Cuando al salir de casa a las ocho menos veinte para llevar a Violeta al colegio, el cielo ha clareado y la luna creciente se perfila en el cielo como en las uñas, respiro hondo y advierto que la vida late y es salvaje. Vivir es una aventura pasmosa, es una ley sin argumento. Vivir es sopesar a cada instante lo ocurrido sin pensar siquiera en ello. Vivir adolece de premura. Vivir no permite correcciones y por eso la novela de cada uno es tan hermosa. Vivir es adelantar un coche, es ver el fulgor del sol que se eleva, es tomarse un café y la espera en un vestíbulo con olor a libro nuevo. Vivir es realizar un mural en una feria lleno de colores y de apuestas y vivir es contemplarlo y visitar a un hombre enfermo que guarda en su mirada algo muy triste como si su enfermedad supusiese el fin de algo. Vivir es creer que algo se acaba y al mismo tiempo saber que siempre y nada es lo mismo.
Una patera naufragó este fin de semana a diez metros
de la costa canaria. Son ya treinta los muertos.
No sé llegar hasta la médula de este asunto. Puedo acercarme. Puedo sentirlo comprensible hurgando en analogías sólo que nunca me he visto a merced de las olas en una barquilla, en la noche, con un frío de febrero en el océano, siendo moro que sólo habla árabe y que se dirige hacia una tierra donde primero habré de esconderme y luego conseguir un trabajo y luego aprender una lengua y luego seguir arrastrándome aunque quizás un poco menos de lo que me arrastraba en el lugar del que partí. No sé si yo tuviera veinte años y fuera moro (los moros son los árabes pobres) y navegara en esa barquilla y junto a mí se encontrara mi hermano que sólo tiene ocho años y tirita de frío y no avista la costa, esa costa extranjera donde vivir más dignamente. Si yo tuviera a ese hermano, digo, junto a mí (y para entender lo que es tener a mi hermano de ocho años en una barquilla en mitad del océano en el mes de febrero, se me viene a la cabeza mi hija con mucho frío o el hijo de un amigo que tiene ahora esa edad) y sólo escuchara el batir de las olas y de repente sintiera un golpe brusco en la barca y todos los que vamos en ella nos movemos al unísono y tras un momento de calma sintiéramos otro golpe y tras cuarenta y ocho horas de inmovilidad, de frío, de humedad, de cansancio, de espera y esperanza, de búsqueda de la luz del amanecer, y tras este otro golpe de repente la barca se venciera y empezara a hacer agua y se escucharan los primeros gritos y se escucharan los primeros chapoteos y se sintieran los primeros ahogados y cayéramos todos y nos fuéramos ahogando todos y perdiera la mano de mi hermano y viera hundirse su cabeza y sintiera el sabor de la sal en mi esófago que duele como una espada y pensara en mi madre y buscara en un descanso de la ola el cuerpo de mi hermano de ocho años y al final abandonara y de repente me viera encima de una tabla de surf y me dejaran en la playa y descubriera entonces que morimos a diez metros de esa playa, tras dos días de odisea y me trasladaran a un hospital de campaña y llegara un juez y me preguntara cuántos íbamos en la barca, no sé digo, no sé si todo eso me ocurriera qué podría contestar, cómo podría seguir viviendo, en esa tierra extraña, qué le diré a mi madre, dónde estará mi hermano...
Ensayo
Tags : Archivo 2009 Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 17/02/2009 a las 18:43 | {0}A dieciocho de junio de 2007 para Julia de Fernando
¿Dónde están los hipopótamos?
¿Dónde se advierte un vuelo?
Un violín alienta la ira
y el aire se tornasola,
cansado del pizzicato,
en una nota llana.
¿Hay alguien? Una voz.
La calma, la tarde, el roce
y la luna llena
sobre una mar plácida.
¿Dónde está esa carrera?
¿Dónde el despiste y la sonrisa?
Surcan las naves los mares.
Hozan los jabalíes.
Salta el gato.
Silba un pájaro cantor.
¿Dónde se esconde la mano?
¿Dónde ha huido la seguridad de antaño?
Una suerte de abrigo,
un resplandor último,
la confianza del fin.
Quisiera elevarte de esa derrota.
Quisiera enseñarte una broma.
Mi amiga, mi madre, mi salvadora,
la que me empujó a vivir
estos días de más.
¿Dónde vendrá?
¿Por dónde aparecerá?
El hipopótamo, el liquen,
la dendrita del ciempiés,
el edificio, el olor de tus cosas,
tu oscuridad cuando duermes,
el zumbido de lo lejano,
la luz, la de siempre, la tuya.
Todos están.
Estamos todos.
Llega el tiempo. El nuevo.
Quisiera decirle al hipopótamo,
al liquen, a la dendrita del ciempiés,
al edificio y al olor de tus cosas
tu nombre.
Hoy es la noche.
Es junio. Sin calor.
Duerme querida amiga.
Llegue el sosiego a ti,
te quedes calmada,
entres en el sueño
como una princesita pálida,
vagues por el prado,
la vida es aún muy larga,
tu cabello negro se deja llevar ensortijado,
unas nubes, tempestuosas,
descargan lejos...
Ríe, viejecilla, ríe.
¿Dónde el vuelo?
¿Dónde la mano con paño?
Poesía
Tags : Archivo 2009 Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 16/02/2009 a las 11:59 | {0}
En el número de febrero de este año, la revista Investigación y Ciencia publica dos artículos muy curiosos (imagino que los científicos y los técnicos disfrutarán mucho con esta revista. Yo la vengo comprando desde hace unos seis años. Desde siempre he tenido un interés no sé si por la ciencia o científico. Me llama la atención la medicina, la física, la química, las matemáticas, la cosmología. Y siempre he tenido una gran dificultad para entenderlas. De hecho cuando empecé a leer esta revista me resultaba como si estuviera leyendo sanscrito la mayoría de las veces. Yendo a lecturas más sencillas fui entendiendo los entresijos de alguna de las materias. Y aún hoy siempre que termino un artículo me pregunto si realmente habré entendido lo leído. Por ejemplo en uno de los artículos de los que quiero hablar, El largo brazo de la segunda ley, que trata sobre el desarrollo de una teoría termodinámica del no equilibrio ya que toda la teoría termodinámica actual está basada en modelos en equilibrio, el texto termina de la siguiente forma: En resumen, mis colegas y yo hemos mostrado que la transición del orden al caos, lejos de contradecir la segunda ley, se ajusta a una concepción más amplia de la termodinámica. Pues bien yo creo que hay un error de transcripción y que en realidad debería estar escrito lo siguiente: En resumen mis colegas y yo hemos mostrado que la transición del caos al orden, lejos de contradecir la segunda ley etc...) uno de ellos se llama Sigue la busca de una vacuna, está escrito por David I. Watkins y trata sobre la dificultad para encontrar una vacuna para el VIH. El doctor Watkins investiga los mecanismos biológicos de la inmunidad. En su artículo describe la forma de ataque del VIH y la forma de defensa del cuerpo. Toda esta lucha que se da dentro del cuerpo se dirime entre unas sustancias alucinantes, pura química que lucha contra otra química, y esa lucha entre estas químicas, esa lucha donde los virus se replican a una velocidad pasmosa y mutan en cada replicación de tal forma que confunden a las células T asesinas, todo eso si alejáramos la cámara del lugar de la batalla -una zona del páncreas por ejemplo- y saliéramos de él y atravesáramos el tejido epitelial y nos alejáramos aún más hasta ver el cuerpo entero del huésped, se estaría desarrollando en, por ejemplo, ese hombre que camina por la calle y siente de repente un ligero escalofrío. Somos un universo ignorante de sí mismo. Este tipo de artículos al llegar al primerísimo plano de un ser humano que sería la contemplación de las sustancias químicas que navegan por el cuerpo, lo desnudan hasta tal punto de trascendencia que me llego a sentir el trailer que transporta la mercancía, donde lo realmente importante no es el trailer sino la mercancía.
El segundo artículo versa sobre la Segunda Ley de la Termodinámica. Su autor, J. Miguel Rubí, catedrático de la Universidad de Barcelona, especialista en la termodinámica del no equilibrio y en los procesos estocásticos, escribe: Los esfuerzos por desarrollar una tal teoría (la del no equilibrio) empezaron con el concepto de equilibrio local. Se comprendió que, aunque un sistema puede no estar en equilibrio globalmente, las pequeñas porciones en que podamos dividirlo sí pueden estarlo (...) Hemos demostrado que muchos de los problemas de teorías anteriores desaparecen con un cambio de perspectiva. La idea principal: la percepción de lo abrupto depende de la escala de tiempo con que se observen los procesos. Y en ese momento me da la impresión de que -en vez de estar leyendo un artículo sobre la física de los fluidos- estoy leyendo una meditación de Marco Aurelio.
El segundo artículo versa sobre la Segunda Ley de la Termodinámica. Su autor, J. Miguel Rubí, catedrático de la Universidad de Barcelona, especialista en la termodinámica del no equilibrio y en los procesos estocásticos, escribe: Los esfuerzos por desarrollar una tal teoría (la del no equilibrio) empezaron con el concepto de equilibrio local. Se comprendió que, aunque un sistema puede no estar en equilibrio globalmente, las pequeñas porciones en que podamos dividirlo sí pueden estarlo (...) Hemos demostrado que muchos de los problemas de teorías anteriores desaparecen con un cambio de perspectiva. La idea principal: la percepción de lo abrupto depende de la escala de tiempo con que se observen los procesos. Y en ese momento me da la impresión de que -en vez de estar leyendo un artículo sobre la física de los fluidos- estoy leyendo una meditación de Marco Aurelio.
Diario
Tags : Archivo 2009 Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 15/02/2009 a las 19:13 | {0}
Aunque no la he podido oler siento en el vuelo de los petirrojos la primavera. Ese trajín que se traen por debajo de las tejas, ese revoloteo por las ramas de la encina. También el sol y su luz de esta mañana sobre el muro del jardín como ha ocurrido también en el jardín de Raquel y Raúl.
El trayecto se va haciendo. Escucho palabras muy hermosas, aliento en mi ánimo. No todo es pesar. Ni mucho menos.
El amor, la concordia, la llama, la visión, el sueño, la lectura, la escucha, la mano, el pelo suave, el gruñido, el lamido, la carrera, el agua, el aire, el color, la sirena de un barco, el faro, la silueta de una cordillera, la atención de la niña, la pelota, el renuevo, el higo, la ensalada, el chopo, el olmo, el poema.
Es sábado de febrero.
Escucho un violín que se asienta al final de su frase en un violonchelo.
Trasiega el humo por la mesa.
La voz está siempre a la espera. El viento nos ha dado una tregua y hay un silencio de descanso como el que se produce a las cuatro de la tarde en los días de verano.
Enhorabuena.
El trayecto se va haciendo. Escucho palabras muy hermosas, aliento en mi ánimo. No todo es pesar. Ni mucho menos.
El amor, la concordia, la llama, la visión, el sueño, la lectura, la escucha, la mano, el pelo suave, el gruñido, el lamido, la carrera, el agua, el aire, el color, la sirena de un barco, el faro, la silueta de una cordillera, la atención de la niña, la pelota, el renuevo, el higo, la ensalada, el chopo, el olmo, el poema.
Es sábado de febrero.
Escucho un violín que se asienta al final de su frase en un violonchelo.
Trasiega el humo por la mesa.
La voz está siempre a la espera. El viento nos ha dado una tregua y hay un silencio de descanso como el que se produce a las cuatro de la tarde en los días de verano.
Enhorabuena.
Diario
Tags : Archivo 2009 Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 14/02/2009 a las 13:55 | {0}
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Diario
Tags : Archivo 2009 Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 19/02/2009 a las 13:14 | {0}