Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri
[...]
llegó. La playa no era como había imaginado, o como recordaba que la imaginaría, era mucho más plana; recordaba que al fondo se elevaban, suavemente, sí, pero era elevación, unas dunas de una arena naranja y tras ellas creía que vería una hilera de pinos tras los cuales se encontraría en un camino que le llevaría, a no más de seis kilómetros, hasta la puerta de su casa. Lo que tenía ante sí era muy distinto: la arena era negra de piedra aún no desecha por el tiempo y la sal; muy a lo lejos se vislumbraba lo que parecía ser un muro de color rojizo, rojo y rosa, o rosa subido de tono. Nada más que el rumor del mar se escuchaba y los azotes del viento que no encontraban obstáculo en su camino que hiciera que el tono variase; era un zumbar monótono y triste como las nanas de las mujeres viejas que las cantan sin ganas a niños que morirán de inanición o de guerra. Mucha parecía la distancia entre la arena negra y el muro rojo y más aún por las fluctuaciones que el calor, la humedad y el viento provocaban en la atmósfera y aún más porque se encontraba casi al borde del desfallecimiento tras llevar cincuenta y tres años a la deriva en aquella balsa que habían terminado de construir su padre y su tía justo antes de morir asados en una parrilla sacrificial. Los vio asarse y los escuchó gritar cuando ya vagaba a la deriva en un océano que aún no sabía que sería el espacio de su vida para siempre. Nadie le enseñó a navegar. Nadie le dijo, Esto se puede beber y esto no. Apenas supo llamar a las cosas por su nombre de tantas que se encontró y que nadie nunca le había dicho cómo se habían de llamar. Salió de la enfermedad como pudo haber muerto. Ni siquiera supo que era enfermedad lo que le mantenía débil durante largas y atormentadas temporadas. No aprendió a llorar. No se cruzó jamás con ninguna otra embarcación en la que también navegara a la deriva otro ser humano. Sólo recordaba -como si esa fuera su verdadera tabla de salvación- la arena blanca, las dunas naranjas, la hilera de pinos, su casa tras ella; ese recuerdo al que se añadía, a veces, la voz de su padre que pronunciaba palabras como Tijeras, Sarpullido, Cesta o Te quiero, fueron quienes le dieron el impulso para vivir un día más, un mes más, un año más. Cuando la noche anterior atisbó por vez primera tierra tras cincuenta y tres años por un océano salado y en continuo movimiento, dedujo que la única tierra que había en todo el océano era la tierra desde la que partió y así esperó que la corriente tuviera a bien llevarle hasta allá. No durmió. Apenas dormía. La primera luz de la mañana surgió a su espalda y se giró. Cerca, demasiado cerca como para no sentir temor, estaba la lengua de tierra. Un temor que se acrecentó cuando sintió que ponía los pies en un lugar quieto, que no se ondulaba, que no amenazaba con ser más impetuoso en el embate siguiente. Amarró como pudo la balsa a una roca -tocó la roca. Sintió lo seco- y se dio cuenta de que la playa no era como había imaginado o como recordaba que la imaginaría, era mucho más plana
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Blue seaweed de Jackson Pollock
Blue seaweed de Jackson Pollock

Narrativa

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 12/08/2019 a las 14:40 | Comentarios {0}


El salto del toro. Fresco del Palacio de Cnossos II milenio a.C.
El salto del toro. Fresco del Palacio de Cnossos II milenio a.C.

18.- No sé por qué estoy escribiendo estos aforismos. Me despierto. Desayuno. Veo los libros sobre religión comparada. Quizá sea una necesidad que tengo de decirles a los demás lo que he estudiado. Como si lo más valioso de mí fuera lo que otros saben.

19.- Entender la libertad, en el contexto del capitalismo y la economía de mercado, como algo distinto a la capacidad de poder disponer de lo que uno adquiere de forma legítima, carece de sentido (Locke y el liberalismo)

20.- Procrear. Tener hijos. Hay en esa necesidad fisiológica de trascender en otro una necedad de tal calibre que nos merecemos todo lo que ocurra a partir de ese hecho. Porque la realidad es perfecta.

21.- La diosa dual sumeria. La diosa Siamesa. Innana, Reina del Cielo que devino Afrodita y también la terrible Ereshkigal, Reina del Mundo Subterráneo que sería más tarde conocida como Perséfone. El joven dios que se unía a ellas era Dumuzi que nosotros conocemos como Adonis ¿quiénes nosotros?

22.- El anillo de Néstor. Árbol de la vida eterna. Hubo un tiempo en el que al morir íbamos a un lugar sin dolor ni juicio donde el león no mata, el lobo no apresa al cordero; un lugar donde la anciana no dice, Soy una anciana y el anciano no dice, Soy un anciano.

23.- Lo afable, místico, poético de un paraíso siempre presente en el seno de la madre-diosa -nunca perdido y por lo tanto nunca necesario el ser recuperado- en cuyo ser encontramos la muerte y la vida sin temor, pertenece a los tiempos anteriores a los guerreros arios.

24.- ¿Cuántas bestias han muerto por nuestras demencias? Pienso en el toro negro. Era los tiempos de Mesopotamia cuando las membranas de los tambores del templo se fabricaban con su piel negra. Negra como la pez.

25.-  El toro de Creta era el animal de la luna: el dios menguante y creciente, por la magia de cuyo rocío nocturno la vegetación es devuelta a la vida; el señor de las mareas y de los poderes productivos de la Tierra, el señor de las mujeres, el señor del ritmo del útero.
Minotauro → toro-luna → hombre-luna/rey-luna
La muerte del toro en la arena de los cosos hispanos y franceses es la muerte ritual del dios que vive y muere eternamente: Posidón, el señor de la diosa Tierra. Por eso el matador viste de mujer.

26.- Aún siendo una cuestión necia y genética, la mitad del corazón del padre que es padre, que siente como padre, que ama como padre, se ha ido por siempre con su hija; allá donde ella vaya, su corazón está con ella; allá donde ella viva su corazón late en ella; el padre que sólo quiere ciegamente trascender dejando la mitad de sus genes en Otro, genera en su mente la idea y la realidad del amar. Se ama entonces sin mesura. Se ama sin latinajos. No existe en ese amor el quid pro quo. Es un amor como la fe de Abrahám en Eloí. Es un amor ciego. Es un amor que quedará para siempre en el universo finito,  que vagará por las inmensas praderas vacías de todo que separan los discos de luz. Es un amor inefable. Es un amor absoluto.

27.- El arte minoico y su religión, es un arte emotivo y decoroso como corresponde a una cultura femenina. Esta cultura matriarcal y refinada es Bronce para nuestros corazones.

28.- ca. 2.500 a.C. en los valles del Indo y en la alejada de ellos isla de Creta existe una misma diosa que es a la vez benigna y entonces es Vaca y terrible y entonces es Leona. Esta diosa está asociada con el crecimiento, sustento y muerte de todos los seres y en particular de la vegetación; esta diosa tanto en el Indo como en Creta es simbolizada por un Arbol Cósmico que lo es de la vida y de la muerte y está relacionada con un dios cuyo animal es el toro y cuyo símbolo es el tridente al que a su vez -en los valles del Indo y en Creta- está asociada la luna creciente y menguante en un contexto que muestra numerosos vestigios de una tradición de regicidio ritual. 

Estos aforismos se componen de dos partes:
textos de Las Máscaras de Dios de Joseph Campbell 
y pequeñas -y casi banales- glosas mías
 

Ensayo

Tags : Aforismos Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 06/08/2019 a las 23:58 | Comentarios {0}


El rapto de Proserpina de Rubens 1635
El rapto de Proserpina de Rubens 1635

9.- El héroe europeo ya sea ario griego, romano, celta o germano ya sea semita o ario del Levante: acadio, babilonio, fenicio, hebreo, árabe, persa, armenio, frigio, tracio, ilirio o eslavo vaga con su responsabilidad individual por las tierras de Eurasia y tras ellos deja la estela de los muertos.

10.- En última instancia estos héroes masculinos luchan contra la adoración a la Tierra y contra los dáimones de la fertilidad tan sólo para engrandecer un concepto tan etéreo como el de Humanidad.

11.- ¡Oh, tú, Tiresias que viviste una semana de años con cuerpo de mujer! ¡Oh, tú, Tiresias, caminante por el Bosque que osas golpear con tu vara a dos serpiente en unión carnal! ¡Oh, querido, dinos dónde se encuentra ese Bosque! ¡Dónde hemos de golpearlas para convertirnos en lo Otro durante un septenal!

12.-  Como la serpiente la paloma es atributo y compañera de la Gran Diosa del Oriente prehomérica y premosaica, ¡Oh, siempre Virgen María!

13.-  En aquel tiempo ocurrió que el Dios Padre de la Trinidad cristiana, el Creador Padre de María, Su Esposo Dios Espíritu Santo y su Dios Hijo, muerto y resucitado, reproduce el Misterio Órfico de Zeus en forma de serpiente que engendra en su propia hija Perséfone a su hijo muerto y resucitado Dioniso.

14.- Tú eres, Eva, la Diosa Tierra, la Gran Diosa Tierra, hecha mujer. No te lamentes. Nada hiciste de lo que debas avergonzarte ni tan siquiera haber formado de tu costilla a Adán. Vergüenza sí debería sentir el que te maldijo, el que te expulsó, el que te condenó a parir con dolor.

15.- Eran los tiempos en los que del Oeste hacia el Este marchaban los hombres con sus pinturas rupestres. Desaparecido el hielo, el calor de la cultura hizo su aparición. El péndulo en aquel entonces se movía con lentitud como el mamut en Cantabria.

16.- ¡Qué largas y vanas son las batallas humanas!

17.- Baruch Spinoza dixit: la realidad es la perfección.

Estos aforismos se componen de dos partes:
textos de Las Máscaras de Dios de Joseph Campbell 
y pequeñas -y casi banales- glosas mías
 

Ensayo

Tags : Aforismos Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 04/08/2019 a las 17:50 | Comentarios {0}


Tabla votiva Zeus Meilichios
Tabla votiva Zeus Meilichios
1.- La serpiente y la luna son lo mismo. Ambas mudan su piel, vuelven a ser jóvenes, vuelven a envejecer y mudan su piel otra vez.

2.- La esperanza quedó guardada en la Caja de Pandora. Por eso aguardo a que una Pandora rediviva la abra de nuevo y la libere en el Orbe.

3.- Cuando escuché el sonido Gula-Bau despertaron en mi recuerdo Deméter y Perséfone. La luna estaba presente. Yo tenía sed de fuentes de vida (aguas de los Cuatro Ríos).

4.- Lo Dios está más allá y más acá. Está más allá de todos los nombres y de todas las formas y es todos los nombres y todas las formas.

5.- Antes de Yahvé no había en la divinidad ni ira ni peligro.

6.- La palmera datilera ofrece dos frutos (frutos para ser tomados; frutos sin pecado; frutos sin prohibición): el fruto del conocimiento y el fruto de la vida inmortal.

7.- Artísticamente Eva y Adán abandonan el Jardín del Edén. No van tomados de la mano. Cavilan -por separado- que de ahí en adelante tendrán que inventar el Mundo.

8.- Holocausto de cerdos para acallar la maldad de los dáimones. Acequias para que corra la sangre. Campos en el crepúsculo. No queda rastro de los elegantes sacrificios con reses engalanadas que caminan entre las paredes de mármol rosáceo de un templo del Pireo al amanecer. Cerdos muertos. Ominosa diosa Gorgona. O Gorgonas.

Estos aforismos se componen de dos partes:
textos de Las Máscaras de Dios de Joseph Campbell 
y pequeñas -y casi banales- glosas mías
 

Ensayo

Tags : Aforismos Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 02/08/2019 a las 23:10 | Comentarios {0}


Mosquita muerta es el pseudónimo que utiliza Pablo Molviedro Ichaso -nodiscípulo aventajado de Isaac Alexander- para lo que él ha titulado Crónicas del presente, una serie de artículos sobre el mundo de hoy (sea lo que sea hoy/mundo/presente/crónica)


Cuerpo. Fotografía de Fernando Loygorri 2015
Cuerpo. Fotografía de Fernando Loygorri 2015
[...] La filosofía era una reflexión sobre la felicidad humana. Pero esta felicidad no procedía de un esforzado empeño teórico que, a través del conocimiento, pudiese trazar las directrices esenciales de un comportamiento político. El conocimiento que podía lanzar sus redes hacia sutiles proyectos de convivencia, como enseñaban algunas de las obras de Platón y Aristóteles, quedaría siempre sometido al distante dominio de la teoría. El sustento de todos los empeños intelectuales era un cuerpo humano, sometido al dolor y a la muerte; pero, al mismo tiempo, henchido de posibilidades, de misterios de organización y sensibilidad. Sumido en plena naturaleza el cuerpo era también en sí mismo naturaleza. Como el aire y el espacio que lo circunda, este cuerpo mortal podía gozar también de momentos perfectos, de floraciones constantes, de infinitas y variadas alegrías. El cuerpo humano, que había llegado a sentir su lugar privilegiado en el mundo, constituía una deliciosa frontera donde el placer hacía consciente la oscura soledad de la carne. En los confines de la naturaleza había surgido, pues, esta redonda posibilidad de inteligencia y gozo. En los entresijos de la piel, en el callado territorio de la propia estructura corporal, yacía el fundamento ineludible, la armonía inequívoca, la serenidad para poder descubrir la hermandad con la naturaleza y con el mundo. Cada latido del cuerpo, cada mirada perdida entre las cosas, cada sonrisa, cada voz que hablase ese lenguaje de la vida, ese ininterrumpido río de solidaridad en cuyas orillas nos ha dejado crecer la naturaleza, para poder sumirnos en ella a nuestro placer, y también para, desde el firme territorio de la sabiduría, poder contemplarla, entenderla y, sobre todo, sentirla, era el reconocimiento de una nueva actitud teórica. Una actitud que, a pesar de todas las dificultades de la mente, de todas las limitaciones del cuerpo, significaba el descubrimiento de verdadero territorio en el que se asienta el hombre y del que arrancan sus más amplias y rigurosas posibilidades [...]
El Epicureísmo (fragmento)
Emilio Lledó

Al cuerpo hemos de volver y renegar de sus pestilencias bíblicas, ésas que marcaron para siempre nuestro encuentro con la carne aquí en occidente; al cuerpo que goza, al cuerpo que encuentra, al cuerpo que es también inmateria y fluido a un mismo tiempo; ese cuerpo que recorre los caminos, que trilla la mies, que besa la boca y alza en brazos; ese cuerpo que mide distancias y maneja los cabellos, el que duerme y sonríe, el que calla y se emociona. ¡A las barricadas de los cuerpos que huelen a cuerpo! ¡Al asalto de los ombligos y las ingles! ¡A por las lenguas! ¡A por los intestinos! ¡A por los páncreas! Para abrazarlos y mirarlos y someterlos a la tiranía de los besos y los océanos.

Sólo gloso lo goloso
del ensayo de Lledó
Firmado
Mosquita muerta

Invitados

Tags : Mosquita muerta Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 29/07/2019 a las 13:14 | Comentarios {0}


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