Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri
Reverendo y grandísimo hijo de la gran puta
que estoy aquí para partirte el corazón y arrancarte a mordiscos los cojones
¿Qué te dije?
¿Qué hostias te dije?
Mierda tu puta lírica
Mierda tu alma de niño abandonado
Asco me dan tus explicaciones de salón
Deberías cortarte la lengua en mil pedazos
y desinfectar tu cerebro con zotal
Pensador de polla
Olor a sebo
Débil

Máquina deseante eres
Puta máquina de papel (si quieres y por darte un aire de clase puedo añadir al papel el adjetivo satinado)
Quédate donde estás
Púdrete en el puto bosque (como pudiste pensar que el árbol es algo más que un parásito del subsuelo)
Olvídate ya del olor a coño y de la textura del flujo y del leve aroma de hez

Hay que levantarse, apestoso hijo de puta
y salir a la guerra
Hay que destrozar caras, arañar espaldas, violar voluntades, asesinar virtudes, espolvorear venenos, hundirse hasta los codos en la mierda para llegar con derecho hasta la cama y dormir a pierna suelta mientras a tu alrededor todo son llamas

Date la vuelta
Ocúpate de tu casa
Desdeña la romanza
Arráncate la uñas
No hay más que succionar
Se te quedó la teta seca
Cállate ya
Cállate de una puta vez
Cállate para siempre
Si no fueras capaz te juro por lo que más odio
que voy a ir a visitarte cuando creas que la esperanza es algo más que un puto nombre de mujer
y vas a gritar todo lo que has amado
y vas a vomitar todo lo que has amado
hasta que no te quede ni una gota de amar en tus tejidos
y llegues a pensar que quién es por quien yo había venido

Rájate la tripa si es necesario
Drógate hasta que la espuma sea tu condición
Funde tu cerebro
Aborta tu mente
Desenfunda tu pesimismo y húrgate hasta que te saques el tuétano
Sólo para que aprendas el silencio,
gilipollas, cabrón, hijo de puta
el puto silencio

Schchchchchchchchssssssttttt
Calla,
Calla,
Eso es
Mejor
Así

Poesía

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 23/11/2015 a las 15:44 | Comentarios {0}


OLMO:
Voy a intentarlo una vez más. Voy a dejar la navaja encima de la repisa del lavabo. Voy a mirarme en el espejo y voy a meditar sobre mi ser demonio. Voy a animarme. Voy a lavarme la cara. Voy a sonreír con la mueca del que se esfuerza. Voy a transgredir alguna norma como si fuera joven como si tuviera la fuerza que ya me falta. Voy a intentarlo sí. Estoy desnudo y no tengo aire. Imagino el bosque y el viento frío en mi cara. Un perro corre entre árboles y matorral. Mueve el rabo con una fuerza que es empuje de alegría, afán de vivir. Así lo voy a intentar. Estoy en el bosque entonces. No estoy frente al espejo con la navaja abierta, desnudo y con ganas de irme al otro barrio. No me censuro mi soledad ni la gana de sentirme amado. No me esfuerzo en nada y lucho por repetirme la canción de Celia Cruz, la vida es un carnaval sólo que aquí, frente al espejo, yo me siento doña Cuaresma. No lo haré mientras sepa que puedo irme al bosque y mientras descubra, yo también, que la nieve no es potestad del planeta tierra y crea a pies juntillas que también nieva en Marte. He visto la nieve en Marte. Quizás allí -si también me puedo trasladar a Marte y sentir la nieve en mi rostro justo antes de tocar tierra y convertirse de nuevo en gas-... Así, sí, así no lo haré. Así no cogeré la navaja y dejaré el baño hecho una porquería porque pienso en los próximos inquilinos, incluso pienso en el dueño de ésta que no es mi casa y el horror de aceptar la verdad de que el anterior inquilino se cortó el cuello, Sí es cierto, el pobre, se cortó el cuello, pero lo dejamos todo limpio, no queda rastro de aquello, son cosas que pasan. No lo haré mientras el quejigo se mantenga en el rincón del bosque y sepa que el enebro dará sus frutos y me quede un poquito de ganas de avanzar en el libro o de escuchar la sonata para piano nº 32 de Beethoven y sienta que quizás algún día ocurra que una mujer se me quede mirando en el andén de una estación de tren. Ambos esperamos el mismo tren. Ambos vamos a Marsella. El viaje será largo. Ambos nos encontramos en el vagón restaurante y entablamos una conversación. Pasan los años y una tarde, frente a un bosque, recordamos el día que nos encontramos en el andén de un tren con destino a Marsella. Por esa ilusión también. Yo sé que esta mañana... yo lo sé. Yo sé que he tenido que hacer el esfuerzo. Decirme: ¿Y qué importa si tú no eres un hombre bueno? ¿Qué importa si no ayudas a los demás? ¿Qué importa si fuiste un niño sin amor? ¿Qué importa si eso explica algo? ¿Dónde quieres ir a parar? También esta mañana me decía: cobarde, cobarde, cobarde, cobarde, cobarde. Y luego ha sido, por una iluminación, hacerme la comida y los olores de los pimientos y del atún me han devuelto la gana de pasar una tarde más, intentarlo una tarde más, en este silencio que me aterra, en esta soledad de piel, sin abrazo, sin beso, sin aire, sin boca, sin manta, sin luz. Por eso... o sin consecuencia me venía a la cabeza la imagen de Virginia Woolf y esa deseperación que no es fruto de ninguna enfermedad mental sino de una visión del mundo desprovista de esperanza, de anhelos, de encuentros... un cigarrillo como mucho... unas palabras. Y ahí he tenido esa sensación fantástica. Ahí, junto a la imagen de la escritora convertida en Ofelia, he sentido en mis bolsillos las piedras y su peso. He buscado un río por los alrededores. Un lugar por donde despeñarme también. Y así he acabado en el baño, desnudo, con la navaja abierta en la repisa del lavabo, mirándome como si fuera un paisaje de Leonardo da Vinci el cual ha fundido los límites entre las cosas con un delicado sfumato y al verme sin límites claros no he sabido muy bien qué objeto se desangraría frente al espejo y he vuelto a ser cobarde. Porque soy cobarde vivo. Porque eres cobarde vives, le he susurrado a la imagen que de mí me devolvía el espejo y la imagen, sonriendo, ha cogido el reflejo de la navaja y se ha rajado de lado a lado su cuello.

Teatro

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 21/11/2015 a las 17:43 | Comentarios {0}


Atacar a golpes
de rebote, de rechazo
recurrir ¡Oh, acueducto! (pero Mariana lo resucitó como arcaísmo)
Hay que animar a los perros, Alex, con diligencia
¡Ojo!
Es un fuera de serie
¡Cuartel, cuartel! aunque los mismos autores digan azuzar o ¡cuz!
Ya llega el cuervo, ya, ya llega
aunque no quede claro en qué forma
Acurrucarse o correr
En 1570 no se respondió a esta cuestión
En 1570 lo resucitó con uso literario
¡Agua! ¡Cúmulo!
Ya nadie podía probar que estaba vivo
Ya nadie podrá asegurar que la avecica se recoge para empollar los huevos
y nadie, nadie pronunciará el apellido Forcellini
Quizá tenga razón la realidad de un ave de ese nombre
Kauzen, kauzen
Agudo
Hay otra posibilidad y no queremos dejar de decirla: se supone que los vocablos no tienen nada que ver
pero la verdad es que él tiene el porte de un joven humanista
Evitad la partida
como si fuera el influjo de un achaque
Ahogad
la enfermedad del beso
Ahogadla (ojalá lo hubiera escrito Berceo)
Hay en mi pulso una intención troyana y un ansia por llamarme Lamas o Lugrís o Moraes
por ser hecha esta enfermedad de linfas y de sangre podrecida
Basta, paleta curva de la rueda hidráulica
Basta, orilla del mar
Basta, hacha de mango largo
porque sabemos que Marciano Capela empleó la palabra alipes en prosa
Basta, bastoncito con travesaños
Porque he tenido una idea audaz
que sólo expondré en Córdoba
y esa porción de cabellos, esa melena de yegua no existe, has de saberlo, no existe
como si te dijera álaga y tú respondieras trigo
como si te lanzara azul  y tú, sonriendo, señalaras con el dedo las tierras de Horozco
Ahora, ya termino, la barra que sirve de cerrojo,
el origen incierto del término álamo
Sé que sabes que la diferencia entre el álamo y el olmo es menor que entre el álamo y el aliso (Batallas de árboles)
Alondra soy y rojo claro.

Narrativa

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 20/11/2015 a las 00:41 | Comentarios {0}


A veces una herida duele y yo en el post del día 14 de noviembre de 2015 llamado Contra la crueldad sábanas limpias me dejé llevar por la ira y cometí el mismo acto que se había cometido contra mí: fui cruel. Ojo por ojo, diente por diente. Mezclé un hecho personal y real con la vida de un personaje y utilicé literariamente los atentados terroristas de París para construir un relato de crueldades a diversa escala en el que no estaba incluida la mía propia (aunque sí de forma implícita. El relato en sí es mi crueldad).
He reescrito el post intentando limar las partes que son insulto o veneno y pido disculpas a la persona que me hirió y a la que yo quise devolver la herida.
Me dice C. que en ocasiones utilizo Inventario como correa de transmisión. Y es cierto. En realidad lo utilizo siempre como correa de transmisión, es quizá el vehículo más usual que tengo para comunicarme con un mundo al que apenas acudo en persona.

Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 19/11/2015 a las 10:31 | Comentarios {0}


"¿Cuál no será el poder que sientan las mujeres ante la obsesión que mostramos los hombres por sus atributos sexuales?" (Reflexión de Isaac Alexander en su ensayo -publicado en este Inventario- Consejas de vieja)


El 14 de noviembre de 2015 a las diez y veinte de la mañana, ha muerto en la ciudad de París Isaac Alexander tras las heridas que le produjo un terrorista de ISIS mientras cenaba en la terraza de Le Carrillon. Ya estaba más muerto que vivo -según me comentaba su amiga y vieja amante- pero, fíjate, no pudo morir en su cama, se empeñó en que bajáramos a la terraza para disfrutar del extraño buen tiempo que hacía esa tarde noche en París y de repente -a poco de sentarnos- se produjo el ataque. Una bala le atravesó el estómago. Ha llegado hasta hoy. Te envío un archivo que tenía guardado para ti y también unas palabras que dijo la madrugada del sábado, muy débil, pero las dijo sonriendo, Dile a Loygorri que aún con todo merece la pena.
He abierto el archivo. Contiene una serie de ensayos que abarcan desde sus inicios como escritor en 1927 cuando contaba trece años de edad hasta un último apunte del 12 de noviembre de 2015, es decir 88 años en la vida de este escritor al que conocí en el 2000 en la casa de unos antiguos terroristas de la OAS en la República Dominicana.
He de reconocer que no he leído aún ninguno de sus ensayos, ni sé cuántos hay, ni tengo ganas ahora de leerlos. Los dejaré reposar como el buen vino y cuando el día no sea propicio entraré en ellos y los iré publicando en este cajón de sastre que es Inventario y al que -por no sé qué extraño capricho- Isaac tenía tanto cariño y le gustaba tanto publicar.
Descansa en paz, viejo lobo de todos los mares y ojalá sea cierto que hay un lugar tras la vida donde el goce de estar muerto es mucho más intenso que el de estar vivo. Nunca te olvidaré. Para mí fuiste de los mejores. Gracias por el honor que me has hecho al entregarme estos ensayos pero sobre todo gracias por haberme regalado tu amistad.
Crepúsculo. Tratamiento fotográfico de Olmo Z.
Crepúsculo. Tratamiento fotográfico de Olmo Z.

Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 16/11/2015 a las 23:15 | Comentarios {0}


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