Numeraciones escritas por Isaac Alexander tras ver una película y hacer un zapping por las canales de la TDT española
Diego Velázquez. Los borrachos
1.0.- El estómago lleno no es el camino de la revolución espiritual como escribió Federico García Lorca en un texto recogido en el libro Prosas.
1.0.1.- No se recogen en este comentario de 1.0 las individualidades más o menos brillantes que haya podido dar la especie.
1.0.2..- Por otra parte, ¿qué es el espíritu?
1.0.3.- El estómago lleno ha dado lugar, fundamentalmente, a neurosis.
1.0.4.- El humano alimentado es un neurótico.
1.1.- Dan ganas de hacer un festival Wittgenstein.
1.1.1.- La necesidad de trascender lleva al fracaso de vivir.
1.1.2.- El fracaso de vivir genera una infinita ansiedad.
1.1.3.- Los términos fracaso, infinita y ansiedad son términos de tres comidas al día.
1.1.4.- Menú: gazpacho de primero; dorada a la sal de segundo; tiramisú de postre. Vinos blancos. Café con digestivo para terminar = temor.
1.0.1.- No se recogen en este comentario de 1.0 las individualidades más o menos brillantes que haya podido dar la especie.
1.0.2..- Por otra parte, ¿qué es el espíritu?
1.0.3.- El estómago lleno ha dado lugar, fundamentalmente, a neurosis.
1.0.4.- El humano alimentado es un neurótico.
1.1.- Dan ganas de hacer un festival Wittgenstein.
1.1.1.- La necesidad de trascender lleva al fracaso de vivir.
1.1.2.- El fracaso de vivir genera una infinita ansiedad.
1.1.3.- Los términos fracaso, infinita y ansiedad son términos de tres comidas al día.
1.1.4.- Menú: gazpacho de primero; dorada a la sal de segundo; tiramisú de postre. Vinos blancos. Café con digestivo para terminar = temor.
El miedo no es un puré de verduras
Ensayo
Tags : Meditación sobre las formas de interpretar Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 01/08/2012 a las 20:44 | {0}
Leo hoy en La poesía del pensamiento de George Steiner (ahora llueve la primera tormenta del verano. He leído el texto anterior Tela de espiguilla y siento aquello que también he leído en el libro de Steiner: la gran diferencia que suele haber entre la expresión del artista y su vida real. Sobre esta base edifico parte de mi literatura. Algunos que leen lo que escribo y que tienen la deferencia de hacer comentarios, suelen creer que lo escrito es la interpretación de lo vivido, cuando en realidad lo escrito es, muchas veces, la sublimación de lo que nunca se vivirá. Escribo de nuevo: juegos de la imaginación): La esforzada inteligencia de Fausto va demasiado lejos y precipita su alma en el infierno. Un crimen indeleble va unido a la distintiva excelencia del espíritu humano. Se inflige una venganza a aquellos que "enseñaran la eternidad" (Dante). Quienes persiguen la verdad son a su vez perseguidos como si alguna contradicción orgánica se opusiera a ejercitar la mente y a sentirse en casa en la vida natural. Sin embargo, el impulso de probar el fruto prohibido, de robar y dominar el fuego, de plantear cuestiones supremas como hace Fausto es insaciable. Aunque sea a costa de la supervivencia personal o del ostracismo social.
Además esta sed, esta libido sciendi y este "gnosticismo" son muchísimo más poderosos que sus objetos, que cualesquiera intenciones locales [...] El imán es lo desconocido, y el hombre es el animal que pregunta.
La raíces de esta trascendente fatalidad permanecen ocultas. La intensidad, la eficiencia exploratoria, creativa, de esta fuerza varía profundamente entre individuos y comunidades, entre Atenas y Jerusalém, por una parte, y grandes segmentos de un mundo más pastoral y contemplativo, por otra. Tal vez la "in-quietud" a la que Hegel atribuye los avances filosóficos, científicos, artísticos, no sea universal. Tal vez las influyentes alegorías de la caída del hombre por el conocimiento, de su tragedia prometeica y del pacto faústico sean esencialmente europeas. Pero donde rigen esta "concupiscencia de conocer", esta creatividad contraria a la inocencia, su imperativo puede ser irresistible. Freud, por su parte un inspirado ejemplo de este dinamismo, pasó por alto su poder devorador. Ser poseído por un problema intelectual, puro o aplicado; por un hambre total de forma estética, por una resistente constelación en las ciencias es experimentar una libido -puede conllevar locura y crimen- más imperiosa que la del sexo. [...] Como el eros, pero con mayor y a un mayor coste privado o público, esta incansable indagación sobre el ser y la sustancia, esta manera en cierto modo maníaca de lanzarse en pos de la inteligibilidad, no es negociable. La pasión cerebral y sensorial desinteresada no es más explicable que el amor. Guarda relación con nuestra aceptación y negación de la muerte de una manera que podemos convertir en mito pero no comprender del todo. [...] Pessoa define la especulación metafísica como nada más que "infinita ansiedad".
En Las invasiones bárbaras de Denys Arcand uno de los amigos de Remy, el profesor universitario que va a morir, defiende la teoría de que la inteligencia no es individual sino colectiva y para apoyar su tesis habla de la Atenas de Platón, la Florencia de Miguel Ángel o los Estados Unidos de Franklin (yo habría añadido como el último destello -hasta el momento- de inteligencia colectiva el Paris de los años veinte del siglo pasado). Como metáfora de esta idea central de la película, el director y guionista reúne a una pléyade de seres humanos inteligentes y sensibles que acompañan a Remy hasta la casa del lago donde todos le ayudan a morir. Y allí se juntan la pasión cerebral y sensorial y un amor infinito. Pura libido. Pura vida. Heroína pura.
Además esta sed, esta libido sciendi y este "gnosticismo" son muchísimo más poderosos que sus objetos, que cualesquiera intenciones locales [...] El imán es lo desconocido, y el hombre es el animal que pregunta.
La raíces de esta trascendente fatalidad permanecen ocultas. La intensidad, la eficiencia exploratoria, creativa, de esta fuerza varía profundamente entre individuos y comunidades, entre Atenas y Jerusalém, por una parte, y grandes segmentos de un mundo más pastoral y contemplativo, por otra. Tal vez la "in-quietud" a la que Hegel atribuye los avances filosóficos, científicos, artísticos, no sea universal. Tal vez las influyentes alegorías de la caída del hombre por el conocimiento, de su tragedia prometeica y del pacto faústico sean esencialmente europeas. Pero donde rigen esta "concupiscencia de conocer", esta creatividad contraria a la inocencia, su imperativo puede ser irresistible. Freud, por su parte un inspirado ejemplo de este dinamismo, pasó por alto su poder devorador. Ser poseído por un problema intelectual, puro o aplicado; por un hambre total de forma estética, por una resistente constelación en las ciencias es experimentar una libido -puede conllevar locura y crimen- más imperiosa que la del sexo. [...] Como el eros, pero con mayor y a un mayor coste privado o público, esta incansable indagación sobre el ser y la sustancia, esta manera en cierto modo maníaca de lanzarse en pos de la inteligibilidad, no es negociable. La pasión cerebral y sensorial desinteresada no es más explicable que el amor. Guarda relación con nuestra aceptación y negación de la muerte de una manera que podemos convertir en mito pero no comprender del todo. [...] Pessoa define la especulación metafísica como nada más que "infinita ansiedad".
En Las invasiones bárbaras de Denys Arcand uno de los amigos de Remy, el profesor universitario que va a morir, defiende la teoría de que la inteligencia no es individual sino colectiva y para apoyar su tesis habla de la Atenas de Platón, la Florencia de Miguel Ángel o los Estados Unidos de Franklin (yo habría añadido como el último destello -hasta el momento- de inteligencia colectiva el Paris de los años veinte del siglo pasado). Como metáfora de esta idea central de la película, el director y guionista reúne a una pléyade de seres humanos inteligentes y sensibles que acompañan a Remy hasta la casa del lago donde todos le ayudan a morir. Y allí se juntan la pasión cerebral y sensorial y un amor infinito. Pura libido. Pura vida. Heroína pura.
En base a la película A.I. Artificial Intelligence de Steven Spielberg
1.- Amar es una invención, una intuición (mirar etimología de intuir).
1.1.- El amor es artificial. Por medio de una serie de palabras se introduce en la mente del niño la esencia del amor. Desde entonces el niño ama.
1.1.1 El amor del niño es incondicional.
1.2 El amor que otorga el adulto (realmente sería el amor que otorga la madre pero existe un prurito modernista en estas elucubraciones, un querer ser moderno, un aceptar que El Estado ha vencido en su batalla a La Familia que me hace inclinar la cerviz ante la posibilidad de que no sea únicamente el amor de la madre, el amor. Consiste esta claudicación en desatender el instinto que nos avisa de que el macho no es ser amante. Lo acepto a priori) no es incondicional. La primera condición del amor adulto es la del cumplimiento de las expectativas puestas en el objeto del amor -en este caso el niño-.
2.- El primer acto del amor incondicional es el abrazo. El cuerpo que se abraza a otro cuerpo. El calor de la sangre en la piel. La satisfacción de estar junto, en, dentro de, el otro (este efecto está muy bien conseguido en una anuncio de preservativos Durex en el que los cuerpos de los amantes parece fundirse).
2.1.- En el abrazo de amor incondicional, del niño al seno de la madre, el gozo marca para siempre la memoria de placer. El placer tendrá como culmen, siempre, el abrazo de amor incondicional.
3.- El amor -nacido de una salmodia, un conjuro, una fórmula, una oración, un rezo- es en todo semejante a la fe abramánica mediante la cual el sacrificio ciego por el amado es el más alto grado de amar posible. Amar es dar por completo (no sólo darse).
4.- Dijimos en 1.2 que el amor que otorga el adulto no es incondicional. Por lo tanto se pueden dar determinadas circunstancias en que este amor varíe, disminuya e incluso desaparezca.
4.1.- El amor incondicional lo es eternamente pero no es infinito.
4.1.1 Despojado el niño del amor que su madre le concedió con condiciones (las de que cumpliera la expectativas puestas en él), éste, en cambio, no podrá dejar de amarla. La amará eternamente pero no necesariamente sin medida.
4.2 La madre puede despojar al niño de su amor por amor. Esta razón, esencia máxima de la humana contradicción, puede ser entendida por cualquier humano excepto por el niño.
5.- El amor incondicional correspondido es atmósfera de planeta. Protección contra cualquier avatar. Valor en el frío. Calma en el dolor. Consuelo en la pérdida.
5.1.- El amor incondicional no correspondido es agujero de la atmósfera por donde pueden entrar -y de hecho entran- rayos invisibles que queman la piel -la antes abrazada-.
5.1.1.- Desamado, el amante incondicional comenzará su búsqueda en un mundo que -por comparación- siempre le será hostil. Porque nada -ni nadie- podrá siquiera acercarse al grado de amar que sintió en aquel primer abrazo con su amada. En el abrazo a otras buscará el abrazo primero y de esa frustración -al descubrir que el abrazo primero es incomparable- se generará el amor adulto (el basado en la expectativa).
6.- El viaje de la vida sería aceptar el amor incondicional sin condiciones, ni tan siquiera la de volver a sentir el abrazo primero en el aliento último.
1.1.- El amor es artificial. Por medio de una serie de palabras se introduce en la mente del niño la esencia del amor. Desde entonces el niño ama.
1.1.1 El amor del niño es incondicional.
1.2 El amor que otorga el adulto (realmente sería el amor que otorga la madre pero existe un prurito modernista en estas elucubraciones, un querer ser moderno, un aceptar que El Estado ha vencido en su batalla a La Familia que me hace inclinar la cerviz ante la posibilidad de que no sea únicamente el amor de la madre, el amor. Consiste esta claudicación en desatender el instinto que nos avisa de que el macho no es ser amante. Lo acepto a priori) no es incondicional. La primera condición del amor adulto es la del cumplimiento de las expectativas puestas en el objeto del amor -en este caso el niño-.
2.- El primer acto del amor incondicional es el abrazo. El cuerpo que se abraza a otro cuerpo. El calor de la sangre en la piel. La satisfacción de estar junto, en, dentro de, el otro (este efecto está muy bien conseguido en una anuncio de preservativos Durex en el que los cuerpos de los amantes parece fundirse).
2.1.- En el abrazo de amor incondicional, del niño al seno de la madre, el gozo marca para siempre la memoria de placer. El placer tendrá como culmen, siempre, el abrazo de amor incondicional.
3.- El amor -nacido de una salmodia, un conjuro, una fórmula, una oración, un rezo- es en todo semejante a la fe abramánica mediante la cual el sacrificio ciego por el amado es el más alto grado de amar posible. Amar es dar por completo (no sólo darse).
4.- Dijimos en 1.2 que el amor que otorga el adulto no es incondicional. Por lo tanto se pueden dar determinadas circunstancias en que este amor varíe, disminuya e incluso desaparezca.
4.1.- El amor incondicional lo es eternamente pero no es infinito.
4.1.1 Despojado el niño del amor que su madre le concedió con condiciones (las de que cumpliera la expectativas puestas en él), éste, en cambio, no podrá dejar de amarla. La amará eternamente pero no necesariamente sin medida.
4.2 La madre puede despojar al niño de su amor por amor. Esta razón, esencia máxima de la humana contradicción, puede ser entendida por cualquier humano excepto por el niño.
5.- El amor incondicional correspondido es atmósfera de planeta. Protección contra cualquier avatar. Valor en el frío. Calma en el dolor. Consuelo en la pérdida.
5.1.- El amor incondicional no correspondido es agujero de la atmósfera por donde pueden entrar -y de hecho entran- rayos invisibles que queman la piel -la antes abrazada-.
5.1.1.- Desamado, el amante incondicional comenzará su búsqueda en un mundo que -por comparación- siempre le será hostil. Porque nada -ni nadie- podrá siquiera acercarse al grado de amar que sintió en aquel primer abrazo con su amada. En el abrazo a otras buscará el abrazo primero y de esa frustración -al descubrir que el abrazo primero es incomparable- se generará el amor adulto (el basado en la expectativa).
6.- El viaje de la vida sería aceptar el amor incondicional sin condiciones, ni tan siquiera la de volver a sentir el abrazo primero en el aliento último.
Ensayo
Tags : Meditación sobre las formas de interpretar Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 15/07/2012 a las 16:25 | {0}
Así titula José Ortega y Gasset uno de sus conocidos ensayos.
Yo iba a utilizarlo, sobre todo el ensayo titulado Amor en Stendhal sólo que cuando iba a comenzar, empecé a escuchar la banda sonora de Amelie y un soplo de acordeón me llevó el alma a Montparnasse y ya no pude compartir con Ortega y Gasset que el enamoramiento es un estado de imbecilidad supina y recordé a L. y me recordé junto a L. una noche junto al mar y rememoré una noche de tormenta tropical en la que parecía que el cielo hacía justicia con nuestro deseo y nos enlazamos y nos besamos y nos partimos y nos amaneció entre suspiros y continuamos en la danza del amar hasta que la pasión dejó paso al reproche y el reproche se diluyó en distancia y la distancia dejó mi corazón hueco hasta hoy cuando he querido ponerme científico y, sorpresas de la emoción, me encuentro reivindicando la pasión, la altura de una piel que se asemeja a las aguas limpias del estanque, y me encuentro mirando aquellos ojos azules y desatados y me encuentro escuchando el suspiro en mi oreja y rememoro la esencia viva del vivir, la palpitación extenuante, el sueño profundo y agarrado, la ola sobre la que se surfea, tabla ella, el ensimismamiento (o quizá será mejor escribir el enellamiento) y es domingo.
Sólo la piel sabe. Lo demás es soflama, interpretación, represión, ímpetu, desazón, encanallamiento, dornil, sopa, pasto, manto, efervescencia, pálpito, losa, esperpento, frenesí, razón, lujuria, candil, apagón, brisa, tormento, cama, sábana, ausencia, lamento,
Yo iba a utilizarlo, sobre todo el ensayo titulado Amor en Stendhal sólo que cuando iba a comenzar, empecé a escuchar la banda sonora de Amelie y un soplo de acordeón me llevó el alma a Montparnasse y ya no pude compartir con Ortega y Gasset que el enamoramiento es un estado de imbecilidad supina y recordé a L. y me recordé junto a L. una noche junto al mar y rememoré una noche de tormenta tropical en la que parecía que el cielo hacía justicia con nuestro deseo y nos enlazamos y nos besamos y nos partimos y nos amaneció entre suspiros y continuamos en la danza del amar hasta que la pasión dejó paso al reproche y el reproche se diluyó en distancia y la distancia dejó mi corazón hueco hasta hoy cuando he querido ponerme científico y, sorpresas de la emoción, me encuentro reivindicando la pasión, la altura de una piel que se asemeja a las aguas limpias del estanque, y me encuentro mirando aquellos ojos azules y desatados y me encuentro escuchando el suspiro en mi oreja y rememoro la esencia viva del vivir, la palpitación extenuante, el sueño profundo y agarrado, la ola sobre la que se surfea, tabla ella, el ensimismamiento (o quizá será mejor escribir el enellamiento) y es domingo.
Sólo la piel sabe. Lo demás es soflama, interpretación, represión, ímpetu, desazón, encanallamiento, dornil, sopa, pasto, manto, efervescencia, pálpito, losa, esperpento, frenesí, razón, lujuria, candil, apagón, brisa, tormento, cama, sábana, ausencia, lamento,
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Ensayo
Tags : ¿De Isaac Alexander? Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 01/08/2012 a las 23:48 | {1}