Tan sólo un paso más. Quizás en ese ámbito la ignorancia ajena se desagüe en cloaca ajena
Ignoracia supina la del que cree saber (realmente. Sí, tú, que me estás leyendo, supongamos que te llamas [...], eres realmente ignorante si crees saber algo. Nada sabes. Nada.)
Ignorancia invencible y por lo tanto osada
Ignorancia crasa (más sutilmente, casi hermoso, nesciente)
Si fuera el olvido la norma
Si hubiera inocencia entonces no habría ignorancia
¡Oh, mis manos que inconscientes navegan mi mente a punto de eclosionar!
Será la inexperiencia de la sal
Será la necedad y la alcurnia (tantas veces unidas)
O la ineptitud (un niño que aún no sabe que el equilibrio es una cuestión de oído)
Torpeza en uno que se adueña de lo que no es suyo. Torpeza orgánica, diría o más campechanamente, Zapatero a tus zapatos
La incultura es el alimento de los pedantes, una suerte de obscurantismo que ciega la comprensión y hace caer al sujeto -pongamos que se llame [...]- en el ignorantismo
Tosquedad del ala
Insipiencia
Inerudición que contrasta con la carne ligera de la hierbabuena
Pedantería, sinvergüenza
Cuando vi la perilla vislumbré en ella la asofía y quise recrearme en un proverbio oriental mientras tomaba una sopa fría
Reconoció en la niebla la agnosia de sí y por fin pidió a gritos que alguien le sacara de su analfabetismo
Sin piedra Roseta habrá un total desconocimiento del paisaje
Ahora siendo dueña de toda la incompetencia aprende
No es idiotismo, es tinieblas
Letras gordas debería empezar a caligrafiar
Ignorar la fe
Desconocer la pulpa
Rebuznar a tientas
Necio torpe inexperto inepto inculto tosco ineducado grosero idiota bolo zote monigote mostrenco modorro marmolillo alcornoque calabaza calabazo calabazón calabacín naranjo animal asno rocín rocino bestia zafio cuaco borrego cernícalo avestruz corta pala corto sastre
Los niños lo saben
Ignoracia supina la del que cree saber (realmente. Sí, tú, que me estás leyendo, supongamos que te llamas [...], eres realmente ignorante si crees saber algo. Nada sabes. Nada.)
Ignorancia invencible y por lo tanto osada
Ignorancia crasa (más sutilmente, casi hermoso, nesciente)
Si fuera el olvido la norma
Si hubiera inocencia entonces no habría ignorancia
¡Oh, mis manos que inconscientes navegan mi mente a punto de eclosionar!
Será la inexperiencia de la sal
Será la necedad y la alcurnia (tantas veces unidas)
O la ineptitud (un niño que aún no sabe que el equilibrio es una cuestión de oído)
Torpeza en uno que se adueña de lo que no es suyo. Torpeza orgánica, diría o más campechanamente, Zapatero a tus zapatos
La incultura es el alimento de los pedantes, una suerte de obscurantismo que ciega la comprensión y hace caer al sujeto -pongamos que se llame [...]- en el ignorantismo
Tosquedad del ala
Insipiencia
Inerudición que contrasta con la carne ligera de la hierbabuena
Pedantería, sinvergüenza
Cuando vi la perilla vislumbré en ella la asofía y quise recrearme en un proverbio oriental mientras tomaba una sopa fría
Reconoció en la niebla la agnosia de sí y por fin pidió a gritos que alguien le sacara de su analfabetismo
Sin piedra Roseta habrá un total desconocimiento del paisaje
Ahora siendo dueña de toda la incompetencia aprende
No es idiotismo, es tinieblas
Letras gordas debería empezar a caligrafiar
Ignorar la fe
Desconocer la pulpa
Rebuznar a tientas
Necio torpe inexperto inepto inculto tosco ineducado grosero idiota bolo zote monigote mostrenco modorro marmolillo alcornoque calabaza calabazo calabazón calabacín naranjo animal asno rocín rocino bestia zafio cuaco borrego cernícalo avestruz corta pala corto sastre
Los niños lo saben
Pájaro Visitador es el penúltimo libro de poemas escrito por Raúl Morales García y escribo penúltimo porque el próximo ya se cuece en el vacío de su fertilidad.
Crónica escrita por Isaac Alexander
Feliz de visitar Madrid -es decir sabiendo que me iba a marchar- caminaba el martes 14 de abril por uno de los barrios en los que viví; dicen que el más bonito, en todo caso sí el más antiguo. ¡Cómo ha cambiado todo! Lo que no ha cambiado -y ya me sorprende- es el olor de Madrid en primavera que me traslada a mi infancia con sus zapatos. (juegos de la imaginación)
la calle Mayor
la calle San Nicolás
la Plaza del Biombo
la Plaza de Ramales
la calle San Nicolás
la Plaza del Biombo
la Plaza de Ramales
Hace muchos, muchos años, cuando yo era almirante de un barco que navegaba soberbio por el estanque de El Retiro -retiro fue de damas de alto copete. Palacio de Cristal para unos ojos cansados. Gruta donde besé los labios de una mujer-, escribí las calles de Madrid y sus basuras. Me alborotaba con los paseos de un anciano -yo que no lo era- que tiraba de un carro y que papelera a papelera, contenedor a contenedor, husmeaba la mierda de los habitantes de la ciudad -por cierto tiene más encanto ahora que cuando la vivía-.
En la calle de la Amnistía entré -desde la Plaza de Ramales- y no porque sea una de mis más caras calles sino porque al ser el 14 de abril el día de la II República Española -la más digna forma de gobierno que jamás tuvo este país de señoritos pisando a miserables, siglo tras siglo- decidí amnistiarme de mi cobardía y respiré el aire de la tarde mientras miraba a una turista que sorbía un granizado junto a un garboso joven. También he de reconocer que derivé por calles estrechas porque ese día se celebraba un partido de balompié entre los dos equipos de la ciudad y en las grandes arterias grupos de forofos y fornidos policías creaban un tumulto tal que me daban ganas de ser un viejo anarquista amante de las bombas. Y así caminando
La luz
la bicicleta
la suerte del ciego
el perro y el árbol
el anuncio y el paisaje
la pared amarillísima y un paseante
la antigua revista en manos de un amante que pasa distraído las páginas
La llaga
El portal
La encina
la bicicleta
la suerte del ciego
el perro y el árbol
el anuncio y el paisaje
la pared amarillísima y un paseante
la antigua revista en manos de un amante que pasa distraído las páginas
La llaga
El portal
La encina
me encontré con un local que me atrajo por su nombre,
La Quinta de Mahler
porque no sabía si se refería a la quinta sinfonía de Mahler o si era un guiño a una casa que tuvo el compositor; así es que como a mí la duda me produce curiosidad entré en el local y me encontré con que en ese momento se iniciaba la presentación de un libro de poesía y lo primero que vi fue que en la primera fila un hombre cojo, con bastón, se levantaba y besaba en los labios a una mujer rubia de ojos verdes que tenía la belleza de lo extraño de las proporciones; tras ella un hombre recién terminada la juventud se sentaba tras un mesa de cara al público; junto a él una mujer mayor, de resonancias griegas, se calaba unas gafas. El hombre era, claramente, un pájaro. La mujer tenía el aire de las tortugas. Yo me quedé atrás y junto a mí se sentó la mujer rubia que había besado en los labios al hombre cojo. He de reconocer que al ver su boca a punto estuve de arrebatarme, robarle un beso y salir corriendo pero preferí -mientras escuchaba la presentación del libro de poesía que resultó llamarse
- quedarme junto a la mujer rubia y aspirar su olor que tenía mucho que ver con lo que para mí, viejo libertino como soy, es el olor del erotismo.
La mujer de resonancias griegas habla del autor
que tiene rasgos de pájaro;
el autor, Raúl Morales García,
habla por boca de otro al que llama por sus iniciales
G.M.
del libro
Luego lee unos poemas
¡Qué tercos me suenan los poemas!
¡Qué peligrosos!
que tiene rasgos de pájaro;
el autor, Raúl Morales García,
habla por boca de otro al que llama por sus iniciales
G.M.
del libro
Luego lee unos poemas
¡Qué tercos me suenan los poemas!
¡Qué peligrosos!
Cuando el autor termina la lectura, la introductora a su obra abre un diálogo y el primero en hablar es el hombre cojo que besó a la mujer rubia que tengo ahora a mi lado. ¡Ah, ladrón, me digo!
En la Quinta de Mahler
se leían versos
de un poeta pájaro
a mi lado una mujer rubia de ojos verdes
tenía un hombre que la besase
Ni siquiera me miró
Los viejos no existimos
se leían versos
de un poeta pájaro
a mi lado una mujer rubia de ojos verdes
tenía un hombre que la besase
Ni siquiera me miró
Los viejos no existimos
Terminado el coloquio con alguna que otra idea enigmática, sentí la felicidad de que en esta ciudad de provincias se encontrara la quinta de Mahler -aquella finca que tantos han buscado- y de que en ella un poeta pájaro cantara sus cantos y una mujer tortuga le hiciera las glosas. Sin llamar la atención salí de allí. Ya era la noche. En la puerta la mujer rubia que olía a erotismo y el hombre cojo se abrazaban.
Alcancé a ver un beso y escuchar una frase de él:
Como cáliz quiero beberlo
Y una frase de ella:
¡Calla y vamos adentro!
Como cáliz quiero beberlo
Y una frase de ella:
¡Calla y vamos adentro!
El poeta Raúl Morales García -no se me olvidará su nombre- firma ejemplares de Pájaro visitador.
¡Ojalá sea largo el camino del libro y larga la vida del hombre que escribe versos!
Y que retocen el hombre cojo y la mujer rubia con su extraña proporción que genera su belleza.
¡Ojalá sea largo el camino del libro y larga la vida del hombre que escribe versos!
Y que retocen el hombre cojo y la mujer rubia con su extraña proporción que genera su belleza.
Y me voy
justo cuando la esposa del poeta
posa sus dedos sobre las teclas de un piano
y el mundo se detiene
para escuchar sus manos
justo cuando la esposa del poeta
posa sus dedos sobre las teclas de un piano
y el mundo se detiene
para escuchar sus manos
Miscelánea
Tags : ¿De Isaac Alexander? Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 16/04/2015 a las 19:11 | {4}
Nada más ver la oscuridad del mundo supo lo que significaba el término abandono; cerró los ojos muy fuerte para sentir el desamparo ciego de los martes por la mañana y concluyó que el desvalimiento nada tiene que ver con los bastones; no creáis -no lo creéis, lo sé- que la retirada al desierto fue acto de violencia, no, fue una deserción del árbol del ahorcado y del que colgaba de él y le sonreía; como el soldado que ha hecho el tornillo él se fue; acusadle de deslealtad pero no le acuseis de descuido; acusadle de soledad y aislarle en esa congoja infantil de los domingos cuando anochece y ya sabe el niño que mañana es lunes y ha de ir a la escuela a desaprender; dejadle incomunicado para que aprenda lo que es la lluvia solo en el mundo; huérfano, con orfandad de cardo, gustará imaginar un andén por donde los trenes pasan sin detenerse, raudos, repletos; que se sienta desgraciado por un afán que ni siquiera llegó a nombrar; en el desierto inhóspito; indefenso en su soliloquio; en el desistimiento feroz de los labios; en la dejación infiel; en la ausencia, vendido
Ensayo
Tags : Sinonimias Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 14/04/2015 a las 11:19 | {0}
Retozo de la risa
Flujo de reír
La risotada se dejó sentir en la nube de allá, la penúltima a la izquierda si mira de frente y no de lado, como yo miro de frente, si usted me lo permite, me permite decirlo entre su risoteo y mi risada
Carcajada del aire es vendaval
No hubo más remedio que amansar aquel caquino, para que el pobre respirara y pudiera, si asi lo quería, volver
¡Qué sonriso tan lindo cuando tus dientes brillan!
Risibilidad de la muerte los martes de carnaval
¿Qué te provoca hilaridad? ¿La sucesión de los días? ¿La falda levantada? ¿El cometa ido? ¿La jocosidad de la huella en la tierra tan húmeda? ¿O la simple comedia humana?
Sobre el pavimento le dijiste con donaire, Tu renquera parece salto de gacela. Para él no fue chiste, fue canto
¿No es el rey quien suelta bufonadas? y ¿no es el bufón quien no alcanza el histrionismo?
Flujo de reír
La risotada se dejó sentir en la nube de allá, la penúltima a la izquierda si mira de frente y no de lado, como yo miro de frente, si usted me lo permite, me permite decirlo entre su risoteo y mi risada
Carcajada del aire es vendaval
No hubo más remedio que amansar aquel caquino, para que el pobre respirara y pudiera, si asi lo quería, volver
¡Qué sonriso tan lindo cuando tus dientes brillan!
Risibilidad de la muerte los martes de carnaval
¿Qué te provoca hilaridad? ¿La sucesión de los días? ¿La falda levantada? ¿El cometa ido? ¿La jocosidad de la huella en la tierra tan húmeda? ¿O la simple comedia humana?
Sobre el pavimento le dijiste con donaire, Tu renquera parece salto de gacela. Para él no fue chiste, fue canto
¿No es el rey quien suelta bufonadas? y ¿no es el bufón quien no alcanza el histrionismo?
Ensayo
Tags : Sinonimias Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 11/04/2015 a las 20:40 | {0}
Le dijeron prejuicio y vomitó sangre y sustancia de pulmón
La parcialidad del día, mitad sagrado mitad profano, inclinó su preferencia hacia el pecado y pecó, pecó tanto que fue arbitrario; la ofuscación fue creando un cáncer puro en su garganta y su voz clara le produjo intolerancia a su sonido y cada vez que emitía uno vomitaba sangre y sustancia de pulmón
Obstinado en su pecado se fue quedando ácido como un limón en exceso verde, como la lima si se recuerda
No hubo error, hubo manía
Preocupado por el axis
Prevenido ante la diosa virgen que parió sin nadie
Cavilaba la mendicidad y su destino como si ambas ideas fueran fruto no de la acidez del limón verde sino de la pesadilla de no saber estar vivo
¡Qué gran error convertir una vida en una monomanía! Porque cuando así ocurre tenemos aprensión hasta de la mano que se abre ante ti para ofrecerte ayuda porque tú no puedes superar la cuesta frente al vendaval de frente
Convertida su vida en rutina tomó la costumbre de dormir solo por respeto a los humanos, por el espíritu de su cuerpo, o quizá, tan sólo, por el qué dirán
No prejuzgues, le dijo una anciana
No te preocupes, añadió una segunda
Preconcebir no te da derecho a lamento, sentenció un tercera
¡Revístete de canela!, le animó un muchacho
¡Imbúyete de ausencia!, le reclamó un místico
¡Mantente poseído!, le susurró un diablo
Influido por sí mismo y sus pecados se preocupó de dejar bien claras sus últimas voluntades. Un mediodía se predispuso a abandonar
Cuando miraba a la oveja, sugestionaba su desazón
Cuando captaba la queja, vomitaba pulmón y sangre, sangre y pulmón
Los rumores corrieron infundados
Un cartílago, injusto con él, se desgarró de forma autónoma
La obsesión devino en musa aunque se mantuvo orejeado
Se pudrió caviloso
Se pudrió preocupadamente
A cachos
La parcialidad del día, mitad sagrado mitad profano, inclinó su preferencia hacia el pecado y pecó, pecó tanto que fue arbitrario; la ofuscación fue creando un cáncer puro en su garganta y su voz clara le produjo intolerancia a su sonido y cada vez que emitía uno vomitaba sangre y sustancia de pulmón
Obstinado en su pecado se fue quedando ácido como un limón en exceso verde, como la lima si se recuerda
No hubo error, hubo manía
Preocupado por el axis
Prevenido ante la diosa virgen que parió sin nadie
Cavilaba la mendicidad y su destino como si ambas ideas fueran fruto no de la acidez del limón verde sino de la pesadilla de no saber estar vivo
¡Qué gran error convertir una vida en una monomanía! Porque cuando así ocurre tenemos aprensión hasta de la mano que se abre ante ti para ofrecerte ayuda porque tú no puedes superar la cuesta frente al vendaval de frente
Convertida su vida en rutina tomó la costumbre de dormir solo por respeto a los humanos, por el espíritu de su cuerpo, o quizá, tan sólo, por el qué dirán
No prejuzgues, le dijo una anciana
No te preocupes, añadió una segunda
Preconcebir no te da derecho a lamento, sentenció un tercera
¡Revístete de canela!, le animó un muchacho
¡Imbúyete de ausencia!, le reclamó un místico
¡Mantente poseído!, le susurró un diablo
Influido por sí mismo y sus pecados se preocupó de dejar bien claras sus últimas voluntades. Un mediodía se predispuso a abandonar
Cuando miraba a la oveja, sugestionaba su desazón
Cuando captaba la queja, vomitaba pulmón y sangre, sangre y pulmón
Los rumores corrieron infundados
Un cartílago, injusto con él, se desgarró de forma autónoma
La obsesión devino en musa aunque se mantuvo orejeado
Se pudrió caviloso
Se pudrió preocupadamente
A cachos
Ensayo
Tags : Sinonimias Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 11/04/2015 a las 13:24 | {0}
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Ensayo
Tags : Sinonimias Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 20/04/2015 a las 19:29 | {0}