¿Qué significa que el símbolo del catolicismo, la cruz donde fue muerto Cristo, sea un instrumento de tortura?
¿Realmente el símbolo acaba suplantando al origen?
¡Qué extraño es vivir! ¡Qué extraño el comportamiento!
Las caras. El nuevo modo de vida. Los transportes. El olor. La grisura y el color. Las nuevas estaciones. Un teatro muerto. Definición de Borges: El actor es un ser que finge ser otro ante un audiencia que finge creerle.
Lo que se dice. Lo que se entiende. Lo que se escribe. Lo que se lee. Lo que se escribe no es necesariamente lo que se lee.
Transcurren las mañanas y las tardes buscando preguntas, quizá por eso surgen preguntas o el destino me está diciendo, Pregúntate. Si hay un orden natural de las cosas. La casualidad, entonces, sería Dios.
La luz. Las calles. La conversación. El nuevo espacio. Ubicándose. Observando. Luz de primavera. La estación de metro de Embajadores. Los ascensores. Los ascensores. Los kioskos. Siempre me gustó la palabra kiosko, tiene ecos de Japón con algo de Albacete.
Me fascinan los buenas personas. La posibilidad. Respeto el cristianismo compasivo, es decir el que comparte la pasión, cualquiera que esta sea.
Gatos. Recuerdos.
Ya es tarde.
Hay mucho por hacer.
Mucho que preguntarse.
¿Realmente el símbolo acaba suplantando al origen?
¡Qué extraño es vivir! ¡Qué extraño el comportamiento!
Las caras. El nuevo modo de vida. Los transportes. El olor. La grisura y el color. Las nuevas estaciones. Un teatro muerto. Definición de Borges: El actor es un ser que finge ser otro ante un audiencia que finge creerle.
Lo que se dice. Lo que se entiende. Lo que se escribe. Lo que se lee. Lo que se escribe no es necesariamente lo que se lee.
Transcurren las mañanas y las tardes buscando preguntas, quizá por eso surgen preguntas o el destino me está diciendo, Pregúntate. Si hay un orden natural de las cosas. La casualidad, entonces, sería Dios.
La luz. Las calles. La conversación. El nuevo espacio. Ubicándose. Observando. Luz de primavera. La estación de metro de Embajadores. Los ascensores. Los ascensores. Los kioskos. Siempre me gustó la palabra kiosko, tiene ecos de Japón con algo de Albacete.
Me fascinan los buenas personas. La posibilidad. Respeto el cristianismo compasivo, es decir el que comparte la pasión, cualquiera que esta sea.
Gatos. Recuerdos.
Ya es tarde.
Hay mucho por hacer.
Mucho que preguntarse.
Esta semana he respirado. Respirar me ha costado no poder acudir con regularidad a este encuentro con el mundo. Respirar es levantarme a las ocho de la mañana, desayunar tranquilo mientras el olor de la primavera -respirado- entra a mis pulmones, ducharme luego, lavarme los dientes, vestirme tranquilo y salir a la calle Mayor de la ciudad de Madrid cuando los comercios reciben sus mercaderías, las personas acuden a sus puestos de trabajo, los transportes, pasada ya la hora punta, funcionan más desahogados. Respirar es llegar a mi estación de destino, caminar tranquilo hasta mi oficina y pasarme allí siete horas trabajando en un trabajo amable, sin tensiones, sin presiones, con un intermedio de dos horas que aprovecho para ir a comer a casa de mi amiga Pilar -ha querido el azar que la oficina esté muy cerca de su casa- y por fin hacia las siete volver a esta calle Mayor, llegar cansado, respirado, eso que se decía de "con el deber cumplido". Respiro desconectado. Me meto en la cama y me quedo dormido.
Diario
Tags : Archivo 2009 Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 09/05/2009 a las 11:46 | {0}
Buscaré un tumulto
para esconder mi sombra
Será
¿cómo decirlo?
algo semejante al sonido
de los tambores hechos
con piel de hipopótamo
Buscaré la sal
donde se guarda el azúcar
y me sabrá dulce
y querré más
Buscaré una voz
o si no un gesto
suave y lento
donde mi sombra
se vuelva luminosa
Buscaré tu cuerpo
amiga
en los recuerdos
me estás abrazando
fuera nieva
para esconder mi sombra
Será
¿cómo decirlo?
algo semejante al sonido
de los tambores hechos
con piel de hipopótamo
Buscaré la sal
donde se guarda el azúcar
y me sabrá dulce
y querré más
Buscaré una voz
o si no un gesto
suave y lento
donde mi sombra
se vuelva luminosa
Buscaré tu cuerpo
amiga
en los recuerdos
me estás abrazando
fuera nieva
Poesía
Tags : Archivo 2009 Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 08/05/2009 a las 20:24 | {0}
En las tierras sur-occidentales de Europa, en las actuales Portugal y España, convivieron hace muchos siglos tres civilizaciones: la árabe, la judía y la cristiana entre guerras y paces, entre tolerancias y razzias, entre acuerdos y traiciones. Durante cientos de años estas tres culturas mantuvieron ciertos equilibrios que obligaron a la relación. Entrado ya el siglo XV una de las civilizaciones había alcanzado una supremacía estable sobre las demás, la cristiana. Entre los siglos XVI y XVII las otras dos culturas fueron expulsadas de España. La judía llevaba en la península desde antes del diluvio universal, la árabe estuvo desde el siglo VII d.c.
No tengo ahora los libros para su consulta con lo cual será más un placer de artificio que una verdad histórica (o documental) lo que narre.
A veces uno mismo es su propio inquisidor. Mi inquisidor pone como límite la verosimilitud (que etimológicamente es símil de verdad lo que encierra al mismo tiempo una curiosísima paradoja. Lo similar no es lo auténtico) y así quisiera esbozar una historia de las historias que a mí me quedan en la memoria. Cuando empiezo a escribir me vienen a la cabeza nombres de autores, Llorente, Caro Baroja, Henry C. Lea, Marcelino Menéndez Pelayo y entre todos Américo Castro uno de los historiadores y filólogos más bellos que yo he leído, un hombre que en su forma de narrar deja correr al mismo tiempo toda la pasión y toda la ciencia que posee y que además tiene una idea de la Historia porque al fin y al cabo no se tiene más que ideas o interpretaciones de cualquier historia. Américo Castro no la esconde amparándose en una supuesta objetividad documental (lo documentos también se interpretan) sino que la muestra audaz y consciente.
Algo así quisiera, desde la literatura, inventar sobre lo recordado. La inquisición entonces... seguiré en ella.
España en su historia: Cristianos, Moros y Judíos. Américo Castro. Editado por Mondadori.
No tengo ahora los libros para su consulta con lo cual será más un placer de artificio que una verdad histórica (o documental) lo que narre.
A veces uno mismo es su propio inquisidor. Mi inquisidor pone como límite la verosimilitud (que etimológicamente es símil de verdad lo que encierra al mismo tiempo una curiosísima paradoja. Lo similar no es lo auténtico) y así quisiera esbozar una historia de las historias que a mí me quedan en la memoria. Cuando empiezo a escribir me vienen a la cabeza nombres de autores, Llorente, Caro Baroja, Henry C. Lea, Marcelino Menéndez Pelayo y entre todos Américo Castro uno de los historiadores y filólogos más bellos que yo he leído, un hombre que en su forma de narrar deja correr al mismo tiempo toda la pasión y toda la ciencia que posee y que además tiene una idea de la Historia porque al fin y al cabo no se tiene más que ideas o interpretaciones de cualquier historia. Américo Castro no la esconde amparándose en una supuesta objetividad documental (lo documentos también se interpretan) sino que la muestra audaz y consciente.
Algo así quisiera, desde la literatura, inventar sobre lo recordado. La inquisición entonces... seguiré en ella.
España en su historia: Cristianos, Moros y Judíos. Américo Castro. Editado por Mondadori.
Ensayo
Tags : Archivo 2009 Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 01/05/2009 a las 19:34 | {0}
Sí a la risa. El sol ha vuelto a la ciudad. Me levanto, escribo, acudo a las entrevistas. Voy perdiendo la vergüenza, poco a poco. El mundo me ofrece confianza. El mundo me ofrece confianza, lo vuelvo a escribir. Llegará el día en que todo esto habrá pasado y sé que lo recordaré como una época impresionante. Escuchaba ayer en la radio a un muchacho de 18 años que a los quince decidió irse a recorrer el mundo. Lo curioso del muchacho es que estaba en silla de ruedas desde los ocho años. Contaba que su padre le ayudó a aprender a viajar a los catorce y al año siguiente se fue solo, con una mochila, en su silla de ruedas y sin un duro (o euro). La narración que el muchacho hacía de su experiencia era reveladora. Su experiencia le había llevado a descubrir que sólo merece la pena vivir si se hace lo que a uno le gusta. Todo lo demás no importa. Todo lo demás se supera y así él contaba el día que estuvo a punto de ahogarse en el océano Pacífico o aquel otro en que, en mitad de Tailandia, le sorprendió un huracán o como se las arreglaba para viajar sin dinero y él, a esta última pregunta siempre respondía, En verdad (acudía mucho a esta locución adverbial) el dinero no sirve para nada. Y esta aserción tan absoluta, tan -aparentemente- discutible me llevó a recordar la historia de un hombre que por dinero arruinó su vida.
Acaba abril y ayer volví a Prado del Rey, a Radio Nacional de España. Volví a entrar en la vieja redacción de Radio 3 y me entrevisté con Lara, la directora de programas. Mientras hablaba con ella miraba por la ventana y recordaba un día parecido a éste, hace diecinueve años, justo antes de entrar en el estudio cuando caminaba por los pasillos y me aclaraba la voz. Y luego durante dos horas, de siete a nueve de la mañana, hacíamos Tato Puerto y yo el programa despertador. Hacía lo que me gustaba como hoy lo hago, diecinueve años después: fumo un cigarrillo, escucho música de jazz y escribo.
Acaba abril y ayer volví a Prado del Rey, a Radio Nacional de España. Volví a entrar en la vieja redacción de Radio 3 y me entrevisté con Lara, la directora de programas. Mientras hablaba con ella miraba por la ventana y recordaba un día parecido a éste, hace diecinueve años, justo antes de entrar en el estudio cuando caminaba por los pasillos y me aclaraba la voz. Y luego durante dos horas, de siete a nueve de la mañana, hacíamos Tato Puerto y yo el programa despertador. Hacía lo que me gustaba como hoy lo hago, diecinueve años después: fumo un cigarrillo, escucho música de jazz y escribo.
Diario
Tags : Archivo 2009 Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 29/04/2009 a las 12:20 | {0}
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Diario
Tags : Archivo 2009 Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 11/05/2009 a las 23:23 | {0}