Puse la fecha
medí los versos
surgió la cara
sentí tu pecho
me ahogué un poco
llegó la noche
sentí tu pubis
gemí los gozos
miré en mi dentro
El deseo es una emoción hermosa y perversa.
Desear un astro.
Desear un sexo.
El cuerpo que envuelve.
La mano que corre...
La boca. La falda. La braga. El pelo.
Podría volverme dulzón.
Podría jugar con...
no quiero.
Como me queda la inercia de un mundo feo
en los intersticios de las muelas.
El veneno, la escama, el sapo, la babosa, la lombriz, la oruga, la rana, el áspid, la rata, el gusano, el moco, la col de Bruselas, la flema, la gárgara.
El yin y el yan
tu boca dulce
tu piel mojada
el labio rojo
tu cuello largo
ven, ven, ven, ven
El alba rompe
la estrella muere
mi ombligo quiere
salir de sí
Los humores, la repasión, el almizcle, el ámbar gris, las cadenas, la verborrea, la ausencia, la necedad, la grisura, la ventisca, la almohada, la carne, el hueso, el cristal, lo falso, la prótesis, la poeisis, la asignatura, la escalera, la miseria, la hambruna, la cuerda, la clave, el circo, la llave.
Mirarnos horas.
La tarde clama
la milenrama.
Osarios verdes
tus ojos son.
El deseo se ha llenado de corismato mutasa y ausentes la cisteína, la histidina, la isoleucina, la metionina, la asparagina, la glutamina y el triptófano han estallado 22 ciclos mutagénicos en cada una de mis gónadas. ¡Sálvese quien pueda!
La carretera
se agrieta sola.
Tus uñas viven
en mis heridas.
Rimbaud ha muerto
Aden no existe
la lluvia triste
suena a canción.
medí los versos
surgió la cara
sentí tu pecho
me ahogué un poco
llegó la noche
sentí tu pubis
gemí los gozos
miré en mi dentro
El deseo es una emoción hermosa y perversa.
Desear un astro.
Desear un sexo.
El cuerpo que envuelve.
La mano que corre...
La boca. La falda. La braga. El pelo.
Podría volverme dulzón.
Podría jugar con...
no quiero.
Como me queda la inercia de un mundo feo
en los intersticios de las muelas.
El veneno, la escama, el sapo, la babosa, la lombriz, la oruga, la rana, el áspid, la rata, el gusano, el moco, la col de Bruselas, la flema, la gárgara.
El yin y el yan
tu boca dulce
tu piel mojada
el labio rojo
tu cuello largo
ven, ven, ven, ven
El alba rompe
la estrella muere
mi ombligo quiere
salir de sí
Los humores, la repasión, el almizcle, el ámbar gris, las cadenas, la verborrea, la ausencia, la necedad, la grisura, la ventisca, la almohada, la carne, el hueso, el cristal, lo falso, la prótesis, la poeisis, la asignatura, la escalera, la miseria, la hambruna, la cuerda, la clave, el circo, la llave.
Mirarnos horas.
La tarde clama
la milenrama.
Osarios verdes
tus ojos son.
El deseo se ha llenado de corismato mutasa y ausentes la cisteína, la histidina, la isoleucina, la metionina, la asparagina, la glutamina y el triptófano han estallado 22 ciclos mutagénicos en cada una de mis gónadas. ¡Sálvese quien pueda!
La carretera
se agrieta sola.
Tus uñas viven
en mis heridas.
Rimbaud ha muerto
Aden no existe
la lluvia triste
suena a canción.
Séneca. Carta 1ª Valor y aprovechamiento del tiempo. Traducción: Ismael Roca Meliá. Editado por Gredos
Obra así, querido Lucilio: reivindica para ti la posesión de ti mismo, y el tiempo que hasta ahora se te arrebataba, se te sustraía o se te escapaba, recupéralo y consérvalo. Persuádete de que esto es así tal como escribo: unos tiempos se nos arrebatan, otros se nos sustraen y otros se nos escapan. Sin embargo, la más reprensible es la pérdida que se produce por la negligencia. Y, si quieres poner atención, te darás cuenta de que una gran parte de la existencia se nos escapa obrando mal, la mayor parte estando inactivos, toda ella obrando cosas distintas de las que debemos.
¿A quién me nombrarás que conceda algún valor al tiempo, que ponga precio al día, que comprenda que va muriendo cada momento? Realmente nos engañamos en esto: que consideramos lejana la muerte, siendo así que gran parte de ella ya ha pasado. Todo de cuanto nuestra vida queda atrás, la muerte lo posee.
Por lo tanto, querido Lucilio, haz lo que me dices que estás haciendo: acapara todas las horas. Así sucederá que estés menos pendiente del mañana, si te has aplicado al día de hoy. Mientras aplazamos la vida, la vida transcurre.
Todo, Lucilio, es ajeno a nosotros, tan sólo el tiempo es nuestro: la naturaleza nos ha dado la posesión de ese único bien fugaz y deleznable, del cual nos despoja cualquiera que lo desea.
Y es tan grande la necedad de los mortales, que permiten que se les carguen a su cuenta las cosas más insignificantes y viles, en todo caso sustituibles, cuando las han recibido; en cambio, nadie que dispone del tiempo se considera deudor de nada, siendo así que éste es el único crédito que ni siquiera el más agradecido puede restituir.
Quizá me preguntes qué conducta observo yo, que te doy estos consejos. Te lo confesaré sinceramente: como le acontece a un hombre pródigo, pero cuidadoso, tengo en orden la cuenta de mis gastos. No podría afirmar que no derroche nada, pero te podría decir qué es lo que derrocho, por qué y cómo: te expondré las causas de mi pobreza.
Pero me acontece a mí lo que a muchos de los que, sin culpa suya, han caído en la indigencia: todos les disculpan, nadie les auxilia.
En conclusión ¿qué siginifica esto? Que no considero pobre a quien le satisface cuanto le queda, por poco que sea. Con todo, prefiero que tú conserves tus bienes y así comenzarás en el tiempo justo. Pues, según el aforismo de nuestros mayores, "es ahorro demasiado tardío el que se consigue en el fondo del vaso": en el sedimento no sólo queda una parte insignificante, sino la peor.
¿A quién me nombrarás que conceda algún valor al tiempo, que ponga precio al día, que comprenda que va muriendo cada momento? Realmente nos engañamos en esto: que consideramos lejana la muerte, siendo así que gran parte de ella ya ha pasado. Todo de cuanto nuestra vida queda atrás, la muerte lo posee.
Por lo tanto, querido Lucilio, haz lo que me dices que estás haciendo: acapara todas las horas. Así sucederá que estés menos pendiente del mañana, si te has aplicado al día de hoy. Mientras aplazamos la vida, la vida transcurre.
Todo, Lucilio, es ajeno a nosotros, tan sólo el tiempo es nuestro: la naturaleza nos ha dado la posesión de ese único bien fugaz y deleznable, del cual nos despoja cualquiera que lo desea.
Y es tan grande la necedad de los mortales, que permiten que se les carguen a su cuenta las cosas más insignificantes y viles, en todo caso sustituibles, cuando las han recibido; en cambio, nadie que dispone del tiempo se considera deudor de nada, siendo así que éste es el único crédito que ni siquiera el más agradecido puede restituir.
Quizá me preguntes qué conducta observo yo, que te doy estos consejos. Te lo confesaré sinceramente: como le acontece a un hombre pródigo, pero cuidadoso, tengo en orden la cuenta de mis gastos. No podría afirmar que no derroche nada, pero te podría decir qué es lo que derrocho, por qué y cómo: te expondré las causas de mi pobreza.
Pero me acontece a mí lo que a muchos de los que, sin culpa suya, han caído en la indigencia: todos les disculpan, nadie les auxilia.
En conclusión ¿qué siginifica esto? Que no considero pobre a quien le satisface cuanto le queda, por poco que sea. Con todo, prefiero que tú conserves tus bienes y así comenzarás en el tiempo justo. Pues, según el aforismo de nuestros mayores, "es ahorro demasiado tardío el que se consigue en el fondo del vaso": en el sedimento no sólo queda una parte insignificante, sino la peor.
In memoriam A.T.P.
La muerte es ausencia. Lo demás es una especulación teñida ora de trascendencia ora de misticismo ora de materialismo. Morir es ausentarse de la tierra. Es no volver a tomarse unos vinos, no volver a llamar por teléfono, no esperar encontrarse con alguien.
Vivir es morir.
Morir es no ver nunca más el torneo de tenis de Indian Wells. No acariciar nunca más la tierra donde viviste. No colocar nunca más el cuadro que estaba un poco torcido. Morir es no poder ir a visitar a tu hijo. No subir al Monte Viejo. No conducir el último coche. No ver la escarcha. No sentir el brote de la estación nueva.
Vivir es morir.
Siento en estos días la energía de tanta desaparición, una muy cercana, la de A.T.P., un hombre que luchó contra el cáncer durante años. Un hombre bueno, de una tierra buena, austera. Lo conocí hace veinte años. Era el mayor de su familia y ejercía de tal (con lo que conlleva tanto de derechos como de deberes). Luego, por avatares de la vida, dejamos de vernos y hace un tiempo supe que se encontraba muy enfermo. Le vi un día a la salida del hospital. Era otro y era él. Ha muerto ayer. Y lo siento como cuando una balada nos devuelve a un tiempo que en algún momento fue feliz: un verano al principio de una relación; una conversación con un buen vino; un atisbo de cariño; un recuerdo para siempre, esas cosas... y también siento, estos días, la muerte en Japón. Hace muchos años soñé que Japón entero quedaba anegado por el agua. Yo paseaba por sus calles inundadas con la hermana de A.T.P.
Tantos desaparecidos, tantas fotos mojadas; tantos recuerdos arrastrados por un mar del todo inocente de sus desastres; tantas lágrimas, tanto miedo, tanta, tantísima ausencia de golpe en el mundo. Eso es lo que siento: diez millares de ausencias a la vez.
Querido A.T.P. espero que lo que desearas se esté cumpliendo. Ahora seguiré con mi vida que es morir. Morir es no poder seguir vivo aquí y sentir que el tiempo es eterno y puedo gastarlo, como un millonario, en algo totalmente inútil como ver El Club de la Comedia, el torneo de Indian Wells o una pelicula mala.
Vivir es morir.
Morir es no ver nunca más el torneo de tenis de Indian Wells. No acariciar nunca más la tierra donde viviste. No colocar nunca más el cuadro que estaba un poco torcido. Morir es no poder ir a visitar a tu hijo. No subir al Monte Viejo. No conducir el último coche. No ver la escarcha. No sentir el brote de la estación nueva.
Vivir es morir.
Siento en estos días la energía de tanta desaparición, una muy cercana, la de A.T.P., un hombre que luchó contra el cáncer durante años. Un hombre bueno, de una tierra buena, austera. Lo conocí hace veinte años. Era el mayor de su familia y ejercía de tal (con lo que conlleva tanto de derechos como de deberes). Luego, por avatares de la vida, dejamos de vernos y hace un tiempo supe que se encontraba muy enfermo. Le vi un día a la salida del hospital. Era otro y era él. Ha muerto ayer. Y lo siento como cuando una balada nos devuelve a un tiempo que en algún momento fue feliz: un verano al principio de una relación; una conversación con un buen vino; un atisbo de cariño; un recuerdo para siempre, esas cosas... y también siento, estos días, la muerte en Japón. Hace muchos años soñé que Japón entero quedaba anegado por el agua. Yo paseaba por sus calles inundadas con la hermana de A.T.P.
Tantos desaparecidos, tantas fotos mojadas; tantos recuerdos arrastrados por un mar del todo inocente de sus desastres; tantas lágrimas, tanto miedo, tanta, tantísima ausencia de golpe en el mundo. Eso es lo que siento: diez millares de ausencias a la vez.
Querido A.T.P. espero que lo que desearas se esté cumpliendo. Ahora seguiré con mi vida que es morir. Morir es no poder seguir vivo aquí y sentir que el tiempo es eterno y puedo gastarlo, como un millonario, en algo totalmente inútil como ver El Club de la Comedia, el torneo de Indian Wells o una pelicula mala.
Historia Universal de las Cifras, Georges Ifrah. Editado por Espasa Calpe.
Vishnú y Lakshmi sobre la serpiente Ananta. Del ombligo de Vishnú brota una flor de loto sobre la que está sentado Brahma.
Abab: Nombre dado al número 10 elevado a 17 (= cien mil billones).
...
Abhra: [S] Valor = 0. Atmósfera. El siimbolismo se explica a traves de la identificación de la atomósfera con el "vacío". Ver Shunya; Cero.
Abja: Valor = 1. Luna. Debido probablemente a la unicidad del astro. Pero puede haber otra razón para esta asociación de ideas: la tradición india considera la Luna como fuente y símbolo de la fecundidad, y se la identifica con las Aguas Primordiales de las que procede la Manifestación, siendo así considerada como receptáculo de los gérmenes del renacimiento cíclico. En suma, se trataría de la unidad como punto de partida.
...
Abuelo. Valor = 1. Ver Pitamaha; Uno.
...
Akshara: Valor = 1. Indestructible. Palabra sánscrita que designa, en la filosofía hindú, la parte "imperecedera" del sonido ocal correspondiente a cada manifestación del *Brahman. La atribución numerica deriva probablemente del término *ekakshara, "Única e Imperecedera", con que se designa a menudo la Sílaba Sagrada *AUM. Ver Trivarna; Mística de las letras; Uno.
...
Aliento: Valor = 5. Ver Prana; Pavana; Cinco.
...
Amara: Valor = 33. "Inmortal". En alusión a los 33 dioses. Ver Deva; Treinta y tres.
Atribuidas a Isaac Alexander tras una noche de farra y tango
Las caderas son el balanceo del mundo. Agárrate a ellas y déjate llevar (aunque algunos escriban, con acentos porteños: agarrate a ellas y dejate llevar).
¿Cuál no será el poder que sientan las mujeres ante la obsesión que mostramos los hombres por sus atributos sexuales?
Dejémonos de hostias.
Mamíferos de falos y vaginas. Procreaciones bajo todos los techados y a cielo raso. Maniobras. Orquestaciones. Lamentos. Rechazos.
Atrae el culo porque fuimos seres a cuatro patas.
¡Culo, dejame decirte culo! (entonando con melodía de tango)
Rapsodia de la melancolía.
Rapsodia de la sodomía.
Rapsodia de la forma circular.
Chúpamela hasta que me duela. (o según otros: chupámela...)
Sé que es dificil anatematizar. Si podemos oponer: La noche que me quieras a Huelen a muerte tus sobacos. Si sublimamos las manos y elevamos las posaderas al ámbito del ara. Sé que es difícil desligarse del amar como palabra mágica. Sé que soñamos con órganos. Excepto los místicos que planean sobre ellos y suenan sus chismes a farsa musical (es decir: azul).
Lloremos sobre los senos perdidos.
Cantemos baladas a las entrepiernas añoradas.
Y versos, muchos, muchos versos: Sobre las vías del tren/ te dije ven etc...
Ahora descansaré mi verga y me quedaré en los dedos el flujo de tus lamentos (etc...)
La transparencia de la caderas. Pelluzgón. Hojaldre. Frenesí. Di que sí, di que sí, di que sí (etc...)
Sube por la vereda de tu propio cuerpo y déjate de zarandajas. Las rajas sólo abren espacios y los machetes trochan los matojos. No hay ni bien ni mal. Todo es un caminito turbio por el centro de una nada. Paseá, Fumá, Subí y Morí pero no lances, como verdades, tus quejas al mundo. Porque ya sabés lo que dice el tango: Un hombre macho no debe llorar
¿Cuál no será el poder que sientan las mujeres ante la obsesión que mostramos los hombres por sus atributos sexuales?
Dejémonos de hostias.
Mamíferos de falos y vaginas. Procreaciones bajo todos los techados y a cielo raso. Maniobras. Orquestaciones. Lamentos. Rechazos.
Atrae el culo porque fuimos seres a cuatro patas.
¡Culo, dejame decirte culo! (entonando con melodía de tango)
Rapsodia de la melancolía.
Rapsodia de la sodomía.
Rapsodia de la forma circular.
Chúpamela hasta que me duela. (o según otros: chupámela...)
Sé que es dificil anatematizar. Si podemos oponer: La noche que me quieras a Huelen a muerte tus sobacos. Si sublimamos las manos y elevamos las posaderas al ámbito del ara. Sé que es difícil desligarse del amar como palabra mágica. Sé que soñamos con órganos. Excepto los místicos que planean sobre ellos y suenan sus chismes a farsa musical (es decir: azul).
Lloremos sobre los senos perdidos.
Cantemos baladas a las entrepiernas añoradas.
Y versos, muchos, muchos versos: Sobre las vías del tren/ te dije ven etc...
Ahora descansaré mi verga y me quedaré en los dedos el flujo de tus lamentos (etc...)
La transparencia de la caderas. Pelluzgón. Hojaldre. Frenesí. Di que sí, di que sí, di que sí (etc...)
Sube por la vereda de tu propio cuerpo y déjate de zarandajas. Las rajas sólo abren espacios y los machetes trochan los matojos. No hay ni bien ni mal. Todo es un caminito turbio por el centro de una nada. Paseá, Fumá, Subí y Morí pero no lances, como verdades, tus quejas al mundo. Porque ya sabés lo que dice el tango: Un hombre macho no debe llorar
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Tags : ¿De Isaac Alexander? Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 11/03/2011 a las 11:54 | {0}
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Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 14/03/2011 a las 22:40 | {0}