Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri
Composición IV Wassily Kandinsky. 1911
Composición IV Wassily Kandinsky. 1911

Me pregunto cómo será vivir siendo elefante en Camboya o vivir utilizando el serbio como lengua. Vivir en serbio ¿cómo será? Eso me pregunto. Vivir como flor de manzanilla; vivir como vive un armadillo; ser la paloma torcaz que ayer utilizó una maniobra de distracción para alejar mi atención de su nido. ¿Cómo será? ¿Cómo me observa entre la enramada de la encina  sin que el que sería yo si fuese humano -ahora escribo desde el punto de vista de yo paloma torcaz- se diera cuenta?
Vivir siendo hierba.
Vivir siendo sólo un órgano o parte de un cuerpo: ser la trompa del elefante que habita los bosques de Camboya; ser el páncreas del que vive en serbio; vivir como peristilo de la flor de manzanilla; tener como función aletear en el cuerpo de la mosca; ser intestino de la paloma torcaz; vivir existencia de rizoma de hierba...  ¿Cómo? ¿Cómo será?
Me lo pregunto ahora, tan al borde, suponiendo, casi vencido...
Si fuera Oso de la Media Luna o tan sólo pezuña de su mano izquierda.
¿Qué sensaciones? ¿Qué necesidades nuevas tendría? ¿Cuántos signos nuevos a descifrar? Si viviera como sentido del olfato del Oso de la Media Luna.
Vivir buche de buitre.
No, no sólo me hago esa pregunta (debería apuntar las otras también ahora que truena y el cielo ha oscurecido de golpe).
Vivir como lo más amado por alguien ¿cómo será?
Más allá: ser el sonido de una orquesta; la música que alegra a alguien cuando la escucha.
Vivir la existencia de una risa franca, la risa que suele provocar el mundo cuando te hace un regalo.
Esa risa tan ligera
como la brisa que queda
junto a la orilla del mar.
 

Ensayo

Tags : Reflexiones Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 23/05/2021 a las 17:28 | Comentarios {0}


Escrito por Isaac Alexander

Edición y notas de Fernando Loygorri


XXXV
 
14 horas 48 minutos
     Sí, la primavera tiene un arrobo que me sugiere conceptos como salvaje, voluptuosidad, miel...

     Vuelvo a mirar el pasado y ahora sé (lo que implica necesariamente que, si sigo con vida unos años más, al cabo de esos años de prórroga, tendré la seguridad de que cuando escribí hoy a las 14 horas y 52 minutos "ahora sé", seguía sin saber) que no puedo afirmar que mi recuerdo sea lo ocurrido. Porque si fuera cierto el mecanismo del recordar -el recuerdo no consiste en abrir un cajón cerebral donde se almacena ésta o aquella circunstancia de tu vida sino que cuando quieres traerlas al presente, el cerebro busca las sinapsis neuronales que pertenecen a ese fantasma y una vez establecida la conexión el espectro de tu vida, es decir el recuerdo, accede a tu memoria y recuerdas- ¿quién me asegura que esa conexión sea la justa? ¿quién me asegura que no se ha producido una mutación o una falla en el suministro de corriente eléctrica justo en el momento de la transmisión y que esa falla genere un recuerdo ligeramente irreal?
     ...que mi recuerdo sea lo ocurrido.

     Hubo en algún lugar un vencejo caído en un jardín. Es un fantasma del pasado que acude a mi memoria cuando Euphosine trae entre sus dientes un vencejo. No es más que un polluelo, pienso. Debe de haber caído del nido. Cuando se lo quito a la gata de la boca, el pájaro aún vive. Euphosine apenas lo ha marcado con sus dientes. Una gota de sangre en un ala, un rasguño junto al ojo derecho. Poco más. Lo cuidaremos, me digo, hasta que pueda volver a volar.

     También: en la tahona del pueblo trabaja una muchacha a la que llamaré Clarissa. Sé que es una muchacha huérfana, de unos dieciséis años; tiene el pelo cortado a lo garçon, la cara feucha y como de tísica, el busto -siempre disimulado con blondas- parece hermoso; tiene vello en los brazos, un vello negro, espeso para una joven e incluso me fijé en que tiene algo de bocio, como si padeciera una imperfección leve de tiroides. Imagino que su monte de Venus debe ser lo más parecido a un monte de orégano. De sus piernas nada sé. Sí sé que sus pies son pequeños. Sus ojos son grandes, tristes y oscuros.
     Siempre que entro me mira con la cabeza gacha mientras atiende a los hornos de pan. No despacha. Nunca la he oído hablar. Despacha su tía y ésa sí que habla. Su tío atiende un segundo negocio: un bar en la plaza del Ayuntamiento. La familia es de las más ricas del pueblo. Y lo hacen ver. Los tíos de Clarissa tienen tres hijos varones y cada uno de ellos regenta un negocio de la familia: uno la tienda de ultramarinos, otro una granja y el tercero una bodega.
     Anoche me desperté al oírme pronunciar el nombre de Clarissa en sueños; su nombre real, el real...
 
Una esclava en venta de José Jiménez Aranda. 1897
Una esclava en venta de José Jiménez Aranda. 1897

Narrativa

Tags : Escritos de Isaac Alexander Libro de las soledades Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 22/05/2021 a las 14:47 | Comentarios {0}


El título, la forma y en cierto sentido el espíritu de estos textos se inspiran en el libro Je me souviens de Georges Perec que a su vez se basa en los textos de Joe Brainard recogidos en su libro I remember.


24 Me acuerdo

460
Me acuerdo de un patuco.

461
Me acuerdo de lo perfectas que eran las piernas de mi madre. "De May, las piernas", decían.

462
Me acuerdo del olor de la resina de los pinos.

463
Me acuerdo del calor durante el partido de fútbol en la finca de los curas en Pozuelo. Arde el campo de tierra.

464
Me acuerdo de la calle Juan Bravo un anochecer de la infancia.

465
Me acuerdo de unas escaleras exteriores de mármol.

466
Me acuerdo de las galerías casi desiertas del Museo del Prado. Voy cogido de la mano del tío Carlos. Nos paramos ante el cuadro de Carlos V pintado por Tiziano. Mi tío me explica la historia del primer Austria rey de España y alaba la mano de Tiziano en la composición.

467
Me acuerdo de lo misteriosa que me parecía la gruta que se encuentra en el Parque del Retiro, frente al Palacio de Cristal, en el sendero que rodea el lago.

468
Me acuerdo de ver a una criada y un recluta besarse en el banco que había en el interior de la gruta. (La pared que da al lago está abierta y desde su vano se puede ver el lago con el fondo del Palacio.  Es un lugar de un romanticismo tan clásico que hasta el alma más insensible se siente atrapado en él). 

469
Me acuerdo de ser el último en apagar la luz.

470
Me acuerdo de estar con Fernando en cap de Creus, en el Faro. Cae el sol. Bebemos algo mientras el día muere.

471
Me acuerdo de descender a una cala de difícil acceso cerca de Moraira.

472
Me acuerdo de una estancia en Calpe. Yo solo. Me he ido a escribir. Me ha dejado la casa María José. La casa está en la playa.

473
Me acuerdo del amor que sentía Andrea por Beatriz.

474
Me acuerdo de la emoción que sentí en el palio de Siena.

475
Me acuerdo de lo bonitas que me parecían las canicas.

476
Me acuerdo de lo mucho que me gustaban los tofes (el sabor y la textura)

477
Me acuerdo de contarle a Violeta un cuento de boca.

478
Me acuerdo del payaso Tomatet y de la hormiga Clotilde.

479
Me acuerdo de jugar a churro, media manga o mangotera.

480
Me acuerdo del camping en el lago de Proserpina.

481
Me acuerdo de estar en la carretera camino de alguna parte. Hago dedo. Espero la amabilidad de alguien que me recoja y comparta conmigo un trecho de su camino.

482
Me acuerdo...
 

FIN
 

Memorias

Tags : Recuerdos Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 18/05/2021 a las 14:02 | Comentarios {0}


El título, la forma y en cierto sentido el espíritu de estos textos se inspiran en el libro Je me souviens de Georges Perec que a su vez se basa en los textos de Joe Brainard recogidos en su libro I remember.


Apolo y Dafne de Bernini 1622-1625
Apolo y Dafne de Bernini 1622-1625

439
Me acuerdo de un dedo torcido de Lidia.

440
Me acuerdo de un regalo de reyes: es un coche dirigible, un Simca 1000 de color beige.

441
Me acuerdo del Seat Cupé.

442
Me acuerdo de ducharme con Rodrigo en el cuarto de baño de la casa de Andrés. Nos besamos. Nos lavamos.

443
Me acuerdo de Rodrigo tocando la quena.

444
Me acuerdo de caminar por Granada con Chus camino de la casa de su abuela.

445
Me acuerdo de bailar con Lourdes en las nocheviejas de la infancia y exclamar los mayores que ¡qué bien bailamos!

446
Me acuerdo de una mañana en la casa de Hermosilla. La luz entra por la ventana de mi dormitorio. Lidia está dormida, desarropada. Duerme en escorzo, casi de espaldas. Tan sólo viste una camiseta de tirantes y unas bragas moradas. Una de sus piernas está semi flexionada; por el borde de sus bragas asoman vellos de su pubis. Son unas bragas de tela traslúcida. Trasveo su culo. Su cabello pelirrojo cubre su perfil. No veo su ojo dormido.

447
Me acuerdo de ir camino del Instituto desde la parada del 51, con mis libros debajo del brazo, un día de finales de abril. Huele el aire a limpio. Voy donde quiero ir. Soy un chico feliz.

448
Me acuerdo de Margarita pidiéndole a César dos pesetas para un donut. Margarita tiene la voz nasal. Estamos en el parquecillo. Estudiamos COU.

449
Me acuerdo de la casa de Margarita en Rábade, provincia de Lugo. Vamos un invierno ella, Andrés -que en aquel tiempo es su novio-, Inma y yo. Es una casa muy grande. En un lugar muy húmedo.

450
Me acuerdo de Manolé, un colega de Margarita. Estamos una noche en la discoteca de Rábade. Margarita le pide a Manolé un cenicero. Manolé estará a unos diez metros. Entiende lo que le pide por los gestos. Levanta al fin un cenicero de cristal de roca. Margarita afirma y entonces Manolé lo lanza con toda su fuerza hacia nuestra mesa. Acaba estrellado contra el suelo. Esa noche, Manolé iba de datura o herba do demó.

451
Me acuerdo de cómo la luz tenue del compartimento de tren en el que viajamos de vuelta de Rábade, un Nocturno, realza la humedad de los labios de Inma.

452
Me acuerdo de los labios de Inma. Los más bonitos labios que recuerdo.

453
Me acuerdo del pub Chelsea en Cullera, justo entrando en la juventud.

454
Me acuerdo del sabor y el olor de la marihuana que le pillamos a Manolé en Rábade. Y del colocón que te cogías.

455
Me acuerdo de mi tío Carlos en bañador, en el Racó, frente al mar. Tomamos el aperitivo.

456
Me acuerdo de César. Estamos en el parquecillo. Es febrero. Está sentado sobre el respaldo de un banco del parque. Toca la flauta travesera.

457
Me acuerdo del Chiringuito de Pepe en el parquecillo, al lado del Instituto Santa Marca.

458
Me acuerdo de Aldo, un traficante del parquecillo, que mató a Aki, un drogadicto del parquecillo, metiéndole la contera de un paraguas por el ojo. Lo mató frente al restaurante La Ancha, sita en la plaza de Cataluña, junto al parque de Berlín.

459
Me acuerdo de la tortilla de patatas de La Ancha. Decían que era de las mejores de Madrid.
 

Memorias

Tags : Recuerdos Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 12/05/2021 a las 14:00 | Comentarios {0}


El título, la forma y en cierto sentido el espíritu de estos textos se inspiran en el libro Je me souviens de Georges Perec que a su vez se basa en los textos de Joe Brainard recogidos en su libro I remember.


22 Me acuerdo

418
Me acuerdo cómo huele la mañana en la que inicio mi primer viaje sin la familia. Es un viaje de Semana Santa con el Instituto a Extremadura y Andalucía.

419
Me acuerdo de elegir las chapas más lisas de las botellas para luego hacer equipos de fútbol con ellas. Antonio también hace el Tour de Francia con chapas. Forra el interior de cada una con un papel en el que ha pintado los colores de cada equipo y el número del dorsal.

420
Me acuerdo de Antonio empujando el pelotón de chapas del Tour por el largo pasillo de casa.

421
Me acuerdo de la boya oxidada y rojiblanca que marcaba la linde con la alta mar en la playa de Cullera.

423
Me acuerdo que el sabor del verano es: una patata frita con algún grano de arena y un intenso olor a mar. 

424
Me acuerdo de las semillas de ipomea azul.

425
Me acuerdo del cine Covadonga en la calle López de Hoyos.

426
Me acuerdo de El tesoro de Rackham el Rojo, una aventura de Tintín.

427
Me acuerdo del encuadernado de los Tintines. Su lomo era de tela y cada ejemplar tenía un color distinto.

428
Me acuerdo de los Chupa-chups

429
Me acuerdo de los helados Flash.

430
Me acuerdo de una poza de agua muy fría que se encontraba muy cerca de una aldea gallega llamada Paredes.

431
Me acuerdo del calor que hace en la Sala Triángulo el día que estrenamos mi obra La otra cara. Es el mes de Junio. Es el año de 1989.

432
Me acuerdo de desayunar un café con leche y una pulga de tortilla de patata y pimiento verde con Concha en un bar de la calle San Nicolás. Nos acabamos de conocer.

433
Me acuerdo cómo el alma se hincha con el canto gregoriano. Lo escucho en tripi, tumbado en el colchón. Vivo en el taller de pintura que tiene César en la calle Amor de Dios. Lo escucho con unos walkman. Tengo un arrebato místico.

434
Me acuerdo del día de primavera en el que apostato de la Iglesia Católica en el arzobispado de Madrid sita en la calle Bailén número 8.

435
Me acuerdo de Los Tres Investigadores.

436
Me acuerdo de parar un penalti.

437
Me acuerdo de jugar a las canicas en los parterres del boulevard de Juan Bravo entre las calles Claudio Coello y Lagasca.

438
Me acuerdo de la belleza de Rosa y el gesto que imprimía en su rostro su sordera.
 

Memorias

Tags : Recuerdos Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 30/04/2021 a las 18:48 | Comentarios {0}


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