1.- El héroe se nos presenta en su mundo cotidiano donde
Glosa a 1
El miedo viaja en el interior de cada uno de nosotros y la batalla más importante por la vida consiste en enfrentarse a él. O no. El mundo cotidiano nos persuade de que no entremos en nuestro mundo interior; nuestro interior es un pozo negro que se encuentra en mitad del jardín. Ya nuestros padres nos advirtieron de que no nos acercáramos y mucho menos que nos encaramáramos en el brocal y metiéramos medio cuerpo dentro del pozo para, cuando menos, aspirar el olor húmedo de su interior.Sólo que un día el héroe (cada uno de nosotros es un héroe)
Glosa a 1
El miedo viaja en el interior de cada uno de nosotros y la batalla más importante por la vida consiste en enfrentarse a él. O no. El mundo cotidiano nos persuade de que no entremos en nuestro mundo interior; nuestro interior es un pozo negro que se encuentra en mitad del jardín. Ya nuestros padres nos advirtieron de que no nos acercáramos y mucho menos que nos encaramáramos en el brocal y metiéramos medio cuerpo dentro del pozo para, cuando menos, aspirar el olor húmedo de su interior.Sólo que un día el héroe (cada uno de nosotros es un héroe)
2.- recibe la llamada de la aventura
Glosa a 2
Quizá como en tantos y tantos cuentos maravillosos, los padres han de ausentarse de la casa y antes de irse (en realidad antes de que el mundo cotidiano se trastoque para siempre porque hasta entonces los padres siempre habían estado a nuestro lado), le advierten de nuevo de que no se acerque al pozo y de que como lo haga recibirá el castigo que se merece por intentar alterar el mundo cotidiano (que ellos mismos trastocan con su ausencia)
3.- Inicialmente se muestra reticente o bien rechaza la llamada pero
Glosa a 3
Muchos héroes dejan de serlo en este momento y para siempre y por lo tanto nunca podrán alcanzar la apotheosis cuya definición en su sentido griego clásico es: cuando un héroe alcanza el grado de Dios (Heracles, Eneas). Casi todos los seres humanos obedecemos la orden de nuestros padres (de la autoridad) y reprimimos el viaje al interior donde se encuentra el miedo al que habremos de vencer si queremos primero ser héroes y más tarde -si alcanzamos semejante grado de perfección, Dioses-. La obediencia a la autoridad. La obediencia ciega es el gran vehículo del dominio de nuestro miedo interior. Rebelarse contra la Autoridad de nuestro mundo cotidiano es el primer paso para iniciar el viaje del héroe.
Una vez que la autoridad que nos prohíbe se ha ausentado, el héroe toma la decisión de ir hasta el pozo o es empujado a ello (que de las dos maneras se puede iniciar el viaje). Cuando llegamos a él (o un poco antes)
4.- un mentor le anima a cruzar
Glosa a 4
El mentor puede ser el que le hace daño pero no es una autoridad; el mentor puede ser el amigo que le traiciona, el amante que le pega, el vendedor de ansiolíticos que un día le mira de una forma particular y que al héroe le deja una duda en su interior; el mentor es, en realidad, un facilitador de nuestro inicio en el camino hacia el interior de nosotros mismos. Sólo que el héroe debe de tener en cuenta -o deberá descubrir- que el mentor o mentores que le animen no son en absoluto responsables de lo que pueda pasar. Porque el viaje del héroe es siempre -y necesariamente- doloroso, solitario y, muy probablemente, aterrador
Glosa a 2
Quizá como en tantos y tantos cuentos maravillosos, los padres han de ausentarse de la casa y antes de irse (en realidad antes de que el mundo cotidiano se trastoque para siempre porque hasta entonces los padres siempre habían estado a nuestro lado), le advierten de nuevo de que no se acerque al pozo y de que como lo haga recibirá el castigo que se merece por intentar alterar el mundo cotidiano (que ellos mismos trastocan con su ausencia)
3.- Inicialmente se muestra reticente o bien rechaza la llamada pero
Glosa a 3
Muchos héroes dejan de serlo en este momento y para siempre y por lo tanto nunca podrán alcanzar la apotheosis cuya definición en su sentido griego clásico es: cuando un héroe alcanza el grado de Dios (Heracles, Eneas). Casi todos los seres humanos obedecemos la orden de nuestros padres (de la autoridad) y reprimimos el viaje al interior donde se encuentra el miedo al que habremos de vencer si queremos primero ser héroes y más tarde -si alcanzamos semejante grado de perfección, Dioses-. La obediencia a la autoridad. La obediencia ciega es el gran vehículo del dominio de nuestro miedo interior. Rebelarse contra la Autoridad de nuestro mundo cotidiano es el primer paso para iniciar el viaje del héroe.
Una vez que la autoridad que nos prohíbe se ha ausentado, el héroe toma la decisión de ir hasta el pozo o es empujado a ello (que de las dos maneras se puede iniciar el viaje). Cuando llegamos a él (o un poco antes)
4.- un mentor le anima a cruzar
Glosa a 4
El mentor puede ser el que le hace daño pero no es una autoridad; el mentor puede ser el amigo que le traiciona, el amante que le pega, el vendedor de ansiolíticos que un día le mira de una forma particular y que al héroe le deja una duda en su interior; el mentor es, en realidad, un facilitador de nuestro inicio en el camino hacia el interior de nosotros mismos. Sólo que el héroe debe de tener en cuenta -o deberá descubrir- que el mentor o mentores que le animen no son en absoluto responsables de lo que pueda pasar. Porque el viaje del héroe es siempre -y necesariamente- doloroso, solitario y, muy probablemente, aterrador
5.- el primer umbral e internarse en el mundo especial donde
Glosa a 5
El primer umbral es el brocal del pozo. Es traspasar la prohibición que nos había atenazado la necesidad y el riesgo de conocernos a nosotros mismos. El héroe ha de estirar el brazo, tomar el cubo que pende de la polea, montarse en él e iniciar el descenso. Entonces, ¿qué es lo que el héroe vive en ese primer instante? ¿Qué siente cuando se ve rodeado por un círculo de piedra que se va oscureciendo a medida que desciende? ¡Qué siente cuando mira hacia arriba y ve que el círculo de luz, de esa luz donde él siempre se había movido se va haciendo más y más pequeño? ¿Qué siente cuando empieza a escuchar, nítido, el movimiento de unas aguas negras a las que está a punto de llegar? En ese descenso, que se puede interrumpir en cualquier momento, que el héroe puede invertir aún (porque llegará un momento en que ya no haya marcha atrás) y tirar de la cuerda hacia arriba y aunque trabajosamente salir de nuevo a la luz del mundo cotidiano y, con algo de suerte, descubrir que sus padres aún no han vuelto y que su desobediencia quedará impune; en ese descenso, digo, el héroe
6.- encontrará pruebas, aliados y enemigos
Glosa a 6
empezará a vivir la vida y la vida será su viaje al interior y las experiencias del exterior serán las paredes del pozo, la luz del pozo, los olores del pozo que se convertirán en el viaje con los primeros compañeros de la vida, la decisión de hacer tal o cual trabajo, el primer amor, la primera decepción, el gran dolor, el engaño, las deudas, los préstamos, la embriaguez, la sobriedad, el nacimiento de los hijos y cada una de esas experiencias ya no corresponderán al mundo cotidiano que tratamos en 1 sino que son las experiencias que no están ayudando a llegar al terror último, al miedo extremo que sabemos que hemos de encontrar más tarde o más temprano porque llegará el momento en el que el héroe
7.- se aproxima a la caverna más profunda, atravesando un segundo umbral
Glosa a 7
En nuestra analogía del pozo, la caverna más profunda, el segundo umbral, es cuando el héroe ha llegado al final de su descenso, ha de salir del cubo en el que había descendido y ha de introducirse en el agua oscura en donde no sabe si hará pie o no y menos aún conoce los seres que la pueblan y ante todo en este segundo umbral se encontrará absolutamente solo, ya no hay experiencia externa, ya no hay enemigo, amigo, ayudante o verdugo; sólo el agua y los seres que la pueblan; el agua que es el agua del héroe, los seres que son los seres del héroe y ahí, si se atreve a salir del cubo es
Glosa a 5
El primer umbral es el brocal del pozo. Es traspasar la prohibición que nos había atenazado la necesidad y el riesgo de conocernos a nosotros mismos. El héroe ha de estirar el brazo, tomar el cubo que pende de la polea, montarse en él e iniciar el descenso. Entonces, ¿qué es lo que el héroe vive en ese primer instante? ¿Qué siente cuando se ve rodeado por un círculo de piedra que se va oscureciendo a medida que desciende? ¡Qué siente cuando mira hacia arriba y ve que el círculo de luz, de esa luz donde él siempre se había movido se va haciendo más y más pequeño? ¿Qué siente cuando empieza a escuchar, nítido, el movimiento de unas aguas negras a las que está a punto de llegar? En ese descenso, que se puede interrumpir en cualquier momento, que el héroe puede invertir aún (porque llegará un momento en que ya no haya marcha atrás) y tirar de la cuerda hacia arriba y aunque trabajosamente salir de nuevo a la luz del mundo cotidiano y, con algo de suerte, descubrir que sus padres aún no han vuelto y que su desobediencia quedará impune; en ese descenso, digo, el héroe
6.- encontrará pruebas, aliados y enemigos
Glosa a 6
empezará a vivir la vida y la vida será su viaje al interior y las experiencias del exterior serán las paredes del pozo, la luz del pozo, los olores del pozo que se convertirán en el viaje con los primeros compañeros de la vida, la decisión de hacer tal o cual trabajo, el primer amor, la primera decepción, el gran dolor, el engaño, las deudas, los préstamos, la embriaguez, la sobriedad, el nacimiento de los hijos y cada una de esas experiencias ya no corresponderán al mundo cotidiano que tratamos en 1 sino que son las experiencias que no están ayudando a llegar al terror último, al miedo extremo que sabemos que hemos de encontrar más tarde o más temprano porque llegará el momento en el que el héroe
7.- se aproxima a la caverna más profunda, atravesando un segundo umbral
Glosa a 7
En nuestra analogía del pozo, la caverna más profunda, el segundo umbral, es cuando el héroe ha llegado al final de su descenso, ha de salir del cubo en el que había descendido y ha de introducirse en el agua oscura en donde no sabe si hará pie o no y menos aún conoce los seres que la pueblan y ante todo en este segundo umbral se encontrará absolutamente solo, ya no hay experiencia externa, ya no hay enemigo, amigo, ayudante o verdugo; sólo el agua y los seres que la pueblan; el agua que es el agua del héroe, los seres que son los seres del héroe y ahí, si se atreve a salir del cubo es
8.- donde empezará su odisea o calvario
Glosa a 8
Solo en sus aguas, solo en sus sentimientos, solo en el asco que le produce el limo del fondo de su ser, solo en su arrepentimiento, solo en su reconocimiento, solo en sus abandonos, solo en sus engaños, solo en sus decisiones, solo ante la verdad del terror que implica vivir siendo consciente de lo que había en el fondo del pozo hasta que, vivo en el fondo, con el agua hasta el cuello, entregado si se quiere a la muerte, surja la dejación, el quietismo, la asunción de un hecho que le hará fuerte para siempre y que se puede resumir en una frase que han repetido hasta la saciedad todas las sagas de dioses que en el mundo han sido: Yo soy el que soy. Ésa y no otra será su recompensa y si la consigue, si no se queda para siempre en el pozo que interpreta como infecto, si ve cómo las aguas se tornan de golpe cristalinas y el olor de la putrefacción cambia en aroma de campo en primavera y siente que ya puede volver al mundo cotidiano, entonces,
9.- se apodera de su recompensa
Glosa a 9
siente unas fuerzas que nacen de la serenidad, la serenidad de los héroes buenos, la serenidad de los héroes sin miedo. Pero esa recompensa que tanto le ha costado es codiciada por muchos y así cuando vuelva a subirse al cubo y empiece el ascenso hacia el mundo cotidiano que ya nunca será igual
10.- será perseguido en su camino de regreso al mundo cotidiano.
Glosa a 10
porque el mal no descansa, porque el mal codicia el valor, porque el mal quiere a seres humanos con miedo y el mal se reviste de muchas formas, le asediarán nuevas pruebas: la muerte del ser amado, el despido de su trabajo, la envidia de alguno, la exigencia de un comportamiento normal (es decir aterrado), la vuelta al redil apagado, el castigo por haberse atrevido a caer tan bajo y aquí el héroe, en su ascenso en el cubo, hacia la luz del mundo cotidiano deberá llegar hasta el brocal del pozo manteniéndose íntegro en su descubrimiento, en su aceptación, en su total valor y así
11.- cruza el tercer umbral, experimenta un renacimiento y esta vivencia lo transforma.
Glosa 11
Hasta tal punto transforma al héroe el descenso al pozo, su estancia en la caverna más profunda y su calvario que cuando los padres (o la autoridad) vuelvan y sepan que el héroe desobedeció su orden, quedarán deslumbrados y sentirán el terror que sienten los aterrados por los seres libres y el héroe que fue capaz de atravesar el tercer umbral
12.- retorna con el elixir, un tesoro o una bendición que beneficiará al mundo cotidiano.
Glosa a 8
Solo en sus aguas, solo en sus sentimientos, solo en el asco que le produce el limo del fondo de su ser, solo en su arrepentimiento, solo en su reconocimiento, solo en sus abandonos, solo en sus engaños, solo en sus decisiones, solo ante la verdad del terror que implica vivir siendo consciente de lo que había en el fondo del pozo hasta que, vivo en el fondo, con el agua hasta el cuello, entregado si se quiere a la muerte, surja la dejación, el quietismo, la asunción de un hecho que le hará fuerte para siempre y que se puede resumir en una frase que han repetido hasta la saciedad todas las sagas de dioses que en el mundo han sido: Yo soy el que soy. Ésa y no otra será su recompensa y si la consigue, si no se queda para siempre en el pozo que interpreta como infecto, si ve cómo las aguas se tornan de golpe cristalinas y el olor de la putrefacción cambia en aroma de campo en primavera y siente que ya puede volver al mundo cotidiano, entonces,
9.- se apodera de su recompensa
Glosa a 9
siente unas fuerzas que nacen de la serenidad, la serenidad de los héroes buenos, la serenidad de los héroes sin miedo. Pero esa recompensa que tanto le ha costado es codiciada por muchos y así cuando vuelva a subirse al cubo y empiece el ascenso hacia el mundo cotidiano que ya nunca será igual
10.- será perseguido en su camino de regreso al mundo cotidiano.
Glosa a 10
porque el mal no descansa, porque el mal codicia el valor, porque el mal quiere a seres humanos con miedo y el mal se reviste de muchas formas, le asediarán nuevas pruebas: la muerte del ser amado, el despido de su trabajo, la envidia de alguno, la exigencia de un comportamiento normal (es decir aterrado), la vuelta al redil apagado, el castigo por haberse atrevido a caer tan bajo y aquí el héroe, en su ascenso en el cubo, hacia la luz del mundo cotidiano deberá llegar hasta el brocal del pozo manteniéndose íntegro en su descubrimiento, en su aceptación, en su total valor y así
11.- cruza el tercer umbral, experimenta un renacimiento y esta vivencia lo transforma.
Glosa 11
Hasta tal punto transforma al héroe el descenso al pozo, su estancia en la caverna más profunda y su calvario que cuando los padres (o la autoridad) vuelvan y sepan que el héroe desobedeció su orden, quedarán deslumbrados y sentirán el terror que sienten los aterrados por los seres libres y el héroe que fue capaz de atravesar el tercer umbral
12.- retorna con el elixir, un tesoro o una bendición que beneficiará al mundo cotidiano.
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Ensayo
Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 28/06/2014 a las 10:38 | {2}