Escucho un llamado cuento de navidad (sí, sí, ya se acerca. Que viene, que viene, que ya está aquí) en el que ocurre que, el día de Navidad, todos los habitantes del mundo se despertaron con granos de azúcar en sus labios pero sólo se dieron cuenta de semejante dulzura los que fueron besados o besaron en los labios de otro ¡Ah, maldito! y ¿los que no seremos besados ni besaremos en los labios, además de quedarnos con semejante insatisfacción, habremos de sufrir el descalabro de no saber que nuestros labios estaban dulces? Pero qué sentido navideño es ése ¡qué fatal humanidad!
Dice: Perdidos en los recuerdos/ sus antiguos moradores/ buscaron en la intimidad/ el confín de sus folclores.
Esa libertad de los miércoles por la mañana cuando el agua se queda helada en lo alto del manantial y se crea el glacial y merodea el oso blanco y se oculta la estrella polar; esa libertad en los guantes de lana, sin resquicios; la hermosa libertad de la morcilla de Burgos moteada de blanco arrozal; y la libertad del aullido invernal en plena soledad ¡Ah, lobo!
De tu cintura,
el proverbio;
de tu premura,
el cambio;
de tu múcura,
el microbio;
en tu suburbio,
me callo.
La voz de la mujer gruesa se aflautó tanto que la grasa se hizo nata y la nata solidificó en merengue y el merengue, cristalino, crujió en los dientes.
Almocatre/ chatre / almohatre / almojatre / delatre / cetre / acetre / caletre / calletre / petimetre / buetre
Y de postre:
Sonríe al piano y cuando sea el momento de la guitarra sonríe y cuando se entone la voz y cuando carraspee el percusionista, sonríe. Cuando llegue el invierno, no será invierno de desventuras; será invierno de noches invioladas y frío.
Dice: Perdidos en los recuerdos/ sus antiguos moradores/ buscaron en la intimidad/ el confín de sus folclores.
Esa libertad de los miércoles por la mañana cuando el agua se queda helada en lo alto del manantial y se crea el glacial y merodea el oso blanco y se oculta la estrella polar; esa libertad en los guantes de lana, sin resquicios; la hermosa libertad de la morcilla de Burgos moteada de blanco arrozal; y la libertad del aullido invernal en plena soledad ¡Ah, lobo!
De tu cintura,
el proverbio;
de tu premura,
el cambio;
de tu múcura,
el microbio;
en tu suburbio,
me callo.
La voz de la mujer gruesa se aflautó tanto que la grasa se hizo nata y la nata solidificó en merengue y el merengue, cristalino, crujió en los dientes.
Almocatre/ chatre / almohatre / almojatre / delatre / cetre / acetre / caletre / calletre / petimetre / buetre
Y de postre:
Sonríe al piano y cuando sea el momento de la guitarra sonríe y cuando se entone la voz y cuando carraspee el percusionista, sonríe. Cuando llegue el invierno, no será invierno de desventuras; será invierno de noches invioladas y frío.
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Ensayo
Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 22/11/2010 a las 20:00 | {2}