The atrocity exhibition
Si quieres que te sea sincero
ha sido: un golpe en el corazón, un ataque de asma, la silva que no acude;
he sentido el golpe de los balleneros y como si una balaustrada se me cayera encima dejando sobre mí el polvo de los años y la negritud de la esfera. Porque en ocasiones la desgracia también es redonda y los vampiros toman el sol;
yo sé que ha sido un fulgor, una mala visión; reconozco mi lujuria (que es la lascivia ELEGANTE)
y entonces he huido al galope y he galopado por los recuerdos y me he subido a la almena del CASTIllo y desde allÍ OH TÚ he mirado el horizonte y no he querido darme la vuelta. No quiero darme la vuelta. No quiero girar. Girar;
sé que los carpinteros están usando sus buriles; sé que CHOPIN se escucha ahora mismo en un palacio de Vietnam y que los arrozales son hollados; sé que el viento agita los cabellos de una muchacha hermosa y el chico elabora torpemente un verso o una forma ingeniosa de decirle te QUIERO; sé que el hambre sigue estragando los cuerpos y que estos sentimientos se llamaron en su momento PEQUEÑO BURGUESES; SÉ LA ANTIPATÍA; sé la impostura. La de tu sonrisa la sé, MUJER [...] en una tienda de pueblo. No volveré a los viejos fonógrafos, ni eludiré mi emoción recurriendo a la HISTORIA NATUral de las PASiones; quedará un reguero de esta polvora mojada y el silencio de la antracita se amustiará en mi barriga.
Por lo demás son las siete y media de la tarde y los albañiles se están lavando las manos y los camareros están sirviendo una caña y los chóferes reducen la velocidad y los policías siempre se mostrarán dispuestos a abofetear a una muchacha y los médicos acuden a Hipócrates, los muy hipócritas, para seguir dejando sufrir una vida;
no vuelvas a aparecer
no me hagas eso
desapareciste y en mí quedó el chulo; el que no trae el dinero a casa; el que no sabe negociar; el que está loco de remate y tan sólo sabe de vez en cuando urdir una frase medianamente oblicua;
las sirenas anuncian la llegada del naufragio y en la sentina de la nao un hombre se aterra ante la fragilidad de su Dios; YO, yO, Yo podría ser esa sentina, esa NAO (enlaçemos as maos) y...
Se me ha ido la inspiración.
Estoy seco.
He respirado hondo.
Vale, que escribió Cervantes al final de sus novelas.
ha sido: un golpe en el corazón, un ataque de asma, la silva que no acude;
he sentido el golpe de los balleneros y como si una balaustrada se me cayera encima dejando sobre mí el polvo de los años y la negritud de la esfera. Porque en ocasiones la desgracia también es redonda y los vampiros toman el sol;
yo sé que ha sido un fulgor, una mala visión; reconozco mi lujuria (que es la lascivia ELEGANTE)
y entonces he huido al galope y he galopado por los recuerdos y me he subido a la almena del CASTIllo y desde allÍ OH TÚ he mirado el horizonte y no he querido darme la vuelta. No quiero darme la vuelta. No quiero girar. Girar;
sé que los carpinteros están usando sus buriles; sé que CHOPIN se escucha ahora mismo en un palacio de Vietnam y que los arrozales son hollados; sé que el viento agita los cabellos de una muchacha hermosa y el chico elabora torpemente un verso o una forma ingeniosa de decirle te QUIERO; sé que el hambre sigue estragando los cuerpos y que estos sentimientos se llamaron en su momento PEQUEÑO BURGUESES; SÉ LA ANTIPATÍA; sé la impostura. La de tu sonrisa la sé, MUJER [...] en una tienda de pueblo. No volveré a los viejos fonógrafos, ni eludiré mi emoción recurriendo a la HISTORIA NATUral de las PASiones; quedará un reguero de esta polvora mojada y el silencio de la antracita se amustiará en mi barriga.
Por lo demás son las siete y media de la tarde y los albañiles se están lavando las manos y los camareros están sirviendo una caña y los chóferes reducen la velocidad y los policías siempre se mostrarán dispuestos a abofetear a una muchacha y los médicos acuden a Hipócrates, los muy hipócritas, para seguir dejando sufrir una vida;
no vuelvas a aparecer
no me hagas eso
desapareciste y en mí quedó el chulo; el que no trae el dinero a casa; el que no sabe negociar; el que está loco de remate y tan sólo sabe de vez en cuando urdir una frase medianamente oblicua;
las sirenas anuncian la llegada del naufragio y en la sentina de la nao un hombre se aterra ante la fragilidad de su Dios; YO, yO, Yo podría ser esa sentina, esa NAO (enlaçemos as maos) y...
Se me ha ido la inspiración.
Estoy seco.
He respirado hondo.
Vale, que escribió Cervantes al final de sus novelas.
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Tags : No fabularé Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 24/08/2011 a las 19:21 | {1}