Mil años de poesía europea. Edición de Francisco Rico con Rosa Lentini
Sete anos de pastor Jacob servia
Labâo, pai de Raquel, serrana bela;
mas nâo servia ao pai, servia a ela,
e a ela só por prémio pretendia.
Os dias, na esperança de um só dia,
passava, contentando-se como vê-la;
porém o pai, usando de cautela,
em lugar de Raqel lhe dava Lia.
Vendo o triste pastor que com enganos
lhe fora assi negada a sua pastora,
como se a nâo tivera merecida;
comença de servir outros sete anos,
dizendo - Mais servira, se nâo fora
para tâo longo amor tao curta vida.
Siete años de pastor Jacob servía
al padre de Raquel, serrana bella;
mas no servía a él, servía a ella,
que a ella sólo por premio pretendía.
Los días, en memoria de aquel día,
pasaba contentándose con vella,
mas Labán, cauteloso, en lugar de ella,
ingrato a su lealtad, le diera a Lía.
Viendo el triste pastor que, con engaños
le quitan a Raquel y el bien que espera
por tiempo, amor y fe la merecía,
volvió a servir de nuevo otros siete años;
y mil sirviera más, si no tuviera
para tan largo amor, tan corta vida.
Labâo, pai de Raquel, serrana bela;
mas nâo servia ao pai, servia a ela,
e a ela só por prémio pretendia.
Os dias, na esperança de um só dia,
passava, contentando-se como vê-la;
porém o pai, usando de cautela,
em lugar de Raqel lhe dava Lia.
Vendo o triste pastor que com enganos
lhe fora assi negada a sua pastora,
como se a nâo tivera merecida;
comença de servir outros sete anos,
dizendo - Mais servira, se nâo fora
para tâo longo amor tao curta vida.
Siete años de pastor Jacob servía
al padre de Raquel, serrana bella;
mas no servía a él, servía a ella,
que a ella sólo por premio pretendía.
Los días, en memoria de aquel día,
pasaba contentándose con vella,
mas Labán, cauteloso, en lugar de ella,
ingrato a su lealtad, le diera a Lía.
Viendo el triste pastor que, con engaños
le quitan a Raquel y el bien que espera
por tiempo, amor y fe la merecía,
volvió a servir de nuevo otros siete años;
y mil sirviera más, si no tuviera
para tan largo amor, tan corta vida.

Héroe de Georg Grosz
La oscilación. Vieja y sabia teoría.
Porque me llega la sensación de aquello que los marxistas de los años sesenta llamaban tener el espíritu burgués, problemas pequeños-burgueses, cosas de los sentimientos y eso...
Ciudad de Dios habla de otros problemas no sé si con mayor eficacia, no sé si son más importantes. Son otros problemas.
Como si no quisiera escribir de eso que también me inquieta o me inquietaba.
A veces lo pienso. Quizás ya no me inquiete tanto.
Escribir sobre la inmigración o sobre la corrupción o sobre la economía o sobre la explotación del hombre por el hombre o sobre las hambrunas o sobre las guerras.
Derivar hacia eso.
La mente forma parte del pasado de uno -me dijo ayer una buena amiga- porque la mente sólo puede pensar el pasado. La mente no puede con el presente ni con el futuro. El pensamiento, por lo tanto, es siempre sobre algo que ya fue.
Hay un hombre negro y hermoso pidiendo a la puerta de la tienda de comestibles donde suelo comprar el pan y las cervezas. Imagino su viaje hasta aquí. Sus ojos brillan y tiene una sonrisa inmensa y siempre sonríe, siempre sonríe, sonríe de veras.
O el otro día cuando se habló de Franco y alguien lo alabó y yo no pude callar y sobre todo no pude reprimir mi indignación. Quisiera por una parte reprimirla y por otra esa vehemencia me dice que todavía estoy, soy, que todavía siento asco ante la injusticia, ante el fascismo.
Joy Division fue el nombre que se daba a los barracones dedicados a la prostitución en los campos de concentración nazis y fue el nombre que tomó el grupo de Manchester en los años 70. Cuando se aplica el término posmodernismo para justificar el nombre del grupo no acabo de aceptarlo.
El entorno y la personalidad. Esa es otra posibilidad.
Porque me llega la sensación de aquello que los marxistas de los años sesenta llamaban tener el espíritu burgués, problemas pequeños-burgueses, cosas de los sentimientos y eso...
Ciudad de Dios habla de otros problemas no sé si con mayor eficacia, no sé si son más importantes. Son otros problemas.
Como si no quisiera escribir de eso que también me inquieta o me inquietaba.
A veces lo pienso. Quizás ya no me inquiete tanto.
Escribir sobre la inmigración o sobre la corrupción o sobre la economía o sobre la explotación del hombre por el hombre o sobre las hambrunas o sobre las guerras.
Derivar hacia eso.
La mente forma parte del pasado de uno -me dijo ayer una buena amiga- porque la mente sólo puede pensar el pasado. La mente no puede con el presente ni con el futuro. El pensamiento, por lo tanto, es siempre sobre algo que ya fue.
Hay un hombre negro y hermoso pidiendo a la puerta de la tienda de comestibles donde suelo comprar el pan y las cervezas. Imagino su viaje hasta aquí. Sus ojos brillan y tiene una sonrisa inmensa y siempre sonríe, siempre sonríe, sonríe de veras.
O el otro día cuando se habló de Franco y alguien lo alabó y yo no pude callar y sobre todo no pude reprimir mi indignación. Quisiera por una parte reprimirla y por otra esa vehemencia me dice que todavía estoy, soy, que todavía siento asco ante la injusticia, ante el fascismo.
Joy Division fue el nombre que se daba a los barracones dedicados a la prostitución en los campos de concentración nazis y fue el nombre que tomó el grupo de Manchester en los años 70. Cuando se aplica el término posmodernismo para justificar el nombre del grupo no acabo de aceptarlo.
El entorno y la personalidad. Esa es otra posibilidad.
¿Cómo se puede alejar una persona de lo más amado y justificarlo más tarde?
Ese dolor, esa distancia, se irá agrandando con el paso del tiempo.
Hay que tener un corazón falso para alejarse de ese modo y no reconocer que el error pudo ser inevitable pero fue, en esencia y en existencia, un error.
La niebla que va cubriendo esa distancia no la altera.
Los nuevos sucesos no la encubren.
No se puede perdonar. Es falso. Cuando se ha producido el daño ese daño se vive, es imperdonable. Lo que se puede perdonar es el recuerdo de ese dolor.
(Párrafo auto-censurado)
Voy a vivir hoy. Lo voy a seguir intentando ayudado por la música de Mozart, los ojos de Violeta, el recuerdo del futuro que me invento y que no deja de ser una simple proyección de lo que nunca hubo en mi pasado.
En este noviembre, recién estrenados mis cuarenta y nueve años.
Prius mori quam foedari es el lema de mi escudo familiar.
Ese dolor, esa distancia, se irá agrandando con el paso del tiempo.
Hay que tener un corazón falso para alejarse de ese modo y no reconocer que el error pudo ser inevitable pero fue, en esencia y en existencia, un error.
La niebla que va cubriendo esa distancia no la altera.
Los nuevos sucesos no la encubren.
No se puede perdonar. Es falso. Cuando se ha producido el daño ese daño se vive, es imperdonable. Lo que se puede perdonar es el recuerdo de ese dolor.
(Párrafo auto-censurado)
Voy a vivir hoy. Lo voy a seguir intentando ayudado por la música de Mozart, los ojos de Violeta, el recuerdo del futuro que me invento y que no deja de ser una simple proyección de lo que nunca hubo en mi pasado.
En este noviembre, recién estrenados mis cuarenta y nueve años.
Prius mori quam foedari es el lema de mi escudo familiar.

El Diccionario de Autoridades aporta tres definiciones para la palabra Pujo
PUJO: Enfermedad muy penosa que consiste en la gana continua de hacer cámara, con gran dificultad de lograrlo lo cual causa mui graves dolores en el siesso. Procede de algunas porciónes de humór acre, dentro del intestino recto, que maltrata y hiere el esphínter. Úsase regularmente en plural. Puede traher su origen la voz del verbo Pujar, por la fuerza que se hace para expeler el humór o las heces. Lat. Tenasmus, i. LAG. Diosc. lib. 2 cap. 63. Restriñe los fluxos del vientre acompañados de llagas y semejantemente los pujos.
PUJO: Por extensión se toma por la gana violenta de prorrumpir en algún afecto exterior: como risa o llanto. Lat. Pruritus
PUJO: Por metáphora se toma por el deseo eficaz, o ansia de lograr algún fin. Lat. Anxietas. PIC. JUST. f. 177. Llevaba un pujo de decir necedades, como si huviera tomado alguna purga confeccionada con hojas de calepino. A pujos. Modo adverb. que vale poco a poco, ù con dificultad. Lat. Intercadenter. Difficulter.
El nervio propio de las pujas.
El deseo irrefrenable de relinchar al salir a la calle.
La salvaguarda de los principios.
El amor por una palabra. Una sola palabra. Una ventura. Una aproximación.
Un deseo se arremolinaba. La noche lo incluía en su dominio. Al despertar sentía el regusto de su fuerza. Y los nervios habían de calmarse a base de silencios. Había -se decía- que permanecer callado.
La atención -por puja- se dirigió hacia otro lado.
¿El matrimonio entre el cielo y el infierno daba como resultado la Tierra?
Retengo mi lengua con estoicismo
para que no enferme de desmesura.
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Meditación sobre las formas de interpretar
¿De Isaac Alexander?
Libro de las soledades
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Reflexiones que Olmo Z. le escribe a su mujer en plena crisis
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Olmo Z. ¿2024?
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Poesía
Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 17/11/2009 a las 20:23 |