Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri
1.- ¿Si escribo catorce comedias, diez tragedias y diez dramas históricos he de decir por qué lo escribo? ¿Tendría sentido el arte si el artista supiera en cada momento por qué hace tal o cual cosa? Ni tan siquiera el siglo XX permitió que el artista tuviera que ser dueño de la técnica de su arte para poderse llamar a sí mismo tal. Si ni tan siquiera la técnica es ya patrimonio, ni salvaguarda y mucho menos aún armadura (no con la que armarse sino con la que armar).

2.- No volveré a detestar. Creo que sólo odié a curas del colegio Sagrado Corazón. No creo haber odiado desde que era niño. Aunque quién no diría que si de niño se ha odiado se odiará siempre.

3.- En el año 1996 el productor Txepe Lara me encargó el guión de una película basada en la historia real de un torturador. Me presentó al torturador. Tuve con él varios encuentros. En uno de ellos me dijo: A cualquiera, a ti, te convertiría en torturador en menos de una semana. El torturador que se hacía llamar Mickael Suphi, había huido de las salas de torturas. Había denunciado su caso en Amnistía Internacional. Cuando yo lo conocí Mickael Suphi era un buen tipo. Un hombre tranquilo, con una mirada muy intensa y muy triste.

4.- ¿Por qué hago esto?

5.- Cuando voy por el camino del lago y se levanta de repente una ola de viento, siento a mis espaldas la presencia de un peligro. El peligro siempre se siente en la espalda porque no es más que una corriente nerviosa que recorre la médula espinal. El miedo también es una corriente nerviosa.

6.- No, no voy a detestar. Pueda ser que me sorprendan con una frase extemporánea -es decir fuera del tiempo. No a destiempo sino fuera de él- mientras el verdor y el sol. O puede ser una mañana, alguien a quien no conozco. A quien nunca conoceré.

7.- Me permito mirar la pantalla mientras escribo.

8.-  ¿Por qué hago esto? ¿Por qué? ¿Por qué lo hago?

 

Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 07/04/2015 a las 18:34 | Comentarios {0}


347.- El hombre no es más que una caña, la más débil de la naturaleza, pero es una caña pensante. No hace falta que el universo entero se arme para aplastarlo: un vapor, una gota de agua bastan para matarlo. Pero aun cuando el universo lo aplastara, el hombre sería todavía más noble que lo que le mata, porque sabe que muere y lo que el universo tiene de ventaja sobre él; el universo no sabe nada de esto.
Toda nuestra dignidad consiste, pues, en el pensamiento. Por aquí hemos de levantarnos y no por el espacio y la duración que no podemos llenar. Trabajemos, pues, en pensar bien: he aquí el principio de la moral. Blaise Pascal. Pensamientos. Sección V. Traducción Xavier Zubiri.


Sígueme. Fotografía de Olmo Z. a su perro Volga. Noviembre 2014
Sígueme. Fotografía de Olmo Z. a su perro Volga. Noviembre 2014
...entonces ha pensado la vida nueva. En el lado opuesto hay alguien (de nuevo hay alguien) y es nuevo porque es nueva la persona que está al lado y que ahora duerme y durante próximos meses o durante  próximos años o hasta mañana (si muriéramos uno o los dos) dormiremos juntos, en la misma cama... También la ventana (ya no es la ventana, ni ese paisaje, ni la alondra, no es la misma alondra, ni el camino por el que tantos y tantos sábados veía transitar a los ciclistas con sus atuendos profesionales y sus cadencias de aficionados) es nueva y mejor hecha, todo hay que admitirlo, porque conserva más el calor del hogar... El amanecer no es el mismo aunque lo sea porque el amanecer nunca es nuevo, nunca será nuevo; en este nuevo amanecer siento el calor del cuerpo de mujer que duerme a mi lado y los primeros pasos que ya no son mis primeros pasos como tampoco es el mismo el aroma del café que me llega mientras me afeito en un espejo que parece devolverme una imagen cuando menos renovada de mí... Recuerdo otro pensamiento de Pascal, Todos los hombres tratan de ser felices. No hay excepción a ello, por muy diferentes medios que para su logro empleen. Todos tienden a ese mismo objetivo... la voluntad no da jamás un paso que no se encamine a ese objeto (la felicidad como objeto, ¡qué feliz hallazgo!, me digo). Es el motivo de todas las acciones de todos los hombres, incluidos aquellos que proceden a ahorcarse... recuerdo mi vida anterior que al ser ya pasada pasa a ser de manera inmediata nueva y medito sobre aquellas tardes en mi habitación cuando escuchaba la queja de la fábrica o el aleteo del mirlo o mi corazón anhelante de una vida que me acercara un poco a la orilla de mi felicidad y al hacerlo renueva en mí un sentimiento que corre parejo con la nostalgia (cierta punzada dolorosa, cierto resquicio de lágrima) sin llegar a cruzarse nunca con ella porque al tomar mi café nuevo, al cerrar la puerta nueva, al encaminarme por mi nuevo camino hacia el trabajo de siempre me llena de gozo este presente, este presente, sí, éste que ya pasó...

Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 07/02/2015 a las 12:02 | Comentarios {0}


Como sincero recuerdo a los periodistas viñetistas asesinados hoy en la redacción de Charlie Hebdo, en la ciudad de Paris a manos de asesinos que tienen como ídolo a un tal Alá.


Portada de Charlie Hebdo
Portada de Charlie Hebdo
Voltaire se pregunta: ¿Qué es la tolerancia?. Y responde: Tolerancia es la consecuencia necesaria de la comprensión de que somos personas falibles: equivocarse es humano, y todos nosotros cometemos continuos errores. Por tanto, dejémonos perdonar unos a otros nuestras necedades. Esta es la ley fundamental del derecho natural.

Escribe Karl Popper: Voltaire basa su tolerancia en que debemos perdonarnos unos a otros nuestras tonterías. Pero una tontería muy frecuente, la de la intolerancia, Voltaire la encuentra, con razón, difícil de tolerar.

Porque la tolerancia tiene en la intolerancia su límite. El núcleo de la intolerancia es la posesión subjetiva de la verdad.

Escribe Popper: El primer hombre que desarrolló una teoría de la verdad, el que enlazó la idea de verdad objertiva con la idea de nuestra esencial falibilidad humana, fue Jenófanes en el siglo VI a.C.

Escribía en la entradilla de Tolerancia unos cuanto nombres de filósofos -a los que Popper añade Erasmo de Rotterdam, Locke, Lessing- todos los cuales se pueden incluir en la corriente filosófica llamada escepticismo pero no en su definición moderna de duda, incredulidad o descreímiento sino en su etimología primera que significa examinar, comprobar, reflexionar, inspeccionar, buscar, investigar.

El humor es uno de los fundamentos de la tolerancia; una sociedad tolerante se debe reír, de todas las formas posibles, de sus totems y tabús sean éstos dioses, personas, animales o cosas; se llamen Alá, Mahoma, Dios, Jesucristo, Obama, Einstein, Homero, Buda, Democracia o Piedra Lunar.

Escribió Jenófanes en verso (porque él, como Homero, era rapsoda):
La verdad segura sobre los dioses y sobre todas las cosas de las que hablo
no las conoce ningún humano y ninguno las conocerá.
Inlcuso cuando alguien anunciara alguna vez la verdad más acabada,
él mismo no podría saberlo: todo está entreverado de conjetura
.

Define Popper: la verdad es la correspondencia de lo que digo con los hechos, aunque yo sepa o no que la correspondencia existe.

Esta mañana, de nuevo, fanáticos de Ídolos han asesinado a doce personas y herido a otras once.

Escribe Popper: Tolerancia pero ninguna concesión a la intolerancia, la violencia y la crueldad.

Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 07/01/2015 a las 16:52 | Comentarios {0}


Basado en la conferencia que Karl Popper pronunció en la universidad de Tubinga en mayo de 1982 y tras ver un documental sobre la gira que hiceron Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina.
Con pedazos de Jenófanes, Sócrates, Montaigne, Voltaire y Einstein.


Conocer el mundo de los hombres es darse cuenta de que en todas partes somos en todo semejantes. Las costumbres particulares no son más que máscaras de hombres, no los hombres.
Conocer el mundo de los hombres es aceptar que todos somos también necios y todos un día u otro nos equivocamos y tan sólo una virtud, la tolerancia, nos permite entender la necedad del otro y las propias (lo que nos lleva a la modestia que es también virtud).
Conocer el mundo de los hombres es apreciar en lo que vale -y es mucho- la presencia de unos artistas en un hospital donde niños muy enfermos y sus padres los acogen con la esperanza de un día más y con la emoción de escuchar en la letra que cantan, los sentimientos que tienen y que son a un mismo tiempo de lucha, deseperanza, temor y audacia. Y que esos artistas que son famosos sigan cantando sin luces que oculten a su público, sino con luces de neón en un salón de actos y que puedan ver así como un padre llora de cansancio y de futuro.
Conocer el mundo de los hombres es tolerar el mundo de los hombres.

Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 05/01/2015 a las 23:56 | Comentarios {2}


Definiciones tomadas del Diccionario de Autoridades 1ª Edición. Año 1732


El recaudador de impuestos de Pieter Brueghel el Joven 1630
El recaudador de impuestos de Pieter Brueghel el Joven 1630
Apuntes
Decimos dar y damos. Aunque a veces ese dar lleve consigo una tensión que va más allá de lo dado.

Debe de haber en el dar una alegría caprichosa, un presente vivo; la turbia sensación de préstamo debe desecharse como se desecha en el beso el espacio entre las bocas.

Exultante podría ser el término. Diría que la lluvia daba alimento a la tierra; diría que al darle las manos le dio el aliento; diría que al dar la bienvenida pudo dormir tras el largo viaje; exultatio.

Podré aplicar el ungüento en la herida.

Podré someterme al armisticio y renegar de las guerras; dar la paz podré.

Dar lugar para nosotros. Apretarnos. Recogernos. Estrecharnos en algún sitio. Ir con la dicha del dador. Ir sin báculo. Ir despacio. Subiremos, escribo, por aquella ladera tras la cual se encuentra el sol. Lugar para sentarnos. Lugar para escuchar la música de Telemann. Lugar recóndito. Lugar refugio. Lugar ámbar sin espadas y sin dagas.

¡Dar luz!

Dar fuerzas cuando cae la noche y el invierno amenaza fuera y va entrando por los resquicios de las puertas y todo lo va enfriando menos ese dar fuerzas: tus brazos entre los míos, el olor de tu cabello, la cadencia de tu cadera, el botón de tu goce, el calor entre nosotros, la noche serena, la noche acalorada aunque el invierno por los resquicios de puertas y ventanas nos rodeé.

Dar gloria y sentir turbulencia. Se fue fraguando en la estratosfera. Se fue haciendo grande y verde. Se fue acercando. Se fue deslizando. Se quedó a nuestros pies y esperó el primer gemido.

En el espacio dar.

Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 03/01/2015 a las 13:08 | Comentarios {0}


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