El δεμαγωγο Ghandi
Δημος→ (pueblo) αγειν → (conducir) Así de simple es la definición de demagogia: conducir al pueblo; las interpretaciones negativas o interesadas, basadas en el engaño para conseguir unos fines, son añadidos posteriores al significado real del término. Y así podríamos decir que Ghandi fue un buen δεμαγωγο o el propio Jesucristo (si es que existió un personaje como el que nos retrata los evangelios).
Guiándonos por la etimología del término, ¿quién diríamos que son los buenos δεμαγωγος en la época que nos ha tocado vivir? ¿Aquéllos que denuncian la estafa en la que estamos inmersos o aquéllos que intentan dirigir al pueblo para que asuma los costes de un delito de proporciones escandalosas que no cometió?
Los δεμαγωγος mentirosos de hoy no son personas como Juan Manuel Sánchez Gordillo, el alcalde de Marinaleda, sino personas como Christine Lagarde. Ambos quieren conducir al pueblo, ambos por lo tanto son δεμαγωγος pero su demagogia no es igual ni en sus propósitos ni en su capacidad de llegar a las personas; la segunda domina los medios de comunicación y sus mensajes se repiten incesantemente, día tras día, machaconamente queriéndonos hacer ver que su preocupación es la ciudadanía cuando la realidad nos dice que su preocupación es las finanzas de los poderosos. Y en esa retórica perversa los ciudadanos nos vamos deprimiendo porque no hay cosa peor que la contradicción a la hora de evaluar un problema. Un δεμαγωγο valiente que estuviera de acuerdo con el actual sistema político/económico tan sólo tendría que pronunciar estas aladas palabras: Ustedes, ciudadanos, son un medio para conseguir un fin, no son el fin en sí del sistema. Ustedes son nuestra fuerza de trabajo, los clientes de nuestros productos, los pagadores de nuestros errores. A cambio les ofrecemos cierta libertad de expresarse y una mínima participación en los poderes legislativo y ejecutivo.
La demagogia tiene un sistema muy sencillo de control: repetir sin cesar un lema. El cerebro humano es débil y un mensaje repetido acaba siendo asumido. Los medios de comunicación, sobre todo la televisión, están al servicio de quienes se lo pueden costear. Y su mensaje demagógico perverso (porque pervierte la verdad) es: usted, ciudadano, es nuestra prioridad, nuestra preocupación. Confíe en nosotros. Confíe en nosotros. Confíe en nosotros. Somos la solución. La solución. La solución.
Con lo cual estoy dispuesto a combatir esa demagogia perversa con otra demagogia que verse sobre la perversión de la primera.
Arrieritos somos y en el camino nos encontraremos.
Guiándonos por la etimología del término, ¿quién diríamos que son los buenos δεμαγωγος en la época que nos ha tocado vivir? ¿Aquéllos que denuncian la estafa en la que estamos inmersos o aquéllos que intentan dirigir al pueblo para que asuma los costes de un delito de proporciones escandalosas que no cometió?
Los δεμαγωγος mentirosos de hoy no son personas como Juan Manuel Sánchez Gordillo, el alcalde de Marinaleda, sino personas como Christine Lagarde. Ambos quieren conducir al pueblo, ambos por lo tanto son δεμαγωγος pero su demagogia no es igual ni en sus propósitos ni en su capacidad de llegar a las personas; la segunda domina los medios de comunicación y sus mensajes se repiten incesantemente, día tras día, machaconamente queriéndonos hacer ver que su preocupación es la ciudadanía cuando la realidad nos dice que su preocupación es las finanzas de los poderosos. Y en esa retórica perversa los ciudadanos nos vamos deprimiendo porque no hay cosa peor que la contradicción a la hora de evaluar un problema. Un δεμαγωγο valiente que estuviera de acuerdo con el actual sistema político/económico tan sólo tendría que pronunciar estas aladas palabras: Ustedes, ciudadanos, son un medio para conseguir un fin, no son el fin en sí del sistema. Ustedes son nuestra fuerza de trabajo, los clientes de nuestros productos, los pagadores de nuestros errores. A cambio les ofrecemos cierta libertad de expresarse y una mínima participación en los poderes legislativo y ejecutivo.
La demagogia tiene un sistema muy sencillo de control: repetir sin cesar un lema. El cerebro humano es débil y un mensaje repetido acaba siendo asumido. Los medios de comunicación, sobre todo la televisión, están al servicio de quienes se lo pueden costear. Y su mensaje demagógico perverso (porque pervierte la verdad) es: usted, ciudadano, es nuestra prioridad, nuestra preocupación. Confíe en nosotros. Confíe en nosotros. Confíe en nosotros. Somos la solución. La solución. La solución.
Con lo cual estoy dispuesto a combatir esa demagogia perversa con otra demagogia que verse sobre la perversión de la primera.
Arrieritos somos y en el camino nos encontraremos.
Malala una niña de 14 años ha sido tiroteada ayer en Pakistán por defender su derecho a ir a la escuela. Los pistoleros son hombres y talibanes
Malala Yousafzai
Querida Malala, queridísima niña:
Yo desearía que fuera cierta la teoría que explica que las energías no tienen fronteras para que la mía te llegara y te ayudara a recuperarte de la bala que ha intentado matarte. Muy probablemente nunca leerás esta carta, quizá los asesinos han dañado tu cerebro para siempre pero quiero que sepas que en lugares de todo el mundo muchos hombres como yo sentimos vergüenza, hastío y asco por lo que otros hombres te han hecho a ti y a tantas mujeres. Hombres repugnantes. Hombres abducidos por ideas bárbaras que ni siquiera están en los libros que dicen adorar. Hombres cuyo terror por las mujeres les hace utilizar lo único en lo que suelen ser superiores: la fuerza bruta.
Querida Malala porque creo que la reflexión crítica es una forma de acción como dice otro hombre decente, Jordi Ibáñez, yo quiero desde aquí, desde este espacio de libertad de expresión, clamar porque las bestias sean perseguidas y juzgadas; clamar por el fin de las represiones; clamar por el fin del sojuzgamiento; clamar por la denuncia de las viejas ideas nacidas del terror de los machos, al fin y al cabo, de que seais vosotras las generadoras de la vida.
Pequeña, también aquí muchas mujeres son maltratadas, vilipendiadas, despreciadas. Todo viene de muy lejos. De ideas que surgieron cuando el Patriarcado se instaló en el mundo. Ideas como las que expresa el divino Platón cuando dice en Timeo 91 d al tratar sobre el origen de las especies que: "El hombre es engendrado por los dioses (...) Tenemos que recordar, además, brevemente, cómo nació el resto de los animales, tema que no hay ninguna necesidad de prolongar, pues así uno creería ser más mesurado respecto de este tipo de discursos. He aquí la exposición correspondiente. Todos los varones cobardes y que llevaron una vida injusta, según el discurso probable, cambiaron a mujeres en la segunda encarnación...".
No voy a hacer, querida mía, tú que estás luchando ahora por vivir, la interminable lista de sandeces que los varones han escrito sobre las mujeres ni tampoco voy a ser revisionista y mirar a luz del siglo XXI lo que el más grande de los filósofos de Occidente -según dicen aunque no todos- argüía en el siglo V a.C. Ahora, eso sí, pongo la mano en el fuego, porque en aquel siglo hubo un hombre, aunque sólo fuera uno, que al escuchar sus teorías dijo o pensó: Este Platón es imbécil.
Cuídate mucho, querida Malala, recupérate. Te enviaré mi energía (si es que tal cosa es posible) para que no sólo te recuperes sino para que tu cerebro no haya sido dañado y puedas volver a la escuela y escribas de nuevo el blog que casi te ha costado la vida.
Un beso muy, muy fuerte.
Yo desearía que fuera cierta la teoría que explica que las energías no tienen fronteras para que la mía te llegara y te ayudara a recuperarte de la bala que ha intentado matarte. Muy probablemente nunca leerás esta carta, quizá los asesinos han dañado tu cerebro para siempre pero quiero que sepas que en lugares de todo el mundo muchos hombres como yo sentimos vergüenza, hastío y asco por lo que otros hombres te han hecho a ti y a tantas mujeres. Hombres repugnantes. Hombres abducidos por ideas bárbaras que ni siquiera están en los libros que dicen adorar. Hombres cuyo terror por las mujeres les hace utilizar lo único en lo que suelen ser superiores: la fuerza bruta.
Querida Malala porque creo que la reflexión crítica es una forma de acción como dice otro hombre decente, Jordi Ibáñez, yo quiero desde aquí, desde este espacio de libertad de expresión, clamar porque las bestias sean perseguidas y juzgadas; clamar por el fin de las represiones; clamar por el fin del sojuzgamiento; clamar por la denuncia de las viejas ideas nacidas del terror de los machos, al fin y al cabo, de que seais vosotras las generadoras de la vida.
Pequeña, también aquí muchas mujeres son maltratadas, vilipendiadas, despreciadas. Todo viene de muy lejos. De ideas que surgieron cuando el Patriarcado se instaló en el mundo. Ideas como las que expresa el divino Platón cuando dice en Timeo 91 d al tratar sobre el origen de las especies que: "El hombre es engendrado por los dioses (...) Tenemos que recordar, además, brevemente, cómo nació el resto de los animales, tema que no hay ninguna necesidad de prolongar, pues así uno creería ser más mesurado respecto de este tipo de discursos. He aquí la exposición correspondiente. Todos los varones cobardes y que llevaron una vida injusta, según el discurso probable, cambiaron a mujeres en la segunda encarnación...".
No voy a hacer, querida mía, tú que estás luchando ahora por vivir, la interminable lista de sandeces que los varones han escrito sobre las mujeres ni tampoco voy a ser revisionista y mirar a luz del siglo XXI lo que el más grande de los filósofos de Occidente -según dicen aunque no todos- argüía en el siglo V a.C. Ahora, eso sí, pongo la mano en el fuego, porque en aquel siglo hubo un hombre, aunque sólo fuera uno, que al escuchar sus teorías dijo o pensó: Este Platón es imbécil.
Cuídate mucho, querida Malala, recupérate. Te enviaré mi energía (si es que tal cosa es posible) para que no sólo te recuperes sino para que tu cerebro no haya sido dañado y puedas volver a la escuela y escribas de nuevo el blog que casi te ha costado la vida.
Un beso muy, muy fuerte.
Es uno de esos días en los que ha de callar.
Se ha levantado y ya ha sentido el desgarro. Entonces se ha dicho: Sigue.
Se han producido un par de casualidades. Se ha dicho: Quizá cambie. Sol en exceso. Calor en exceso. No sabe muy bien qué espera del frío del otoño.
Ha mirado algunas caras. Ha sentido la pulsión de una llamada. La moral, luego, le ha detenido.
Entonces se ha acordado: El perro de abajo. El perro de abajo. Es el perro de abajo.
No ha habido música. Ni la emoción propia de un día en equilibrio. Ha recordado el pecado de melancolía. Él es pecador. No quiere arrepentirse. No cree en el arrepentimiento. Como no cree en el perdón.
Ha repasado su labor. Ha perdido perdón a alguien (él que no cree en él). Se ha dejado llevar. No ha comido aunque ha conseguido meter unas hortalizas en el horno. Luego se ha dicho, Déjalo. No pasa nada porque un día no comas.
Callar, se vuelve a decir, callar. Y aún así ha hablado con calma. Ha escrito un mensaje a un desconocido. Ha dejado pasar la sobremesa. Y ha vuelto a intentarlo y ha vuelto a recordar: El perro de abajo. El perro de abajo. Es el perro de abajo.
La tarde es fea. Tan sólo unas nubes acercan la palabra belleza a su cerebro. Ha pensado una frase de Alejandro Dumas: El matrimonio es una carga tan pesada que para llevarla se necesita a dos... y, a veces, a tres. El ingenio, con el vientre desgarrado por el perro de abajo, consigue hacerle sonreír.
A veces un hueso te distrae del día.
A veces la humedad de un árbol.
O una sorpresa surgida a partir del timbre de la puerta.
Roer un hueso. Quisiera ser el perro de abajo y roer el hueso que ahora le está royendo: la sinfisis púbica mientras mira distraído cómo un chiquillo juguetea con su padre con un balón que le viene grande.
El perro de abajo. El perro de abajo. Es el perro de abajo.
Se ha levantado y ya ha sentido el desgarro. Entonces se ha dicho: Sigue.
Se han producido un par de casualidades. Se ha dicho: Quizá cambie. Sol en exceso. Calor en exceso. No sabe muy bien qué espera del frío del otoño.
Ha mirado algunas caras. Ha sentido la pulsión de una llamada. La moral, luego, le ha detenido.
Entonces se ha acordado: El perro de abajo. El perro de abajo. Es el perro de abajo.
No ha habido música. Ni la emoción propia de un día en equilibrio. Ha recordado el pecado de melancolía. Él es pecador. No quiere arrepentirse. No cree en el arrepentimiento. Como no cree en el perdón.
Ha repasado su labor. Ha perdido perdón a alguien (él que no cree en él). Se ha dejado llevar. No ha comido aunque ha conseguido meter unas hortalizas en el horno. Luego se ha dicho, Déjalo. No pasa nada porque un día no comas.
Callar, se vuelve a decir, callar. Y aún así ha hablado con calma. Ha escrito un mensaje a un desconocido. Ha dejado pasar la sobremesa. Y ha vuelto a intentarlo y ha vuelto a recordar: El perro de abajo. El perro de abajo. Es el perro de abajo.
La tarde es fea. Tan sólo unas nubes acercan la palabra belleza a su cerebro. Ha pensado una frase de Alejandro Dumas: El matrimonio es una carga tan pesada que para llevarla se necesita a dos... y, a veces, a tres. El ingenio, con el vientre desgarrado por el perro de abajo, consigue hacerle sonreír.
A veces un hueso te distrae del día.
A veces la humedad de un árbol.
O una sorpresa surgida a partir del timbre de la puerta.
Roer un hueso. Quisiera ser el perro de abajo y roer el hueso que ahora le está royendo: la sinfisis púbica mientras mira distraído cómo un chiquillo juguetea con su padre con un balón que le viene grande.
El perro de abajo. El perro de abajo. Es el perro de abajo.
abcdefghijklmnñopqrstuvwxyz (y sus variantes)
0123456789
Y ya.
Ensayo
Tags : Meditación sobre las formas de interpretar Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 08/10/2012 a las 20:23 | {0}
¿ya no es tiempo?
Contemplar
Asido a la música del concierto número 2 para piano de Rachmaninoff, aquel concierto, aquellas noches
La turbulencia, el paseo, la mirada de la niña por el sendero
La mujer luego, la visión de las aguas quietas del lago
La montaña
El espejo
La lectura
Llegar tarde. O no llegar. O no querer empezar. Ya no empezar. No, ya no empezar ¿es eso la vida que se acaba?
Volver entonces
Recurrir a volver para arribar al puerto último
¿cómo fue tu océano?
¿cómo fueron tus tormentas?
¿encontraste bonanza?
La dejaré en esta tierra (en este mar)
se desenvolverá sola -como todos hemos hecho- sin mi amparo
y una tarde de domingo escribirá algo parecido a esto: "Recuerdo a mi padre una tarde de domingo. Él estaba escribiendo y yo salí de mi habitación para contarle unos chistes. Nuestro perro dormitaba en el sofá y yo le acaricié..."
Una generación y otra
mientras el universo crea sus agujeros negros
y estrellas jóvenes agotan su energía con ansia humana
y vagan los gases y colapsan las galaxias y los años se cuentan por millones y el silencio se viste de rojizo y la lluvia cae por enésima vez
La veo caminar
Se sube a una roca
Tira un palo
Ríe y saborea una ensalada de caballa y ajo blanco
Un piragüista ha caído al agua
Comemos ella y yo
ante el paisaje de una sierra hermosa de otoño
y el perrillo dormita su cansancio y sus carreras
También él también él
Contemplar
Asido a la música del concierto número 2 para piano de Rachmaninoff, aquel concierto, aquellas noches
La turbulencia, el paseo, la mirada de la niña por el sendero
La mujer luego, la visión de las aguas quietas del lago
La montaña
El espejo
La lectura
Llegar tarde. O no llegar. O no querer empezar. Ya no empezar. No, ya no empezar ¿es eso la vida que se acaba?
Volver entonces
Recurrir a volver para arribar al puerto último
¿cómo fue tu océano?
¿cómo fueron tus tormentas?
¿encontraste bonanza?
La dejaré en esta tierra (en este mar)
se desenvolverá sola -como todos hemos hecho- sin mi amparo
y una tarde de domingo escribirá algo parecido a esto: "Recuerdo a mi padre una tarde de domingo. Él estaba escribiendo y yo salí de mi habitación para contarle unos chistes. Nuestro perro dormitaba en el sofá y yo le acaricié..."
Una generación y otra
mientras el universo crea sus agujeros negros
y estrellas jóvenes agotan su energía con ansia humana
y vagan los gases y colapsan las galaxias y los años se cuentan por millones y el silencio se viste de rojizo y la lluvia cae por enésima vez
La veo caminar
Se sube a una roca
Tira un palo
Ríe y saborea una ensalada de caballa y ajo blanco
Un piragüista ha caído al agua
Comemos ella y yo
ante el paisaje de una sierra hermosa de otoño
y el perrillo dormita su cansancio y sus carreras
También él también él
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Ensayo
Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 12/10/2012 a las 11:07 | {0}