Cantinflas en una de sus películas -de cuyo nombre no logro acordarme- se encuentra en una fiesta con lo más granado de la profesión periodística enamoriscando a una mujer. De repente ésta nota que le han robado una pulsera; Cantinflas se sube a una mesa y con su particular acento y gracia avisa de que le han robado a su enamorada una pulsera y de que nadie saldrá del salón hasta que la pulsera sea devuelta a su legítima dueña. Un murmullo de protesta recorre la sala hasta que se oye una voz que resume lo que todas dicen: ¡Oiga, pero usted qué se ha creído. Impedirnos salir de esta sala. A nosotros. ¿Usted no sabe lo que es el cuarto poder? y Cantinflas le responde, ¿Y usted no sabe lo que es no poder salir de un cuarto?
Estos días en España aparecen informaciones que acusan a Luis Bárcenas, ex-tesorero del Partido Popular, de haber llevado una contabilidad B de las cuentas del partido en la que se detallaba unos sobresueldos que se repartían entre la cúpula del partido. El periódico El Pais publicaba la semana pasada los llamados Papeles Secretos del ex-tesorero en donde se podían leer los asientos contables que demostraban el pago de los sobresueldos. De inmediato los dirigentes del Partido Popular salieron en tromba, Presidente del partido y del gobierno Mariano Rajoy incluido, asegurando que esos papeles son apócrifos (o falsos).
Apócrifo es cosa falsificada o no auténtica. También persona falsa o fingida. E incluso apócrifo puede ser un texto no reconocido como canónico (y desde luego la contabilidad B de una empresa u organismo cualquiera jamás será la canónica)
Digamos entonces que se está produciendo en España una guerra (con muchas batallas) entre el primer y segundo poderes del Estado -Ejecutivo y Legislativo ya que en este segundo tiene la mayoría absoluta el Partido Popular- y el cuarto poder del Estado: la prensa.
En batallas de este tipo quien tendría que intervenir como mediador o arbitro tendría que ser el tercer poder del Estado: El Judicial. Porque si el primer y segundo poderes del Estado defienden aún con pruebas en contra la inocencia de lo suyo y el cuarto poder acusa con pruebas cuando menos no indubitables la culpabilidad de un ciudadano, el poder Judicial tiene como premisa y como base del buen funcionamiento de un Estado de Derecho, la presunción de inocencia. De donde se deduciría que Luis Bárcenas como ciudadano del Reino de España es inocente hasta que se demuestre lo contrario. También se deduciría que el Cuarto poder tiene el derecho y el deber de informar a los ciudadanos con los documentos y pruebas que obren en su poder pero tiene que admitir que lo que para ellos son pruebas de cargo para la Justicia pueden no serlo.
Lo abrumador de lo que estamos viviendo es que pocos creen en la infalibilidad de la Justicia y en la justicia de la ley desde el momento en que si un raterillo confiesa que ha robado un pollo, el juez le manda a prisión y si un ex-tesorero del Partido Popular admite que tiene una cuenta en Suiza de 22 millones de euros cuya procedencia se niega a detallar, sale a la calle tras la declaración y se va a desayunar a la Costa Azul.
Y de repente yo siento que estamos como aquellos burgueses de El Ángel Exterminador de Luis Buñuel: encerrados en un salón sin saber por qué no pueden atravesar la puerta y cómo poco a poco todo se va llenando de inmundicias, carencias, hambre y sed y se me mezcla la imagen de Cantinflas exigiendo la pulsera robada en una fiesta de periodistas que tiene toda la pinta de acabar muy mal.
Estos días en España aparecen informaciones que acusan a Luis Bárcenas, ex-tesorero del Partido Popular, de haber llevado una contabilidad B de las cuentas del partido en la que se detallaba unos sobresueldos que se repartían entre la cúpula del partido. El periódico El Pais publicaba la semana pasada los llamados Papeles Secretos del ex-tesorero en donde se podían leer los asientos contables que demostraban el pago de los sobresueldos. De inmediato los dirigentes del Partido Popular salieron en tromba, Presidente del partido y del gobierno Mariano Rajoy incluido, asegurando que esos papeles son apócrifos (o falsos).
Apócrifo es cosa falsificada o no auténtica. También persona falsa o fingida. E incluso apócrifo puede ser un texto no reconocido como canónico (y desde luego la contabilidad B de una empresa u organismo cualquiera jamás será la canónica)
Digamos entonces que se está produciendo en España una guerra (con muchas batallas) entre el primer y segundo poderes del Estado -Ejecutivo y Legislativo ya que en este segundo tiene la mayoría absoluta el Partido Popular- y el cuarto poder del Estado: la prensa.
En batallas de este tipo quien tendría que intervenir como mediador o arbitro tendría que ser el tercer poder del Estado: El Judicial. Porque si el primer y segundo poderes del Estado defienden aún con pruebas en contra la inocencia de lo suyo y el cuarto poder acusa con pruebas cuando menos no indubitables la culpabilidad de un ciudadano, el poder Judicial tiene como premisa y como base del buen funcionamiento de un Estado de Derecho, la presunción de inocencia. De donde se deduciría que Luis Bárcenas como ciudadano del Reino de España es inocente hasta que se demuestre lo contrario. También se deduciría que el Cuarto poder tiene el derecho y el deber de informar a los ciudadanos con los documentos y pruebas que obren en su poder pero tiene que admitir que lo que para ellos son pruebas de cargo para la Justicia pueden no serlo.
Lo abrumador de lo que estamos viviendo es que pocos creen en la infalibilidad de la Justicia y en la justicia de la ley desde el momento en que si un raterillo confiesa que ha robado un pollo, el juez le manda a prisión y si un ex-tesorero del Partido Popular admite que tiene una cuenta en Suiza de 22 millones de euros cuya procedencia se niega a detallar, sale a la calle tras la declaración y se va a desayunar a la Costa Azul.
Y de repente yo siento que estamos como aquellos burgueses de El Ángel Exterminador de Luis Buñuel: encerrados en un salón sin saber por qué no pueden atravesar la puerta y cómo poco a poco todo se va llenando de inmundicias, carencias, hambre y sed y se me mezcla la imagen de Cantinflas exigiendo la pulsera robada en una fiesta de periodistas que tiene toda la pinta de acabar muy mal.
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Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 06/02/2013 a las 18:06 | {0}