Artículo atribuido a Isaac Alexander y publicado en Le Vieux Observateur.
Cuando una información viene avalada por todos los medios de comunicación hay que desconfiar de ella. Los datos que voy a dar a continuación están extraídos del FMI, de CFT, de UJ, de Ecofin, de URS, de Amepra y de la Reserva Federal del Tesoro de los Estados Unidos.
Todo comenzó a mediados de 2001, pocos meses después de la entrada del euro en el mercado internacional. En una reunión celebrada en el despacho oval de la Casa Blanca, Dick Cheney y Donald Rumsfeld entregaron un documento al flamante golpista Georges Bush hijo en el cual se ofrecían datos de cómo Irak y otras países de la OPEP, entre ellos Venezuela, estaban decididos a abandonar el petrodólar como moneda base y cambiarlo por el petroeuro. Semejante pérdida de poder de la moneda americana podría dar al traste con la supremacía económica de los Estados Unidos en el mundo. En esa reunión se decidió detener el cambio de moneda invadiendo Irak (propulsor de la idea) a cambio de unas cuantas vidas humanas en el World Trade Center de la ciudad de Nueva York. Y en efecto, la invasión detuvo la operación financiera. Al mismo tiempo, en el departamento del Tesoro se estaba ultimando una estrategia en seis pasos:
1) Revalorización del euro en los mercados internacionales frente al dólar
2) A lo largo del periodo comprendido entre 2002 y 2008 promoción de créditos blandos en toda la zona euro y venta de productos financieros con un gran margen de ganancia a todos los bancos de la zona euro promovidos desde entidades financieras norteamericanas.
3) Una vez que los productos basura hubieran contaminado los principales centros financieros de Europa, ejecutar los cobros, de tal forma que muchos de los inversores se vieran en descubierto al no poder hacer frente a dichos pagos. Este tercer punto de la estrategia diseñada era el más delicado porque, como ya ocurrió con el World Trade Center, muchos ciudadanos norteamericanos (clases medias bajas y pobres de solemnidad) serían arrastrados a la bancarrota pero, como ya se utilizaba en las guerras, esos daños se denominaron colaterales.
4) Al mismo tiempo se promoverían -como así fue- las relaciones comerciales prioritarias con los países emergentes, fundamentalmente China, India y Brasil.
5) Conseguidos estos objetivos se lanzaría una campaña mundial de información en la que se repetiría que la crisis era global.
6) En este último punto se atacaría a la Unión Europea sin piedad, empezando por los países más pobres (Grecia, Irlanda, Portugal y España), tras haber alimentado durante los nueve años anteriores la corrupción en todos los ámbitos. Eso traería como consecuencia el debilitamiento de la moneda europea y relanzaría de nuevo al dólar como la moneda de intercambio por excelencia.
Tan sólo hubo un momento de duda en esta estrategia que fue las elecciones de noviembre de 2008. El lobby judío de los Estados Unidos fue el que más contribuyó económicamente a la victoria de Barack Obama porque en una reunión mantenida en Chicago a finales de junio de 2007, Obama aprobó la estrategia financiera y juró mantenerla.
Los resultados de esta estrategia están a la vista: la única zona del mundo que realmente está sufriendo los efectos de esta crisis especuladora es Europa. Todos los países emergentes mantienen sus niveles de crecimiento. Los países de Mercosur apenas notan los efectos de la crisis. Asia crece a un ritmo medio del 4% anual y África se sigue desangrando lo usual.
La guerra fue iniciada, probablemente, por Europa. Y los inicios fueron prometedores. Tan sólo el Reino Unido se negó a entrar en el euro (siempre fue conocida su amistad con sus primos del otro lado del Atlántico). Sólo que, como ya pasó con los japoneses tras Pearl Harbor, el contraataque yankee ha sido demoledor.
Todo comenzó a mediados de 2001, pocos meses después de la entrada del euro en el mercado internacional. En una reunión celebrada en el despacho oval de la Casa Blanca, Dick Cheney y Donald Rumsfeld entregaron un documento al flamante golpista Georges Bush hijo en el cual se ofrecían datos de cómo Irak y otras países de la OPEP, entre ellos Venezuela, estaban decididos a abandonar el petrodólar como moneda base y cambiarlo por el petroeuro. Semejante pérdida de poder de la moneda americana podría dar al traste con la supremacía económica de los Estados Unidos en el mundo. En esa reunión se decidió detener el cambio de moneda invadiendo Irak (propulsor de la idea) a cambio de unas cuantas vidas humanas en el World Trade Center de la ciudad de Nueva York. Y en efecto, la invasión detuvo la operación financiera. Al mismo tiempo, en el departamento del Tesoro se estaba ultimando una estrategia en seis pasos:
1) Revalorización del euro en los mercados internacionales frente al dólar
2) A lo largo del periodo comprendido entre 2002 y 2008 promoción de créditos blandos en toda la zona euro y venta de productos financieros con un gran margen de ganancia a todos los bancos de la zona euro promovidos desde entidades financieras norteamericanas.
3) Una vez que los productos basura hubieran contaminado los principales centros financieros de Europa, ejecutar los cobros, de tal forma que muchos de los inversores se vieran en descubierto al no poder hacer frente a dichos pagos. Este tercer punto de la estrategia diseñada era el más delicado porque, como ya ocurrió con el World Trade Center, muchos ciudadanos norteamericanos (clases medias bajas y pobres de solemnidad) serían arrastrados a la bancarrota pero, como ya se utilizaba en las guerras, esos daños se denominaron colaterales.
4) Al mismo tiempo se promoverían -como así fue- las relaciones comerciales prioritarias con los países emergentes, fundamentalmente China, India y Brasil.
5) Conseguidos estos objetivos se lanzaría una campaña mundial de información en la que se repetiría que la crisis era global.
6) En este último punto se atacaría a la Unión Europea sin piedad, empezando por los países más pobres (Grecia, Irlanda, Portugal y España), tras haber alimentado durante los nueve años anteriores la corrupción en todos los ámbitos. Eso traería como consecuencia el debilitamiento de la moneda europea y relanzaría de nuevo al dólar como la moneda de intercambio por excelencia.
Tan sólo hubo un momento de duda en esta estrategia que fue las elecciones de noviembre de 2008. El lobby judío de los Estados Unidos fue el que más contribuyó económicamente a la victoria de Barack Obama porque en una reunión mantenida en Chicago a finales de junio de 2007, Obama aprobó la estrategia financiera y juró mantenerla.
Los resultados de esta estrategia están a la vista: la única zona del mundo que realmente está sufriendo los efectos de esta crisis especuladora es Europa. Todos los países emergentes mantienen sus niveles de crecimiento. Los países de Mercosur apenas notan los efectos de la crisis. Asia crece a un ritmo medio del 4% anual y África se sigue desangrando lo usual.
La guerra fue iniciada, probablemente, por Europa. Y los inicios fueron prometedores. Tan sólo el Reino Unido se negó a entrar en el euro (siempre fue conocida su amistad con sus primos del otro lado del Atlántico). Sólo que, como ya pasó con los japoneses tras Pearl Harbor, el contraataque yankee ha sido demoledor.
En julio de 2003 escribí la novela El verano de don Juan. Los 18 últimos capítulos son poemas. Este poema es el cuarto capítulo.
La novela empieza en el capítulo 19 y termina en el 18
Quiérele, id con la sombra de un paseo. Quiérele, no siente la ausencia en esta hora. Quiérele, la música es la brisa y la ola, juntos un rato permanecéis solos sin la nostalgia de esperarte siempre, madura como la hierba. Más tarde el espejismo de tu piel con sábana. Quiérele, un cuclillo canta en una rama... lejos.
Esa mirada está en su lugar. El tiempo que trascurre. La meditación. Las ausencias. Todo conforma ese orden que no es preciso, no está ahí, frente a ti para que lo disfrutes y te regocijes.
El orden es difuso. Hay que fijarse en él. Quintidimensional. Llámese orden. Quiero llamarlo orden. Hay que ser cauto y al mismo tiempo (o en una de las otras cuatro dimensiones) audaz.
La quinta dimensión es la percepción. La percepción está fuera del espacio/tiempo. Tiene sus propias reglas y sus propias geografías. Tiene algo de cuántica (en cuanto movilidad difícilmente observable sin alterar lo observado).
Ese orden -para ser visto- exige una gran concentración y una bondad fortísima y una verdad a prueba de espejismos deliciosos. El orden impera si se respetan sus ambigüedades, si el alma se vuelve movediza y pierde su firmeza.
La verdad (cualidad necesaria para entrever el orden) es ligera y flexible como el junco.
Un hombre de sólidos principios es un hombre inevitablemente hipócrita.
La orden es buscar el orden para que se diluya.
Lo que se aprehende se diluye. Su máxima existencia es que deja de existir como no existe lo volitivo en la circulación de la sangre.
El orden es difuso. Hay que fijarse en él. Quintidimensional. Llámese orden. Quiero llamarlo orden. Hay que ser cauto y al mismo tiempo (o en una de las otras cuatro dimensiones) audaz.
La quinta dimensión es la percepción. La percepción está fuera del espacio/tiempo. Tiene sus propias reglas y sus propias geografías. Tiene algo de cuántica (en cuanto movilidad difícilmente observable sin alterar lo observado).
Ese orden -para ser visto- exige una gran concentración y una bondad fortísima y una verdad a prueba de espejismos deliciosos. El orden impera si se respetan sus ambigüedades, si el alma se vuelve movediza y pierde su firmeza.
La verdad (cualidad necesaria para entrever el orden) es ligera y flexible como el junco.
Un hombre de sólidos principios es un hombre inevitablemente hipócrita.
La orden es buscar el orden para que se diluya.
Lo que se aprehende se diluye. Su máxima existencia es que deja de existir como no existe lo volitivo en la circulación de la sangre.
1.- En el haber de nuestra especie está la intención.
1.1- En el haber de nuestra especie está la interpretación de esa intención.
1.2- En el haber de nuestra especie la interpretación de la intención se convierte en la verdad.
1.3- En en el haber de nuestra especie la verdad es un término absoluto.
2.- La intención tiene niveles (nos dicen)
2.1- La primera intención es la evidente.
2.2- La segunda intención guarda secretos que sólo son descifrables en base a la interpretación.
2.3- La verdad (interpretación de la intención) aclara esa segunda intención.
3.- La verdad (interpretación de la intención) ¿qué intención tiene?
4.- Y así ad infinitum...
1.1- En el haber de nuestra especie está la interpretación de esa intención.
1.2- En el haber de nuestra especie la interpretación de la intención se convierte en la verdad.
1.3- En en el haber de nuestra especie la verdad es un término absoluto.
2.- La intención tiene niveles (nos dicen)
2.1- La primera intención es la evidente.
2.2- La segunda intención guarda secretos que sólo son descifrables en base a la interpretación.
2.3- La verdad (interpretación de la intención) aclara esa segunda intención.
3.- La verdad (interpretación de la intención) ¿qué intención tiene?
4.- Y así ad infinitum...
Noticia recogida de un artículo escrito por Pedro Olalla.
Parresia: en la antigua democracia ateniense, virtud para atreverse a usar la palabra en el ágora para decir la verdad.
El término está tomado del griego παρρησία (παν = todo + ρησις / ρημα = locución / discurso) que significa literalmente "decirlo todo" y, por extensión, "hablar libremente", "hablar atrevidamente" o "atrevimiento". Implica no sólo la libertad de expresión sino la obligación de hablar con la verdad para el bien común, incluso frente al peligro individual.
Hace unos días, el eurodiputado de los Verdes Daniel Cohn Bendit habló con inusual parresia ante el Parlamento Europeo: «Es evidente que durante cuatro meses hemos estado mareando la perdiz. Es evidente que nos hemos equivocado. Es evidente que, con esos titubeos, hemos estado dando pábulo a los mercados y a la especulación. Por lo menos, los miembros del Consejo responsables deberían decirlo, deberían decir “es culpa nuestra”. La Sra. Merkel, el Sr. Sarkozy, no sé en realidad qué papel juegan… Lo que le estamos pidiendo al gobierno de Papandreou es algo casi imposible de lograr. Yo le pido a Ecofin y a los presidentes de los gobiernos que piensen si ellos mismos son capaces de hacer en sus países reformas como las que le estamos pidiendo a Grecia. ¿Cuánto tiempo haría falta para reformar el sistema de pensiones en Francia? ¿Cuánto tiempo necesitaría Alemania para arreglar sus pensiones? ¡Y le estamos pidiendo a Papandreou que lo cambie todo en tres meses! Están siendo Uds. totalmente irracionales, y prueba de ello es lo que ahora está pasando en Grecia. No le estamos dando a Papandreou ni a Grecia el tiempo necesario para encontrar una solución consensuada. No existe en Grecia una identificación con el Estado. Existe tan sólo el “cada cual a lo suyo”. Y eso es lamentable. La culpa es de todos: décadas de corrupción de la clase política en Grecia. ¿No deberíamos tratar de convencerles con prácticas y no sólo con decretos? ¡El consenso hace falta crearlo! Y ya verán Uds. lo que va a pasar en España cuando empiecen los problemas. Ya verán en Portugal. Quiero decir con esto que debemos inspirar una actitud de responsabilidad, y no pedir lo imposible. Creo recordar que alguien dijo hace tiempo “¡Quiero que me devuelvan mi dinero!” Y ahora queremos ganar dinero a costa de los griegos. ¡Porque de eso se trata! A nosotros nos prestan al 1,5% o al 3% y nosotros le prestamos a Grecia al 3,5% o al 6%. ¡Estamos haciendo negocio a costa de los griegos y eso es inadmisible!»
»Por otro lado, Europa también puede tomar iniciativas. Guy Verhostaff tiene razón cuando habla de un Fondo Monetario Europeo, de un fondo de inversión y solidaridad. Para llevar a cabo un préstamo europeo habría que modificar los tratados. ¡Pues adelante, camaradas, a modificar los tratados! ¡En nuestra mano está tomar iniciativas! Si el Consejo es incapaz de hacerlo, hagámoslo nosotros, desde este Parlamento. Creemos de una vez un Fondo Monetario Europeo que pueda poner freno a la especulación. Además, le pido al Consejo que le diga al FMI que la Oficina Internacional del Empleo debe tomar cartas en el asunto de lo que está pasando en Grecia. ¡Se trata de personas, no debe decidir sólo el Dinero! ¡Son las instituciones europeas e internacionales del empleo las que deben poner freno al delirio de los financieros!»
»Y finalmente, existe también otra manera de prestar ayuda a los presupuestos de Grecia: tomar de una vez la iniciativa, como Unión Europea que somos, de fomentar el desarme en la región. Una iniciativa política para el desarme entre Grecia y Turquía. Una iniciativa política para que las fuerzas armadas turcas se retiren del norte de Chipre. ¡Si en el fondo somos unos hipócritas! En los últimos meses, Francia le ha vendido seis fragatas a Grecia por 2.500 millones de euros. Helicópteros por 400 millones. Rafale de combate por 100 millones cada uno. Mis “espías” no han sabido decirme si fueron 10, 20 ó 30… Y Alemania le ha vendido a Grecia otros 6 submarinos por otros 1.000 millones. ¡Más transparencia! ¡Si somos unos absolutos hipócritas! ¡Les prestamos dinero para que nos compren armas! Si somos de verdad responsables, garanticemos entre todos la integridad territorial de Grecia. Creo que aplicar estos recortes es más eficaz que recortar sueldos de menos de mil euros. Yo le pido a la Comisión un poco de justicia.»
»Por otro lado, Europa también puede tomar iniciativas. Guy Verhostaff tiene razón cuando habla de un Fondo Monetario Europeo, de un fondo de inversión y solidaridad. Para llevar a cabo un préstamo europeo habría que modificar los tratados. ¡Pues adelante, camaradas, a modificar los tratados! ¡En nuestra mano está tomar iniciativas! Si el Consejo es incapaz de hacerlo, hagámoslo nosotros, desde este Parlamento. Creemos de una vez un Fondo Monetario Europeo que pueda poner freno a la especulación. Además, le pido al Consejo que le diga al FMI que la Oficina Internacional del Empleo debe tomar cartas en el asunto de lo que está pasando en Grecia. ¡Se trata de personas, no debe decidir sólo el Dinero! ¡Son las instituciones europeas e internacionales del empleo las que deben poner freno al delirio de los financieros!»
»Y finalmente, existe también otra manera de prestar ayuda a los presupuestos de Grecia: tomar de una vez la iniciativa, como Unión Europea que somos, de fomentar el desarme en la región. Una iniciativa política para el desarme entre Grecia y Turquía. Una iniciativa política para que las fuerzas armadas turcas se retiren del norte de Chipre. ¡Si en el fondo somos unos hipócritas! En los últimos meses, Francia le ha vendido seis fragatas a Grecia por 2.500 millones de euros. Helicópteros por 400 millones. Rafale de combate por 100 millones cada uno. Mis “espías” no han sabido decirme si fueron 10, 20 ó 30… Y Alemania le ha vendido a Grecia otros 6 submarinos por otros 1.000 millones. ¡Más transparencia! ¡Si somos unos absolutos hipócritas! ¡Les prestamos dinero para que nos compren armas! Si somos de verdad responsables, garanticemos entre todos la integridad territorial de Grecia. Creo que aplicar estos recortes es más eficaz que recortar sueldos de menos de mil euros. Yo le pido a la Comisión un poco de justicia.»
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Narrativa
Tags : ¿De Isaac Alexander? Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 19/05/2010 a las 18:49 | {0}