Ha amanecido raro.
Con un dolor de espalda antiguo.
Tengo temor.
Uno de esos días.
Veré si lo puedo superar.
Si hago algún esfuerzo.
O si no hago nada y dejo que el día transcurra.
Aguantando.
Queda tiempo.
Queda mucho tiempo.
Ahora le toca a Violeta asumirlo.
Le será difícil.
Ya lo es.
Por eso, fundamentalmente, ha amanecido raro.
Es miércoles y me siento culpable
de todo lo que cree que ha perdido.
Y es muy complicado explicar que nada se pierde
porque nada se tiene (también me es complicado entenderlo. También me esfuerzo en entenderlo).
A lo mejor alguna filosofía oriental
tan falsa como cualquiera occidental no hay más que ver cómo se enfrentan en Tailandia.
O cómo se matan en la India.
O cómo ajustician en la China.
No conozco lugar en la tierra donde no exista la barbarie.
Luego está la literatura y los hombres que saben escribir el sentido común. Otra cosa es practicarlo.
Esta mañana del quince de abril
me hace temer.
El día gris tras los cristales sucios. La lejanía. El no canto de los pájaros. El movimiento de la gran ciudad. Las horas que van pasando y se acerca ya el momento de irla a buscar. Un poco vagabundos sin la gracia melancólica de Charlot.
Había construido algo hermoso.
Reconozco la dificultad para aceptar que ya no existe.
A mí también me cuesta.
Con un dolor de espalda antiguo.
Tengo temor.
Uno de esos días.
Veré si lo puedo superar.
Si hago algún esfuerzo.
O si no hago nada y dejo que el día transcurra.
Aguantando.
Queda tiempo.
Queda mucho tiempo.
Ahora le toca a Violeta asumirlo.
Le será difícil.
Ya lo es.
Por eso, fundamentalmente, ha amanecido raro.
Es miércoles y me siento culpable
de todo lo que cree que ha perdido.
Y es muy complicado explicar que nada se pierde
porque nada se tiene (también me es complicado entenderlo. También me esfuerzo en entenderlo).
A lo mejor alguna filosofía oriental
tan falsa como cualquiera occidental no hay más que ver cómo se enfrentan en Tailandia.
O cómo se matan en la India.
O cómo ajustician en la China.
No conozco lugar en la tierra donde no exista la barbarie.
Luego está la literatura y los hombres que saben escribir el sentido común. Otra cosa es practicarlo.
Esta mañana del quince de abril
me hace temer.
El día gris tras los cristales sucios. La lejanía. El no canto de los pájaros. El movimiento de la gran ciudad. Las horas que van pasando y se acerca ya el momento de irla a buscar. Un poco vagabundos sin la gracia melancólica de Charlot.
Había construido algo hermoso.
Reconozco la dificultad para aceptar que ya no existe.
A mí también me cuesta.
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Ensayo
Tags : Archivo 2009 Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 15/04/2009 a las 10:12 | {0}