Pálidamente [...] ha usado material de los sueños [...] ilusión y realidad se han confundido y lenta...
Sosiégale
La luz se puede concebir negra
Sustrato [...] piensa sustrato y luego, luego, tiza
Dicen que la mujer se encontró con el hombre en una plaza preciosa de una ciudad del sur y pasaron la noche
Dicen que la niña jugó con un madero en las fauces del lobo y que el lobo se comportó como un perro
Dicen [...]
Sosiégale
La montaña mantiene la rima con hazaña
Aquel faro ya es inútil
El agua jamás se volverá clara
Tempestad, tienes nombre femenino
Hielo, tu nombre es masculino
Y ahora ha de palidecer, en esta noche de luna, tras la estrella vespertina, pasados los grandes ciclos, atados a los minúsculos accidentes de los hombres
Sosiégale
Sosiégale
La luz se puede concebir negra
Sustrato [...] piensa sustrato y luego, luego, tiza
Dicen que la mujer se encontró con el hombre en una plaza preciosa de una ciudad del sur y pasaron la noche
Dicen que la niña jugó con un madero en las fauces del lobo y que el lobo se comportó como un perro
Dicen [...]
Sosiégale
La montaña mantiene la rima con hazaña
Aquel faro ya es inútil
El agua jamás se volverá clara
Tempestad, tienes nombre femenino
Hielo, tu nombre es masculino
Y ahora ha de palidecer, en esta noche de luna, tras la estrella vespertina, pasados los grandes ciclos, atados a los minúsculos accidentes de los hombres
Sosiégale
El héroe de las mil caras. Joseph Campbell. Editado por Fondo de Cultura Económica.
Segunda parte. El ciclo cosmológico. Capítulo II El nacimiento de la virgen. 3. El vientre de la redención.
La mitología hindú nos cuenta que la doncella Parvati, hija de Himalaya, el rey de la montaña, se retiró a las altas colinas para practicar austeridades muy severas. Un tirano-titán llamado Taraka había usurpado el gobierno del mundo y de acuerdo con la profecía, sólo un hijo del Alto Dios Shiva podría derrotarlo. Shiva, sin embargo, era el modelo de dios del yoga; apartado, solitario, sumergido en la meditación. Era imposible que Shiva se interesara en engendrar un hijo.
Parvati decidió cambiar la situación del mundo compitiendo con Shiva en la meditación. Alejada, solitaria, sumergida en su alma, también ayunó desnuda bajo el sol ardiente y aumentó el calor haciendo cuatro fuegos suplementarios en los cuatro puntos cardinales. El hermoso cuerpo se convirtió en una frágil estructura de huesos, la piel se volvió apergaminada y dura. El cabello lo tenía desgreñado y crecido. Los suaves ojos líquidos ardían.
Un día un joven brahmín llegó y preguntó por qué una persona tan hermosa había de destruirse con tales torturas.
"Mi deseo -replicó ella- es Shiva, Objeto Supremo. Shiva es un dios de la soledad y de la concentración inalterable. Practico estas austeridades para sacarlo de su estado de equilibrio y atraerlo hacia mí lleno de amor."
"Shiva -dijo el joven- es un dios de destrucción, Shiva es el Aniquilador del Mundo. El deleite de Shiva consiste en meditar en los crematorios, entre el humo de los cadáveres; allí contempla la podredumbre de la muerte y eso congenia con su corazón devastador; las guirnaldas de Shiva son de serpientes vivas. Shiva es un mendigo y además nadie sabe nada de su nacimiento."
La virgen dijo: "Está por encima del espíritu de los que son como tú. Es pobre, pero es la fuente de la riqueza; es aterrador, pero es la fuente de la gracia; puede ponerse a voluntad guirnaldas de serpientes o guirnaldas de joyas. ¡Cómo había de haber nacido si él es el creador de lo increado! Shiva es mi amor."
El joven se quitó su disfraz; él era Shiva.
Parvati decidió cambiar la situación del mundo compitiendo con Shiva en la meditación. Alejada, solitaria, sumergida en su alma, también ayunó desnuda bajo el sol ardiente y aumentó el calor haciendo cuatro fuegos suplementarios en los cuatro puntos cardinales. El hermoso cuerpo se convirtió en una frágil estructura de huesos, la piel se volvió apergaminada y dura. El cabello lo tenía desgreñado y crecido. Los suaves ojos líquidos ardían.
Un día un joven brahmín llegó y preguntó por qué una persona tan hermosa había de destruirse con tales torturas.
"Mi deseo -replicó ella- es Shiva, Objeto Supremo. Shiva es un dios de la soledad y de la concentración inalterable. Practico estas austeridades para sacarlo de su estado de equilibrio y atraerlo hacia mí lleno de amor."
"Shiva -dijo el joven- es un dios de destrucción, Shiva es el Aniquilador del Mundo. El deleite de Shiva consiste en meditar en los crematorios, entre el humo de los cadáveres; allí contempla la podredumbre de la muerte y eso congenia con su corazón devastador; las guirnaldas de Shiva son de serpientes vivas. Shiva es un mendigo y además nadie sabe nada de su nacimiento."
La virgen dijo: "Está por encima del espíritu de los que son como tú. Es pobre, pero es la fuente de la riqueza; es aterrador, pero es la fuente de la gracia; puede ponerse a voluntad guirnaldas de serpientes o guirnaldas de joyas. ¡Cómo había de haber nacido si él es el creador de lo increado! Shiva es mi amor."
El joven se quitó su disfraz; él era Shiva.
Invitados
Tags : Sobre las creencias Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 21/02/2016 a las 00:31 | {0}
¿Se puede estar buscando al padre desaparecido durante 70 años y transcurrido ese tiempo seguir llorando por no haberlo podido encontrar?
¿No es más sensato pensar si se tiene fe en un Dios que este Dios tiene un hermano tonto que es el causante de todas las miserias de este mundo?
¿No hay que aceptar el fin cuando todo nos lleva al fin?
¿Qué sistemas de defensa? ¿Qué olores que permanecen? ¿Qué esperanza ciega? ¿Qué recuerdos?
Los hemba son un pueblo curioso que piensan que el brujo vive entre ellos y no, como la mayoría de los pueblos que tienen a la brujería como uno de los poderes más poderosos del mundo, fuera, en otra aldea de otra gente que quiere su mal por ser Los Otros. Así los hemba viven en una perpetua angustia porque no saben si la persona que vive con ellos, que duerme en la misma estera y come en el mismo cuenco que ellos, es un brujo. Porque no se conoce la voz del brujo. Porque no se conoce los rasgos del brujo. Porque cualquiera puede nacer brujo. El Mal entre los hemba habita en su misma aldea.
A veces discurro que en nuestra mente -como si de una aldea hemba se tratara- habita el brujo. El Mal habita en nuestra mente y es nuestra mente quien nos quiere hacer el mal. Hay en la mente una capacidad de destrucción absoluta. Por eso, a veces, en la noche de la mente tienen que salir los familiares sanos y esconder al enfermo, lejos del brujo, para que pueda sanar y no emponzoñe a toda la aldea que es la mente.
¿Cómo explicamos el daño al querido? Es más ¿cómo podemos articular que nos duele doler? Tan sólo si admitimos la manipulación con las palabras o -por ir más allá- tan sólo si admitimos la inconsciencia del mal; si admitimos que la ilusión de lo que creemos ser está por encima de la realidad de lo que somos, se puede admitir que alguien crea que le duele hacer daño. Si no es así, afirmo que dolerse por hacer daño es un oximoron. Y como consecuencia: todo aquel que afirma que le duele dañar a quien dice querer es un maltratador.
"A quien dice querer", esta frase es esencial.
¿Cómo explicamos la aceptación del supuesto querido del dolor infligido por quien le dice querer? El brujo, es el brujo que habita en nosotros... Y por lo tanto hay que buscarlo, hay que remover todos los rincones de la aldea/mente hasta encontrar al Mal que nos hace confundir dolor con esperanza, anhelo con frustración, virtualidad con realidad y veneno con alimento.
Porque esa es una de las bases del maltrato: dar veneno con apariencia de alimento.
A toda afirmación se sigue, de forma natural, una nueva pregunta.
¿No es más sensato pensar si se tiene fe en un Dios que este Dios tiene un hermano tonto que es el causante de todas las miserias de este mundo?
¿No hay que aceptar el fin cuando todo nos lleva al fin?
¿Qué sistemas de defensa? ¿Qué olores que permanecen? ¿Qué esperanza ciega? ¿Qué recuerdos?
Los hemba son un pueblo curioso que piensan que el brujo vive entre ellos y no, como la mayoría de los pueblos que tienen a la brujería como uno de los poderes más poderosos del mundo, fuera, en otra aldea de otra gente que quiere su mal por ser Los Otros. Así los hemba viven en una perpetua angustia porque no saben si la persona que vive con ellos, que duerme en la misma estera y come en el mismo cuenco que ellos, es un brujo. Porque no se conoce la voz del brujo. Porque no se conoce los rasgos del brujo. Porque cualquiera puede nacer brujo. El Mal entre los hemba habita en su misma aldea.
A veces discurro que en nuestra mente -como si de una aldea hemba se tratara- habita el brujo. El Mal habita en nuestra mente y es nuestra mente quien nos quiere hacer el mal. Hay en la mente una capacidad de destrucción absoluta. Por eso, a veces, en la noche de la mente tienen que salir los familiares sanos y esconder al enfermo, lejos del brujo, para que pueda sanar y no emponzoñe a toda la aldea que es la mente.
¿Cómo explicamos el daño al querido? Es más ¿cómo podemos articular que nos duele doler? Tan sólo si admitimos la manipulación con las palabras o -por ir más allá- tan sólo si admitimos la inconsciencia del mal; si admitimos que la ilusión de lo que creemos ser está por encima de la realidad de lo que somos, se puede admitir que alguien crea que le duele hacer daño. Si no es así, afirmo que dolerse por hacer daño es un oximoron. Y como consecuencia: todo aquel que afirma que le duele dañar a quien dice querer es un maltratador.
"A quien dice querer", esta frase es esencial.
¿Cómo explicamos la aceptación del supuesto querido del dolor infligido por quien le dice querer? El brujo, es el brujo que habita en nosotros... Y por lo tanto hay que buscarlo, hay que remover todos los rincones de la aldea/mente hasta encontrar al Mal que nos hace confundir dolor con esperanza, anhelo con frustración, virtualidad con realidad y veneno con alimento.
Porque esa es una de las bases del maltrato: dar veneno con apariencia de alimento.
A toda afirmación se sigue, de forma natural, una nueva pregunta.
Ensayo
Tags : Meditación sobre las formas de interpretar Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 19/02/2016 a las 13:12 | {0}
Consideraciones de Olmo Z. en el manicomio de Acra
Por un error del editor, durante unas horas ha aparecido bajo la fotografía el rótulo de "Autorretrato de Olmo Z. en Acra". Pido disculpas. La fotografía no corresponde a Olmo. Ha sido él quien me lo ha avisado mediante una llamada telefónica que quizás algún día cuente. Mi única explicación ha sido un probable olvido de su rostro.
Porque nacía en las grandes ciudades de occidente
se detenía ante la visión del jabalí
y quizá sofisticadamente reunía en sí la fuerza y el valor para seguir caminando por un camino que no le correspondía
(no le correspondía por la conformación de sus piernas, por la lejanía de su tobillo derecho con respecto a su función natural, por la ausencia de soleo y otras tesituras musculares harto graves de contar) mientras la mirada del jabalí se clavaba en su mirada y escuchaba la suavidad de su voz al decirle, Buenas tardes señor jabalí. Pienso seguir mi camino. Siga usted el suyo.
Porque nacía en las grandes ciudades de occidente
la muerte de la cobra, el corazón de la cobra rebosante de la fuerza última de un ser que quiere vivir
le emocionó hasta tal extremo que entendió de veras los sentimientos encontrados del periodista polaco que en un chozo en mitad de un desierto lejos del lago que buscaba, sintió al tener que acabar con la vida de ese animal que se encontraba allí protegiéndose del calor asesino del mediodía africano y se encontró con la muerte a manos de un polaco perdido.
Porque nacía en las grandes ciudades de occidente
amó el cabaret, el expresionismo de la posguerra primera, la lucidez de algunos dramaturgos
y supo -o creía saber- algo que se asemejaba a una pesadilla en el teatro con la sensación de un beso de mañana cuando empezaba a andar solo y no sabía que el camino iba a ser tan agreste.
Porque nacía en las grandes ciudades de occidente
esa voz que canta
la tenuidad (si se me permite la osadía del vocablo)
el bostezo de alguien que acaba de llegar
y el ponerle nombre a las cosas (y al ponérselo, descubrirlo)
le trajeron a este día de febrero frío y hermoso como una mujer de hielo.
Porque nacía en las grandes ciudades de occidente
se permitió un brindis y una correría y le sonrió a su estrella un amanecer en una playa de una isla al este de su edén
sin saber (nunca lo supo) que jamás lo recordaría.
Así. Ahora. Escribe
se detenía ante la visión del jabalí
y quizá sofisticadamente reunía en sí la fuerza y el valor para seguir caminando por un camino que no le correspondía
(no le correspondía por la conformación de sus piernas, por la lejanía de su tobillo derecho con respecto a su función natural, por la ausencia de soleo y otras tesituras musculares harto graves de contar) mientras la mirada del jabalí se clavaba en su mirada y escuchaba la suavidad de su voz al decirle, Buenas tardes señor jabalí. Pienso seguir mi camino. Siga usted el suyo.
Porque nacía en las grandes ciudades de occidente
la muerte de la cobra, el corazón de la cobra rebosante de la fuerza última de un ser que quiere vivir
le emocionó hasta tal extremo que entendió de veras los sentimientos encontrados del periodista polaco que en un chozo en mitad de un desierto lejos del lago que buscaba, sintió al tener que acabar con la vida de ese animal que se encontraba allí protegiéndose del calor asesino del mediodía africano y se encontró con la muerte a manos de un polaco perdido.
Porque nacía en las grandes ciudades de occidente
amó el cabaret, el expresionismo de la posguerra primera, la lucidez de algunos dramaturgos
y supo -o creía saber- algo que se asemejaba a una pesadilla en el teatro con la sensación de un beso de mañana cuando empezaba a andar solo y no sabía que el camino iba a ser tan agreste.
Porque nacía en las grandes ciudades de occidente
esa voz que canta
la tenuidad (si se me permite la osadía del vocablo)
el bostezo de alguien que acaba de llegar
y el ponerle nombre a las cosas (y al ponérselo, descubrirlo)
le trajeron a este día de febrero frío y hermoso como una mujer de hielo.
Porque nacía en las grandes ciudades de occidente
se permitió un brindis y una correría y le sonrió a su estrella un amanecer en una playa de una isla al este de su edén
sin saber (nunca lo supo) que jamás lo recordaría.
Así. Ahora. Escribe
Abandónate. La frustración tenía nombre y no era el tuyo.
Escucha: frustración también es engaño (e imposibilidad).
¿Recuerdas el retrete? ¿los espejos? ¿el sonido del viento?
Rompiste la huella y te quedaste perpleja.
Sólo sentías la fuerza.
Las bragas eran fuertes.
El sostén era fuerte.
Se pueden surcar océanos una tarde
y generar tempestades tomando el té.
Tú aprendiste el olor de la naftalina.
La mañana nunca te dejó indiferente.
El frío te traía sin cuidado.
Todo consistía en hacer un mohín en el momento justo
para que la noche fuera ala de cuervo, festín de buitre.
Llorabas con la sabiduría de Eleusis
y en tu tono -el lastimero- se podían seguir los melismas del coro
que canta en los maitines a un dios desconocido.
Tu pelo negro se recogía entonces
y tus ojos castaños -él te dijo un día ojos de junco en invierno- se sometían al peso de los párpados
y recordabas, sentada frente a él una tarde de mayo de 1986,
tus obligaciones de esposa y madre mientras devorabas su boca y le llamabas cabrón.
Nada le es indiferente al cronista
(eso también lo sabías)
¿te llamabas María Luisa?
ni el color de tus uñas
ni el vestigio de la edad en la juntura de tus senos
ni la desidia amorosa ante el estado febril de tu amante;
así es que fue recogiendo de aquí y de allá retazos de tus besos
y compuso un relatato breve llamado Cinco y como subtítulo
(descomposición y retrete).
Volvamos al principio: Frustración tenía nombre.
Frustración es inutilidad y también engaño.
Escucha: frustración también es engaño (e imposibilidad).
¿Recuerdas el retrete? ¿los espejos? ¿el sonido del viento?
Rompiste la huella y te quedaste perpleja.
Sólo sentías la fuerza.
Las bragas eran fuertes.
El sostén era fuerte.
Se pueden surcar océanos una tarde
y generar tempestades tomando el té.
Tú aprendiste el olor de la naftalina.
La mañana nunca te dejó indiferente.
El frío te traía sin cuidado.
Todo consistía en hacer un mohín en el momento justo
para que la noche fuera ala de cuervo, festín de buitre.
Llorabas con la sabiduría de Eleusis
y en tu tono -el lastimero- se podían seguir los melismas del coro
que canta en los maitines a un dios desconocido.
Tu pelo negro se recogía entonces
y tus ojos castaños -él te dijo un día ojos de junco en invierno- se sometían al peso de los párpados
y recordabas, sentada frente a él una tarde de mayo de 1986,
tus obligaciones de esposa y madre mientras devorabas su boca y le llamabas cabrón.
Nada le es indiferente al cronista
(eso también lo sabías)
¿te llamabas María Luisa?
ni el color de tus uñas
ni el vestigio de la edad en la juntura de tus senos
ni la desidia amorosa ante el estado febril de tu amante;
así es que fue recogiendo de aquí y de allá retazos de tus besos
y compuso un relatato breve llamado Cinco y como subtítulo
(descomposición y retrete).
Volvamos al principio: Frustración tenía nombre.
Frustración es inutilidad y también engaño.
Ventanas
Seriales
Archivo 2009
Escritos de Isaac Alexander
Fantasmagorías
¿De Isaac Alexander?
Meditación sobre las formas de interpretar
Libro de las soledades
Cuentecillos
Colección
Apuntes
Archivo 2008
La Solución
Aforismos
Haiku
Recuerdos
Reflexiones que Olmo Z. le escribe a su mujer en plena crisis
Reflexiones para antes de morir
Sobre las creencias
Olmo Dos Mil Veintidós
El mes de noviembre
Listas
Jardines en el bolsillo
Olmo Z. ¿2024?
Agosto 2013
Saturnales
Citas del mes de mayo
Reflexiones
Marea
Mosquita muerta
Sincerada
Sinonimias
Sobre la verdad
El Brillante
El viaje
No fabularé
El espejo
Desenlace
Perdido en la mudanza (lost in translation?)
La mujer de las areolas doradas
La Clerc
Velocidad de escape
Derivas
Carta a una desconocida
Asturias
Sobre la música
Biopolítica
Las manos
Tasador de bibliotecas
Ensayo sobre La Conspiración
Ciclos
Tríptico de los fantasmas
Archives
Últimas Entradas
Enlaces
© 2008, 2009, 2010, 2011, 2012, 2013, 2014, 2015, 2016, 2017, 2018, 2019, 2020, 2021, 2022, 2023 y 2024 de Fernando García-Loygorri, salvo las citas, que son propiedad de sus autores
Narrativa
Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 21/02/2016 a las 11:41 | {0}