Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri
Buceadora. Iwase Yoshiyuki
Buceadora. Iwase Yoshiyuki

95.- ¿Porque no creísteis en mí me perdí?

96.- Constantemente pienso que el amor no es un helado de nata.

97.- Desde el momento en el que Heidegger abraza la causa del nacional-socialismo deja de ser un filósofo genial. Y todos aquellos que sigan su estela para construir (en este caso una construcción que es una de-construcción) su sistema filosófico tampoco lo pueden ser (léase: Derrida, Foucault). Ni tampoco puede ser genial Sartre si cierra los ojos ante la barbarie del maoísmo.

98.- Una cualidad intrínseca de la genialidad es que es incruenta. Con lo que ya podemos empezar a borrar genios del canon de la genialidad.

99.- El imperio de la cultura de los Estados Unidos de América muestra bien a las claras que Spengler tiene razón cuando habla de la inevitable decadencia de occidente.

100.- Por lo tanto: que un intelectual sea fascista no es una contradicción en los términos. Se puede ser un fascista contumaz y un espléndido intelectual; al igual que se puede ser un bolchevique contumaz y tener un sentido del humor bárbaro.

101.- He escrito espléndido. También podría haber escrito brillante, buenísimo, excelso... pero nunca serán genios. ¡Jamás!

102.- Parece ser que lo que nos queda de la literatura helenística (incluida la filosofía) no es lo mejor. ¡Cómo sería entonces lo verdaderamente genial!

103.- Una plegaria es una frase que se lanza al aire con la esperanza de que llegue el destino que la cumpla.

104.- Supuse agua y resultó domingo.

105.-  Ahora es el tiempo de la vendimia y mi corazón se acalla cuando escucha el aroma desnudo del sarmiento.

Los aforismos que van desde el nº 95 al número 105
-y que se compendian bajo el título de Aforismos (10)-,
son todos responsabilidad del director y autor de esta revista.
 

Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 15/09/2019 a las 17:28 | Comentarios {0}


Cuaderno de dibujo de Edward Hopper 1936
Cuaderno de dibujo de Edward Hopper 1936
84.- Cuanto más bueno soy conmigo mismo más cruel me vuelvo.

85.- Dadme el mazo de Thor para destruir el mundo y no me deis el cincel de Miguel Ángel para esculpir uno nuevo.

86.- El trabajo ni dignifica ni hace libre. El trabajo es una indignidad que hemos de soportar desde la cuna hasta la tumba.

87.- El esfuerzo titánico que han de hacer algunos de mis neurotransmisores para dirigir los dedos a las teclas justas. Ese esfuerzo por no anticipar los momentos tristes. O aquél que presagia una recompensa demasiado lejana.

88.- La esperanza es la madrastra de la desesperación.

89.- La esperanza en la moderna religión se denomina dopamina.

90.- Al proclamar en escala lo efímero de la vida (la vida de un ser humano no llega -ni de lejos- al tiempo que dura un parpadeo si consideramos la edad del universo como un año) río y mi risa se expande por los montes y traviesa recorre las montañas hasta prosternarse agradecida ante Luna la Diosa más grande que idearon varios miles de vidas más cortas que el tiempo que dura un parpadeo.

91- Lo terrible no es que me nacieran  sino que luego generaran en mi mente una sinapsis que me dice: tú naciste.

92- Sí, saludo al Sol cada tarde cuando se deja engullir por la montaña. No lo venero. Sólo lo saludo.

93.- Por encima de todas las cosas, amo el silencio... y a partir de él los sonidos sutiles que surgen como pequeños milagros: una tecla que se pulsa, el roce de la pluma en la hoja o el del pincel en el lienzo, la patas de un gorrión al posarse sobre la barandilla de hierro, la hoja que se desprende del tallo y comienza a caer, una persiana que se sube, la carrera de un conejo o los cuernos de la luna rediviva (este último es un sonido sideral que tiene más bien una coloratura de idea).

94.- ¡Qué hermosos los cielos de las tardes de septiembre! 

Los aforismos que van desde el nº 84 al número 94
-y que se compendian bajo el título de Aforismos (9)-,
son todos responsabilidad del director y autor de esta revista.
 

Ensayo

Tags : Aforismos Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 09/09/2019 a las 14:01 | Comentarios {0}


Grabado de Pulgarcito de Gustave Doré
Grabado de Pulgarcito de Gustave Doré
72.- Si alguna vez se dialogara en la vida real como en algunas obras dramáticas, en cuyos diálogos la verdad supura por cada poro de la piel de los personajes y al final, ahítos de tanta verdad y tanto dolor consiguen su famosa catarsis y ya entonces se pueden ir a dormir tranquilos...

73.- El realismo impide la expresión directa de la verdad (la verdad entendida en su sentido postmoderno). 

74.- El arte no es una mentira que dice la verdad (como expresó Picasso). El arte -en su relación con la verdad- es una sublimación de la misma.

75.- Porque si dijéramos dramáticamente la verdad en la vida real, los crímenes familiares adquirirían unas proporciones colosales. No habría cárceles para tanto delincuente y los Juzgados de Familia necesitarían una ciudad para ellos solos.

76.- No se puede tapar el ruido con la música.

77.- Hay días en los que el dolor es tan grande que se diría que el lóbulo frontal se ha vuelto loco y que la amígdala basolateral se está pasando cien pueblos con su descarga de temor y agresividad.

78.- El químico dijo, El hombre no quiere saber que tan sólo es química. El químico, probablemente, tiene razón.

79.- La contemplación de espacios horizontales, unido al lanzamiento de una pelota más la carrera de un cánido y algo de viento, provocan en el alma del neurótico una auténtica sedación mental.

80.- Pensemos en el equidno, un animal muy interesante desde el punto de vista de la evolución: son supervivientes de una época en la que algunos reptiles empezaron a transformarse en mamíferos: adquirieron pelo y sangre caliente.

81.- Porque tiene pelo es mamífero; porque es mamífero añora el pezón primero; porque añora el pezón primero tiene problemas mentales; porque tiene problemas mentales no sólo es mamífero sino primate; los primates son por lo tanto la clase de mamíferos que tiene problemas mentales.

82.- La respiración honda. La calma en la espiración. El ritmo del paso. La cadencia. Todas esas cualidades del movimiento alejan la mente del suicidio.

83.- Contrasta las características del sacerdocio con las del chamanismo y podrás llegar con cierta facilidad a entender dos visiones diametralmente opuestas de la concepción del mundo.

84.- Repara en que valorando -en apariencia- la individualidad, la sociedad sigue estando arraigada en la esencia de las sociedades agrícolas: suprimir las manifestaciones individualistas.

Los aforismos que van desde el nº 72 al número 84
-y que se compendian bajo el título de Aforismos (8)-,
son todos responsabilidad del director y autor de esta revista.

Ensayo

Tags : Aforismos Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 03/09/2019 a las 17:39 | Comentarios {0}


Documento 24 de la serie de Los Archivos Póstumos de Isaac Alexander.
Datado el 15 de noviembre de 1999 en la ciudad de Madrid


     Me dices Lucilo que te vas a casar y luego me preguntas si yo estuve casado alguna vez; dices que te resulta curioso no saberlo, tú que tanto sabes sobre mí y a quien tanto quieres. Incluso me has sugerido si yo podría aconsejarte... ¡no, no, jamás! Jamás daré un consejo, bien lo sabes, porque en mi caso aconsejar sería una impostura. Soy en esencia tan despreciable como el más despreciable de los hombres y no digo el más porque sería mentira y además petulante.
     Quizá te haya sorprendido el título de la carta con el que respondo a tu anuncio. Escucha: fracasar, 'destrozar, hacer trizas' 'hacerse pedazos, naufragar (embarcaciones)', anticuado, hoy 'frustrarse, tener resultado adverso (una empresa)'. Fracasar es palabra tomada del italiano fracassare 'hacer trizas, destrozar','quebrar ruidosamente', derivado del anticuado cassare 'romper', tomado a su vez del francés casser y éste a su vez del latín quassare 'quebrantar'.
      El quid del matrimonio no es el matrimonio en sí, querido Lucilo, sino su destrozo. Tengo en mi memoria la imagen de muchas mujeres y muchos hombres hechos trizas tras un matrimonio fallido. Pocas cosas hay que devasten más y por eso verás que muchas son las parejas que se mantienen unidas hasta el final no porque se quieran sino porque les aterroriza el naufragio que les supondrá -sin ningún género de dudas- la separación.
      El matrimonio -palabra cuya etimología se relaciona con que una mujer pueda ser madre legítima de los hijos de un varón- remite realmente no a la relación entre un hombre y una mujer sino a la capacidad jurídica de ambos para ser legalmente padres. Por lo tanto el fracaso de un matrimonio no es el quebrantar la relación íntima de la pareja sino su capacidad legal, es decir social, de ser padres. Para el amor el matrimonio es un estorbo; para la sociedad es un bien como lo pueda ser el patrimonio.
      Ocurre que las parejas que se atreven a romper su matrimonio, rompen un lazo social que al unirse al afectivo produce un quebranto absoluto de sus vidas: la vida privada y la vida pública. Habrás observado que una pareja que no viva bajo el mismo techo, si se separa no causa tanto pesar, entre los más allegados, que una pareja que haya cumplido con el rito social de ser consagrados como posibles padres legítimos de una descendencia a la que por supuesto le tocará legalmente heredar.
      Recuerda pues que al contraer matrimonio no apuestas por el amor con tu pareja sino con la Ley. Matrimonio y amor son cosas separadas que se unen bajo el amparo simbólico del rito. Pero ese rito, tenlo en cuenta, no está dedicado a la pareja sino a la pareja con respecto a la sociedad. La boda no une lo que ya estaba unido. La boda une a la pareja con la sociedad.
      Como verás no te he respondido a la pregunta que me has hecho. Hay secretos que es mejor que no se sepa ni que lo son. Estoy sentado en una cafetería cerca del Teatro Real. Un hombre de unos treinta y tantos años, sentado en la mesa contigua a la mía, ha llamado a un amigo y le ha dicho si le podría acoger un tiempo porque ha decidido no volver más con su mujer. Ha intentado bromear un par de veces. Y de hecho parece que el amigo se lo ha creído. Cuando ha colgado el teléfono su gesto ha cambiado y ha adoptado el gesto de un hombre al que nadie observara. Imperceptiblemente niega con la cabeza. Agarra con fuerza el vaso de cerveza.  Como si no fueran suyas, las respiraciones le delatan.
Club Night de Georges Bellowz 1907
Club Night de Georges Bellowz 1907

Ensayo

Tags : Escritos de Isaac Alexander Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 30/08/2019 a las 17:57 | Comentarios {0}


Documento 23 de la serie de Los Archivos Póstumos de Isaac Alexander.
Datado con fecha 14 de noviembre de 1967 en Monterrey, California.


El señor Culo
El señor Culo
Hubo una tarde, querido pseudo Lucilo, en la que Gradiva apoyaba su cabeza en mi nalga izquierda. Estábamos esperando que un empuje brutal nos derribara para caer, enloquecidos, sobre el cuerpo del otro e iniciar uno de esos atardeceres de otoño en los que ella, como una diosa paleolítica, me mostraba los misterios y el poder de ser mujer. Mi falo aún no se había erguido hasta convertirse en palo de mesana. Mi respiración, aunque anhelaba, se mantenía en esa calma que los marineros llaman chicha. Mi piel empezaba a brillar. Mi mirada resbalaba por su cuello y por las apófisis de sus escápulas que me recordaban, por su precisión, a algunas esculturas de maestros italianos del Renacimiento. Sobre la mesilla de noche dos vasos de un vino rojo rubí encima de una tela de damasco que debía de ser antigua. Frente a mí el ocaso y el mar se abrían a través de una gran balconada con balaustrada de piedra. Al lado izquierdo de la balconada un pino. Al lado derecho una gran higuera que aún tenía esencias de su aroma de septiembre y que tanto me recordaban el olor del coño de mi amante en la zona en que se unía con el olor de su culo. El olor de su culo. El olor de su coño. Gradiva entera que como diosa primigenia pareció escuchar mi pensamiento y empezó a hablar. "El culo democratiza el sexo, Isaac. Por el culo no hay sumisión de ninguna de las partes y ese enredo final que es la reproducción se olvida. Hoy te voy a comer el culo, querido. Te voy a meter los dedos por el culo y luego te voy a follar con ese magnífico consolador que tan bien me queda atado a mi cintura. Por el culo. Entre los muslos. Acercándome a tus gónadas. Mordisqueando. Pellizcando. Lamiendo. Mojándote. Tu culo/coño. Mis dedos/pollas. ¿Tú sabes, querido, el placer que te va a dar mi lengua? ¿Conoces los secretos de tu ano? ¿Hasta dónde llegará el placer? ¿Dónde empezará el daño?
El culo, Isaac, nos vuelve iguales a ti y a mí. Cuando termine con tu culo, tú empezarás con el mío y luego cuando hayas terminado de reconocerme por detrás, cuando me hayas penetrado por detrás y te hayas corrido y veas cómo mis esfínteres devuelven al aire tu líquido seminal, como yo habré visto como mi saliva y el flujo de mi coño con el que habré mojado tu recto, salen de ti como si fueran una diarrea deliciosa, entonces, te digo, nos comeremos el culo el uno al otro, jugaremos democráticamente con nuestro orificio gemelo y entonces podremos permitirnos tocarnos nuestros genitales tan jerárquicos, tan absurdos, pero sólo como subsidiarios del Primer Ministro del sexo democrático, el señor Culo."
Dichas estas palabras Gradiva hundió su lengua en la raja de mi culo y empezó uno de los atardeceres más deliciosos que el tiempo de la vida me haya podido otorgar. Podría, lo sabes, hacer una descripción pormenorizada de nuestros juegos pero eso lo dejo para las novelistas  porque lo importante es el concepto: el culo como órgano democratizador del sexo; concepto, por cierto, que mi buena Gradiva había estudiado en Deleuze y del que escribió su conclusiones en mi cuerpo hasta agotarme de dolor y placer y risa y abrazo y sangre y vino y mar que se oscurece y cielo sin luna. 

Ensayo

Tags : Escritos de Isaac Alexander Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 28/08/2019 a las 18:12 | Comentarios {0}


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