Escrito por Bernardo Soares (heterónimo de Fernando Pessoa).
Traducido por Ángel Crespo. Editorial Seix Barral.
Torso con gabardina y cartera ¿de Bernardo o de Fernando?
Cuando vivimos constantemente en lo abstracto -ya sea lo abstracto del pensamiento, ya sea lo de la sensación pensada-, no tardan, contra nuestro mismo pensamiento o deseo, en volvérsenos fantasmas las cosas de la vida real que, de acuerdo con nosotros mismos, más deberíamos sentir.
Por más amigo, y verdaderamente amigo, que yo sea de alguien, el saber que está enfermo, o que ha muerto, no me produce más que una impresión vaga, incierta, apagada, que me avergüenzo de sentir. Sólo la visión directa del caso, su paisaje, me produciría emoción. A fuerza de vivir de imaginar, se gasta el poder de imaginar, sobre todo el de imaginar lo real. Viviendo mentalmente de lo que no existe ni puede existir, acabamos por no poder pensar en lo que puede existir.
Me han dicho hoy que había ingresado en el hospital, para ser operado, un viejo amigo mío al que no veo hace mucho tiempo, pero al que sinceramente recuerdo siempre con lo que supongo que es nostalgia. La única sensación positiva y clara que he tenido ha sido la del fastidio que forzosamente me produciría tener que ir a visitarlo, con la alternativa irónica de, no teniendo paciencia para hacer la visita, arrepentirme de no haberla hecho.
Nada más... De tanto andar con sombras, yo mismo me he convertido en una sombra -en lo que pienso, en lo que siento, en lo que soy-. La añoranza de lo normal que nunca he sido entra pues en la substancia de mi ser. Pero es sin embargo esto, y sólo esto, lo que siento. No me da propiamente pena del amigo que va a ser operado. No me da propiamente pena de todas las personas que van a ser operadas, de todos cuentos sufren y padecen en este mundo. Siento pena, tan sólo, de no saber ser quien sintiese pena.
Y, en un momento, estoy pensando en otra cosa, inevitablemente, debido a un impulso que no sé lo que es. Y entonces, como si estuviese delirando, se me mezcla con lo que no he llegado a sentir, con lo que he podido ser, un rumor de árboles, un ruido de agua que corre hacia los estanques, una quinta inexistente... Me esfuerzo por sentir, pero ya no sé cómo se siente. Me he vuelto la sombra de mí mismo, a la que entregase mi ser. Al contrario de aquel señor Peter Schlemihl del cuento alemán, no he vendido mi sombra al diablo, sino mi substancia. Sufro de no sufrir. ¿Vivo o finjo que vivo? ¿Duermo o estoy despierto?
Una vaga brisa, que sale fresca del calor del día, me hace olvidarlo todo. Me pesan los párpados agradablemente... Siento que este mismo sol dora los campos en los que no estoy y en los que no quiero estar... De en medio de los ruidos de la ciudad sale un gran silencio... ¡Qué suave! ¡Pero qué suave, quizá, si yo pudiese sentir!
19-6-1934
Por más amigo, y verdaderamente amigo, que yo sea de alguien, el saber que está enfermo, o que ha muerto, no me produce más que una impresión vaga, incierta, apagada, que me avergüenzo de sentir. Sólo la visión directa del caso, su paisaje, me produciría emoción. A fuerza de vivir de imaginar, se gasta el poder de imaginar, sobre todo el de imaginar lo real. Viviendo mentalmente de lo que no existe ni puede existir, acabamos por no poder pensar en lo que puede existir.
Me han dicho hoy que había ingresado en el hospital, para ser operado, un viejo amigo mío al que no veo hace mucho tiempo, pero al que sinceramente recuerdo siempre con lo que supongo que es nostalgia. La única sensación positiva y clara que he tenido ha sido la del fastidio que forzosamente me produciría tener que ir a visitarlo, con la alternativa irónica de, no teniendo paciencia para hacer la visita, arrepentirme de no haberla hecho.
Nada más... De tanto andar con sombras, yo mismo me he convertido en una sombra -en lo que pienso, en lo que siento, en lo que soy-. La añoranza de lo normal que nunca he sido entra pues en la substancia de mi ser. Pero es sin embargo esto, y sólo esto, lo que siento. No me da propiamente pena del amigo que va a ser operado. No me da propiamente pena de todas las personas que van a ser operadas, de todos cuentos sufren y padecen en este mundo. Siento pena, tan sólo, de no saber ser quien sintiese pena.
Y, en un momento, estoy pensando en otra cosa, inevitablemente, debido a un impulso que no sé lo que es. Y entonces, como si estuviese delirando, se me mezcla con lo que no he llegado a sentir, con lo que he podido ser, un rumor de árboles, un ruido de agua que corre hacia los estanques, una quinta inexistente... Me esfuerzo por sentir, pero ya no sé cómo se siente. Me he vuelto la sombra de mí mismo, a la que entregase mi ser. Al contrario de aquel señor Peter Schlemihl del cuento alemán, no he vendido mi sombra al diablo, sino mi substancia. Sufro de no sufrir. ¿Vivo o finjo que vivo? ¿Duermo o estoy despierto?
Una vaga brisa, que sale fresca del calor del día, me hace olvidarlo todo. Me pesan los párpados agradablemente... Siento que este mismo sol dora los campos en los que no estoy y en los que no quiero estar... De en medio de los ruidos de la ciudad sale un gran silencio... ¡Qué suave! ¡Pero qué suave, quizá, si yo pudiese sentir!
19-6-1934
Audiolibros y Mundo Sonoro Dom y Loy ha publicado mi primera antología de cuentos 20 entre 4. Como escribía el otro día en el post Volver 20 entre 4 recopila cuatro cuentos que escribí entre 1980-1987.
El interés de los cuentos estriba, fundamentalmente, en dos líneas: la primera es el cambio que a lo largo de siete años se produce en su estilo y la segunda la intensidad de las historias. Son historias de deseo, sexo, amor y muerte.
Los cuentos se titulan: Mujer con Mazana, Helena, Claroscuro y A cinco semanas del invierno.
Lo podéis descargar en formato Mp3. El precio 5,90 € (como todos los libros de la editorial a los que no hemos subido el IVA). Y han sido leídos por el autor.
Te adjunto la demo.
Espero que te guste y si tienes a bien que lo compres en la web de la editorial (puedes acceder a ella haciendo click sobre su nombre en este mismo post).
El interés de los cuentos estriba, fundamentalmente, en dos líneas: la primera es el cambio que a lo largo de siete años se produce en su estilo y la segunda la intensidad de las historias. Son historias de deseo, sexo, amor y muerte.
Los cuentos se titulan: Mujer con Mazana, Helena, Claroscuro y A cinco semanas del invierno.
Lo podéis descargar en formato Mp3. El precio 5,90 € (como todos los libros de la editorial a los que no hemos subido el IVA). Y han sido leídos por el autor.
Te adjunto la demo.
Espero que te guste y si tienes a bien que lo compres en la web de la editorial (puedes acceder a ella haciendo click sobre su nombre en este mismo post).
Demo 20 entre 4.mp3 (4.47 Mb)
Portada del disco de Marduk Fuck me Jesus
¿Se puede palpar el estado de ánimo de un pueblo a través de la pantalla de un televisor?
¿Se puede sentir la tristeza de un pueblo en la entrega de unos premios?
¿Se observa el cansancio?
¿Se tiñen de hastío los discursos?
¿O es una cuestión personal, mía, del observador?
Ayer creí sentir (o era yo. Era mi propio estado de ánimo. La presencia del lunes y la sensación de cuesta arriba. La visión de un sistema político repugnante que permite lo miserable. La falta de oportunidades en un medio rico)...
Y por otra parte la aceptación, en general, de no hacer sangre con los gobernantes, con la política (lo relativo al gobierno. Lo relativo a la ciudad y el Estado). ¿Cómo no denunciar? ¿Cómo no criticar? ¿Cómo no gritar?
Creo que tan sólo Maribel Verdú, Candela Peña, Corbacho y Javier Bardem - junto a Eva H y su guión de presentadora- hicieron comentarios abiertamente críticos con la mierda que nos estamos comiendo. Los demás acataron la petición de no convertir la Gala en un mitín. ¿Y por qué no convertir la Gala en un mitín? ¿Por qué tenemos que aguantar en la televisón día a día la manipulación de quien la controla y el día en que se podría descontrolar, la mayoría de los artistas callan?
Recuerdo, claro, la Gala de los Goya que protagonizó el grupo de teatro Animalario. Era un momento crítico -como el actual-; de nuevo un gobierno del Partido Popular gobernaba y el enviado de Dios, José María Aznar había entrado en guerra junto a los Estados Unidos y Gran Bretaña en Irak. El grito contra la guerra en aquella Gala de los Goya fue casi unánime. Porque sigo considerando que el arte sigue teniendo como una de sus funciones la de criticar ferozmente al poder y porque hoy estamos en guerra y la guerra la tenemos dentro de casa, los artistas tendrían que haber denunciado, ferozmente, la situación que viven miles y miles de ciudadanos, de aquellos que son su soporte.
La situación que vive España es de guerra de trincheras, de guerra de desgaste y por lo visto ayer creo que la están ganando quienes la provocaron.
¿Se puede sentir la tristeza de un pueblo en la entrega de unos premios?
¿Se observa el cansancio?
¿Se tiñen de hastío los discursos?
¿O es una cuestión personal, mía, del observador?
Ayer creí sentir (o era yo. Era mi propio estado de ánimo. La presencia del lunes y la sensación de cuesta arriba. La visión de un sistema político repugnante que permite lo miserable. La falta de oportunidades en un medio rico)...
Y por otra parte la aceptación, en general, de no hacer sangre con los gobernantes, con la política (lo relativo al gobierno. Lo relativo a la ciudad y el Estado). ¿Cómo no denunciar? ¿Cómo no criticar? ¿Cómo no gritar?
Creo que tan sólo Maribel Verdú, Candela Peña, Corbacho y Javier Bardem - junto a Eva H y su guión de presentadora- hicieron comentarios abiertamente críticos con la mierda que nos estamos comiendo. Los demás acataron la petición de no convertir la Gala en un mitín. ¿Y por qué no convertir la Gala en un mitín? ¿Por qué tenemos que aguantar en la televisón día a día la manipulación de quien la controla y el día en que se podría descontrolar, la mayoría de los artistas callan?
Recuerdo, claro, la Gala de los Goya que protagonizó el grupo de teatro Animalario. Era un momento crítico -como el actual-; de nuevo un gobierno del Partido Popular gobernaba y el enviado de Dios, José María Aznar había entrado en guerra junto a los Estados Unidos y Gran Bretaña en Irak. El grito contra la guerra en aquella Gala de los Goya fue casi unánime. Porque sigo considerando que el arte sigue teniendo como una de sus funciones la de criticar ferozmente al poder y porque hoy estamos en guerra y la guerra la tenemos dentro de casa, los artistas tendrían que haber denunciado, ferozmente, la situación que viven miles y miles de ciudadanos, de aquellos que son su soporte.
La situación que vive España es de guerra de trincheras, de guerra de desgaste y por lo visto ayer creo que la están ganando quienes la provocaron.
Sampler: creación literaria -ideada por mí- cuya composición se consigue mediante palabras o frases de diversos autores las cuales, engarzadas con algunas propias, producen un sentido nuevo.
En este caso el sampler surge a partir de palabras (las que están en negrita en el texto) tomadas al azar del diccionario del español actual de Manuel Seco, Olimpia Andrés y Gabino Ramos
Miss Miller. Postal de mi abuelo Ángel 1906
... la cerviz. Demasiadas. Como adopcionismo o abadengo. Decirte entonces... ab aeterno (si no fuera posible)... empeñado en hacerme sólido.... Decir adiós... ¡Eh, tú, adiós! que es lo mismo que decir, Con Dios. Me comenta mi hija que le parece increíble la creencia religiosa. La fe. ¿Qué le diría la abadesa? O Santo Tomás de Aquino. Abarcaría yo con las manos un trozo de polen y le haría ver lo que nunca he visto. Intentaría entender junto a ella lo incomprensible para mí desde aquí. No desde la fe. Abarloaría mi nave atea a la nave de los Creyentes. Una pila bautismal. Iluminaría con la menorá ideas antiguas, tan antiguas,,,
...Abajar para abarbetarse a la tierra, esta pobre tierra, temblorosa y meteroritos. Diluido en la francachela de hablar de Potencias, Seres Intermedios, Demiurgos y Constelaciones listas para ejercer su influjo sobre el corazón de un hombre. O temblaría por un abrazo que se va a dar cuando termine estas frases como si éste fuera el ázigo que permitiera que mi sangre no empozoñara más de lo necesario. No sé, descubriría la ación y la ausencia de periantio y aclamaría a unos cuantos que trasnochan en una oración equinoccial.
... un puentecillo con mínima acitara afrescado en un muro de las afueras.
... que me nombraran agá
... político debería ser el que manda obedeciendo (definición que escuche ayer de un profesor de Ciencias Políticas...)
... agáchate con agallas. Agalbánate. La noche ya ha caído. Y mañana todavía es febrero.
... ¿Te acuerdas de los afrikáners? Dicen que tenían los mejores afustes de toda el África meridional. No llores por eso. Alguien escribe un día tonterías y respondes con gratitud.
... ¡que viene la agachona! Ante tal hecho sentimiento de profunda inclinación o apego a una persona cuyo bien se desea como propio y cuya compañía y cuya benevolencia se sienten como motivos de dicha. Trato dulce o suave. Rasguea la guitarra. Empieza por el bordón que quiero que el asunto sea grave. Mírame a los ojos y bésame los labios con la delicadeza del copo al declinar en el musgo. Luego llévame al areópago y que juzguen mis pretensiones. Sólo ruego a los dioses que Platón no se encuentre entre las personas dignas de crédito. Quiera Hermes que de su sandalia alada se desprenda arenilla que caiga en los ojos del filósofo y haya de ponerse agua de manzanilla para calmar el escozor.
... ¿Morderás la piel? ¿Mantendrás el tipo hasta el final? ¿Creerás a pies juntillas que es askenazi? Toma asiento. Junta las manos. No permitas que la opresión en el pecho se convierta en el asidero de la otra orilla. La otra orilla.
A 16 de febrero de 2013
...Abajar para abarbetarse a la tierra, esta pobre tierra, temblorosa y meteroritos. Diluido en la francachela de hablar de Potencias, Seres Intermedios, Demiurgos y Constelaciones listas para ejercer su influjo sobre el corazón de un hombre. O temblaría por un abrazo que se va a dar cuando termine estas frases como si éste fuera el ázigo que permitiera que mi sangre no empozoñara más de lo necesario. No sé, descubriría la ación y la ausencia de periantio y aclamaría a unos cuantos que trasnochan en una oración equinoccial.
... un puentecillo con mínima acitara afrescado en un muro de las afueras.
... que me nombraran agá
... político debería ser el que manda obedeciendo (definición que escuche ayer de un profesor de Ciencias Políticas...)
... agáchate con agallas. Agalbánate. La noche ya ha caído. Y mañana todavía es febrero.
... ¿Te acuerdas de los afrikáners? Dicen que tenían los mejores afustes de toda el África meridional. No llores por eso. Alguien escribe un día tonterías y respondes con gratitud.
... ¡que viene la agachona! Ante tal hecho sentimiento de profunda inclinación o apego a una persona cuyo bien se desea como propio y cuya compañía y cuya benevolencia se sienten como motivos de dicha. Trato dulce o suave. Rasguea la guitarra. Empieza por el bordón que quiero que el asunto sea grave. Mírame a los ojos y bésame los labios con la delicadeza del copo al declinar en el musgo. Luego llévame al areópago y que juzguen mis pretensiones. Sólo ruego a los dioses que Platón no se encuentre entre las personas dignas de crédito. Quiera Hermes que de su sandalia alada se desprenda arenilla que caiga en los ojos del filósofo y haya de ponerse agua de manzanilla para calmar el escozor.
... ¿Morderás la piel? ¿Mantendrás el tipo hasta el final? ¿Creerás a pies juntillas que es askenazi? Toma asiento. Junta las manos. No permitas que la opresión en el pecho se convierta en el asidero de la otra orilla. La otra orilla.
A 16 de febrero de 2013
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Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 27/02/2013 a las 10:43 | {0}