...que los libros muerden para no ser escritos pero que si aún así te empeñas y estás dispuesto a soportar los mordiscos, desde este mismo momento ya eres...
Podría haber sido tantas cosas, un álbum abierto, la esencia del mar dentro de un universo casi por entero vacío; podría haber sido el pétalo de la rosa que nunca se descompuso y el grito en la garganta del mashai; podría haber sido la quintaesencia de la feminidad o la voz de la mujer joven que muere perseguida por sus demonios
Podría haber bebido alguna sustancia que hubiera hecho crecer hasta eso que los pitagóricos llamaban infinito
Podría haber sido la roca que se despeña cerca de la polis de Esparta
o el sueño de Ofelia mientras navega por la tumba líquida de su amor por un joven estúpido y también, claro, podría haber sido ese joven estúpido por el que murió Ofelia
Podría haber sido los pasos de la muerte
el caudal que resuena en las fuentes del Nilo o la arena ardiente bajo la que se ocultan las serpientes y ser también bola de fuego y ser también bola de nieve y ser también medio interno de un cuerpo sano o semilla de cereza o tronco de fresno
Podría haber sido sordo
Podría haber caminado alrededor del mundo conocido y luego desaparecer en el último paraje virgen; podría haber sido vino añejo, sopa de ajo, olivo en su campo, sur de un norte, nadir y cenit a un mismo tiempo mientras se desenvuelve el helio en todas sus dimensiones; podría haber sido la lágrima del cocodrilo o el cocodrilo entero y ser por supuesto la primera letra y luego la última.
Podría ser la fatiga
la enumeración
los abisales
la lámpara que se mantiene encendida sin ser esperanza de nadie ni lugar para ubicarse
podría ser la voz de Amy Winehouse en su última retirada
la calma
la dama
el tablero
Podría haber bebido alguna sustancia que hubiera hecho crecer hasta eso que los pitagóricos llamaban infinito
Podría haber sido la roca que se despeña cerca de la polis de Esparta
o el sueño de Ofelia mientras navega por la tumba líquida de su amor por un joven estúpido y también, claro, podría haber sido ese joven estúpido por el que murió Ofelia
Podría haber sido los pasos de la muerte
el caudal que resuena en las fuentes del Nilo o la arena ardiente bajo la que se ocultan las serpientes y ser también bola de fuego y ser también bola de nieve y ser también medio interno de un cuerpo sano o semilla de cereza o tronco de fresno
Podría haber sido sordo
Podría haber caminado alrededor del mundo conocido y luego desaparecer en el último paraje virgen; podría haber sido vino añejo, sopa de ajo, olivo en su campo, sur de un norte, nadir y cenit a un mismo tiempo mientras se desenvuelve el helio en todas sus dimensiones; podría haber sido la lágrima del cocodrilo o el cocodrilo entero y ser por supuesto la primera letra y luego la última.
Podría ser la fatiga
la enumeración
los abisales
la lámpara que se mantiene encendida sin ser esperanza de nadie ni lugar para ubicarse
podría ser la voz de Amy Winehouse en su última retirada
la calma
la dama
el tablero
Por el oído envenenó Claudio a su hermano
Hay palabras que son veneno
A veces la palabra madre es veneno
El veneno no siempre mata
(hay seres que al no ser letal la primera dosis se van haciendo fuertes a la sustancia y podría llegar el momento en que la tomaran a cucharones y nada les pasara)
Este mundo tiene algo de veneno y nosotros algo de rata
Hay que apaciguarse entonces
mirar la sustancia que envenena
manipularla con sumo cuidado
olerla lo menos posible y también, si se pudiera, mantenerse alejado de ella sólo que a veces -demasiadas veces- convive con nosotros, nos cría como hacen las víboras con sus retoños, nos sigue en los años como la sombra terrible de un dios inmisericorde que buscara para siempre nuestra perdición
Las palabras digo
Los gestos digo
Las actitudes digo
¡Cuánto veneno se puede generar en las sinopsis neuronales de un niño! ¡Envenenadas para siempre!
Alerta, el veneno siempre acecha
Alerta, junto a él -como ocurre en la naturaleza- se encuentra el antídoto
¡Cuánto sin hacer por el veneno!
¡Cuántos hombres veneno!
Corre por las venas humanas el tósigo del orgullo
el mayor de los venenos
Sí, el mayor de todos ellos
Veneno
puro veneno
Hay palabras que son veneno
A veces la palabra madre es veneno
El veneno no siempre mata
(hay seres que al no ser letal la primera dosis se van haciendo fuertes a la sustancia y podría llegar el momento en que la tomaran a cucharones y nada les pasara)
Este mundo tiene algo de veneno y nosotros algo de rata
Hay que apaciguarse entonces
mirar la sustancia que envenena
manipularla con sumo cuidado
olerla lo menos posible y también, si se pudiera, mantenerse alejado de ella sólo que a veces -demasiadas veces- convive con nosotros, nos cría como hacen las víboras con sus retoños, nos sigue en los años como la sombra terrible de un dios inmisericorde que buscara para siempre nuestra perdición
Las palabras digo
Los gestos digo
Las actitudes digo
¡Cuánto veneno se puede generar en las sinopsis neuronales de un niño! ¡Envenenadas para siempre!
Alerta, el veneno siempre acecha
Alerta, junto a él -como ocurre en la naturaleza- se encuentra el antídoto
¡Cuánto sin hacer por el veneno!
¡Cuántos hombres veneno!
Corre por las venas humanas el tósigo del orgullo
el mayor de los venenos
Sí, el mayor de todos ellos
Veneno
puro veneno
Soplo en el cristal (no es urna es polvo de luz tras la nube). Vigorosa la tarde. Ese viento que viene de muy cerca, allá en el norte. Humedales. Perversión: justo cuando la noche empieza le crujen las manos. En la soledad del camino. Dorada la luz del otoño. Que ya llega noviembre. Que ya llega el día del nacimiento de su muerte. Paralelas. No continuas. Debe aprenderlo. Marca un compás con cierto albedrío. Es risueña la cara de la muchacha. El perro mayor también merece una caricia. Duerme la noche. Se despereza el frío. Todo, todo está barrido. Un paso y después otro. Alegoría de los zapatos rotos. Ha recordado un poema antiguo. La figura buena del adulto. El horrible hedor de las diosas viejas elevadas por Esquilo a la categoría de sepultas. Hay adoraciones. Perversión: un ajuste del cinturón acompañado de la caída de un sombrero. Se escuchaba lejos un tango. Parecía echar fuego la luna. Siete. Veinte.
Fin del son.
Fin del son.
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Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 07/04/2019 a las 01:54 | {0}