The atrocity exhibition
Es aquí en [...]
Después llegará
Llegará
La melena se hunde
canto a Ofelia
No sabía si [...]
Aunque quizá
También
Desde entonces
canto a Ofelia
Luego
Mucho más tarde
Dirás
Jamás
Nunca
Siempre
Arde tu [...]
canto a Ofelia
Lía
Urde
Teje
Duerme
Canta ¡oh, Cólera!
canto a Ofelia
canto a Ofelia
Canta tú también
Así
Despacio
La ubre
La siega
La miés
El labio
Los ojos [...]
de Ofelia
Ambos
Juntos
Cuando el ámbar
gris de las ballenas
entona
el canto a Ofelia
y se expande
hasta las costas indonesias
y vuelve
en ola
hasta la orilla
de este verso
Surge
Poderosa
Levita
lenta
hasta
la desembocadura
de mi boca
Ofelia, Ofelia, Ofelia
La almohada
sangra
¡Oh, Cólera, aventa
el trigo
Desencaja mandíbulas
Destroza tibias
Amputa penes
Diserta grata
la violencia
mientras
canto a Ofelia
su navegación [...]
Bajo ella el limo
la maduración del ala
Algas verdes
Verdes lanzas
¡Déjame!
¡Huye, loca!
canto a Ofelia
La Sin alma
La Sin voz
La estrangulada.
Después llegará
Llegará
La melena se hunde
canto a Ofelia
No sabía si [...]
Aunque quizá
También
Desde entonces
canto a Ofelia
Luego
Mucho más tarde
Dirás
Jamás
Nunca
Siempre
Arde tu [...]
canto a Ofelia
Lía
Urde
Teje
Duerme
Canta ¡oh, Cólera!
canto a Ofelia
canto a Ofelia
Canta tú también
Así
Despacio
La ubre
La siega
La miés
El labio
Los ojos [...]
de Ofelia
Ambos
Juntos
Cuando el ámbar
gris de las ballenas
entona
el canto a Ofelia
y se expande
hasta las costas indonesias
y vuelve
en ola
hasta la orilla
de este verso
Surge
Poderosa
Levita
lenta
hasta
la desembocadura
de mi boca
Ofelia, Ofelia, Ofelia
La almohada
sangra
¡Oh, Cólera, aventa
el trigo
Desencaja mandíbulas
Destroza tibias
Amputa penes
Diserta grata
la violencia
mientras
canto a Ofelia
su navegación [...]
Bajo ella el limo
la maduración del ala
Algas verdes
Verdes lanzas
¡Déjame!
¡Huye, loca!
canto a Ofelia
La Sin alma
La Sin voz
La estrangulada.
No hubo astillas
sino un paisaje infinito
de (...) y orillas
No hubo una frase
ni un perdón
ni un alivio
sino la larga cuesta
de la sangre
No hubo un sueño
ni la redención de los pecados
se nos declaró interpuesta
tras cometerlos
como falsa profecía que se aprovechara
de acontecimientos ya pasados
No hubo encuentro y desencuentro
ni nos miró el mar
ni nos ignoró el río
Sólo recuerdo una tortuga
lenta como la luna
y una duna blanda como tu hablar.
No hubo espera
No hubo anhelo
ni la arena se puso a bailar
al son de tus pies y tus caderas
al son de mis manos y mis ideas
con compás de viejo sabio griego
con melodía de París
y armonía de esferas
No nos vinimos
ni nos quedamos
en el beso de las cuatro y media
¿recuerdas el brillo de la telaraña?
¿las ocho patas?
¿el abdomén negro de la viuda negra?
Y el acantilado ¿lo recuerdas?
El túnel submarino,
y el ara de piedra,
y la respiración sujeta a su incontinencia
y la levísima rozadura de mi uña en tu talón ¿lo recuerdas?
No lo recuerdas
Ni yo tampoco sé, a memoria cierta,
si todo aquello ocurrió
si de ti me queda
la vesícula
o la curación
si de ti recuerdo
un ánfora etrusca
una estrella de David
o una runa verde
quizá sea tu recuerdo cola de faisán
o espejismo de tu cara pegada a mi pecho
No hubo "mañana tu espalda..."
ni la secuenciación de la especie
anidó en tu vientre
Tampoco sentimos la desesperación
cuando todo se desvaneció
Llegó la lejanía
y se acercó la ausencia
No te quise volver
No me quisiste llegar
Desconocidos de nuevo
tras tanta muerte juntos
y aún así
has de saber que te sentí
has de saber que me tocaste
hemos de saber
aunque no duela.
sino un paisaje infinito
de (...) y orillas
No hubo una frase
ni un perdón
ni un alivio
sino la larga cuesta
de la sangre
No hubo un sueño
ni la redención de los pecados
se nos declaró interpuesta
tras cometerlos
como falsa profecía que se aprovechara
de acontecimientos ya pasados
No hubo encuentro y desencuentro
ni nos miró el mar
ni nos ignoró el río
Sólo recuerdo una tortuga
lenta como la luna
y una duna blanda como tu hablar.
No hubo espera
No hubo anhelo
ni la arena se puso a bailar
al son de tus pies y tus caderas
al son de mis manos y mis ideas
con compás de viejo sabio griego
con melodía de París
y armonía de esferas
No nos vinimos
ni nos quedamos
en el beso de las cuatro y media
¿recuerdas el brillo de la telaraña?
¿las ocho patas?
¿el abdomén negro de la viuda negra?
Y el acantilado ¿lo recuerdas?
El túnel submarino,
y el ara de piedra,
y la respiración sujeta a su incontinencia
y la levísima rozadura de mi uña en tu talón ¿lo recuerdas?
No lo recuerdas
Ni yo tampoco sé, a memoria cierta,
si todo aquello ocurrió
si de ti me queda
la vesícula
o la curación
si de ti recuerdo
un ánfora etrusca
una estrella de David
o una runa verde
quizá sea tu recuerdo cola de faisán
o espejismo de tu cara pegada a mi pecho
No hubo "mañana tu espalda..."
ni la secuenciación de la especie
anidó en tu vientre
Tampoco sentimos la desesperación
cuando todo se desvaneció
Llegó la lejanía
y se acercó la ausencia
No te quise volver
No me quisiste llegar
Desconocidos de nuevo
tras tanta muerte juntos
y aún así
has de saber que te sentí
has de saber que me tocaste
hemos de saber
aunque no duela.
Boga
no fuerces
la sal
se empeña
en secar
la espalda
del pez
Boga
eleva
la proa
encara
la ola
y cae
Boga
sin límite
coge el timón
y no obligues
el rumbo
Boga
Deja la mano
sumergida
en la mar
Bogue ella
también
Boga
hacia el horizonte
el que nunca llega
el que siempre se alcanza
el que se desplaza
el que se oscurece y aclara
Boga
con la sonrisa del ser
y el amparo del dios
Boga
hasta la noche
Boga
hasta la bóveda
Boga
Boga
no fuerces
la sal
se empeña
en secar
la espalda
del pez
Boga
eleva
la proa
encara
la ola
y cae
Boga
sin límite
coge el timón
y no obligues
el rumbo
Boga
Deja la mano
sumergida
en la mar
Bogue ella
también
Boga
hacia el horizonte
el que nunca llega
el que siempre se alcanza
el que se desplaza
el que se oscurece y aclara
Boga
con la sonrisa del ser
y el amparo del dios
Boga
hasta la noche
Boga
hasta la bóveda
Boga
Boga
La sonata se quema
Los dedos
Los dedos
Déjame cantar
y más tarde
cuando seas muy noche
sonríe
Hay en la balada
un mecenazgo
y en el altar
han quedado
como migas
los testigos
Quiéreme
sin volver tu rostro hacia la tarde
Arda la colina
y vuelen sus cenizas
hasta más allá de esta orilla
No hay juego infantil
en estos versos
a ti escritos
ni predominio del deseo
ni afán
Hay vuelo
y señal
como boya en la mar
que delimita la baja de la alta
Tus abrazos
la risa en la esquina
el fardo de los pecados
el lugar preciso
donde el viento gira
La nostalgia
peregrina hasta ti
y se aquieta
Dedos
en tus cabellos
Palabras
que como arrieros
caminan por tus hombros
hasta detenerse
en el alero
del instante
en que supiste
Te ronroneo
este once de junio
Ha dejado de soplar el frío
La chaqueta molesta un poco
y abro la ventana
que no da al horizonte
Querida
cuánto de hermoso hubiera sido
haber desaprendido
esta herida
en los días que pasamos juntos
¿Sabes?
He visto el canal
y la ausencia del mal
He visto
el aroma
y he tomado, entre mis manos,
el velo que nos ocultaba la belleza
y no he tenido pereza
y no he deseado llamarte
y aunque estés muerta
(si lo estuvieras)
¡cuánto late tu corazón en el mío!
Los dedos
Los dedos
Déjame cantar
y más tarde
cuando seas muy noche
sonríe
Hay en la balada
un mecenazgo
y en el altar
han quedado
como migas
los testigos
Quiéreme
sin volver tu rostro hacia la tarde
Arda la colina
y vuelen sus cenizas
hasta más allá de esta orilla
No hay juego infantil
en estos versos
a ti escritos
ni predominio del deseo
ni afán
Hay vuelo
y señal
como boya en la mar
que delimita la baja de la alta
Tus abrazos
la risa en la esquina
el fardo de los pecados
el lugar preciso
donde el viento gira
La nostalgia
peregrina hasta ti
y se aquieta
Dedos
en tus cabellos
Palabras
que como arrieros
caminan por tus hombros
hasta detenerse
en el alero
del instante
en que supiste
Te ronroneo
este once de junio
Ha dejado de soplar el frío
La chaqueta molesta un poco
y abro la ventana
que no da al horizonte
Querida
cuánto de hermoso hubiera sido
haber desaprendido
esta herida
en los días que pasamos juntos
¿Sabes?
He visto el canal
y la ausencia del mal
He visto
el aroma
y he tomado, entre mis manos,
el velo que nos ocultaba la belleza
y no he tenido pereza
y no he deseado llamarte
y aunque estés muerta
(si lo estuvieras)
¡cuánto late tu corazón en el mío!
A Violeta
Bebí la sangre del ciervo
y surgió, luz de la noche,
el ala negra del cuervo.
y surgió, luz de la noche,
el ala negra del cuervo.
Ventanas
Seriales
Archivo 2009
Escritos de Isaac Alexander
Fantasmagorías
¿De Isaac Alexander?
Meditación sobre las formas de interpretar
Libro de las soledades
Cuentecillos
Colección
Apuntes
Archivo 2008
La Solución
Aforismos
Haiku
Recuerdos
Reflexiones para antes de morir
Reflexiones que Olmo Z. le escribe a su mujer en plena crisis
Sobre las creencias
Olmo Dos Mil Veintidós
El mes de noviembre
Listas
Jardines en el bolsillo
Olmo Z. ¿2024?
Agosto 2013
Saturnales
Citas del mes de mayo
Reflexiones
Marea
Mosquita muerta
Sincerada
Sinonimias
Sobre la verdad
El Brillante
El viaje
No fabularé
El espejo
Desenlace
Perdido en la mudanza (lost in translation?)
La mujer de las areolas doradas
La Clerc
Velocidad de escape
Derivas
Carta a una desconocida
Asturias
Sobre la música
Biopolítica
Las manos
Tasador de bibliotecas
Ensayo sobre La Conspiración
Ciclos
Tríptico de los fantasmas
Archives
Últimas Entradas
Enlaces
© 2008, 2009, 2010, 2011, 2012, 2013, 2014, 2015, 2016, 2017, 2018, 2019, 2020, 2021, 2022, 2023 y 2024 de Fernando García-Loygorri, salvo las citas, que son propiedad de sus autores
Poesía
Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 07/09/2011 a las 13:52 | {0}