Si pudiera invocarte en esta tarde lluviosa
Si fueras el olor a tierra del tronco arrancado de ella
No voy a someterme a un largo proceso
apenas me mantengo en pie y eso ya es mucho
Quiero que escuches
un soneto que no voy a escribir
y la invocación a la Cerda, la Vaca, la Zorra, la Lechuza, la Manzana
sólo son formas solapadas de expresarte mi deseo
Porque quisiera follar contigo bajo esta lluvia fina
en el soto del bosque donde los árboles visten túnicas y se mecen ebrios
y el musgo se asemeja tanto a tu coño que suspiro en él y a él miro
Porque he sentido al mirar el fresno apenas ya amarillo más bien marrón desnudo
una añoranza de tu espalda, de la metáfora de tu cuerpo como un vasto mapa
que escondiera la realidad tuya, la que se me escapa, la que siempre se me ha escapado
Triple en toda
Triple desnuda
Triple abierta
Triple húmeda
Hay días, necesito que lo sepas, en que todo ha terminado
y ni siquiera al ritmo de mi mano izquierda apareces
y todo se ha diluido en un montón de asperezas como las que hay en el camino y que sólo se muestran cuando uno se fija en ellas
Y luego, de repente, tras los juncales, donde se divisa un agua estancada y aún así hermosa, una punzada en el pecho me dice que el tiempo del olvido aún no ha llegado y que debo respirar para no abandonarme a ti y que debo meditar para saber que todo es orden
Triple tus pezones
Triple tus lunares
Triple tus axilas
Triple tus nalgas
Y ese recuerdo de mis manos por tu cuerpo y de las tuyas por el mío cuando la tarde se había callado para escuchar nuestros gritos y la luz había huido lo justo para dejarnos en la penumbra y nuestras bocas y nuestros dientes entrechocando y nuestras ganas al unísono del otro y entonces, sí, entonces, sé que tú aún lo recuerdas, nos extasiábamos en un placer intenso que irradiaba desde tu vagina y mi polla a todo el cuerpo (porque en ese instante tu cuerpo y el mío eran sólo uno, fusión de mapas, encuentro de geografías)
Triple la risa
Triple la noche
Triple el abrazo
No me avergüenza decirlo
Tengo el pelo mojado
Las manos me saben a tierra
Sé que la noche está fuera
y también que dios te ha condenado a mi ausencia
Por eso reniego de dios y lo maldigo
en nombre de tus ojos cuando me miraban y de los míos cuando sonreían ante la rojez de un vino que reposó en barrica de roble y ruego a la Diosa que te ilumine y te haga ver la fuerza de mi abrazo y te haga recordar el sabor a almendra de mi semen y las veces que te reíste tras la fatiga de amar
Porque sé que todo tiene su fin
Porque nací en las grandes ciudades de occidente
Porque Eros es el mejor antídoto contra la muerte
Porque hoy he sentido que me moría más
Si fueras el olor a tierra del tronco arrancado de ella
No voy a someterme a un largo proceso
apenas me mantengo en pie y eso ya es mucho
Quiero que escuches
un soneto que no voy a escribir
y la invocación a la Cerda, la Vaca, la Zorra, la Lechuza, la Manzana
sólo son formas solapadas de expresarte mi deseo
Porque quisiera follar contigo bajo esta lluvia fina
en el soto del bosque donde los árboles visten túnicas y se mecen ebrios
y el musgo se asemeja tanto a tu coño que suspiro en él y a él miro
Porque he sentido al mirar el fresno apenas ya amarillo más bien marrón desnudo
una añoranza de tu espalda, de la metáfora de tu cuerpo como un vasto mapa
que escondiera la realidad tuya, la que se me escapa, la que siempre se me ha escapado
Triple en toda
Triple desnuda
Triple abierta
Triple húmeda
Hay días, necesito que lo sepas, en que todo ha terminado
y ni siquiera al ritmo de mi mano izquierda apareces
y todo se ha diluido en un montón de asperezas como las que hay en el camino y que sólo se muestran cuando uno se fija en ellas
Y luego, de repente, tras los juncales, donde se divisa un agua estancada y aún así hermosa, una punzada en el pecho me dice que el tiempo del olvido aún no ha llegado y que debo respirar para no abandonarme a ti y que debo meditar para saber que todo es orden
Triple tus pezones
Triple tus lunares
Triple tus axilas
Triple tus nalgas
Y ese recuerdo de mis manos por tu cuerpo y de las tuyas por el mío cuando la tarde se había callado para escuchar nuestros gritos y la luz había huido lo justo para dejarnos en la penumbra y nuestras bocas y nuestros dientes entrechocando y nuestras ganas al unísono del otro y entonces, sí, entonces, sé que tú aún lo recuerdas, nos extasiábamos en un placer intenso que irradiaba desde tu vagina y mi polla a todo el cuerpo (porque en ese instante tu cuerpo y el mío eran sólo uno, fusión de mapas, encuentro de geografías)
Triple la risa
Triple la noche
Triple el abrazo
No me avergüenza decirlo
Tengo el pelo mojado
Las manos me saben a tierra
Sé que la noche está fuera
y también que dios te ha condenado a mi ausencia
Por eso reniego de dios y lo maldigo
en nombre de tus ojos cuando me miraban y de los míos cuando sonreían ante la rojez de un vino que reposó en barrica de roble y ruego a la Diosa que te ilumine y te haga ver la fuerza de mi abrazo y te haga recordar el sabor a almendra de mi semen y las veces que te reíste tras la fatiga de amar
Porque sé que todo tiene su fin
Porque nací en las grandes ciudades de occidente
Porque Eros es el mejor antídoto contra la muerte
Porque hoy he sentido que me moría más
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Narrativa
Tags : Reflexiones que Olmo Z. le escribe a su mujer en plena crisis Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 04/11/2015 a las 19:12 | {0}