Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri

Cassius Marcellus Clay -nombre de esclavo- nació el 17 de enero de 1942 y murió como Muhammad Alí -nombre de hombre libre- el 3 de junio de 2016


Muhammad Ali contra Georges Foreman 1974
Muhammad Ali contra Georges Foreman 1974
No dejes de bailar muchacho negro de Louisville
Mariposa negra
Alma negra
Te lo dice un diablo blanco en esta noche de despedidas
cuando te he visto -una vez más- osádamente, fanfarrónamente
desafiar al hombre blanco en su feudo más querido: los Estados Unidos de América
No dejes de bailar a partir del quinto round alrededor de Georges Foreman
No dejes de sacudir el mentón de Querry en tu regreso
baila muchacho negro de Louisville, Kentucky
baila como liba la mariposa en la flor
baila Muhammad Ali frente al Comité de Actividades Antiestadounidenses
baila con tus palabras
mantén tu negativa a ir a la guerra del Vietnam
Lucha, Muhammad
Lucha por todos nosotros
Por los que algún día fuimos valientes
Tú que lo fuiste un día y otro día y un mes y otro mes y un año y otro año y viste cómo asesinaban a Malcolm X y viste cómo asesinaban a Martin Luther King y tú caminabas sin escolta por la calles
Baila, negro muchacho de Louisville
Fanfarrón muchacho de Louisville
Con esa mirada de niño
Con ese puño de hierro
Con esa cintura de avispa
Baila Muhammad
Baílale a Alá y a sus cien mil hetairas
Y nunca nos abandones
a los que quizá fuimos valientes un día
sólo un día
y entonces nos acordamos de ti
un 30 de octubre de 1974
cuando bailaste en la ciudad de Kinshasa alrededor del hombre más fuerte del mundo
en el ring más ardiente del mundo
hasta que en el octavo asalto derribaste al hombre más fuerte del mundo
lo derribaste de tal forma que no fue capaz de volver a levantarse
Bromea de nuevo, querido muchacho negro de Louisville,
te lo pide un diablo blanco
que ha derramado lágrimas sin color por la muerte de un hombre bueno

Miscelánea

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 05/06/2016 a las 01:36 | Comentarios {0}


Ejemplos de mi anquilosamiento, zotería, anormalidad, mal gusto, acalambramiento, ñoñería, absurdidad y falta de espíritu contemporáneo además de vanagloria, posible fimosis del neocórtex, amaneramiento y algo de misantropía.



Novelas Ejemplares
Gargantúa
Historia de la piratería de Gosse
El Criticón
Tirano Banderas
Libro del desasosiego
Cuentos fantásticos del siglo XIX
Jacques el Fatalista
Tristram Shandy
La Celestina
La Odisea
Cartas a un joven poeta
Melmoth el Errabundo
Metamorfosis
Ensayos (de Montaigne)
Epístolas morales a Lucilo
Eneida
Meditaciones
Heike monogatari
Matrimonio entre el Cielo y el Infierno
Cuentos de Antaño
Cuentos populares rusos
La rama dorada
Iliada
Las mil y una noches

 

Ensayo

Tags : Listas Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 31/05/2016 a las 12:14 | Comentarios {0}


1.- Cuando descubrí -hace veinte segundos- que la literatura está kaput, me entró un escalofrío de tres pares de cojones.
2.- ¡Me cago en Dios! me dije.
3.- Pensé ¿qué mierda vengo haciendo yo los últimos cuarenta y dos años de mi vida?
4.- De inmediato me tomé una infusión y me senté en el sofá para cerrar los ojos y calmar la ansiedad que me había generado descubrir que el libro -en sí- ya no entretiene a casi nadie.
5.- Es más: había descubierto que el libro en cuanto tal sólo había sido útil -fundamentalmente- como entretenimiento y como manipulador de masas.
6.- Entonces supe que la única manera de relajarme era haciéndome una paja.
7.- Me he hecho una paja.
8.- Estoy en crisis porque no sé qué hostias hacer con mi vida.
9.- Creo que también necesito ducharme porque al mirar los libros me siento sucio y retrasado.
10.- Tendré que llegar a alguna conclusión lógica (ésas son las únicas soluciones aceptables).
11.- Ahí os quiero ver creadores de video-juegos y apps cuando os toque el momento de saber que vuestro oficio ya no vale una mierda.
12.- ¡Qué pedazo de flash!
13.- ¡Uff, me tengo que duchar!
14.- Luego pensaré qué hacer con toda la cantidad de basura libresca que tengo en casa.
15.- Se acerca San Juan.

Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 31/05/2016 a las 10:07 | Comentarios {0}


Si bailara contigo
Si te cogiera por el talle donde el camino gira y se vuelve torbellino
La alondra
El paje
El arbusto
Armónico de bandoneón en tus ojos
Caricia de sexta en sus pies

Si bailara contigo
bajo el cielo grave de los lunes por la tarde
y juntos, enlazados, derivarais por una cañada que ahondara tu pecho contra el suyo
y en vuestras bocas jugaran palabras como senso depuis springtime doch aware
y se desmayara el polen en vuestros antebrazos
y las abejas ejercieran el papel de damas de honor de vuestra danza

Si bailara contigo
hasta el último suspiro
Si cayerais
en un claro de hierba bajo un cielo gris
Si durmierais
mano sobre mano
muslo junto a muslo
cabello sobre mejilla

Si bailara contigo el cuento interminable
Si bailara contigo la música y sus gemidos
dicen -los que saben del Alma del Mundo-
que se generaría en el núcleo de la Tierra
un mancha Solar
semejante a la Luna llena

Si bailara contigo el baile infinito
Si bailara suavemente sin apenas contacto
el meñique en tu cintura
tu mejilla a punto de rozar el lóbulo de su oreja

Si bailarais con ritmo de Sur
hicieran las hojas de la palmera
son de palmas
taconeara con su pico un tronco
el pájaro carpintero
se quejara, con quejío de hondo amor,
la urraca...

¡Si bailarais juntos toda la noche!

Miscelánea

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 23/05/2016 a las 12:14 | Comentarios {2}


Documento 6º de los Archivos de Isaac Alexander. Febrero 1946. Portbou.


No abogueis queridos corderos por el rugido. Nada hay que rugir en este mundo. Si llega la noche y surge la discusión has de saber que la llama se apagará sola. Yo te ruego encarecidamente que beses los labios y apures la copa de vino que Gaya te propuso con la uva. Y porque fuiste capaz de descifrar el secreto del fermento pudiste hacer volar tu serenidad hacia un lugar que se llamó ebriedad. Embriágate con la dicha de los sentidos. Descorcha tu propia imaginación hasta que salten chispas y los sonidos parezcan surgir de tus oídos. ¡Cuánto te amo, querida! No sabes cuánto bien me has hecho en los días tenebrosos de la represión. Saber que vivías era para mí la vuelta al encuentro. Porque deberíamos estar callados siempre. Porque debería dejar de escribir de una vez y para siempre y dedicarme en cuerpo y cuerpo al tuyo. Descubrirte sereno. Descubrirte embriagado. Descubrirte con sueño. Descubrirte enfermo. Esa dicha del descubrimiento debería serlo todo. Comenzar cada día a descubrirlo todo de nuevo. No dar nada por sabido. Porque nada se sabe. Porque el mundo es un cementerio si no somos capaces de atravesar la lápida y borrar los epitafios; si no somos capaces de arañar la tierra para llegar hasta el subsuelo donde los ciegos reinan y las pieles se asemejan en todo al cielo; si no somos capaces de apaciguar las iras que anidan en nuestros estómagos; si no somos capaces de escribir una letanía a marzo como si fuera diciembre. ¡Levanta, amiga, muéstrame tus senos y deja que mi lengua recorra tu costado y llanee en tu vientre hasta quedar agotada! El canto del petirrojo se ha hecho grande para mí. La mirada del jabalí me ha llenado de ternura y un palo corto de madera de fresno me ha susurrado una canción de bosque profundo con aromas de fresa salvaje. Yo no sé por qué estoy aquí. Sólo sé que no estoy para hablar. Sólo sé que no estoy para las palabras, ni para limpiar mi alma con los goces del mundo. ¿Sabes, amor mío? Esta mañana me miraba las manos. Esta mañana respiraba el aire de los pájaros. Esta mañana tocaba un piano. Esta mañana estaba callado. La Rueda de la Fortuna te aleja de mí. No envidio los labios que muerden tus labios. Ni envidio la mano que goza tu pubis. Ni envidio la lluvia que mojó tu pómulo. Ni envidio la ola que lamió tus pies. No envidio los ojos que te han visto ayer. Ni envidio la luz que te ilumina. No envidio el camino de vuelta. Ni envidio el próximo silencio que aventuro ha de ser para siempre. Porque en mí habita el día que reías y también la llave que no supiste encajar. Porque en mí habita lo que nunca será y lo que soy capaz de imaginar en silencio, sin palabras, acunado en la tarde, sometido al capricho de unos dioses que en este instante juegan a los bolos. Así suena el trueno. Así el haz del rayo. Así el árbol caído y también el del ahorcado. Sé que jamás seré mandrágora ni tampoco seré nunca tu esposo pero sé que una noche te acordarás de mí y conciliarás la oscuridad con la sábana blanca.
No la palabra. Nunca la palabra.
Pin-up retocada por Olmo Z. en algún momento del año 2009
Pin-up retocada por Olmo Z. en algún momento del año 2009

Ensayo

Tags : Escritos de Isaac Alexander Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 22/05/2016 a las 19:14 | Comentarios {0}


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