No, no pasaron dos años; me quedé a un mes y medio. Ya no me atrevo a dar nada por sentado pero hoy siento que he encontrado -quizá por segunda vez en mi vida- un lugar para mí en el mundo. Es un lugar pequeño y aislado. Es una casa baja con tres habitacioncitas, una cocina, un cuarto de baño, un jardín y un cobertizo; es la primera vez que vivo en una casa baja y que tan sólo tengo una vecina, una mujer de noventa y dos años a la que espero hacer ver que soy una buena persona. Llevo tres días. Los dos primeros he vivido como si estuviera en un almacén, todo rodeado de cajas y cajas (porque venía de una casa muy grande; porque tengo miles de libros, unos cuantos cuadros, unos pocos objetos y apenas muebles: una cama, cuatro sillas, cuatros mesas... poco más. Siempre que escucho que el saber no ocupa lugar me sonrío porque el saber es lo que más lugar ocupa y no sólo físicamente, no, no sólo físicamente. Por fin hoy han venido mi bien más valioso: tres amigos: Tere, César y Ricardo y juntos nos hemos puesto en marcha y al caer la tarde ya habíamos hecho sitio, ya habíamos sacado muchos de los libros de sus cajas, los habíamos colocado en estanterías y baldas con lo que las paredes se vestían y habíamos hecho espacio suficiente en las tres habitacioncitas para que éstas se volvieran habitables. Los tres se han maravillado con el encanto del lugar, con las vistas, con la calma, con la paz. Ya es la noche y sigo emocionado. Me emociona el silencio. Me emociona la amistad. He salido a dar una vuelta con Nilo. Él también estaba raro rodeado de tanta caja pero ahora que los espacios respiran, se ha calmado y duerme tranquilo encima de la cama. Sé que la vida es esto, un ámbito extraño, lleno de dudas en el que de repente, sin saber cómo y a más a más siendo como uno es ateo, surge en la mente el pensamiento que evoca un arcano prehistórico y que se resume en tres palabras, Gracias Dios mío.
Aquellos ojos míos del 11 de septiembre de 1973
Yo pisaré las calles nuevamente
de lo que fue Santiago ensangrentada
y en una hermosa plaza liberada
me detendré a llorar por los ausentes
Lo experimentos socio políticos en Chile
La Doctrina del Shock
Los Chicago Boys
El Estadio
La picana
La muerte a cada paso
El mundo en blanco y negro
Las pintadas
El desafío
¡Cuántas mujeres valientes! ¡Cuántos hombres valientes!
Los sindicatos fascistas
Henry Kissinger
El mundo de los negocios. El neoliberalismo
Víctor Jara. Violeta Parra. (No sé por qué también Vinicious de Moraes y Touquinho y María Creuza en La Fusa)
Sentirse rojo. Sentir la emoción de los hombres buenos. Sentir el dolor por sus brazos retorcidos. Ver en la mirada de un militar, la esencia de la Muerte.
Tanquetas. Chorros de agua. Santa María de Iquique. Quilapayún (y claro, la nueva trova cubana)
Muerto el Ché no había muerto la rabia. Se luchaba a pecho descubierto. Se luchaba y se fumaba, ¡ah, sí, cuánto se fumaba! En ese Chile de transportistas fascistas. El patio trasero. Los experimentos no con gaseosa sino con el terror impuesto a mujeres y hombres y niñas y niños buenos. Los viejos que vieron todo aquello. Los que vieron al General Augusto Payaso Pinochet.
¡Qué horror nos producía ese apellido! También Videla. (Los nuevos Trujillos)
¡Hispanoamérica!
Y Franco sin morir... (aún no ha muerto)
Narrativa
Tags : Biopolítica Fantasmagorías Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 12/09/2023 a las 20:27 | {0}Esto que escribo son fragmentos de cuando estaba vivo: llovía por las noches. Escuchaba en el portal de la casa las voces de unos borrachos en lengua eslava y por las rendijas de la puerta entraba el olor de sus cigarrillos. Sentía ganas de asesinar. Me embargaba un odio seco contra los maleducados y me sentía viejo. Era la noche y a lo largo de las horas, en lo alto de las cimas de las montañas se mantenía la tormenta eléctrica, venía el rayo, el relámpago venía, se escuchaba el trueno. Yo sabía que la soledad era esto pero aún tenía que aprender más, aprender hasta morir, también aprender a morir. Es más, me decía en la noche de la que ahora reseño fragmentos, aprender sin utilidad alguna, con una sonrisa en la boca, tras dar un sorbo a una cerveza y escuchar por vez enésima la risotada estúpida del borracho. Detesto a los borrachos. Detesto el alcohol. Estando yo sereno he visto a los borrachos y con la excepción que desdice -por más que se empeñen los amantes de las paradojas- la regla, un borracho suele ser un ser que hace y dice estupideces. In vino veritas que viene a decir que el vino demuestra que la humanidad es ridícula. Sí, fragmentos de misantropía, desde lo alto, cuando a lo lejos escucho las campanas de una iglesia y me vienen a la memoria fragmentos de un cura del colegio que quiso abusar de mí y al no conseguirlo se dedicó a pegarme y humillarme a lo largo de dos años. No se debe olvidar. Mirarlo fríamente sí. Olvidarlo no. Fragmentos de una vida. En forma de palabras. Escritos que permitan el análisis y la lógica. ¿Podía haber lógica antes de la escritura? Fantasmagorías. Cincuenta años cumpliré de fantasmagorías.
Narrativa
Tags : Fantasmagorías Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 10/09/2023 a las 12:44 | {0}Quitarse la ira de encima. Ayer la tormenta eléctrica. Durante horas el cielo estuvo relampagueando. En silencio. Ni mirar más atrás. Ni mirar hacia delante. Elevar un poco el cuello, eso sí. Las noches se van a ir haciendo largas y cuando llegue el momento quizá... sobre todo sonreír... sobre todo soñar... sobre todo seguir. No, no puedes quedarte esperando. Los fantasmas vuelven cuando ellos quieren, es falso que haya medios o mediums para convocarlos. Que vengan cuando hayan de venir. Decir la cosas tal como son. Por que sí hay verdades. La ética lo demuestra. Reconocerse sería la palabra. Como cuando entras en una meditación profunda y no piensas en los pensamientos que estás pensando, sencillamente los piensas. Eso es todo. No te preocupes. La verdad realmente te hace libre de la vergüenza, no sé si de otras emociones o de otras sensaciones, pero sí te libera de la vergüenza. Mentir es lo que avergüenza. Mentirse aún más. Quitarse la ira de encima. Hablar de los otros, de los que amamos o de los que odiamos con la misma serenidad, sugeriría incluso que con cierto grado, no menor, de frialdad; hablar de los otros porque no puedes dejar de ser humano y los humanos somos seres con una alta necesidad de sociabilidad. Por más que tú te vayas a un lugar donde estarás muy solo. Tú también anhelas a los otros. Si amaste sigue amando lo que amaste. Sabes lo que quiero decir. No castigues. No te castigues. Sigue quitando capas a la cebolla hasta llegar a su cogollito que como muy bien sabes es, hermosa paradoja, la nada.
Narrativa
Tags : Fantasmagorías Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 09/09/2023 a las 17:33 | {0}A esta hora algo estará haciendo. Por si te interesa él está escuchando It's a beautiful day. Llueve a raudales. Los tonos de las nubes no son nada amistosos. Ha decidido comer un filete con patatas fritas. Tiene abiertas las ventanas de la casa. Piensa en la compasión. Piensa en la venganza. Piensa en la tarde como un gran fardo de plata. Aún es la mañana en su vida. ¿Y en la suya? ¿Se encuentra en el mismo hemisferio que él? ¿En latitud cercana? ¿Son, por lo tanto, sus horarios iguales? ¿Greenwich y tal?
La mañana le llevó a la canción que le recuerda a ella. Se lavó las manos y pensó Pilatos. Fácil asociación mental por el acto físico y por el acto moral. Lloró. Se dejó llorar. Sabe desde hace tiempo que es una buena forma de evitar la enfermedad mortal. Dejó de escuchar la canción que le lleva a ella. Siguió con su tarea.
Se acerca el cambio. Luego todo seguirá igual.
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Ensayo
Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 17/09/2023 a las 23:05 | {0}