12h 15m
260.- Seamos valientes y quedémonos junto al tambor de la lavadora escuchando el giro del tiempo.
261.- El mundo se hizo mayor ayer. Sin entender muy bien este pensamiento, ni las consecuencias que podría tener, la mujer que lo había tenido, se llevó las manos a la cabeza y empezó a arrancarse mechones de pelo.
262.- Cuando admiro la belleza en una mujer de ochenta y cuatro años y siento por ella un deseo erótico, soy consciente de que la vejez puede llegar a irradiar un estado tal de belleza que provoque el deseo de acariciarlo.
263.- Hay que mirar atrás, sí, hay que hacerlo; por eso Yahvé castigó a Edith al girarse o los jueces del Averno Minos, Eaco y Radamantis castigaron al divino Orfeo por girarse para ver a su amada Eurídice.
264.- ¿Por qué no quieren los dioses -invenciones al fin y al cabo humanas- que miremos atrás?
265.- Cualquier prohibición divina hay que transgredirla. Esa debería ser una ineludible condición humana.
266.- ¿Somos conscientes de que la cantidad de Agua que hay en la Tierra es siempre la misma? ¿Desde el inicio del Agua?
267.- Dijo el paleontólogo: No somos aún humanos y antes de llegar a serlo seremos transhumanos
261.- El mundo se hizo mayor ayer. Sin entender muy bien este pensamiento, ni las consecuencias que podría tener, la mujer que lo había tenido, se llevó las manos a la cabeza y empezó a arrancarse mechones de pelo.
262.- Cuando admiro la belleza en una mujer de ochenta y cuatro años y siento por ella un deseo erótico, soy consciente de que la vejez puede llegar a irradiar un estado tal de belleza que provoque el deseo de acariciarlo.
263.- Hay que mirar atrás, sí, hay que hacerlo; por eso Yahvé castigó a Edith al girarse o los jueces del Averno Minos, Eaco y Radamantis castigaron al divino Orfeo por girarse para ver a su amada Eurídice.
264.- ¿Por qué no quieren los dioses -invenciones al fin y al cabo humanas- que miremos atrás?
265.- Cualquier prohibición divina hay que transgredirla. Esa debería ser una ineludible condición humana.
266.- ¿Somos conscientes de que la cantidad de Agua que hay en la Tierra es siempre la misma? ¿Desde el inicio del Agua?
267.- Dijo el paleontólogo: No somos aún humanos y antes de llegar a serlo seremos transhumanos
Los aforismos que van desde el nº 260 al nº 267
-y que se compendian bajo el título de Aforismos (26)-,
son todos responsabilidad del director y autor de esta revista
son todos responsabilidad del director y autor de esta revista
19h. 38m.
Alguien fuma. Alguien a quien escucho. Es una conversación en France Culture sobre Koltès. Me encanta Koltès. Hablan de la vida de Koltès. Lo llaman ángel. Como evocación sonora han puesto -escribo de memoria- la banda sonora de Paris Texas.
Tengo un poco de frío.
El día ha sido largo y estoy volviendo una vez más a atrapar las rutinas. Descubro que no me suicido si amo mis rutinas. La clave de no suicidarse es hacer con amor las rutinas. Si hiciera rutinariamente las rutinas, me cortaría el cuello sin emoción alguna.
Unas nubes en el cielo han llamado mi atención.
El grupo al que hoy le he hablado de Arte -excepto dos personas- era un grupo muerto. Estaban todas -eran mujeres excepto un hombre- muertas en vida. Habían ido a escuchar hablar de arte como si hubieran ido a escuchar la homilía de un cura con aliento a bromuro.
Hablan los expertos de la sexualidad de Koltès. La sexualidad de Koltès. Detente. Me digo. Detente. Me repito. Los expertos.
He estado en muchos sitios. No quería estar en tantos sitios. También he elucubrado sobre una separación. El término mariage ha aparecido en la conversación que escucho en France Culture justo cuando escribía la palabra separación.
Tengo un poco de frío.
El día ha sido largo y estoy volviendo una vez más a atrapar las rutinas. Descubro que no me suicido si amo mis rutinas. La clave de no suicidarse es hacer con amor las rutinas. Si hiciera rutinariamente las rutinas, me cortaría el cuello sin emoción alguna.
Unas nubes en el cielo han llamado mi atención.
El grupo al que hoy le he hablado de Arte -excepto dos personas- era un grupo muerto. Estaban todas -eran mujeres excepto un hombre- muertas en vida. Habían ido a escuchar hablar de arte como si hubieran ido a escuchar la homilía de un cura con aliento a bromuro.
Hablan los expertos de la sexualidad de Koltès. La sexualidad de Koltès. Detente. Me digo. Detente. Me repito. Los expertos.
He estado en muchos sitios. No quería estar en tantos sitios. También he elucubrado sobre una separación. El término mariage ha aparecido en la conversación que escucho en France Culture justo cuando escribía la palabra separación.
21h. 40m.
De nada me desdigo.
Mirad a Antonio Machado al que le tuvieron que pagar el entierro... de tan ligero.
Hay un bolígrafo de tinta verde y tres tomos de palabras antiguas, de cuando las palabras eran autoridades.
De nada me quejo. Quede en el aire esta velocidad. Por si la calma no vuelve nunca. Por si he de tumbarme a mirar las estrellas hasta quedar dormido como dicen que mueren los que murieron de frío. Sonrisas heladas. Sonrisas de invierno.
No quiero dejar mi voz enjaulada. Tengo que gritar más. Gritar más fuerte. Gritar por los perros a los que los veterinarios extirparon las cuerdas vocales para que no ladrasen... me hace recordar al niño que lleva ya tres años, en el cementerio más cercano, quejándose de un paisaje seco en la rodilla.
Breves fulguraciones de emoción (eso es Debussy)...
Breve mi canto en esta noche de enero. Mi mirada también breve. No quiero escribir hoy obscenidad alguna.
Mirad a Antonio Machado al que le tuvieron que pagar el entierro... de tan ligero.
Hay un bolígrafo de tinta verde y tres tomos de palabras antiguas, de cuando las palabras eran autoridades.
De nada me quejo. Quede en el aire esta velocidad. Por si la calma no vuelve nunca. Por si he de tumbarme a mirar las estrellas hasta quedar dormido como dicen que mueren los que murieron de frío. Sonrisas heladas. Sonrisas de invierno.
No quiero dejar mi voz enjaulada. Tengo que gritar más. Gritar más fuerte. Gritar por los perros a los que los veterinarios extirparon las cuerdas vocales para que no ladrasen... me hace recordar al niño que lleva ya tres años, en el cementerio más cercano, quejándose de un paisaje seco en la rodilla.
Breves fulguraciones de emoción (eso es Debussy)...
Breve mi canto en esta noche de enero. Mi mirada también breve. No quiero escribir hoy obscenidad alguna.
254.- La resaca de la fiesta de París es los Tiempos Modernos.
255.- Clave para una literatura amable: sombría ma non troppo.
256.- En mitad de la noche, en una selva habitada por animales desconocidos y plantas nuevas, los hombres tienen pesadillas.
257.- Me desagradan algunas de las personas que soy, es cierto, como también que admiro mucho a otras con las que convivo.
258.- Ya sé que México va a estar en mi corazón los próximos meses.
259.- El amanecer azul y rosa mantiene su vocación de invierno.
Los aforismos que van desde el nº 254 al nº 259
-y que se compendian bajo el título de Aforismos (25)-,
son todos responsabilidad del director y autor de esta revista
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21h 38m
Es importante tener en cuenta la idea de velocidad o cuando menos la de un movimiento continuo para entender la Época en la que nos encontramos. Hasta el siglo XX la quietud existía y esa cualidad del vivir le imprimía otra esencia. Ahora se muere mucho más rápido como se vive mucho más rápido. Incluso las muertes provocadas pasan rápidas como ha ocurrido con el vuelo comercial ucraniano abatido -por equivocación ¿Cómo le explicas a los deudos semejante dislate? ¿Cómo se ataca un avión comercial y se destroza la vida de cientos de personas si no miles como si lo ocurrido no fuera más que una cuestión de alta política?- por misiles iraníes. Hay días en los que la loca de la casa -así llamaba la mística española Teresa de Ávila al alma- y que hoy, modernamente, llamamos mente (como ya dije en algún otro sitio de esta extensa revista digital que cumple este año los 12), se adueña hasta de los colores de la mañana. Todo tiende a ella y ella tiende a dejarse derramar en una melancolía que no tiene ni ton ni son -como toda buena melancolía-. Intento oponerme y pronto recuerdo que no debo hacerlo. Recuerdo más, recuerdo que unos días atrás estaba eufórico y hace ya muchos años que relacioné un exceso de alegría con un inmediato exceso de pena. Todo se resume en química.
Esa química que genera los sueños. Vienen y se van rápidas figuras que han habitado esta madrugada esa parte de mi vida y a las que no puedo nombrar. Cuando no se puede nombrar, cuando no da tiempo a nombrar el pensador se pone nervioso. Hoy estoy nervioso y entonces busco actividades que confirmen mi estado histérico. También con los años, he conseguido ser consciente de ello y entonces dejo de hacer esas actividades que suelen ser además actividades con las que gozo si me salen bien y con las que sufro si las hago mal. Hoy quiero hacerlas mal por lo tanto he dejado de hacerlas.
Algunas tardes, sobre todo en invierno, cuando ya ha caído la noche y salgo a pasear con Nilo, las calles por las que paso me parecen un decorado teatral y las personas con las que me cruzo personajes. También en el paseo soy consciente de que busco desplazar a Nilo mi frustración (una frustración que ha surgido de ningún sitio; una frustración que no es más que descompensación química) y también al primer gesto violento -tiene que haber un gesto- se me hace consciente ese deseo de hacer mal para sentirme con justicia mal. Lo evito. La consecuencia es que me habita el mal, dejo que esté en mí y tan sólo espero que la descompensación que se inició con la euforia de hace unos días, se vaya equilibrando. Hasta entonces respiro hondo y tengo congoja.
No es el frío que ha hecho estos días, ni la contemplación de la nieve en las cumbres de las montañas o quizá coadyuven a este estado de ánimo aunque en verdad crea que todo es una cuestión de redes neuronales que de alguna manera satisfacen una necesidad vital que desconozco y que por una paradoja que tampoco llego a explicarme me anima a seguir vivo, a permanecer vivo un día más. Por ejemplo cuando me digo, no, no cuando me digo, sino cuando me asalta el siguiente pensamiento: No quiero suicidarme por nadie, quiero suicidarme por mí.
El escritorio. Abro la obra de teatro que he de preparar y piensa mi loca de la casa, Trabajar te hace bien y para fatigarme acompaño mi labor con Las variaciones Goldberg interpretadas en dos momentos distantes de su vida por Glen Gould -una versión más atosigante, la de su juventud; la otra más dulce, interpretada en su vejez, poco antes de morir-.
Ahora tengo que ser consciente de que es jueves.
248.- Cuando la mujer mostró su desnudez bajo la luz de la luna, el tiempo se volvió infinito.
249.- La desesperación genera curiosidad.
250.- El monje, el antiguo monje del budismo japonés, salió ileso de un bosque de sanguijuelas. Fue su narrador -Kiouya Izumi- quien me devolvió -por enésima vez la vuelta- el amor por la literatura.
251- Tengo la sensación, no sé si certera, de que las Bellas Artes se tienen que practicar primero para poder entenderlas después mientras que la Literatura se tiene que entender primero para poder practicarla después.
252.- No me refiero a un entendimiento racional y sí me refiero a una práctica manual.
253.- Lo erótico consistió en cómo se soltó la melena de la mujer al desprendérsele la horquilla.
Los aforismos que van desde el nº 248 al nº 253
-y que se compendian bajo el título de Aforismos (24)-,
son todos responsabilidad del director y autor de esta revista
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Ensayo
Tags : Aforismos Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 01/02/2020 a las 12:14 | {0}