Vuelo y me contengo. Siento por la tarde la convulsión. Devengo Subo. Queja. ¿Hará o no hará? ¿Cuándo? He de decirte que mi alma se deshace cada día un poco más. No cejes. Sigue a la tuyo. El viento me volvió loco. También que no cogiera la pelota, que la dejara en cualquier sitio. Yo sabía que no era él quien me enfadaba. Yo sabía. Por las nubes. Por las caídas. Por la hierba que las vacas se comen. No vuelvas nunca. Vuelve. Vuelve. No vuelvas nunca. Vuelve. Que me muero. No vuelvas. Que me muero. De edad tan avanzada. Suelto al final del rosario. Esas cuentas que no salen. Ese mirar hacia el Infierno y no encontrar más que guijarros, incertidumbre y ni rastro de azufre, ni rastro de amarillo, ni rastro de tu rastro. La fruta en el suelo. Las flores marchitas. El martillo pilón del invierno. Lo pardo de la montaña. La mente urbana en una estancia rural. Subo. Apoyo. Hago los ejercicios. Voy sintiendo el suave desfallecimiento, casi romántico, del diabético. Nervios de seda. Sangre sin dulzor. Y lo haré. ¿Lo haré? Vuelva la espera. No pierdo los nervios. Vuelve. No vuelvas. Que tu abrazo. Que tu mirada. Que la estela turquesa de un océano. ¿Sabes que la travesía de cualquier canoa que haya surcado las aguas de cualquier mar sigue estando? Mi mano sigue estando. Mi cuidado sigue estando. Aquellas noches de tu infancia siguen estando. Podría recuperarlas. Hacerlas mías de nuevo. Tus ojazos que se van cerrando. Mi mano cogiendo la tuya. Mi espera. Mi vuelta. La roca blanca. Los bosques de Irlanda. Acompañar a John Falstaff hasta Windsor. Quisiera... el frío... mostrarte. Vuelve. No vuelvas. ¿Vuelves? ¿No vuelvas? Diciembre. La meseta castellana.
...o cualquier otro sitio donde pueda haber viento. Hay viento en el mundo que le rodea. Le hubiera gustado contárselo y que le hubiera respondido al cabo de un rato o le hubiera hecho una video llamada para que le enseñara, en el movimiento de los árboles, ese viento tan salvaje que vaga por los valles y las montañas , [...] eso es vivir, se decía y añadía, hay que tener cuidado y corregir si es posible. Venía entonces un largo silencio. La tarde había llegado. Los turistas sesteaban. No volaban los pájaros. En ese silencio había contemplación y pasmo y arrepentimiento e inspiración y calma y nostalgia y solemnidad y comedia y asunción y gesto, gesto de rebeldía (una mandíbula que se aprieta, la mano izquierda que adopta la forma de un puño, un latigazo de dolor en la geta), sólo gesto y ausencias y luego como si fuera una alimaña que va subiendo a la superficie de la tierra desde lo más hondo de su madriguera, la palabra de una sensación, la palabra de un milagro, la palabra de una duda, la palabra que invita al sosiego, que viene de Oriente, que no tiene fin: desapego, la palabra desapego [...] en cualquier sitio, también allá, allende allí, sí, también, descendido de la barca de Caronte, atravesada la laguna, en completa desnudez, en completa soledad, el espacio-tiempo se invierte, la juventud deviene feto, confín, succión, densidad tremenda, agujero negro rodeado de un horizonte inalcanzable de sucesos [...] y aquí, ¡qué hermoso gesto el de la pareja joven que tiene un hijo de unos nueve años y a los que les gusta montar en bicicleta! ¡qué hermoso él! ¡qué hermosa ella! ¡qué majo el crío! El viento azota. Clama a ratos. Golpea. [...] podría darse porque todo lo que se puede decir es posible [...]
Ensayo poético
Tags : Fantasmagorías Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 09/12/2023 a las 16:06 | {0}[...] emocionalmente, se decía al volver en la noche de un paseo durante el cual el frío se le había metido hasta los huesos [...] por eso podría aunque no me creías, aunque seáis mis semejantes y nunca me hayáis creído [...] esa escuela [...] luego vinieron unos años de gran estupidez, sí, lo sabe y yo lo sé (una noche me lo contó. No le importaba la verdad), era casi consciente [...] sobreviene un enfado que no acaba de explicarse [...] se aleja de sí, no, no puede decirles, no sabría, no hizo los suficientes méritos para que su voz tuviera peso [...] los méritos... ¡tenía que ser esdrújula! ¡corta y esdrújula! [...] vinieron años de sequía, vinieron años de asombro, un día descubrió que en efecto lo imposible sólo es lo innombrable [...] quiso consagrarse a una gran empresa, quiso [...] la pena le daba una pena inmensa, la tragedia sobrepasaba la épica, la comedia ponía en sus labios un sonrisa loca [...] por eso, pensaba en voz alta, a veces, por los caminos que recorría, cuando miraba alguna estrella, cuando se detenía para saber a sus espaldas, cuando el amanecer le sorprendía; juraría, pensaba, que esas experiencias eran su mérito para acercarse a la verdad [...] un año más, reflexionaba, e iba al horno y se decía, Este año lo haré, pondré un besugo y le meteré rodajas de limón en los lomos [...] barruntaba que la mecánica cuántica era el motor de sus actos, de los actos de todos los seres vivos; imprevisibles, inestables, rodeados y llenos de vacío, qubits era, todos éramos qubits [...] la noche entonces, el día de hoy tan decembrino, la espera, el agua, la niebla, la farola, el perro, un hombre en la noche, el sonido apagado de un murciélago, remar [...]
Narrativa
Tags : Fantasmagorías Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 08/12/2023 a las 00:03 | {0}Dedicado a Adolfo que murió el sábado 2 de diciembre
...las temperaturas han bajado... ¿fue el sábado cuando las nubes andaban locas? ¿entonces ya habías decidido, muchacho valiente que moriste mayor?... esta mañana un hombre ha estado a punto de embestirme con su coche... recuerdo un día jugando a la pelota en la piscina de tu casita... tu casita tenía algo de Hansel y Gretel por eso la nombro con diminutivo... oigo voces... ¿oyes voces? ¿alguien te susurró al oído el bardo del inicio del viaje? ¿hubieras querido?... no se fue la luz y respiré hondo... los ojos de tu sobrina Olivia me recordaron a los tuyos... al volver del tanatorio sentía extraño el mundo, siempre me pasa cuando alguien cercano muere, también suelo sentir la muerte cuando se acerca, quizá sea porque la vi cuando murió mi tía Adela, siendo yo muy niño, no más de ocho años tendría y cuando ocurre algo así -ver la muerte de niño- no dejas ya de verla nunca; quizá la vi antes: nada más nacer vino a por mí, fue la primera vez que la vencí pero las heridas de la lucha me dejaron cojo para siempre; volvió a por mí un par de veces más y volví a vencerla y volvió a dejarme malherido; sinceramente, querido, no creo que la venza muchas veces más si es que alguna victoria me queda. Ya descansas. Tus últimos días fueron agónicos -agónicos en su sentido etimológico; αγον como lucha-. Seguro que luchaste duro. Seguro que tuviste fe. Seguro que agradeciste la mirada de alguien que un día de los malos estuvo junto a ti. ¿Inspiras? Inspira. Seguro que cuando fuiste entrando en la paz de la sedación tuviste un último pensamiento consciente. ¿Fue hermoso? ¿Fue sencillo?
Por si llega a tus ligeros conductos auditivos, por si alivia tu tránsito hacia lo inefable, por si hubiera algo que aliviar, déjame susurrarte el bardo del inicio del viaje, el que los monjes budistas del Tíbet susurran a los moribundos que están a punto de partir: Oh, noblemente nacido, ahora experimentas la Clara Luz primaria en su realidad, en el estado de bardo, donde todo es como el vacío de un cielo sin nubes. Intenta permanecer en este estado. Tu propio y claro intelecto, ahora en el vacío claramente desplegado -resplandeciente, emocionante y dichoso-, es ya la misma conciencia del propio y bondadoso Buda (sea lo que sea Buda). Ambos son indistinguibles y su unión es el cuerpo de la verdad, el dharma-kaya.
Y, sí, Adolfo, que la paz sea contigo.
Epistolario
Tags : Fantasmagorías Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 05/12/2023 a las 17:55 | {0}
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Narrativa
Tags : Fantasmagorías Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 13/12/2023 a las 13:48 | {0}