El poeta Ovidio fue visto en la noche de ayer merodeando una casa de citas de la ciudad de Tomos. Según testigos presenciales, el poeta, desolado por su destierro, pedía a gritos las caricias de una meretriz romana a la que poder declamar sus versos. Soldados de la Legión Sexagesimonovena reintegraron al versado merodeador a su casa sin que hubiera alcanzado su propósito.
En el diario La Gaceta de los Perdidos ha aparecido el siguiente anuncio: Beso anhela boca. Interesadas llamar al alba.
Las procesionarias sita en el pino que hace esquina entre las calles Guantelete con Grebas han decido convertirse en hermandad y acudir a la Semana Santa del pueblo vestidas de tosco sayal y capirote verde. Se aconseja a la población no darles palmaditas en la espalda bajo riesgo de sufrir picazones.
La monja Hroswita, puta consciente y postconciliar, salió ayer del Convento de las Madres Más Putas que las Gallinas con un gran cirio encendido metido en el coño (el cabo ardiente por fuera). A su paso las muchachas se enaltecieron y los muchachos se untaron los glandes con leche merengada. Todo acabó con gran regocijo en la sala de baile El Pavón Borracho. Las autoridades no dijeron ni mu aunque se rumorea que un concejal exclamó en voz baja, ¡Con la iglesia hemos topao!.
El velero Estrabón con sus siete tripulantes a bordo partió ayer del puerto de Mahón. La intención de estos atrevidos navegantes es demostrar que el planeta Tierra no es redondo sino más bien, y son palabras de la capitana doña Galaxia de los Meandros Inguinales, Amorfo como la sangre cuando se desparrama; amorfo como las lunas de Jupiter; amorfo como los morfos de los sueños; amorfo como la delicadeza de la espina o amorfo como el ring-ring de un paralítico. Una gran multitud despidió a la expedición en el muelle del puerto. En vez de pañuelos, aireaban pomadas y cuando el Estrabón se hundía el horizonte, la fiesta no había hecho más que empezar en tierra.
Descorchan un tren y se diluye en burbujas.
Tras cuatro días sin amanecer vuelve la luz a la isla de los Cochinillos. La Compañía de Luz La Celeste ha atribuido la pertinaz oscuridad a un fallo en los sistemas digestivos de la madre del padre del suegro del yerno del primo de su Santa Madre, consorte en estado vegetativo del Gran Plantígrado. En la isla de los Cochinillos hoy no se ha asado a ninguno.
Un homosexual bautiza a su hijo con el nombre de Julay. Al salir de la capilla donde se produjo el evento, declaró: Estoy hasta el coño de eufemismos y junto a su compañero sentimental, un semental de tomo y lomo, todo hay que decirlo, tomaron por el Caminito de Enmedio y se perdieron por la calle Perdigueros.
Vuela España y se alza la nación.
Un hombre podrido sirve de lecho a los mejores champiñones de la región del Languedoc. Según el testimonio de algunos comensales, los champiñones tienen un sabor inconfundible a sombra de cueva y así le han puesto la siguiente denominación de origen: Champiñones Platón.
En el diario La Gaceta de los Perdidos ha aparecido el siguiente anuncio: Beso anhela boca. Interesadas llamar al alba.
Las procesionarias sita en el pino que hace esquina entre las calles Guantelete con Grebas han decido convertirse en hermandad y acudir a la Semana Santa del pueblo vestidas de tosco sayal y capirote verde. Se aconseja a la población no darles palmaditas en la espalda bajo riesgo de sufrir picazones.
La monja Hroswita, puta consciente y postconciliar, salió ayer del Convento de las Madres Más Putas que las Gallinas con un gran cirio encendido metido en el coño (el cabo ardiente por fuera). A su paso las muchachas se enaltecieron y los muchachos se untaron los glandes con leche merengada. Todo acabó con gran regocijo en la sala de baile El Pavón Borracho. Las autoridades no dijeron ni mu aunque se rumorea que un concejal exclamó en voz baja, ¡Con la iglesia hemos topao!.
El velero Estrabón con sus siete tripulantes a bordo partió ayer del puerto de Mahón. La intención de estos atrevidos navegantes es demostrar que el planeta Tierra no es redondo sino más bien, y son palabras de la capitana doña Galaxia de los Meandros Inguinales, Amorfo como la sangre cuando se desparrama; amorfo como las lunas de Jupiter; amorfo como los morfos de los sueños; amorfo como la delicadeza de la espina o amorfo como el ring-ring de un paralítico. Una gran multitud despidió a la expedición en el muelle del puerto. En vez de pañuelos, aireaban pomadas y cuando el Estrabón se hundía el horizonte, la fiesta no había hecho más que empezar en tierra.
Descorchan un tren y se diluye en burbujas.
Tras cuatro días sin amanecer vuelve la luz a la isla de los Cochinillos. La Compañía de Luz La Celeste ha atribuido la pertinaz oscuridad a un fallo en los sistemas digestivos de la madre del padre del suegro del yerno del primo de su Santa Madre, consorte en estado vegetativo del Gran Plantígrado. En la isla de los Cochinillos hoy no se ha asado a ninguno.
Un homosexual bautiza a su hijo con el nombre de Julay. Al salir de la capilla donde se produjo el evento, declaró: Estoy hasta el coño de eufemismos y junto a su compañero sentimental, un semental de tomo y lomo, todo hay que decirlo, tomaron por el Caminito de Enmedio y se perdieron por la calle Perdigueros.
Vuela España y se alza la nación.
Un hombre podrido sirve de lecho a los mejores champiñones de la región del Languedoc. Según el testimonio de algunos comensales, los champiñones tienen un sabor inconfundible a sombra de cueva y así le han puesto la siguiente denominación de origen: Champiñones Platón.
Es la llanura. El prodigio consiste en poder verla, en velar las armas cuando la noche se ha hecho grande y la luna se ha ocultado en su afán (¿misterioso?).
Nadie cerca la llanura. La bóveda del cielo, fuertemente apretada, se resquebraja en estrellas que dejan vislumbrar el fuego que rodea al Mundo.
Estoy solo. Y tengo temor de los dioses.
El augur predijo mi victoria pero yo no soy el augur ni él se encuentra aquí.
¿Soy romano? me pregunto y la llama de la hoguera se eleva un poco hacia una noche crucial y espesa.
Sé que a lo lejos los enemigos han decidido descansar. Me han dicho que son seres altos, de largas cabelleras y grebas de hierro; me han dicho que no tienen piedad; me han dicho que lanzan unos alaridos formidables y sostienen la maza en alto mucho tiempo antes de descargarla sobre la cabeza; me han dicho que ríen y se emborrachan; me han dicho que son estultos.
Es la llanura. Sé que no saldré de aquí. Sé que amo más el mar y las montañas; sé que la nieve guarda para mí un regusto de piel.
No hay aceites. No hay árboles. El bosque queda lejos. Sé que me observan y se divierten. Sé que estudian mi lanza, mi escudo y mi yelmo. Sé que encuentran los resquicios y la debilidad de mi talón. Sé que hay un poeta en la ciudad dispuesto ya a escribir mi Elogio. Sé que no seré incinerado sobre una pira de ramas de saúco. No veré más los estandartes.
Fija mi vista sobre las brasas, me visita la dulzura de mi madre y sus caricias. Creo escuchar su voz en un lamento del viento y su consejo, Lucha hasta el final y muere como un hombre.
¿Por qué he de morir? ¿A dónde iré? ¿Serán verdad la jungla y sus leones? ¿Masticaré por mi proeza la ambrosía? ¿Seré rodeado por el aplauso de mis antepasados?
Arde mi cabeza cuando la cintura de mi amada judía se mueve al son de una danza. Acabamos de celebrar los esponsales y en la tienda ha sido dispuesto un tálamo con dosel. Nos amaremos hasta que la luz vuelva y agotados y abrazados nos quedemos dormidos y soñemos el uno con el otro en una selva frigia.
Muere la hoguera. Nace el día. Mi destino me espera.
Nadie cerca la llanura. La bóveda del cielo, fuertemente apretada, se resquebraja en estrellas que dejan vislumbrar el fuego que rodea al Mundo.
Estoy solo. Y tengo temor de los dioses.
El augur predijo mi victoria pero yo no soy el augur ni él se encuentra aquí.
¿Soy romano? me pregunto y la llama de la hoguera se eleva un poco hacia una noche crucial y espesa.
Sé que a lo lejos los enemigos han decidido descansar. Me han dicho que son seres altos, de largas cabelleras y grebas de hierro; me han dicho que no tienen piedad; me han dicho que lanzan unos alaridos formidables y sostienen la maza en alto mucho tiempo antes de descargarla sobre la cabeza; me han dicho que ríen y se emborrachan; me han dicho que son estultos.
Es la llanura. Sé que no saldré de aquí. Sé que amo más el mar y las montañas; sé que la nieve guarda para mí un regusto de piel.
No hay aceites. No hay árboles. El bosque queda lejos. Sé que me observan y se divierten. Sé que estudian mi lanza, mi escudo y mi yelmo. Sé que encuentran los resquicios y la debilidad de mi talón. Sé que hay un poeta en la ciudad dispuesto ya a escribir mi Elogio. Sé que no seré incinerado sobre una pira de ramas de saúco. No veré más los estandartes.
Fija mi vista sobre las brasas, me visita la dulzura de mi madre y sus caricias. Creo escuchar su voz en un lamento del viento y su consejo, Lucha hasta el final y muere como un hombre.
¿Por qué he de morir? ¿A dónde iré? ¿Serán verdad la jungla y sus leones? ¿Masticaré por mi proeza la ambrosía? ¿Seré rodeado por el aplauso de mis antepasados?
Arde mi cabeza cuando la cintura de mi amada judía se mueve al son de una danza. Acabamos de celebrar los esponsales y en la tienda ha sido dispuesto un tálamo con dosel. Nos amaremos hasta que la luz vuelva y agotados y abrazados nos quedemos dormidos y soñemos el uno con el otro en una selva frigia.
Muere la hoguera. Nace el día. Mi destino me espera.
Henri Bergson. La Risa. Ensayo sobre la significación de lo cómico. Primera edición 1899. Editorial Losada.
Charlot. Tiempos Modernos
pags. 63-64
Que un hombre se decida a decir lo que piensa, aunque haya de "enristrar la lanza contra todo el género humano", no tiene por qué ser cómico: eso es vida, y de la mejor especie. Que otro hombre, por dulzura de carácter, por egoísmo o por desdén, prefiera decir a las gentes lo que les halaga, también es eso vida, y nada hay en ello que nos haga reír. Podréis hasta reunir en uno solo a estos dos hombres y hacer que nuestro personaje titubee entre una franqueza que ofenda y una cortesía que engañe. Tampoco esta lucha entre dos sentimientos contrarios será todavía cómica; antes parecerá muy seria, mucho más si los dos sentimientos llegan a compenetrarse, a crear un singular estado del alma, y a adoptar, en suma, un modus vivendi que nos dé, pura y simple, la impresión compleja de la vida. Pero supongamos ahora en un hombre estos dos sentimientos irreductibles y rígidos: haced que este hombre oscile entre uno y otro; haced, sobre todo, que esta oscilación llegue a ser francamente mecánica y que adopte la forma consabida de un aparato simple e infantil. Entonces hallaréis la imagen que hemos encontrado en todos los objetos ridículos, habréis dado con lo mecánico de lo vivo, habréis hallado lo cómico.
[...] la fantasía cómica convierte poco a poco un mecanismo material en un mecanismo moral[...]
Que un hombre se decida a decir lo que piensa, aunque haya de "enristrar la lanza contra todo el género humano", no tiene por qué ser cómico: eso es vida, y de la mejor especie. Que otro hombre, por dulzura de carácter, por egoísmo o por desdén, prefiera decir a las gentes lo que les halaga, también es eso vida, y nada hay en ello que nos haga reír. Podréis hasta reunir en uno solo a estos dos hombres y hacer que nuestro personaje titubee entre una franqueza que ofenda y una cortesía que engañe. Tampoco esta lucha entre dos sentimientos contrarios será todavía cómica; antes parecerá muy seria, mucho más si los dos sentimientos llegan a compenetrarse, a crear un singular estado del alma, y a adoptar, en suma, un modus vivendi que nos dé, pura y simple, la impresión compleja de la vida. Pero supongamos ahora en un hombre estos dos sentimientos irreductibles y rígidos: haced que este hombre oscile entre uno y otro; haced, sobre todo, que esta oscilación llegue a ser francamente mecánica y que adopte la forma consabida de un aparato simple e infantil. Entonces hallaréis la imagen que hemos encontrado en todos los objetos ridículos, habréis dado con lo mecánico de lo vivo, habréis hallado lo cómico.
[...] la fantasía cómica convierte poco a poco un mecanismo material en un mecanismo moral[...]
He visto la ausencia. La borrosa imagen de una situación extraña. He recorrido al albur de un cabello, el camino que lleva desde el útero a la ceniza.
He visto también la muerte de una lechuza pateada por un futbolista y he sentido en la mirada de esa diosa, la muerte de un mito tan antiguo como el hambre. La lechuza ha muerto. Me ha entristecido.
He visto manos que se alzaban contra el tirano.
He visto bandera en la plaza ondeada por un viento constante. ¡Era tan bello! Parecía el trapo un traje de seda ceñido al cuerpo del viento.
He visto esta noche la agonía de un amigo. Una casa escurridiza. Cierto temor a no ser cierto.
Hoy el frío es intenso.
Y avanza marzo.
El tumulto de las voces. La tozudez de un niño quieto en una esquina a la espera de que ocurra lo que él ha decidido que tiene que ocurrir. Y ocurre.
Estas manos. Esas voces. Ese cuento sin final (porque ya está terminado). Cliquea sobre las palabras en verde y podrás leerlo.
He leído hoy el cúmulo de noticias que envía un deudo donde se destila una suerte de venganza, una deuda con el mundo. ¡El mundo! qué palabra tan vacía.
He oído la discusión sobre un hombre famoso. ¿Por qué se discute sobre un hombre famoso? ¿Qué afán se persigue con esas críticas? ¿Qué vamos a conseguir, realmente, sin demagogias, cuando la riqueza se acumula una vez y otra, un siglo y otro, en los mismos bolsillos?
El péndulo de mis pensamientos oscila entre el nihilismo y el deseo de creer. Entre uno y otro extremo toda la gama del pensar y del sentir (aunque tan sólo sea gama de gris).
Porque hay seres que creen absolutamente.
Porque hay seres que descreen absolutamente.
Por ejemplo: cuando veo la sonrisa de la recepcionista del Ayuntamiento, creo.
Por ejemplo: cuando el policía insulta al negro, descreo.
La niñez.
El poney.
El montaje.
Nada es lo que tú sientes.
Lo que pasa es otra cosa.
¿Sólo cinco emociones: felicidad, temor, indignación, rechazo y tristeza?
En la escritura, a veces, se vierte cierta sensación de vanidad. Aunque no sea ésa la intención. (Atención a la sonoridad de sea ésa). La combinatoria de las letras.
He visto también la muerte de una lechuza pateada por un futbolista y he sentido en la mirada de esa diosa, la muerte de un mito tan antiguo como el hambre. La lechuza ha muerto. Me ha entristecido.
He visto manos que se alzaban contra el tirano.
He visto bandera en la plaza ondeada por un viento constante. ¡Era tan bello! Parecía el trapo un traje de seda ceñido al cuerpo del viento.
He visto esta noche la agonía de un amigo. Una casa escurridiza. Cierto temor a no ser cierto.
Hoy el frío es intenso.
Y avanza marzo.
El tumulto de las voces. La tozudez de un niño quieto en una esquina a la espera de que ocurra lo que él ha decidido que tiene que ocurrir. Y ocurre.
Estas manos. Esas voces. Ese cuento sin final (porque ya está terminado). Cliquea sobre las palabras en verde y podrás leerlo.
He leído hoy el cúmulo de noticias que envía un deudo donde se destila una suerte de venganza, una deuda con el mundo. ¡El mundo! qué palabra tan vacía.
He oído la discusión sobre un hombre famoso. ¿Por qué se discute sobre un hombre famoso? ¿Qué afán se persigue con esas críticas? ¿Qué vamos a conseguir, realmente, sin demagogias, cuando la riqueza se acumula una vez y otra, un siglo y otro, en los mismos bolsillos?
El péndulo de mis pensamientos oscila entre el nihilismo y el deseo de creer. Entre uno y otro extremo toda la gama del pensar y del sentir (aunque tan sólo sea gama de gris).
Porque hay seres que creen absolutamente.
Porque hay seres que descreen absolutamente.
Por ejemplo: cuando veo la sonrisa de la recepcionista del Ayuntamiento, creo.
Por ejemplo: cuando el policía insulta al negro, descreo.
La niñez.
El poney.
El montaje.
Nada es lo que tú sientes.
Lo que pasa es otra cosa.
¿Sólo cinco emociones: felicidad, temor, indignación, rechazo y tristeza?
En la escritura, a veces, se vierte cierta sensación de vanidad. Aunque no sea ésa la intención. (Atención a la sonoridad de sea ésa). La combinatoria de las letras.
¿Qué es la niñez?
¿Cuándo se deja de ser niño absolutamente?
¿Ocurre?
En el aspecto de un ser humano a lo largo de su vida es donde se demuestra que las apariencias engañan.
Más de un anciano me ha comentado que lo que más suele recordar es momentos de la niñez.
¿Qué es la niñez?
Investigarlo.
¿Cuándo se deja de ser niño absolutamente?
¿Ocurre?
En el aspecto de un ser humano a lo largo de su vida es donde se demuestra que las apariencias engañan.
Más de un anciano me ha comentado que lo que más suele recordar es momentos de la niñez.
¿Qué es la niñez?
Investigarlo.
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Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 10/03/2011 a las 12:26 | {0}