Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri

Preámbulo
       Quizá mi nombre un día importe. No es este el día en el que eso vaya a ocurrir con lo cual déjenme que tan sólo me presente como O. V.. Nada importan estas iniciales y será la única vez en que las escriba (conste que podría haber escrito cualesquiera otras o si me dejara llevar por las teorías de uno de los más grandes herejes de Freud, como mucho me atrevería a afirmar que la sincronía entre las energías de universos y anti-universos o de materias y anti materias, en este preciso tiempo o devenir [o anti-tiempo o anti-devenir], llámelo usted como quiera, ha generado -la sincronía- esta asociación de una o con una v de resultas de la cual han surgido estas iniciales); también serán iniciales los nombres de las ciudades, calles y plazas donde ocurrieron los hechos que me dispongo a narrar. En este caso el motivo es más estratégico: no quiero ponérselo fácil a la pareja que viene a por mí; no quiero que debido a cierta vanidad -¿no es acaso vanitas narrar para unos lectores hechos que le han ocurrido a la autora? ¿no se deduce que yo estoy convencida que, en efecto, mi narración va a ser leída?- den con mi paradero y entonces, sí, entonces se cumpla ese viejo adagio popular que dice a la tercera va a la vencida. A la tercera acabarán con mi vida. Para que puedan entender de lo que estoy hablando tendré que iniciar mi historia hace ahora 45 años, en el mes de enero de 1978 en la ciudad de M. Fue ese el año en que se produjo el primer encuentro. El segundo se produjo en el mes de enero de 2023. El tercero me llevará al Averno. Por eso quiero dilatarlo. Porque aún no quiero morirme... o permítanme una precisión: aún no quiero que me mueran.
 

Cuento

Tags : La pareja Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 21/11/2023 a las 19:25 | Comentarios {0}



[...] sobre ese cometa volaba, sobre la estela de su cola, sobre el fin [...] que volaba y se preguntaba ¿qué es ese aroma de rosa? ¿es el amor? ¿es la conducta? [...] sabía que el mal está ahí y que había sido el anuncio [...] alto, se decía, no quiere volver a la daga ni a los restos tras la batalla [...] disfraz, de nuevo [...] ¿para qué venían esas voces? ¿por qué se había hecho la nieve? ¿cuánto duraría? [...] vuelve sin esfuerzo al ritmo de una danza medieval; podría sentir hasta el olor de un establo; es la mañana; alardea un ave; se santiguan unas beatas; dios no está en la alturas sino que persigue siendo río a una náyade que se olvidó de dormir; podría derivar; podría erguirse hasta llegar a mirar por cima la montaña el cuerno blanquísimo de la luna que crece; fértil; vuelve; espuma y otoño en Pekín; vuelve aire de dulzura; podría comenzar a escribir y no dejarse, no, no dejarse [...] el pasado ha generado el negro [...] disolución en el mar del Norte [...] bancos de peces, saludos antiguos, un retorno a la toga, un frivolidad prehistórica, la danza, Rabelais, el esperma de un centurión la noche justo antes de la derrota y él no lo sabe, y no auguran sus manos que la noche siguiente ya no caerá sobre él y cantos y antorchas y escudos y tiendas de tela y ese clarear rosa del invierno y la esperanza y el alarde [...] sobre ese planeta, a vueltas con la inmensidad, meme de sí, partícula básica de información, 010101000111001010101010010010100010101010101010100101001las muelas, la ciencia, el prefijo pan, la raíz bajo tierra, la chanza, el reverso, la vihuela con su poquito de arpa; cae la paz sobre él como la seda sobre el cuerpo de la mujer roja, hasta la saciedad roja, roja de canto y roja de aire; suenen; oreen; [...] la selva llega tarde [...]
 

Narrativa

Tags : Fantasmagorías Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 18/11/2023 a las 19:36 | Comentarios {0}


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¿Cómo fue? Deberías empezar a contar la historia. Lo tienes en tu cabeza. Sabes el principio. Conoces su nudo. Se produjo el desenlace. [...] volvieron las cargas, volvieron las aspas de los helicópteros mientras muy lejos de allí se acababa de abrir el cielo y surgía en la oscuridad de un cielo -que era el velo del paladar de un dios antiguo- una grieta por la que se colaba el fuego exterior, el que rodea a la cuasi absoluta oscuridad de nuestro universo [...] porque la física cuántica ejerce su ministerio también en nuestros cuerpos, somo composiciones de quarks y no deberíamos temerlo como tampoco habremos de temer estar dispuestos sobre una malla espacio-temporal en la que realmente no existen las flechas unidireccionales y así, ¡oh, sí! tenemos que aceptar que eso que llamamos futuro determina tanto nuestro presente como lo hizo el pasado y que el pasado no puede por menos que ser influido por este presente que en ese momento pasado era en realidad futuro y el futuro... juegos de la física cuántica... ¿qué influencia está ejerciendo sobre en mí en este día 16 de noviembre del año 2023 de la era común la destrucción de un enclave de fosfato que se empezará a explotar dentro de sesenta y tres años cuando esta supuesta unidad -unidad cuando menos en cuanto membrana que cierra en apariencia y otorga la misma a un conjunto cuatrillonario y más y más y más de elementos- que además llevará ya muchos años criando malvas -según, por supuesto, nuestra percepción de la existencia-? [...] el fascismo vuelve a Europa y siento que mi emoción se agita cuando recuerdo lo que llegué a vivir [...] ¿Deberías empezar a contar la historia que ya conoces? ¿Deberías seguir con este cuasi monólogo que intentas encubrir de todas las formas posibles [...]? composiciones cuánticas, cierta tribulación [...] Las segadoras de Millet.
 

Ensayo

Tags : Fantasmagorías Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 16/11/2023 a las 17:14 | Comentarios {0}



[...] quizá descubrió algo (sí -se dijo- son algas las que tiene en el pecho, algas venenosas, algas microscópicas; yo entiendo que él no las vea, nadie en su sano juicio querría reconocer que su pecho está invadido por algas venenosas y microscópicas) que la obligó a alejarse de esa manera; el influjo de una ideología o el fruto de un error o la verdad (sólo que él no sabe, el sujeto del abandono, sobre el que recae esa acción, ése no sabe por qué se le está apartando); es más al sujeto de esa acción le nacen en el hígado, en la vesícula biliar, en las arterias, en las gónadas, en las circunvoluciones cerebrales, en el bulbo raquídeo, en la médula espinal, en los dedos de los pies, en la piel del codo, tras la oreja, en el cuero cabelludo, en el martillo y en el yunque, en la apófisis de la cadera, en la cabeza del fémur, en los meniscos, en los cartílagos, en las membranas de todas y cada una de sus células, en las dendritas, en los axones, le nacen en las uñas y en las cutículas, en el lóbulo derecho y en los alveolos izquierdos, en las aurículas, en la vena esplénica, en el colédoco, le nacen en los riñones y en sus cápsulas superiores, en los filamentos de su ADN, en la totalidad de su ARN Mensajero, en el alma de sus mitocondrias o en el pedestal de su empeine, le nacen, decimos, dudas de sí; ¿no ha sabido amar? ¿está haciendo lo correcto? ¿no sabe por qué ha llegado a esto? [...] ¡qué hermoso está! Las nubes grises y oscuras envuelven las cimas; el verde es gris; el agua corre a la vera del camino y arrastra consigo los restos del calor; el perro husmea, descansa, corre, muerde, está avizor, está en su medio; charcos en la tierra; a lo lejos rebuzna un burro y un ternero parece exigir leche [...] ¿Tan lejos? ¿merecerá la pena? [...] en teoría ¿será eso: algas venenosas y microscópicas en su pecho?
 

Ensayo

Tags : Fantasmagorías Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 11/11/2023 a las 13:57 | Comentarios {0}



¿Tiempos convulsos? (esa mano sería la convulsión si se posara en la suya y se acompañara el gesto con otro de los labios en los que se quiere manifestar pesadumbre y fatum; o el atardecer que se ha convertido, en el último suspiro, en una leve coloratura morada en el cielo; o si le hubiera llegado la voz que espera, una voz que sonriera, una voz que se abriera a la esperanza; o si fuera la nieve en la cumbre de la montaña de allá, la que está tras las primeras, las que no tienen nieve y tienen menos altura; también la vida se volvería convulsa si naciera el norte en cualquier sitio que no le correspondiera; esas convulsiones no laceran) ¿Tiempos convulsos que nos obligan a fijar la atención? ¿Qué queda difuminado? ¿qué se pierde nuestra atención? (convulsión si el cosmos se alterara o si el James Webb hallara en alguno de los confines que está atravesando un yacimiento infinito de madera; convulso si al abrir los ojos se encontrara con su personaje frente a frente y supiera la forma de desnudarlo y tuviera la capacidad, milagrosa, de aliviarle sus pesares y luego, arcádico, lo arrullara en su regazo, blando como la pradera, oloroso como el rosal en octubre) ¿Quién quiere los tiempos convulsos? ¿Quién busca camorra? ¿Quién alza los gritos a los cielos? ¿Quién blande el puñal? ¿Quién el bastón? ¿Qué buscan hurgando en nuestra ira? ¿Quiénes? ¿Qué se prepara? ¿Qué se anuncia? ¿Por qué cualquier suceso parece ser la chispa que encenderá la hoguera de una nueva época totalitaria sobre la tierra, sobre las sociedades humanas, sobre cada mujer y cada hombre? (convulsión si por fin supiera aplicar cierta sabiduría a sus deseos; convulsión de la buena si se atreve a mirar a su destino y lo reta sentándose a esperar que llegue, sin juicio, sin expectativa, sin justificación, sin queja; convulsión si acaricia el pecho de la mujer que le quiere, es por la tarde, fuera la luz es un prodigio y vuelan ajenos a ese amor los halcones; convulsión si le canta una canción y suena su voz a tiempos muy antiguos, eones, cuando aún las proteínas no habían intentando la membrana) ¿Volverá el hombre escarlata? ¿Habrá autos de fe? ¿Serán paseados los reos por las avenidas para escarnio y aviso a las poblaciones? ¿Será obligatorio acudir a las ejecuciones? ¿Los habrá valientes que desobedezcan la orden? ¿A qué castigo serán sometidos? (real la convulsión ante la salida de la estrella que trae de su mano la mañana; convulsión el orgasmo; convulsión la buena nueva; convulsión de los hurgalios ante la enésima frase que describe con precisión un acontecimiento planetario; convulsión, sí, y casi atroz, la llegada de la noche en el jardín). ¡Por Atenea, que no vuelva a morir la inteligencia!
 

Ensayo

Tags : Fantasmagorías Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 09/11/2023 a las 18:42 | Comentarios {0}


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