Era frío que quema [...] era ausencia de la rana en los estanques; era la muela que se hace pálida, luego oscurece y acaba podrida en el lavatorio de una clínica dental de mala muerte; era la matriz; era la utilización de la placenta para uso médico contra el cáncer [...] ese frío que quema cuando vas caminando desnuda por la nieve y al levantarse el viento te airea la vergüenza del frío, el temor a la muerte, un horizonte que de improviso se volvió turbio [...] Nomenclaturas. Hay que callar. Hay que asumir. Hay que saber esa distancia que surge cuando queremos llegar de la parte al todo [...] turbulencia del aire, sentido del tiempo, el páncreas sí, el páncreas, sí, la mano gafa, sí, la mano que se agarra al fregadero y parecen sus dedos ramitas de sarmiento, eso, eso nace y se calla y se asume y se basta a sí.
La fuga ha de tener algo de esto. Tras la fuga viene la huida y entonces, ahí, sí, ahí, pequeña...
No dijo nada. Callada. Cuasi estática. Amaba la luz. Y el arte. ¡Ah, sí, cuánto amaba el arte! No, no dijo nada. Callada. Desnuda. Tras la vergüenza del viento. Sin miedo ya. Dispuesta ya. Sonreía. No, no se aclaraba el horizonte ni la herida abierta en su mundo por donde iba escapando la lenta saga de su sangre se cerraba, cicatrizaba, se iba quedando como resto sensible y liso de una agresión; no, no se cerraba, permanecía abierta, le llevaba hasta el fregadero, le obligaba a agarrarse a sus bordes y a doblarse como el ciprés ante los muertos se mantiene erguido. No había lucha. No había determinación. No había escudo. Nadie temblaría cuando llegara el momento.
¿Un resquicio?
Sólo quería dejar constancia de que podría haberlo hecho y también su contrario. ¿Dónde he llegado? ¿Cuál era la meta? No es verdad que la vida pase rápida. Pasa rápida en el recuerdo. Mientras se vive, la vida va a su ritmo que yo diría que es más bien lento. Dentro de esa lentitud podría haberlo intentado de mejor manera. Podría haberme detenido. Haber meditado más. Debería haber tenido una alternativa. Debería haberla construido. En mi defensa diré que la llamada ha sido, es, muy intensa. No he querido hacer otra cosa en toda mi vida. Quizá sea porque yo creía que a mi madre le gustaba mucho leer y quise que admirara en mí a los escritores que le dieron tantas noches de entretenimiento. (Más tarde deduje que en realidad a ella no le gustaba leer, sólo que así pasaba el tiempo mientras esperaba a ver cómo llegaba su marido: si muy borracho, si olía a otra, si intentaría meterle mano; si llegaría de buen humor o se la habría agarrado canalla; si estaría amargo, si pondría la quinta sinfonía de Beethoven; si despertaría a los niños; si tendríamos miedo; si se metería con alguno de nosotros...) todo esa angustia, esa espera, lograba alejarla ella mediante la lectura. Cuando mi padre dejó de emborracharse, ella dejó de leer y yo entendí, ya adulto, que mi afán no había sido más que un espejismo, una equivocación más, de las tantas, de las muchísimas que he tenido a lo largo de mi vida, sólo que a mí la visión de mi madre leyendo, me había cautivado de tal manera, me había parecido siempre tan bella la composición de Madre con libro ya en la cama que para siempre asocié las labores de escribir y de leer con la belleza de mi madre, con su ausencia, con su frente donde parecían dibujarse los paisajes por los que transcurrían las historias que cada noche leía en los libros.
Ensayo poético
Tags : Fantasmagorías Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 27/02/2024 a las 20:01 | {0}[...] detrás si dijéramos es el rastro del amor [...] lo bello suele ser lo joven porque la estética es, ante todo, defensa de la vida [...] pequeños milagros, alardes pequeños, encuentros que llevan al fondo del baúl [...] ¿sintió esas miradas? ¿eran tan ligeras? ¿mereció el esfuerzo? ¿quedarán las ganas? [...] fuera llovía y dentro hizo calor, la pantalla toda, la misión, la luz, la ilusión [...] por una frase merece ser vivida una vida entera [...] labores, espera, camino, aromas, llegarán las flores, llegará el perdón, llegará la ausencia, volverá el amor [...] un día más, Hanna, un día más siendo uno más de la humana condición [...]
Narrativa
Tags : Fantasmagorías Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 17/02/2024 a las 19:40 | {0}Es el viento quien susurra en lo alto de la montaña los rezos que
agradan a los dioses
¡que eres bello! ¡ay, que lo eres!
¡Mira! la piedra
ha rodado hasta el fondo del mar
No vuelvas
Nunca
No vuelvas
Siempre
Me quedaré a tu lado
Bramaré como una bestia a la que le acaban de abrir de parte a parte
Mira que vuelvo
No vuelvas. Ya no. Ya atente.
Frio como la muerte
Atento como la espada
Deja. Ya no importa. No miro más allá
porque se diluye
y amaba los límites
como quien ama las riberas
¡No, no vuelvas!
No vueles no ames no esperes no llagues no atravieses no contengas no aflores no permanezcas no aligeres no estremezcas
ni pidas las llaves del reino que surge en la noche que en marzo mayea vestida de tul
¡Cómo duele la espada!
Y crujen los huesos
desespera el nuncio
se amilana el can
Ensayo poético
Tags : Fantasmagorías Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 12/02/2024 a las 19:06 | {0}Estuve allí. En algún momento sentí la dicha de percibir. Es una emoción intensa. Sabe a sal. Estuve allí y vi el atardecer mientras olía la mar a espera, a constante vaivén de una idea. ¡Vaya si estuve! Ahora ha vuelto a girarse el aire y se ha burlado de mí, de mi sorpresa, del tropiezo. ¿Qué es el sur?
A veces es la extrañeza extrema, ésa que nos deja con la boca entreabierta, absortos en una imagen mental que se ve mejor si inclinamos y ladeamos un poco el cuello hacia su lado natural; a veces es una ternura cuyo límite sería el miedo o cualquier otro tipo de parálisis; a veces es congoja; otras...
¿Sólo gimnasia? Entonces ¿el fracaso existe? ¿quedamos en eso? ¿Y Homero? ¿La labor ha sido vencida? ¿No podría ser una elección que no ha sido programada por la mente sino por un afán que estaba ahí, una miasma con alma si quieres, que se hubiera introducido en el organismo al inhalar el aire de un salón en otoño a través de cuyas paredes de cristal se puede ver un jardín de arces en plena decadencia del color en sus hojas? Una elección del alma cósmica digo, una elección arbitraria e inconsciente.
A punto de saltar la trascendencia estuve. No me rompí del todo tan sólo me quedé quebrado.
¿Recuerdas que estuvimos juntos en el sur? Los dos sabíamos lo que era el sur. Si decíamos sur entendíamos lo mismo. Encajábamos el sur en su contexto con la naturalidad propia de los naturales de una lengua. También tus ojos. También nuestras miradas, esa lengua también la compartíamos. ¿Recuerdas aquellos días de julio en el suroeste? Las tardes. Los juegos. La risa. El cansancio. Cierto tedio. ¿Fue allí el principio? ¿Recuerdas que estuvimos juntos en el sur?
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Narrativa
Tags : Fantasmagorías Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 29/02/2024 a las 19:33 | {0}