simple acto cortés
¿Sabías que la cortesía, en última instancia (o en primera, ¿quién conoce la ubicación de las pasiones?)
proviene del término latino Höatus -recinto, huerto-?
Tu cortesía sería entonces alimento verde para mi feble espíritu.
¿No sabes?
Mira, escribe, "Querido (o menos, Estimado. O menos aún, Hola), no sabes cuánto me alegra. Espero que te vaya bien. Un saludo (no beso, no abrazo, sólo saludo)".
Y así, yo, sentiré
que el trueno se aleja
y el silencio es la suspensión callada del olvido.
Ciao, ciao... (se me saltan las lágrimas)
Paula Kuczynskiego
Hegel se pasó la vida retorciendo el lenguaje y la sintaxis para llegar a que el lector trabajara para entender sus pensamientos.
El trabajo. Hegel. Marx.
Dívar, un miserable presidente del tribunal supremo de España, que dimitió por indignidad, ha pedido la pensión indemnizatoria por su condición de alto cargo. Si la consigue cobrará, además de su pensión, más de 8.000 € mensuales.
Guy de Maupassant escribía dos relatos semanales.
Beckett leyó a Hegel y su estudio entre el Amo y el Criado y escribió Esperando a Godot.
Mañana desahucian a una familia con dos hijos. Les quitarán la casa. Se quedarán, literalmente, en la calle.
Justo quince días después de que el ministro De Guindos y el presidente Rajoy se felicitaran por haber conseguido un rescate para la banca española sin cargo al estado (es decir a los ciudadanos), se anuncia un recorte y un aumento de impuestos por valor de 65.000.000.000 de €, más o menos la cantidad que se va a inyectar en la banca española.
Mafalda está cenando con sus padres mientras lee: Democracia es el gobierno del pueblo. En las tres viñetas siguientes se la ve muriéndose de risa ante la mirada atónita de sus padres y de Guille.
¿Qué es lo útil?
¿Qué es lo inútil?
El día en que la democracia empiece a funcionar, muchos morirán de terror: terror a perder sus prebendas; terror a convertirse en pueblo; terror a vivir con lo justo; terror a tener que escuchar; terror a ser responsable de los propios actos.
Descartes pasaba frío y miedo mientras escribía.
Platón inventó un personaje llamado Sócrates (él que estaba en contra del drama y la poesía).
¿Quién era Sócrates?
No es porque me toque de cerca. Desde siempre he visto este sistema... obviedades.
Soraya Sáez de Santamaría, vicepresidente del gobierno, sonríe mientras anuncia la barbarie. ¿De dónde se puede sacar esa sonrisa en momentos como éstos?
Seguiremos.
El ser humano es manso. Hasta que un día cuando las dentelladas del lobo son demasiadas, se alza, se agrupa y ataca.
Quizás en este caso la resistencia pasiva, que volviéramos al trueque. Habilidades por habilidades. Yo ofrezco mi capacidad para expresar.
Que abandonáramos las ciudades, los coches, los móviles, las neveras, los MP3, la electricidad al completo.
Que rompiéramos las tarjetas de crédito y quemáramos el dinero en la plaza pública, frente a los parlamentos y Bolsas del todo el mundo.
Que tomáramos el campo y la azada y cosecháramos y viviéramos según las estaciones.
Y viajáramos a pie o carro.
Y tuviéramos hijos, muchos, que cuidaran de los padres y los abuelos y los abuelos trasmitieran sus conocimientos a los nietos, de viva voz.
Si volviéramos a empezar con todo lo ya vivido.
¿A quién sonreiría la vicepresidente?
¿A quién engañaría el ministro y el presidente?
¿A quien pediría la indemnización el miserable presidente del tribunal supremo?
Porque ya lo dijo Wittgenstein Es posible todo lo que se puede decir
El trabajo. Hegel. Marx.
Dívar, un miserable presidente del tribunal supremo de España, que dimitió por indignidad, ha pedido la pensión indemnizatoria por su condición de alto cargo. Si la consigue cobrará, además de su pensión, más de 8.000 € mensuales.
Guy de Maupassant escribía dos relatos semanales.
Beckett leyó a Hegel y su estudio entre el Amo y el Criado y escribió Esperando a Godot.
Mañana desahucian a una familia con dos hijos. Les quitarán la casa. Se quedarán, literalmente, en la calle.
Justo quince días después de que el ministro De Guindos y el presidente Rajoy se felicitaran por haber conseguido un rescate para la banca española sin cargo al estado (es decir a los ciudadanos), se anuncia un recorte y un aumento de impuestos por valor de 65.000.000.000 de €, más o menos la cantidad que se va a inyectar en la banca española.
Mafalda está cenando con sus padres mientras lee: Democracia es el gobierno del pueblo. En las tres viñetas siguientes se la ve muriéndose de risa ante la mirada atónita de sus padres y de Guille.
¿Qué es lo útil?
¿Qué es lo inútil?
El día en que la democracia empiece a funcionar, muchos morirán de terror: terror a perder sus prebendas; terror a convertirse en pueblo; terror a vivir con lo justo; terror a tener que escuchar; terror a ser responsable de los propios actos.
Descartes pasaba frío y miedo mientras escribía.
Platón inventó un personaje llamado Sócrates (él que estaba en contra del drama y la poesía).
¿Quién era Sócrates?
No es porque me toque de cerca. Desde siempre he visto este sistema... obviedades.
Soraya Sáez de Santamaría, vicepresidente del gobierno, sonríe mientras anuncia la barbarie. ¿De dónde se puede sacar esa sonrisa en momentos como éstos?
Seguiremos.
El ser humano es manso. Hasta que un día cuando las dentelladas del lobo son demasiadas, se alza, se agrupa y ataca.
Quizás en este caso la resistencia pasiva, que volviéramos al trueque. Habilidades por habilidades. Yo ofrezco mi capacidad para expresar.
Que abandonáramos las ciudades, los coches, los móviles, las neveras, los MP3, la electricidad al completo.
Que rompiéramos las tarjetas de crédito y quemáramos el dinero en la plaza pública, frente a los parlamentos y Bolsas del todo el mundo.
Que tomáramos el campo y la azada y cosecháramos y viviéramos según las estaciones.
Y viajáramos a pie o carro.
Y tuviéramos hijos, muchos, que cuidaran de los padres y los abuelos y los abuelos trasmitieran sus conocimientos a los nietos, de viva voz.
Si volviéramos a empezar con todo lo ya vivido.
¿A quién sonreiría la vicepresidente?
¿A quién engañaría el ministro y el presidente?
¿A quien pediría la indemnización el miserable presidente del tribunal supremo?
Porque ya lo dijo Wittgenstein Es posible todo lo que se puede decir
Deshecha, a punto del combate. Brillante de fiestas. En las tardes feas del otoño. También en esas tardes. La ciudad que no es ciudad. La ciudad fea. La ciudad pequeña. La ciudad que se desgajó de La Mancha por un afán de notoriedad. Esa ciudad que es nada tiene un don que la encumbra y la sostiene: su capacidad para acoger, su capacidad para entender los agravios de los demás habitantes de este país que nunca quiso serlo.
Madrid que no es nada frente a Roma
Madrid que no es nada frente a Paris.
Madrid que no es nada frente a Londres.
Madrid las iguala -cuando menos- en fraternidad con los heridos, los desheredados, los indignados, los hambrientos, los que buscan, los que se guardan, los que protestan.
Hoy ha sido la llegada de La Marcha Negra de los Mineros y a su paso por el Paseo de la Castellana, se les han ido uniendo gentes de esta capital pequeña como de provincias y un minero, emocionado, ha dicho, "No me esperaba esto. Juro que no me esperaba este recibimiento". Así responde esta ciudad sucia, deshilvanada, fea.
O como recibe a los fastos del Orgullo Gay (días en los que yo celebro los fastos de la Humildad Hetero).
O como se yergue, blancas las manos, para pedir la vida de un condenado.
O como se lanza a las calles para defender la libertad.
O como defendió la República hasta el último aliento.
Esta ciudad antipoética que por no tener no tiene un río lo suficientemente ancho como para hacerle un puente con nombre atrevido y que, de repente, por un azar de una reina medio ciega construye en su pulmón un Palacio de Cristal.
Un Madrid con olor a meado en su casco viejo. Un Madrid de los Austrias, austero y frío como la dinastía que le da nombre.
Un Madrid quemado.
Un Madrid arrebatado.
Un Madrid de mierda que permite florecer esperanzas como lo fue La Movida.
... y que aún hoy en este 2012 sigue dando ejemplos de grandeza cuando recibe con los brazos abiertos a aquellos que en otro tiempo fueron los respetados del clan, los mineros, aquellos que se atrevían a entrar en el vientre de la Tierra para arrebatarle sus frutos: los mineros, antiguos herreros, revestidos de alquimistas.
¡Salve, Madrid, Reina de las feas, Simpática por demás!
Madrid que no es nada frente a Roma
Madrid que no es nada frente a Paris.
Madrid que no es nada frente a Londres.
Madrid las iguala -cuando menos- en fraternidad con los heridos, los desheredados, los indignados, los hambrientos, los que buscan, los que se guardan, los que protestan.
Hoy ha sido la llegada de La Marcha Negra de los Mineros y a su paso por el Paseo de la Castellana, se les han ido uniendo gentes de esta capital pequeña como de provincias y un minero, emocionado, ha dicho, "No me esperaba esto. Juro que no me esperaba este recibimiento". Así responde esta ciudad sucia, deshilvanada, fea.
O como recibe a los fastos del Orgullo Gay (días en los que yo celebro los fastos de la Humildad Hetero).
O como se yergue, blancas las manos, para pedir la vida de un condenado.
O como se lanza a las calles para defender la libertad.
O como defendió la República hasta el último aliento.
Esta ciudad antipoética que por no tener no tiene un río lo suficientemente ancho como para hacerle un puente con nombre atrevido y que, de repente, por un azar de una reina medio ciega construye en su pulmón un Palacio de Cristal.
Un Madrid con olor a meado en su casco viejo. Un Madrid de los Austrias, austero y frío como la dinastía que le da nombre.
Un Madrid quemado.
Un Madrid arrebatado.
Un Madrid de mierda que permite florecer esperanzas como lo fue La Movida.
... y que aún hoy en este 2012 sigue dando ejemplos de grandeza cuando recibe con los brazos abiertos a aquellos que en otro tiempo fueron los respetados del clan, los mineros, aquellos que se atrevían a entrar en el vientre de la Tierra para arrebatarle sus frutos: los mineros, antiguos herreros, revestidos de alquimistas.
¡Salve, Madrid, Reina de las feas, Simpática por demás!
Palacio de Cristal
Yo no sueño la bondad, ni espero la llegada de la aurora; yo no quiero un coche deportivo aparcado en mi garaje, ni quiero un garaje; yo no pido una segadora ni un césped ni un perrillo con el pecho blanco que se llame Nilo; yo no busco la concordia, ni la virtud, ni la escuela; tampoco imagino el futuro como una bota aplastando un rostro humano -porque esa imagen es el presente-; yo no aspiro a la poesía ni que el Hombre ame la lectura y el arte; ni tan siquiera quiero creer que la literatura no ha muerto cuando le están cantando el miserere sus máximos oficiantes (¿quién soy yo para desdecirlos?); no me apena que Gabriel García Márquez tenga demencia senil ni me agobia el final de toda la esperanza acumulada en religiones, filosofías, trascendencias, materialidades, suspiros, tráficos y alardes; no buceo en busca del saber; no me hundo en la ignorancia; no sucumbo ante la fatal ineficacia de las horas ni me yergo como un espectro ante la atroz evidencia de la tortura; no quiero mensajes ni elegías ni alegorías; me bastan un par de oximorones y una cadencia de la nota pedal; y me gusta Bob Dylan; y me gusta Olivier Messiaen; y me gusta Florence + The Machine; y me gusta el gazpacho; y me gusta la soberbia de las flores; y no destaco por nada; y no tengo talentos; y no acumulo defectos; soy cojo como podría ser analfabeto; soy cojo como podría ser (y lo soy) equilibrista; soy la inexistencia de todo lo antedicho; soy una flatulencia de Dios inventado por la mujer en los lejanos días de la Tormenta; soy la pulpa del melocotón; soy la aridez del desierto y la juguetona majestuosidad de la herida; vengo y vuelo y sobrevivo y me escondo y desafío y caigo y confío y me quedo mirando la multitud y me suspendo de un pensamiento y desatiendo la carretera y las luces del domingo; nada me importa; todo se escurre; la mirada fija; la forma de hablar; el escándalo de la miseria; la voracidad de los ogros; la maledicencia que vuela de una región a otra como just like a woman; no sueño nada; no tengo pesadillas; el agua fluye y se arrincona el guijarro harto de mostrarse brillante y no quiero dejar que mi nariz se aleje de la esquina donde huele a meado y a beso.
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Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 24/07/2012 a las 11:34 | {0}