Extracto del artículo Precipitaciones primigenias del número de octubre 2012 de la revista Investigación y Ciencia
Hace unos 2.700.000.000 de años, en lo que hoy es la granja Omdraaisvlei, cerca de Prieska (actual Sudáfrica), las gotas de lluvia de una breve tormenta golpearon la capa de ceniza de una erupción volcánica. Las gotas, que formaron pequeños cráteres, fueron enterradas por más cenizas; a lo largo de los eones, la ceniza se endureció hasta petrificarse. Otras tormentas caídas hace pocos días erosionaron la roca y dejaron al descubierto un registro fósil de los efectos de la precipitación en la era Arcaica... lo primero que han descubierto los investigadores es que las gotas de lluvia eran más grandes [...] para averiguar el tamaño de aquellas gotas primitivas, los investigadores recogieron cenizas de la erupción del volcán islandés Eyjafjallajökull en 2010, así como otras muestras procedentes de Hawai, y dejaron caer sobre ellas gotas de agua de varios tamaños desde una altura de 27 metros. Después petrificaron estos cráteres modernos mediante laca de pelo y uretano líquido de baja viscosidad. La comparación de los cráteres antiguos y los modernos llevó a la conclusión de que las gotas primitivas presentaban un tamaño de entre 3,8 y 5,3 mm (mayores que el tamaño de las gotas de lluvia actuales).
Este resultado arroja luz sobre un misterio de la Tierra cuando era joven: la paradoja del Sol débil. Hace miles de millones de años el sol emitía menos radiación y calentaba menos el planeta, pero el registro fósil sugiere un clima templado. Si la atmósfera no era más densa que ahora ¿cómo podía retener tanto calor? La explicación más sencilla es que la atmósfera terrestre era rica en gases de efecto invernadero, capaces de atraer una gran cantidad de calor por molécula. Según los científicos es muy probable que el cielo presentara un aspecto neblinoso, neblinas de hidrocarburos... la misma que podría estar reproduciéndose hoy en día.
Este resultado arroja luz sobre un misterio de la Tierra cuando era joven: la paradoja del Sol débil. Hace miles de millones de años el sol emitía menos radiación y calentaba menos el planeta, pero el registro fósil sugiere un clima templado. Si la atmósfera no era más densa que ahora ¿cómo podía retener tanto calor? La explicación más sencilla es que la atmósfera terrestre era rica en gases de efecto invernadero, capaces de atraer una gran cantidad de calor por molécula. Según los científicos es muy probable que el cielo presentara un aspecto neblinoso, neblinas de hidrocarburos... la misma que podría estar reproduciéndose hoy en día.
Quizá sea por la influencia del libro Vidas ajenas o por una cuestión de inconsciencias que en nada me atañerían (¿existe el inconsciente?). Quizá sea por el personaje de Juliette que hasta que se queda coja daba clases de baile (me ha costado escribir esta frase. No sabía si poner estudiaba para bailarina, practicaba el baile, bailaba. No sabía). Sí, debe de ser por el libro, tan crudo, tan desnudo, tan familiar en el sentido antiguo de la palabra, no estas modernas formas de familia sino la antigua, la de para toda la vida, una aspiración del autor del libro Emmanuel Carrère que me sorprende (aunque tampoco sé muy bien por qué me sorprende. Yo también deseo el hondo amor, el amor largo, el amor con una mujer hasta el final de sus días o los míos, que ella cierre mis ojos que yo cierre los suyos. Y ver crecer a mi hija día a día y asistir a sus cambios, a su humor diario, a su risa, enfado o llanto. Esas cosas tan antiguas y tan modernas. Ese alma de pingüinos [¿son los pingüinos los que se mantienen fieles a su pareja durante toda la vida?] que tenemos... tantos) porque me llega a la emoción y hace que la lectura se entrecorte y pueda desahogarme (porque me ahoga su lectura) mientras miro por la ventana cómo las hojas del arce japonés se están volviendo otoñales (ayer me ocurrió un hecho curioso. Nilo que es un cachorro, se puso a escarbar la tierra del árbol, casi la sacó toda de la maceta. Yo me di cuenta tarde. Le regañé. Volví a colocar la tierra y se me saltaron las lágrimas mientras rogaba que no se muriera el árbol, que no se secaran sus raíces y con las lágrimas en los ojos le pedí a Nilo que por favor no matara al arce, que lo dejara vivir, así, en su maceta. Nilo me miraba sorprendido. Luego pegó un salto y me lamió la cara. Y yo me decía: Hoy estás sensiblero. ¿A qué este llanto? Luego creía saber que no lloraba por el árbol sino por las muertes que me han venido a la memoria tras la lectura del libro: la muerte de mi padre, la muerte de Julia).
Como también me vino a la memoria un recuerdo de la infancia, sobre todo en los días de Navidad. Mi hermana Lourdes y yo (como ya he contado en más de una ocasión. Esta frase es para ti que llegas hoy a este Inventario o para ti que aunque ya has entrado alguna vez, no has leído el artículo en el que se habla de ello. A los demás, gracias por permitirme la licencia de repetirme) tenemos la poliomielitis. Ella enfermó con un año y medio y yo con seis meses. A ambos nos ha quedado una cojera para siempre. Tuvimos la suerte de que la polio no alcanzase nuestras caderas de tal forma que podemos manejarnos con bastante desenvoltura sin necesidad de muletas (Lourdes sí la lleva y su muleta tiene nombre. Se llama Pepe. No sé por qué la lleva. La necesita menos que yo. Ella sólo tiene polio en la pierna derecha. Yo en las dos). El recuerdo -que claro que me viene de Juliette- es el siguiente: cuando llegaba la Navidad, sobre todo en Nochevieja, tras tomarnos las uvas, hacíamos una fiesta en casa. Normalmente estábamos mis padres, mis hermanos, mi tío Carlos, mi tía Isabel y algunos amigos de la familia. Mi madre le había regalado a mi padre -que era un gran amante de la música- un equipo estereofónico estupendo, de los que no se veían mucho en aquella época (hablo de la década de los sesenta del siglo pasado). Cuando empezaba la fiesta mi padre ponía un disco y todos: mis padres, mis hermanos, mis tíos y amigos de la familia, nos invitaban a Lourdes y a mí -que por entonces no habíamos cumplido los diez años- a que abriéramos el baile. Y Lourdes y yo bailábamos y todos alababan nuestro gracejo. Aún hoy creo que bailo bien y lo creo no sólo porque tenga ritmo y sentido musical (que los tengo) sino por ese ánimo de mis padres, hermanos y allegados que aplaudían en nuestra niñez el esfuerzo por llevar el ritmo con los aparatos en las piernas y por conseguir con sus aplausos que el pudor de hacerlo mal se convirtiera, por arte de amor, en el placer de hacerlo bien.
Como también me vino a la memoria un recuerdo de la infancia, sobre todo en los días de Navidad. Mi hermana Lourdes y yo (como ya he contado en más de una ocasión. Esta frase es para ti que llegas hoy a este Inventario o para ti que aunque ya has entrado alguna vez, no has leído el artículo en el que se habla de ello. A los demás, gracias por permitirme la licencia de repetirme) tenemos la poliomielitis. Ella enfermó con un año y medio y yo con seis meses. A ambos nos ha quedado una cojera para siempre. Tuvimos la suerte de que la polio no alcanzase nuestras caderas de tal forma que podemos manejarnos con bastante desenvoltura sin necesidad de muletas (Lourdes sí la lleva y su muleta tiene nombre. Se llama Pepe. No sé por qué la lleva. La necesita menos que yo. Ella sólo tiene polio en la pierna derecha. Yo en las dos). El recuerdo -que claro que me viene de Juliette- es el siguiente: cuando llegaba la Navidad, sobre todo en Nochevieja, tras tomarnos las uvas, hacíamos una fiesta en casa. Normalmente estábamos mis padres, mis hermanos, mi tío Carlos, mi tía Isabel y algunos amigos de la familia. Mi madre le había regalado a mi padre -que era un gran amante de la música- un equipo estereofónico estupendo, de los que no se veían mucho en aquella época (hablo de la década de los sesenta del siglo pasado). Cuando empezaba la fiesta mi padre ponía un disco y todos: mis padres, mis hermanos, mis tíos y amigos de la familia, nos invitaban a Lourdes y a mí -que por entonces no habíamos cumplido los diez años- a que abriéramos el baile. Y Lourdes y yo bailábamos y todos alababan nuestro gracejo. Aún hoy creo que bailo bien y lo creo no sólo porque tenga ritmo y sentido musical (que los tengo) sino por ese ánimo de mis padres, hermanos y allegados que aplaudían en nuestra niñez el esfuerzo por llevar el ritmo con los aparatos en las piernas y por conseguir con sus aplausos que el pudor de hacerlo mal se convirtiera, por arte de amor, en el placer de hacerlo bien.
Entrada de luz en el diccionario ideológico de la lengua española escrito por Julio Casares. Editorial Gustavo Gili. Segunda edición (13ª tirada) año 1985.
Luz lumbre fuego llama luz natural (luz artificial V. Alumbrado) primera luz luz directa luz cenital SEGUNDA LUZ trasluz LUZ DE LUZ media luz contraluz luminosidad resplandor esplendor resplandecimiento lucimiento fulgor refulgencia confulgencia fulguración CLAROR albor blancura claridad irradiación emisión luminiscencia fosforescencia fluorescencia ARDENTÍA reflexión ángulo de incidencia ángulo de reflexión refracción difracción polarización polaridad ACTINISMO fotofobia tubo de Geissler brillo brillantez lustre color transparencia translucidez opacidad penumbra sombra globo pantalla
destello rayo haz RAZA ráfaga fugada lampo relumbro relumbrón relámpago centelleo titilación reflejo foco aureola nimbo potencia halo fosfeno encendimiento apagamiento extinción
sol alba luz difusa aurora crepúsculo luna luz zodiacal lumbrera lámpara ascua lucería luminaria iluminaria luminar lumbrera lumbraria fuegos fatuos fuego de San Telmo luciérnaga gusano de luz COCUYO alumbrado óptica
onda luminosa fotón lumen candela actinometría
proyector ESPINTARISCOPIO actinómetro polarímetro
iluminar alumbrar dar luz esclarecer romper batir herir bañar amanecer clarificar abrillantar clarear irradiar emitir destellar quebrar los ojos resplandecer relumbrar esplender CORUSCAR rutilar fulgir refulgir arder brillar lucir relucir prelucir fulgurar relampaguear chispear centellear centellar titilar fosforescer fosforecer
alumbrador alumbrante iluminador iluminativo luminoso lumínico LUMBROSO luminífero iluminante fúlgido fulgente refulgente prefulgente fulguroso fulgurante resplandeciente resplendente esplendente esplendoroso espléndido relumbrante relumbroso clarífico
deslumbrador deslumbrante encandilador coruscante corusco brillador brillante lúcido lucidor luciente reluciente lucentísimo lucífero lucifer centellador centelleante centellante parpadeante titilante relampagueante radioso radiante claro entreclaro espejado crepuscular crepusculino
espectral fotogénico fosforescente luminiscente fluorescente ultravioleta actínico dextrógiro levógiro
luminosamente esplendorosamente
destello rayo haz RAZA ráfaga fugada lampo relumbro relumbrón relámpago centelleo titilación reflejo foco aureola nimbo potencia halo fosfeno encendimiento apagamiento extinción
sol alba luz difusa aurora crepúsculo luna luz zodiacal lumbrera lámpara ascua lucería luminaria iluminaria luminar lumbrera lumbraria fuegos fatuos fuego de San Telmo luciérnaga gusano de luz COCUYO alumbrado óptica
onda luminosa fotón lumen candela actinometría
proyector ESPINTARISCOPIO actinómetro polarímetro
iluminar alumbrar dar luz esclarecer romper batir herir bañar amanecer clarificar abrillantar clarear irradiar emitir destellar quebrar los ojos resplandecer relumbrar esplender CORUSCAR rutilar fulgir refulgir arder brillar lucir relucir prelucir fulgurar relampaguear chispear centellear centellar titilar fosforescer fosforecer
alumbrador alumbrante iluminador iluminativo luminoso lumínico LUMBROSO luminífero iluminante fúlgido fulgente refulgente prefulgente fulguroso fulgurante resplandeciente resplendente esplendente esplendoroso espléndido relumbrante relumbroso clarífico
deslumbrador deslumbrante encandilador coruscante corusco brillador brillante lúcido lucidor luciente reluciente lucentísimo lucífero lucifer centellador centelleante centellante parpadeante titilante relampagueante radioso radiante claro entreclaro espejado crepuscular crepusculino
espectral fotogénico fosforescente luminiscente fluorescente ultravioleta actínico dextrógiro levógiro
luminosamente esplendorosamente
La ternura es.
Ensayo
Tags : Meditación sobre las formas de interpretar Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 03/10/2012 a las 10:23 | {0}Docudrama o novela de no ficción de Emmanuel Carrère. El título traducido al castellano De vidas ajenas. Editado por Anagrama en 2011. Traducción Jaime Zulaika
Extracto 1 Pags. 121-122
... Así que, por supuesto, no creo que todos los cánceres se expliquen de este modo pero creo que hay personas cuyo núcleo tiene una fisura prácticamente desde el principio y que, a pesar de todos sus esfuerzos, su valentía, su buena voluntad, no pueden vivir realmente, y que una de las maneras en que la vida, que quiere vivir, se abre camino en ellos es quizá la enfermedad, y no una cualquiera: el cáncer. Precisamente porque creo esto me escandalizan tanto los que dicen que somos libres, que la felicidad se decide, que es una elección moral. Para esos profesores de la alegría la tristeza es una falta de gusto, la depresión una señal de pereza, la melancolía un pecado. Estoy de acuerdo, es un pecado, incluso un pecado mortal, pero hay personas que nacen pecadoras, que nacen condenadas, y a las que todos sus esfuerzos, todo su coraje y buena voluntad no liberarán de su condición. Entre los que tienen una fisura en el núcleo y los que no la tienen ocurre igual que entre los pobres y los ricos, igual que en la lucha de clases, sabemos que hay pobres que dejan de serlo, pero que la mayoría no, siguen siéndolo, y decirle a un melancólico que la felicidad es una decisión es como decirle a un hambriento que coma bollos. Así que yo creo que la enfermedad mortal y la muerte pueden ser para esas personas una oportunidad de vivir, como afirma Pierre Cazenave (piscoanalista especializado en pacientes con cáncer), y lo creo tanto más porque, si hay que confesarlo todo, en algunos momentos de mi vida he sido lo bastante desdichado como para desearlas.
Extracto 2 Pag. 155
La arenga de Baudot. Este Baudot, uno de los inpiradores del sindicato de la magistratura en los años setenta, había sido sacionado por el ministro de Justicia, a la sazón Jean Lecanuet, por haber pronunciado ante unos jueces jóvenes el discurso siguiente: "Sed parciales. Para mantener la balanza entre el fuerte y el débil, entre el rico y el pobre, que no pesan lo mismo, inclinadla hacia un lado. Tened un prejuicio favorable con la mujer contra el hombre, con el deudor contra el acreedor, con el obrero contra el patrono, con el atropellado contra la compañía de seguros, con el acusado contra la justicia. La ley se interpreta, dirá lo que quieran ustedes que diga. Entre el ladrón y el robado, no tengáis miedo de castigar al robado."
... Así que, por supuesto, no creo que todos los cánceres se expliquen de este modo pero creo que hay personas cuyo núcleo tiene una fisura prácticamente desde el principio y que, a pesar de todos sus esfuerzos, su valentía, su buena voluntad, no pueden vivir realmente, y que una de las maneras en que la vida, que quiere vivir, se abre camino en ellos es quizá la enfermedad, y no una cualquiera: el cáncer. Precisamente porque creo esto me escandalizan tanto los que dicen que somos libres, que la felicidad se decide, que es una elección moral. Para esos profesores de la alegría la tristeza es una falta de gusto, la depresión una señal de pereza, la melancolía un pecado. Estoy de acuerdo, es un pecado, incluso un pecado mortal, pero hay personas que nacen pecadoras, que nacen condenadas, y a las que todos sus esfuerzos, todo su coraje y buena voluntad no liberarán de su condición. Entre los que tienen una fisura en el núcleo y los que no la tienen ocurre igual que entre los pobres y los ricos, igual que en la lucha de clases, sabemos que hay pobres que dejan de serlo, pero que la mayoría no, siguen siéndolo, y decirle a un melancólico que la felicidad es una decisión es como decirle a un hambriento que coma bollos. Así que yo creo que la enfermedad mortal y la muerte pueden ser para esas personas una oportunidad de vivir, como afirma Pierre Cazenave (piscoanalista especializado en pacientes con cáncer), y lo creo tanto más porque, si hay que confesarlo todo, en algunos momentos de mi vida he sido lo bastante desdichado como para desearlas.
Extracto 2 Pag. 155
La arenga de Baudot. Este Baudot, uno de los inpiradores del sindicato de la magistratura en los años setenta, había sido sacionado por el ministro de Justicia, a la sazón Jean Lecanuet, por haber pronunciado ante unos jueces jóvenes el discurso siguiente: "Sed parciales. Para mantener la balanza entre el fuerte y el débil, entre el rico y el pobre, que no pesan lo mismo, inclinadla hacia un lado. Tened un prejuicio favorable con la mujer contra el hombre, con el deudor contra el acreedor, con el obrero contra el patrono, con el atropellado contra la compañía de seguros, con el acusado contra la justicia. La ley se interpreta, dirá lo que quieran ustedes que diga. Entre el ladrón y el robado, no tengáis miedo de castigar al robado."
Ventanas
Seriales
Archivo 2009
Escritos de Isaac Alexander
Fantasmagorías
¿De Isaac Alexander?
Meditación sobre las formas de interpretar
Libro de las soledades
Cuentecillos
Colección
Apuntes
Archivo 2008
La Solución
Aforismos
Haiku
Recuerdos
Reflexiones para antes de morir
Reflexiones que Olmo Z. le escribe a su mujer en plena crisis
Sobre las creencias
Olmo Dos Mil Veintidós
El mes de noviembre
Listas
Jardines en el bolsillo
Olmo Z. ¿2024?
Agosto 2013
Saturnales
Citas del mes de mayo
Reflexiones
Marea
Mosquita muerta
Sincerada
Sinonimias
Sobre la verdad
El Brillante
El viaje
No fabularé
El espejo
Desenlace
Perdido en la mudanza (lost in translation?)
La mujer de las areolas doradas
La Clerc
Velocidad de escape
Derivas
Carta a una desconocida
Asturias
Sobre la música
Biopolítica
Las manos
Tasador de bibliotecas
Ensayo sobre La Conspiración
Ciclos
Tríptico de los fantasmas
Archives
Últimas Entradas
Enlaces
© 2008, 2009, 2010, 2011, 2012, 2013, 2014, 2015, 2016, 2017, 2018, 2019, 2020, 2021, 2022, 2023 y 2024 de Fernando García-Loygorri, salvo las citas, que son propiedad de sus autores
Miscelánea
Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 06/10/2012 a las 20:22 | {0}