Nota de los narradores:
Esta última entrega de Marea es la transcripción completa de lo escrito por Olmo en su cuaderno negro. Por lo tanto no nos hacemos responsables de lo vertido en esas líneas ni aseguramos su veracidad pero -y esto es importante (por lo menos para nosotros)- con la misma intensidad tampoco la negamos.
Este cuaderno y todas las pertenencias de Olmo fueron encontradas por la pareja de la guardia rural en la cueva. Gracias a los contactos que mantenemos con las fuerzas armadas, llegó hasta nosotros. Las pertenencias las dejamos en el cuartelillo. Hasta el día de hoy ni Olmo ni nadie en su nombre han pasado a recogerlas.
Transcripción del cuaderno negro de Olmo.
Texto escrito a pluma con tinta verde.
La Noche
Esta última entrega de Marea es la transcripción completa de lo escrito por Olmo en su cuaderno negro. Por lo tanto no nos hacemos responsables de lo vertido en esas líneas ni aseguramos su veracidad pero -y esto es importante (por lo menos para nosotros)- con la misma intensidad tampoco la negamos.
Este cuaderno y todas las pertenencias de Olmo fueron encontradas por la pareja de la guardia rural en la cueva. Gracias a los contactos que mantenemos con las fuerzas armadas, llegó hasta nosotros. Las pertenencias las dejamos en el cuartelillo. Hasta el día de hoy ni Olmo ni nadie en su nombre han pasado a recogerlas.
Transcripción del cuaderno negro de Olmo.
Texto escrito a pluma con tinta verde.
Anochecer
Lilith está vigilante a la entrada de la cueva como si fuera una perra. La luna saldrá y su luz enfermiza será suficiente para iluminar el mundo. Tan sólo me importa que tú, C., sepas porque me encuentro en estas soledades, apartado del mundo y temeroso de los hombres. La razón es ésta: mi vida es un milagro y yo soy una mala persona. Tú bien lo sabes.
Ahora el mar está plateado y en su calma se adivina su poder como en la espalda de los gorilas de las montañas se adivina quién manda a quién.
Cuando llegue la noche y la luna menguante surja en el firmamento, iré.
Porque no tengo miedo, iré.
No me importa terminar aquí mi vida. Quizás es lo que he venido buscando. Desde los días fríos de Tirana. ¿Recuerdas cuando te decía, Tirana no es la capital de Albania y tu reías? Desde los fríos días de Albania.
El sol se oculta. Voy a beber el té. Quiero estar hidratado. También voy a comer aunque no tenga hambre. Voy a fabricar una bolsa impemeable atada a mi muslo y en ella voy a meter este cuaderno y esta pluma y unas velas y una caja de cerillas.
Lilith no se mueve. Negra e imponente en su felinidad. Tan sólo gira de vez en cuando el cuello y me mira. Adivino en su mirada la búsqueda de mi decisión. Ahora se eriza su lomo. Ahora se lame. Creo escuchar su ronroneo.
Ahora el mar está plateado y en su calma se adivina su poder como en la espalda de los gorilas de las montañas se adivina quién manda a quién.
Cuando llegue la noche y la luna menguante surja en el firmamento, iré.
Porque no tengo miedo, iré.
No me importa terminar aquí mi vida. Quizás es lo que he venido buscando. Desde los días fríos de Tirana. ¿Recuerdas cuando te decía, Tirana no es la capital de Albania y tu reías? Desde los fríos días de Albania.
El sol se oculta. Voy a beber el té. Quiero estar hidratado. También voy a comer aunque no tenga hambre. Voy a fabricar una bolsa impemeable atada a mi muslo y en ella voy a meter este cuaderno y esta pluma y unas velas y una caja de cerillas.
Lilith no se mueve. Negra e imponente en su felinidad. Tan sólo gira de vez en cuando el cuello y me mira. Adivino en su mirada la búsqueda de mi decisión. Ahora se eriza su lomo. Ahora se lame. Creo escuchar su ronroneo.
La Noche
Bajé a la cala. Ya hace frío por las noches. Sobre el mar el cejo creaba un manto fantasmal. La luna iluminaba mi destino. Lilith caminaba a mi lado izquierdo como si fuera el custodio de mis pasos hacia el cadalso. Dejé mis ropas cuidadosamente dobladas en el centro de la cala. Me até la bolsa impermeable al muslo izquierdo. Desnudo me encaminé hacia la orilla. Antes de entrar en el mar miré lo que me rodeaba. Recordé por un momento los alegres días del verano y la fiesta última. Lilith maulló y se fue andando hacia el acantilado de la izquierda. Yo respiré. Sentí el frío de las aguas en mis pies. Seguí avanzando. No sé por qué, en ese momento, reí y tras la risa me zambullí y empecé a nadar rasgando con mis brazadas a crawl el cejo que cubría las aguas del mar.
Frío. Algo parecido a la viscosidad. Avanzo en paralelo al acantilado. Voy diciéndome para coger ritmo, Aum Nahmá, Aum Nahmá, Aum Nahmá. Una brazada y otra y otra y otra hasta llegar al punto donde se encuentra la oquedad.
No me distraigo. No siento saudade por nada. Inspiro lo máximo que mis pulmones albergan. Me sumerjo y entro por el ojo que la pared del acantilado tiene en sus raíces. Avanzo por una noche líquida de paredes rugosas. Mi mente sosegada repite sin saberlo Aum Nahmá, Aum Nahmá, Aum Nahmá. Llego a un punto de no retorno. Sé que si sigo avanzando ya no tendré aire para volver atrás. Tan sólo quedará la posibilidad de que el túnel lleve a alguna parte en el interior de la montaña donde haya aire. No decido nada. Sencillamente sigo. Aum Nahmá, Aum Nahmá, Aum Nahmá. Los músculos empiezan a arder. La respiración me empieza a faltar. Veo los rostros de los hijos que nunca tendré. Veo a mi madre comiéndole la polla a uno de sus amantes. Siento el frío del aula en la escuela primaria de Tirana. Y de repente soy absolutamente consciente de que no temo morir. Aum Nahmá, Aum Nahmá, Aum Nahmá. Creo que tengo un desvanecimiento. No soy muy consciente de que me elevo pero el primer trago de aire me devuelve la vida y grito.
Frío. Algo parecido a la viscosidad. Avanzo en paralelo al acantilado. Voy diciéndome para coger ritmo, Aum Nahmá, Aum Nahmá, Aum Nahmá. Una brazada y otra y otra y otra hasta llegar al punto donde se encuentra la oquedad.
No me distraigo. No siento saudade por nada. Inspiro lo máximo que mis pulmones albergan. Me sumerjo y entro por el ojo que la pared del acantilado tiene en sus raíces. Avanzo por una noche líquida de paredes rugosas. Mi mente sosegada repite sin saberlo Aum Nahmá, Aum Nahmá, Aum Nahmá. Llego a un punto de no retorno. Sé que si sigo avanzando ya no tendré aire para volver atrás. Tan sólo quedará la posibilidad de que el túnel lleve a alguna parte en el interior de la montaña donde haya aire. No decido nada. Sencillamente sigo. Aum Nahmá, Aum Nahmá, Aum Nahmá. Los músculos empiezan a arder. La respiración me empieza a faltar. Veo los rostros de los hijos que nunca tendré. Veo a mi madre comiéndole la polla a uno de sus amantes. Siento el frío del aula en la escuela primaria de Tirana. Y de repente soy absolutamente consciente de que no temo morir. Aum Nahmá, Aum Nahmá, Aum Nahmá. Creo que tengo un desvanecimiento. No soy muy consciente de que me elevo pero el primer trago de aire me devuelve la vida y grito.
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Tags : Marea Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 04/07/2016 a las 12:49 | {0}