Hay días en que me levanto con miedo al futuro y aunque soy capaz de pensar, Temes la nada el hormigueo del terror se aposenta en mis entrañas.
Hay días en que, tras mantener una conversación con C., me siento un vago aunque sea capaz de pensar, ¿Qué es ser vago? Y pueda llegar a intuir el término contemplativo como una forma tan decente de vivir como aquélla de la persona toda acción.
Hay días que me hacen temblar.
Hay días que me hacen nadar.
Hay días que arrastran la rémora de la noche pasada como la melodía que no se logra recordar y atraviesa la espina dorsal de un minuto.
Hay días pescadores ocultos en un bosque de cortinaje sombrío.
Hay días que pienso: ¡Es enorme su afán de aprender!
Hay días en los que el varón me resulta de una desvergüenza vergonzosa.
Hay días veinticinco y días veintiseis (que es el único número que se encuentra entre el cuadrado de otro, el cinco, y el cubo de otro, el tres).
Hay días lagos.
Hay días carpas.
Hay días en los que el tiempo pasa y no logro amarrar el sentido de esta existencia y topo con un pensamiento de otro que tampoco lo encontró, cierto pensamiento estoico lejano como el alba en Borneo e infinito, infinito.
Hay días saga.
Hay días, como el de hoy, en el que quisiera desnudarme y sentir que lo que el espejo refleja no es el cuerpo de un ser humano sino la materia que compuso en su día la vida de una estrella.
Hay días universo.
Hay días caos.
Hay días cama.
Hay días alba.
Hay días en que, tras mantener una conversación con C., me siento un vago aunque sea capaz de pensar, ¿Qué es ser vago? Y pueda llegar a intuir el término contemplativo como una forma tan decente de vivir como aquélla de la persona toda acción.
Hay días que me hacen temblar.
Hay días que me hacen nadar.
Hay días que arrastran la rémora de la noche pasada como la melodía que no se logra recordar y atraviesa la espina dorsal de un minuto.
Hay días pescadores ocultos en un bosque de cortinaje sombrío.
Hay días que pienso: ¡Es enorme su afán de aprender!
Hay días en los que el varón me resulta de una desvergüenza vergonzosa.
Hay días veinticinco y días veintiseis (que es el único número que se encuentra entre el cuadrado de otro, el cinco, y el cubo de otro, el tres).
Hay días lagos.
Hay días carpas.
Hay días en los que el tiempo pasa y no logro amarrar el sentido de esta existencia y topo con un pensamiento de otro que tampoco lo encontró, cierto pensamiento estoico lejano como el alba en Borneo e infinito, infinito.
Hay días saga.
Hay días, como el de hoy, en el que quisiera desnudarme y sentir que lo que el espejo refleja no es el cuerpo de un ser humano sino la materia que compuso en su día la vida de una estrella.
Hay días universo.
Hay días caos.
Hay días cama.
Hay días alba.
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Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 25/09/2013 a las 10:40 | {2}