Aunque llegue ese instante de tormento y las manos se agarren a sí mismas para no cometer una locura, contente, amigo, porque el viento siempre acaba por amainar.
Si viene la mar de fondo y un suspiro sale tras otro y una saliva se seca en el velo del paladar y no hay palabras y no hay alientos, contente, amigo, su color volverá a ser turquesa.
No cejes en tu empeño de no esperar. No sucumbas a la ironía de un acento. No dejes que los presagios nefastos se incrusten en tu hígado hasta dejarte la tez cetrina, a punto de abandonar y contente, amigo, y duerme como si ayer sólo hubieras nacido.
Mira, mira siempre, el alba va a surgir y Venus se mantiene orgullosa en el centro del Mundo. Suena el universo aunque tú no lo escuches y hay una nota esperándote para que ella marque al mismo tiempo tu silencio, por eso contente, amigo, la noche es sólo un tránsito.
Sé que te parece imposible pero tu piel volverá a ser suave y tus brazos se alzarán y clamarán por todos; sé que apenas alcanzas a mirarte y te preguntas, ¿Pies para qué os quiero? si no sé dónde huir porque no sé de qué huyo. Sé que no te puedes contener y aún así, te ruego, contente, amigo.
Si viene la mar de fondo y un suspiro sale tras otro y una saliva se seca en el velo del paladar y no hay palabras y no hay alientos, contente, amigo, su color volverá a ser turquesa.
No cejes en tu empeño de no esperar. No sucumbas a la ironía de un acento. No dejes que los presagios nefastos se incrusten en tu hígado hasta dejarte la tez cetrina, a punto de abandonar y contente, amigo, y duerme como si ayer sólo hubieras nacido.
Mira, mira siempre, el alba va a surgir y Venus se mantiene orgullosa en el centro del Mundo. Suena el universo aunque tú no lo escuches y hay una nota esperándote para que ella marque al mismo tiempo tu silencio, por eso contente, amigo, la noche es sólo un tránsito.
Sé que te parece imposible pero tu piel volverá a ser suave y tus brazos se alzarán y clamarán por todos; sé que apenas alcanzas a mirarte y te preguntas, ¿Pies para qué os quiero? si no sé dónde huir porque no sé de qué huyo. Sé que no te puedes contener y aún así, te ruego, contente, amigo.
Eran sus manos atentas;
su mirada vagaba
del vaso a mi boca
y de mi boca al mundo.
Era su talle lento,
como el mecerse del junco
a merced de un viento,
el que albergaba mi brazo.
Era ella,
joven y madura
a un tiempo,
quien sentía el requiebro
de mi sonrisa bajo el castaño.
Era su pecho
el que exhalaba un gemido
chiquito, sin ausencias,
mientras el mundo se resumía
en el clamor de un picaporte.
Y así transcurría entre ella y yo
eso que nos lleva.
su mirada vagaba
del vaso a mi boca
y de mi boca al mundo.
Era su talle lento,
como el mecerse del junco
a merced de un viento,
el que albergaba mi brazo.
Era ella,
joven y madura
a un tiempo,
quien sentía el requiebro
de mi sonrisa bajo el castaño.
Era su pecho
el que exhalaba un gemido
chiquito, sin ausencias,
mientras el mundo se resumía
en el clamor de un picaporte.
Y así transcurría entre ella y yo
eso que nos lleva.
He sentido que quizá fuera ese un sentido de la vida. (Un pensamiento que me da pudor expresar).
Por supuesto me desdigo.
Es tan sólo una intuición. Como aquella de que el alma rodea al cuerpo y no a la inversa. Y así no sabemos las verdaderas dimensiones del alma. No sabemos dónde llega. No sabemos qué convoca. Ni por cuánto tiempo.
Unas cervezas.
El tiempo, a veces, no pasa.
El alma como palabra que podría ser trasladada -en su sentido- a otras como energía (que es más científica y por lo tanto está más de moda [o de creer] o de tener esperanza. La esperanza en el alma va muriendo).
Ahora he vuelto. Y he pensado, Hazlo con alegría. Hazlo a gusto. Anímate (ánima/alma). Cuando vuelva el sol habrá caído y el infierno de la Puerta del Sol (su hervidero de gentes sudadas, los malos olores que desprenden algunos humanos, la fealdad de edificios y suelos, lo triste de tantos escaparates, los pobres de solemnidad y los del Patio de Monipodio, los autobuses para turistas, el calor que surge del frío de los acondicionadores, el aire seco) se habrá suavizado un poco. Será la hora en la que el viento arrecia y los pájaros vuelan locos, con los picos abiertos para cazar insectos. Cuando vuelva, me digo, cuando vuelva...
Por supuesto me desdigo.
Es tan sólo una intuición. Como aquella de que el alma rodea al cuerpo y no a la inversa. Y así no sabemos las verdaderas dimensiones del alma. No sabemos dónde llega. No sabemos qué convoca. Ni por cuánto tiempo.
Unas cervezas.
El tiempo, a veces, no pasa.
El alma como palabra que podría ser trasladada -en su sentido- a otras como energía (que es más científica y por lo tanto está más de moda [o de creer] o de tener esperanza. La esperanza en el alma va muriendo).
Ahora he vuelto. Y he pensado, Hazlo con alegría. Hazlo a gusto. Anímate (ánima/alma). Cuando vuelva el sol habrá caído y el infierno de la Puerta del Sol (su hervidero de gentes sudadas, los malos olores que desprenden algunos humanos, la fealdad de edificios y suelos, lo triste de tantos escaparates, los pobres de solemnidad y los del Patio de Monipodio, los autobuses para turistas, el calor que surge del frío de los acondicionadores, el aire seco) se habrá suavizado un poco. Será la hora en la que el viento arrecia y los pájaros vuelan locos, con los picos abiertos para cazar insectos. Cuando vuelva, me digo, cuando vuelva...
Es muy difícil ser equitativo. Saber la medida. La equidad se suele solventar en juicio salomónico. Y no es eso. Medir es un arte. Componer el rompecabezas. No dejarse nada. Coger al vuelo las sensaciones y ponerlas como una pieza más encima de la mesa. Y componer, sabiendo que cabe la posibilidad de lo espantoso... o de lo amable. Repartir -una de las cualidades de la equidad- alivia y al mismo tiempo hace responsable. En las relaciones humanas, en muy pocas ocasiones, la absoluta inocencia y la absoluta culpa son absolutas. Existen pero son las menos. La equidad alivia del dolor y de la responsabilidad de vivir. Al cargarse uno de algunos de los resortes de una relación -aunque éstos sean funestos o nefastos o crueles- ocurre que la tonalidad cambia porque al asumir lo propio malo se puede, en ese momento, asumir lo malo del otro. La equidad es una vía.
Plano del Monasterio de Saint-Gall. Año 820 d.C.
Cuando los germanos acabaron con el Imperio Romano, allá por el siglo V, se instituyó la era de la vida privada ¿Qué significa exactamente esto?
De lo grande a lo pequeño: tierras pequeñas, pocos vasallos, pequeños ejércitos, pocos aliados que en conjunto, si era necesario, se juntaban para hacer frente a un enemigo común.
Leyes no escritas. Leyes transmitidas por tradición oral. Hay un término que nombra al poseedor de las las leyes en la memoria: los rachimbourgs, verdaderas bibliotecas andantes y pensantes.
El robo de un tarro de miel por un siervo en el siglo XI estaba castigado con la pena de muerte. El asesinato de un hombre se castigaba con el pago de unas cuantas monedas de oro.
Un hombre poderoso se iba haciendo en su casa, fortificada, con una serie de vasallos que con el tiempo daría lugar a importantes puestos en las cortes europeas de los reyes absolutos. Nacen los senescales (palabra que procede del antiguo Alto Alemán, sinis kalk: el más viejo de los criados. Criados en el sentido de que desde niños estos futuros servidores del señor feudal son criados intramuros de su fortaleza. Se producen lazos más fuertes que los de la sangre. Lazos de honor y dignidad) los mayordomos (maior domus), los condestables, los sumilleres, los mariscales o los aposentados. Lazos y más lazos privados.
En la vida religiosa católica que a lo largo de los siglos V-XI va tomando más y más fuerza, surgen, como culmen de la privacidad y el recogimiento, los monasterios de la regla de San Benito, donde los monjes se obligan a mirarse hacía sí mismos sin eludir la tentación exterior en forma de peregrinos y necesitados que acuden a ellos en busca de cobijo o alimentos.
Debilidad del hombre solitario.
Cuando los sajones se instalaron en la región de Boulogne, construyeron aldeas de chozas rodeadas de un seto vivo de espinos llamado zaun. La palabra Zaun derivó en thun y de ahí, en inglés, se generó el término town, ciudad.
La belleza e importancia del huerto en la Alta Edad Media. El huerto es el espacio cerrado más querido en esta época.
Historia de la Vida Privada. La Alta Edad Media. Evelyne Patlagean y Michel Rouche. Tomo 2. Editado por Taurus
De lo grande a lo pequeño: tierras pequeñas, pocos vasallos, pequeños ejércitos, pocos aliados que en conjunto, si era necesario, se juntaban para hacer frente a un enemigo común.
Leyes no escritas. Leyes transmitidas por tradición oral. Hay un término que nombra al poseedor de las las leyes en la memoria: los rachimbourgs, verdaderas bibliotecas andantes y pensantes.
El robo de un tarro de miel por un siervo en el siglo XI estaba castigado con la pena de muerte. El asesinato de un hombre se castigaba con el pago de unas cuantas monedas de oro.
Un hombre poderoso se iba haciendo en su casa, fortificada, con una serie de vasallos que con el tiempo daría lugar a importantes puestos en las cortes europeas de los reyes absolutos. Nacen los senescales (palabra que procede del antiguo Alto Alemán, sinis kalk: el más viejo de los criados. Criados en el sentido de que desde niños estos futuros servidores del señor feudal son criados intramuros de su fortaleza. Se producen lazos más fuertes que los de la sangre. Lazos de honor y dignidad) los mayordomos (maior domus), los condestables, los sumilleres, los mariscales o los aposentados. Lazos y más lazos privados.
En la vida religiosa católica que a lo largo de los siglos V-XI va tomando más y más fuerza, surgen, como culmen de la privacidad y el recogimiento, los monasterios de la regla de San Benito, donde los monjes se obligan a mirarse hacía sí mismos sin eludir la tentación exterior en forma de peregrinos y necesitados que acuden a ellos en busca de cobijo o alimentos.
Debilidad del hombre solitario.
Cuando los sajones se instalaron en la región de Boulogne, construyeron aldeas de chozas rodeadas de un seto vivo de espinos llamado zaun. La palabra Zaun derivó en thun y de ahí, en inglés, se generó el término town, ciudad.
La belleza e importancia del huerto en la Alta Edad Media. El huerto es el espacio cerrado más querido en esta época.
Historia de la Vida Privada. La Alta Edad Media. Evelyne Patlagean y Michel Rouche. Tomo 2. Editado por Taurus
Narrativa
Tags : Archivo 2009 Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 05/07/2009 a las 10:26 | {0}
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Ensayo
Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 14/07/2009 a las 19:55 | {0}