Escrito por Isaac Alexander
Edición y notas de Fernando Loygorri
XXXII
Oh, Lord won't you buy me a Mercedes Benz?
¿Recoge el prisma las emanaciones tóxicas de los aparatos eléctricos? ¿Es cierto que anoche Euphosine corrió por la pared de una habitación hasta casi llegar al techo para cazar -como hizo- una mariposa que era como un pájaro con ojos de mosca? ¿Pensé entonces en Las Metamorfosis? ¿Cuánto importan las heridas no cerradas? ¿Debería llamar a las personas con las que me siento ingrato? ¿Importará la ingratitud?
Oh, Lord won't you buy me a Mercedes Benz?
¿Cuál es la huella de Dios en la historia de la humanidad? ¿Cuántas perplejidades me seguirán acosando hasta el día del adiós? ¿Nunca sabremos lo que hay tras la puerta? ¿Es realmente cierto que si se atrofian los lóbulos frontales se atrofia la personalidad del individuo o más bien es que la apariencia de esa personalidad, en efecto, desaparece pero hay un lugar -en la rodilla, en la corva, en una muela- donde anidará por siempre nuestro ser?
Oh, Lord won't you buy me a Mercedes Benz?
Hoy he contemplado más allá de una habitación y una cantante conocida ha alabado la personalidad de una muchacha que podría haber sido mi hija. Más tarde un hombre ingrato me comunicaba que una de las habitaciones de su casa llevaría el nombre de esa muchacha que podría haber sido mi hija. Ese hombre era un no-amigo pero tenía el rostro de un tío carnal al que siempre quise.
Oh, Lord won't you buy me a Mercedes Benz?
Existir se resuelve en última instancia en poder cobijarse, en poder comer algo caliente, en poder beber. Por esas tres acciones la mayoría de las personas esclavizan su vida y su pensamiento.
Al deambular por las calles de una ciudad que ya no me pertenece siento el impulso de lanzarme contra un escaparate tras el cual se muestran diversas mercaderías apropiadas para el disfrute de la escritura. Luego pienso que querría quemar la ciudad entera, algo así como el incendio de Lisboa. O quisiera ser Thor y con mi martillo divino golpear sobre la falla de Granada para que la península se convirtiera en isla, esa isla que iba a la deriva, la isla de San Barandán.
Oh, Lord won't you buy me a Mercedes Benz?
Hamlet duda de cuál ha de ser la vuelta precisa en la que ha de detenerse para tumbarse y dormir. Aglaya con la mirada fija en un espectro no pestañea. Si hubiera sido mujer, ¿habría dado mi sangre por mis hijos como hacen las hembras de los pelicanos? Ahora he de abandonarme. Dicen que se aproximan grandes nevadas. Los del lugar me avisan de que estaremos varias semanas incomunicados y me recomiendan que haga acopio de leña y víveres.
Oh, Lord won't you buy me a Mercedes Benz?
Oh, Lord won't you buy me a Mercedes Benz?
¿Cuál es la huella de Dios en la historia de la humanidad? ¿Cuántas perplejidades me seguirán acosando hasta el día del adiós? ¿Nunca sabremos lo que hay tras la puerta? ¿Es realmente cierto que si se atrofian los lóbulos frontales se atrofia la personalidad del individuo o más bien es que la apariencia de esa personalidad, en efecto, desaparece pero hay un lugar -en la rodilla, en la corva, en una muela- donde anidará por siempre nuestro ser?
Oh, Lord won't you buy me a Mercedes Benz?
Hoy he contemplado más allá de una habitación y una cantante conocida ha alabado la personalidad de una muchacha que podría haber sido mi hija. Más tarde un hombre ingrato me comunicaba que una de las habitaciones de su casa llevaría el nombre de esa muchacha que podría haber sido mi hija. Ese hombre era un no-amigo pero tenía el rostro de un tío carnal al que siempre quise.
Oh, Lord won't you buy me a Mercedes Benz?
Existir se resuelve en última instancia en poder cobijarse, en poder comer algo caliente, en poder beber. Por esas tres acciones la mayoría de las personas esclavizan su vida y su pensamiento.
Al deambular por las calles de una ciudad que ya no me pertenece siento el impulso de lanzarme contra un escaparate tras el cual se muestran diversas mercaderías apropiadas para el disfrute de la escritura. Luego pienso que querría quemar la ciudad entera, algo así como el incendio de Lisboa. O quisiera ser Thor y con mi martillo divino golpear sobre la falla de Granada para que la península se convirtiera en isla, esa isla que iba a la deriva, la isla de San Barandán.
Oh, Lord won't you buy me a Mercedes Benz?
Hamlet duda de cuál ha de ser la vuelta precisa en la que ha de detenerse para tumbarse y dormir. Aglaya con la mirada fija en un espectro no pestañea. Si hubiera sido mujer, ¿habría dado mi sangre por mis hijos como hacen las hembras de los pelicanos? Ahora he de abandonarme. Dicen que se aproximan grandes nevadas. Los del lugar me avisan de que estaremos varias semanas incomunicados y me recomiendan que haga acopio de leña y víveres.
Oh, Lord won't you buy me a Mercedes Benz?
Ventanas
Seriales
Archivo 2009
Escritos de Isaac Alexander
Fantasmagorías
¿De Isaac Alexander?
Meditación sobre las formas de interpretar
Libro de las soledades
Cuentecillos
Colección
Apuntes
Archivo 2008
La Solución
Aforismos
Haiku
Recuerdos
Reflexiones para antes de morir
Reflexiones que Olmo Z. le escribe a su mujer en plena crisis
Sobre las creencias
Olmo Dos Mil Veintidós
El mes de noviembre
Listas
Jardines en el bolsillo
Olmo Z. ¿2024?
Agosto 2013
Saturnales
Citas del mes de mayo
Reflexiones
Marea
Mosquita muerta
Sincerada
Sinonimias
Sobre la verdad
El Brillante
El viaje
No fabularé
El espejo
Desenlace
Perdido en la mudanza (lost in translation?)
La mujer de las areolas doradas
La Clerc
Velocidad de escape
Derivas
Carta a una desconocida
Asturias
Sobre la música
Biopolítica
Las manos
Tasador de bibliotecas
Ensayo sobre La Conspiración
Ciclos
Tríptico de los fantasmas
Archives
Últimas Entradas
Enlaces
© 2008, 2009, 2010, 2011, 2012, 2013, 2014, 2015, 2016, 2017, 2018, 2019, 2020, 2021, 2022, 2023 y 2024 de Fernando García-Loygorri, salvo las citas, que son propiedad de sus autores
Narrativa
Tags : Escritos de Isaac Alexander Libro de las soledades Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 06/01/2021 a las 19:10 | {0}