Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri

Soflama de Isaac Alexander


¡Guerra! ¡Guerra! ¡Guerra! ¡Guerra!
Queridos semejantes:
Estoy enjaulado. Ni siquiera la música me la permiten ya. La música, ¡oh, la música! Bañado en lágrimas. Ciego de dolor. Con las escaras abiertas, algunas con pequeños gusanos blancos que me van comiendo la carne alrededor de la cabeza del fémur. Loor en la noches cuando recuerdo los días agrestes; los días de los amigos en lo alto de las cumbres o en las bahías, desnudos ante un sol de la tarde que ya no quería quemarnos sino acariciar naránjamente nuestra piel. Loor, en mitad de este desgarramiento al que me someten, a la muchacha de pubis velludo cuando me entregó en la madrugada del cabo de Trafalgar la mejor de sus enseñanzas. Loor al verso que un día surge. Loor al amigo. Siempre al amigo loor.
Tuve que decidir si dejar hacer. Si callar la boca. Si huir a las islas Feroe. Si ser avestruz o llano en llamas. Quise decidir por mí mismo. Porque si era cobarde, lo era, ¿qué es ese concepto? ¿qué es cualquier concepto sino un remedo ético a la actuación de un individuo? Aunque ahora recuerde la conferencia de Wittgenstein sobre la ética en la cual creo recordar que se preguntaba qué era la ética. ¿Era ético me preguntaba entre los besos de Ludmilla seguir aquí tocando estos senos frente a este mar caribeño mientras un sistema podrido de arriba a abajo se está llevando a tantos de los míos? Mes semblables, mes frères. ¿Sería valiente, me decía, animar a la rebelión pacífica? Pacífica porque la guerra es lo que quieren. Estas gentes poderosas nos están llevando a un estado de guerra porque ellos saben mejor que nadie que la guerra es el gran negocio. Esquilmados todos los demás, sólo queda ése: una guerra terrible, carne fresca a morir, ciudades destruidas, pueblos masacrados, enfrentamientos de hermano contra hermana, de mujer contra marido, de primo contra sobrina. ¡GUERRA, GUERRA, GUERRA, GUERRA! ¡Que vengan los ejércitos! ¡Que se pongan en marcha las industrias del hierro y el acero! ¡Que estén listos los obreros y los ingenieros! ¡Que se gradúen los médicos! ¡Más enfermeras! ¡Más enfermeras! Esto es la guerra. Ellos desean una buena destrucción. Una buena matanza. Sobra ganado humano. Sobran establos. Sobra bienestar. Tenemos que volver al terror. ¡Más propaganda! ¡Más descaro en la estafa! ¡Que se rebelen! ¡Que se rebelen! ¡Que los ciudadanos prendan fuego a los parlamentos! ¡Que los ciudadanos ahorquen a los jueces! ¡Que los ciudadanos asalten los bancos! ¡GUERRA, GUERRA, GUERRA, GUERRA! Esa es la consigna en las más altas esferas.
Así es que me decidí a volver a mi ciudad de origen y soltar mi arenga ante la Dirección General de Seguridad. Tan sólo me dio tiempo a decir: ¡Rebelémonos pacíficamente! No paguemos. No utilicemos los medios de transporte. No cobremos en dinero. No veamos los medios de propaganda. Creemos pequeñas comunidades. Establezcamos el trueque como forma de vida. Abandonemos las ciudades. Volvamos a las cuevas. Hasta que se arruinen. Hasta que no tengan a nadie con quien hacer sus negocios. Destruyamos los ganados humanos. Dejemos de ser piaras de cerdos. Dejemos de ser rebaños de ovejas, cabras, vacas, toros, bueyes y empecemos a ser humanos. Dejemos de tener para empezar a ser.
Y ahí me agarraron y desde entonces me torturan con la imposibilidad de morir; me dejan vivo mientras mi carne se pudre; dejan que mi dolor cese para centuplicarlo después. Y yo, ahora, tan sólo quisiera la mano del amigo, el beso de la muchacha, la música en mis oídos, la tarde en la penumbra y el aleteo de un ave.

Miscelánea

Tags : ¿De Isaac Alexander? Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 01/12/2012 a las 18:59 | Comentarios {0}


¿y si estuvieras? ¿si esta sinfonía se volviera armónica? ¿y si la sensación fuera cierta? ¿y si el pálpito no consistiera tan sólo en una ilusión sino en la esencia -lo oculto por la cáscara- del orden de eso que llamamos universo? ¿y si tu boca? ¿y si tu piel? ¿y si esta mañana? ¿y si la lluvia lenta e invisible fuera la encriptación del mensaje más sencillo? ¿y si tu voz? ¿y si tu ausencia? ¿si tu silencio fuera un murmullo mudo? ¿y si tu pecho? ¿y si tu vientre? ¿y si tus muslos? ¿la llama que intuyo se encendió miles de años atrás? ¿la pulsión de mis dedos? ¿el dibujo de mis labios al deletrear tu nombre? ¿y si lo aprendido? ¿y si el absoluto olvido? ¿me dirás mañana? ¿seguirás despierta? ¿y si estuvieras en lo alto? ¿y si caminara desnudo? ¿y si la tierra refrescara la escara que deja al aire el hueso? ¿si tus manos entonces? ¿si tu sonrisa?

Miscelánea

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 29/11/2012 a las 19:37 | Comentarios {2}


Heinrich Böll, Opiniones de un payaso



[...] ciertas formas de sinceridad varonil son más penosas que el silencio

Ensayo

Tags : Meditación sobre las formas de interpretar Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 28/11/2012 a las 00:54 | Comentarios {0}


... y con las manos amarillas nos untaremos los rostros y velaremos hasta el amanecer. Entonces, desnudos, tú a mí y yo a ti, nos adornaremos los tobillos con el color de la diosa e iniciaremos el camino; atravesaremos primero la planicie y si el ave nos saluda por nuestra izquierda, nosotros derrotaremos hacia la derecha y si es a la derecha por donde el ave nos saluda, derrotaremos a la izquierda y si el ave aún duerme cuando nosotros pasemos, seguiremos rectos hacia lo profundo del bosque; allí, en la linde, nos daremos nuestro primer abrazo: tu pecho en mi pecho, tu vientre en mi vientre, tu hendidura en mi saliente, tus muslos en mis muslos, tus rodillas en mis rodillas, la punta de los dedos de tus pies en la punta de los dedos de mis pies, tus brazos rodearán mi cintura, los míos rodearán la tuya, tus dedos se enlazarán a la altura de mi coxis, mis dedos se enlazarán a la altura del tuyo; nuestras bocas aún no se juntarán; apoyarás tu mejilla derecha en mi mejilla izquierda y así nos mantendremos hasta que el sol nazca. Nos internaremos en el bosque y nos tomaremos de las manos; caminaremos en silencio cien pasos, nos detendremos y nos daremos un golpe de puño en el pecho, tú en el mío, yo en el tuyo, y exclamaremos un gemido por el aire; caminaremos otros cien pasos, nos detendremos y nos daremos un golpe de puño en el vientre, tú en el mío, yo en el tuyo, y exclamaremos un gemido por el agua; caminaremos otros cien pasos, nos detendremos y nos daremos un golpe de puño en la cabeza, tú en la mía, yo en la tuya, y exclamaremos un gemido por el fuego; caminaremos otros cien pasos, nos detendremos, y nos daremos un golpe de puño en los pies, tú en los míos, yo en los tuyos, y exclamaremos un gemido por la tierra; caminaremos otros cien pasos y habremos llegado al soto; tú entrarás delante; yo te seguiré; me guiarás entonces hasta la gran higuera y, sobre la hierba que sugiere el sendero de la luna, te tumbarás y me abrirás tu hendidura y la llenarás de flujos; yo haré que mi saliente sobresalga más y se vuelva rígido y cuando la luna corone el primer mechón de tu cabello entraré en ti y en ti derramaré la leche cósmica coronada de oro; tú gemirás; yo jadearé; tu dormirás; yo oraré por ti y la fecundidad. Entonces me levantaré. Te dejaré sola y pasadas las nueve lunas volveré; tú me dirás si pariste; tú me dirás si me aceptas y si lo hicieras te vestiré el vestido que traeré conmigo y en brazos llevaré el fruto de nuestro instinto; y si no pariste, tú me dirás si me aceptas y si lo hicieras me quedaré contigo para empezar de nuevo el ciclo de los ciclos.

Narrativa

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 24/11/2012 a las 13:17 | Comentarios {0}


Te voy a contar once cuentos

Érase una vez la luz y la Montaña
Érase una vez la división y el nacimiento del aire
Érase una vez la construcción y el infinito
Érase una vez la mona y su herida
Érase una vez Eva y la Virgen Maria
Érase una vez la niebla y sus prodigios
Érase una vez tu voz y la tarde
Érase una vez el sueño dormido y los ángeles custodios
Érase una vez el camino y el río
Érase una vez la mano y el ombligo
Érase una vez el once y el domingo

Miscelánea

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 21/11/2012 a las 10:35 | Comentarios {0}


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